Capítulo 4
—Siento que hice algo extremadamente malo.
—No has hecho nada malo, Sakura.
—Pero no deja de verme mal.
Ya había pasado una semana en la casa del alfa Uzumaki. En estos momentos, Sakura se encontraba en su habitación junto con Hinata. Ambas estaban acostadas platicando alegremente. Hinata se sentía feliz de tener finalmente una amiga humana. Alguien con quien hablar después de tantos años. A pesar de que Sakura tenía 19 y ella 32. Su compañía había sido muy agradable. Sakura se sentía de la misma forma. Nunca había tenido alguien con quien hablar—aparte de Ino Yamanaka, su mejor amiga, claro está—. Sus compañeras de universidad eran unas putas rastreras y unas chismosas de primera. Si les contaba algo, estaba segura que toda la ciudad se enteraría en menos de un día.
En medio de la conversación, Sakura había sacado el tema de Kawaki. El pequeño lobo la observaba con ganas de asesinarla. A veces le mostraba sus colmillos y sus garras. Su lomo se erizaba cada que la veía y su cola se paraba al igual que sus orejas. Era como un animal salvaje que miraba a un intruso en su territorio. Que la verdad no estaba alejada de eso, pero Sakura se sentía intimidada.
Kawaki, cuando estaba en su versión animal, no era nada pequeño. Era del tamaño de un pastor alemán hembra. Medía, por lo mínimo, unos 60 centímetros. Cada que la miraba con amenaza, sentía que se le lanzaría y la atacaría sin piedad alguna. Por eso, se aseguraba de pasar tiempo con Hinata. Sabía que, si ella estaba presente, Kawaki no se atrevería a atacarla. Pero aún así, él siempre la observaba desde las sombras. Sus ojos se teñían de rojo cada que se transformaba, por lo que el verlos en la oscuridad era peor. Lo sentía observándola a cada momento. Creía que incluso la miraba por las noches.
—Sé que Kawaki no te tiene mucha confianza, pero estoy segura de que no te odia ni nada por el estilo.
Oh, pero la verdad es que sí la odiaba. Él creía que Sakura seducía a su padre. Por eso también se había apegado más a su madre. Estaba enojado con Naruto y quería darle a entender a Hinata que siempre estaría con ella sin importar qué.
—No lo sé. La verdad es que creo que sí me odia, y mucho. No deja de gruñirme cada que me mira y se pone alerta. Una vez me hizo caer con su cola y me miró con el ceño fruncido. Te cuento esto porque la verdad comienza a preocuparme y a darme miedo. Siento que se me va a lanzar en algún momento.
Kawaki la repudiaba. Una vez le preguntó el por qué la odiaba tanto, y él dijo "deberías saberlo, puta" y luego de eso se fue del lugar. A Sakura comenzaba a molestarle el hecho de que la llamara puta. Si no fuese un "niño" lobo e hijo de las personas que la estaban cuidando, ya le hubiera dado un gran golpe en la cara.
Aunque todavía no sabía por qué estaba ahí. Le preguntó a Naruto una vez el por qué se encontraba con ellos y como llegó. Pero él solo le dijo "Lo sabrás dentro de poco. Yo tampoco sé muy bien lo que pasó esa noche." Sakura se tuvo que resignar a saber la respuesta.
—Hablaré con él. No te preocupes. La verdad es que ese comportamiento no es normal en él.
—Muchas gracias, Hinata.— Dijo mientras se arreglaba la yukata.
Hinata le había prestado una yukata para que pudiera andar cómoda por la casa. Su ropa estaba rota, después de todo. Aunque se sentía un poco avergonzada por tener la parte del pecho tan abierta, y sentía más vergüenza al no tener nada que ocultar.
La mujer azabache se levantó de la cama y se estiró un poco. Naruto no estaba. Había ido a la aldea por algo del consejo, por lo que ambas estaban solas con los niños.
—Sakura, tengo que ir a la aldea a traer carne. ¿Podrías cuidar de Boruto y Haru?
Sakura estaba por negarse de inmediato. ¿Qué no había escuchado lo que dijo de su hijo mayor?
—No te preocupes por Kawaki. Si te quedas con Boruto y Haru, no te atacará. Créeme. Kawaki quiere dar buena imagen de hermano mayor. Nunca haría algo como atacarte en frente de ellos, y menos teniendo en cuenta que le agradas a ambos.
Los mellizos siempre jugaban con Sakura. Ambos eran unos niños pequeños que, al ver a Sakura, miraban a alguien más con quien jugar. Ellos ignoraban el olor de su padre en ella. La chica pudo confirmar que Hinata tenía razón con lo que dijo. Kawaki no la miraba mal cada que estaba con los mellizos. No se le acercaba, pero tampoco la miraba mal. Decidió confiar en ella.
—Pero, ¿no será peligroso el que salgas? Esos felinos pueden estar allá afuera y atacarte.
Tras estar cuatro días en la casa Uzumaki, Naruto le explicó el por qué la abrazaba cada noche. Le dijo que la buscaban y que estaba impregnando su olor en ella para que, por lo menos, los machos de su manada no la atacaran. Tras esa conversación, Sakura se llenó de miedo, pero también dejó de sentir el nudo que tenía en la garganta al pensar que Naruto sentía algo por ella; pues el rubio la abrazaba de forma muy "íntima". O al menos, así lo sentía ella debido a que su cola siempre se enrollaba en su cuerpo.
—No te preocupes. Los miembros de la manada están vigilando el área. Ellos no dejarán que me ataquen.— La seguridad en su voz la hizo tranquilizarse un poco.— ¡Kawaki! ¡Boruto! ¡Haru! ¡Vengan aquí!
Los tres chicos llegaron de inmediato ante el llamado de su madre. Todos estaban en su forma animal, por lo que se sentaron en el suelo con sus colas moviéndose ligeramente; esperando a que su madre hablara.
—Saldré por un rato. Se quedarán con Sakura en lo que no estoy. Deberán hacerle caso, ¿sí?
—¡Sí!— Exclamaron los mellizos.
Kawaki, sin embargo, no dijo nada. Frunció su ceño y dejó de mover su cola.
—Kawaki, ¿entendido?— Se cruzó de brazos mientras lo observaba con el ceño, ligeramente, fruncido.
—... Entendido.
Hinata sonrió ante lo dicho por su hijo. Se acercó a los 3 y les dio un beso en la cabeza a todos. Se dirigió a la puerta de la entrada y se fue con rumbo a la aldea. Sakura se quedó en su habitación sin saber que hacer. Para su suerte, Haru querían jugar con ella, por lo que también se quedó junto con Boruto. Kawaki se quedó también, pero se acostó en una esquina de la habitación; ignorando a Sakura y a sus hermanos. Boruto lo vio y se le acercó.
—¡Juguemos, hermano!
El pequeño zorro se le tiró encima. Kawaki solo bajó sus orejas con fastidio. Se levantó del suelo de un solo; botando a su hermano de paso. Boruto se posicionó tal y como cuando los perros quieren jugar. Kawaki imitó su pose con el ceño fruncido. Sus colas se movían levemente, pero de la nada ambos comenzaron a correr. Kawaki perseguía a Boruto mientras que este escapa de él con una sonrisa. Sakura solo vio como ambos salieron de su cuarto para ir a correr a la sala. Haru se quedó viendo por donde se fueron sus hermanos. Él no era mucho de ese tipo de juegos, porque sabía muy bien que Kawaki y Boruto terminarían mordiéndose y jalándose la cola.
Fue hasta que se escuchó un sonido fuerte que Sakura fue corriendo a ver que pasaba. Al llegar a la sala, vio que la ventana había sido rota y que Kawaki y Boruto no estaban.
—Ambos salieron a jugar afuera. Suele pasar cuando Kawaki lanza a Boruto con sus patas. A veces Boruto pasa la ventana. Por eso la mantenemos abierta.— Comentó Haru mientras se subía en el hombro de Sakura. Al ser un zorro pequeño, su tamaño no era en nada comparado con el de Kawaki.
El tamaño de Boruto era un poco mayor al de su hermano. Sakura no comprendía el por qué. Boruto pareciera ser que creció cuando comenzó a jugar con Kawaki.
La pelirrosa salió rápidamente de la casa y observó como los dos animales se abalanzaban unos con otros. A veces Boruto se le subía en la espalda a Kawaki y lo botaba, mientras que Kawaki respondía lanzándolo con sus patas traseras. Era un juego bastante rudo, y mucho más cuando comenzaban a morderse la parte superior del cuello y la cola. Pero ambos se miraban felices.
Sakura se sentó en el pasto con Haru a su lado. Era un bonito día soleado, por lo que estaba perfecto el sentarse afuera a tomar aire fresco. El único problema, era que Sakura sentía la mirada afilada de los de la manada de Naruto. Observó su alrededor de forma disimulada y notó tres pares de ojos rojos observarla desde las sombras. Se le erizó el bello corporal de los brazos, por lo que centró su atención en Haru. Comenzó a acariciarle detrás de las orejas, y él solo comenzó a reírse tal cual un zorro lo haría.
La risa de los zorros siempre le pareció muy curiosa.
En esos cinco segundos que se centró en Haru, Kawaki y Boruto se habían alejado corriendo. Sakura notó eso tras unos momentos. Alterada, fue corriendo a buscarlos y sintió como la seguían sus "guardias". Los perdió de vista solo unos momentos y habían desaparecido en el bosque. Preocupada, Sakura le pidió a Haru que percibiera sus olores para poder encontrarlos. El pequeño le hizo caso y le indicó por donde se había ido. Los dos fueron corriendo por el bosque hasta llegar a un área despejada.
Por alguna razón, Sakura ya no sentía que la seguían aquellas bestias. Aunque tampoco se detendría a pensar mucho en eso.
Kawaki y Boruto estaba dando vueltas por toda el área. Hubo un momento en el que Boruto tenía a Kawaki del cuello con sus dientes. Este, a modo de librarse, lo empujó con sus patas traseras; mandándolo a volar cerca del final del área. El de pelaje amarillo por poco y caía unos 10 metros. Sakura se asustó mucho, pero soltó un gran suspiro al ver que el pequeño logró subir.
Su tranquilidad no duró al ver que el terreno comenzaba a desestabilizarse; provocando que Boruto cayera.
—¡Boruto!— Gritó Sakura mientras se acercaba a la orilla.
Kawaki y Haru, preocupados por su hermano, se acercaron junto con Sakura para ver el estado de Boruto.
—¡Estoy bien!
Sakura soltó un suspiro de alivio. Por lo menos estaba vivo. ¿Qué le diría a Hinata y a Naruto si su hijo moría? ¡No quería ni pensar en la situación!
—¡Ahora bajaré por ti, Boruto!— Gritó Sakura mientras buscaba una forma de bajar sin lastimarse.
Boruto se sentó y observó hacia arriba mientras movía su cola. Entonces, su orejas captaron un leve ruido provenir de los árboles. Volteó a ver haciendo un giro de 180 grados de su cabeza. Sus orejas se movían levemente; captando varios crujidos. Ladeó su cabeza con curiosidad.
¿Qué era ese sonido?
Se levantó y volteó todo su cuerpo para sentirse más cómodo. Observaba toda el área, pero no había nada. Entonces, un exquisito olor llegó a su nariz. La movió levemente y quedó encantado. Sin pensarlo dos veces, comenzó a correr en busca de ese olor.
—¡Espera, Boruto! ¡No te alejes!— Exclamó Sakura desesperada al ver al zorrito corriendo.
Tenía que encontrar una manera rápida de bajar. Observó a su izquierda una bajada pequeña que solo reduciría un poco su caída.
No tenía opción.
Comenzó a bajar lenta y cuidadosamente por aquel camino empinado. Intentó no caerse, pero el terreno se volvió a desestabilizar y terminó cayendo. Kawaki y Haru se acercaron a verla. Haru preocupado y Kawaki con indiferencia.
Ella podía jurar que se rompió una pierna, pero su dolor era lo de menos, aun si sus heridas de hace una semana le dolían como el infierno.
—Kawaki, ¿podrías por favor cuidar de-... ?
No terminó de hablar cuando el lobo gris ya se encontraba a su lado. El lobo había utilizado la bajada que Sakura utilizó y, luego de un gran salto, aterrizó a un lado de ella. Sakura, quien estaba en el suelo, solo lo miró sorprendida.
—Haru, vuelve a la casa.— Dijo el animal mientras observaba a su hermano menor.
—S-Sí.
El pequeño zorro se fue corriendo hacia su casa. Kawaki volteó a ver a Sakura y luego se fue caminando por donde se fue Boruto; ignorando por completo a Sakura y dispuesto a buscar a su hermano menor.
—¡E-Espera, Kawaki!
—Deberías quedarte.— Mencionó sin detenerse.
—¡No puedes ir tu solo!
—Entre tú y yo, ¿Quién está en el suelo agonizando internamente?— Volteó a verla por unos segundos.
Sakura se mordió la lengua, pues era verdad.
—De igual forma, no puedes ir solo. Boruto es responsabilidad mía al igual que tú.
—Si que te gusta hablar.— Dijo con fastidio.
El de pelaje gris ignoró a Sakura y siguió caminando. Sakura, reuniendo toda su fuerza de voluntad, se colocó de pie. Por poco y volvía a caer, pues su pierna derecha dolía a horrores, pero se mantuvo firme. Alcanzó a Kawaki—mientras lloraba internamente por el dolor— dejando atrás grandes trozos de tierra.
Esos trozos de tierra fueron los receptores de una gran pata. Una pata de color blanco y naranja con grandes garras negras y curvas. El propietario de dicha extremidad se ocultó rápidamente entre los árboles; dejando solo la marca de su huella en la tierra.
Ni Sakura ni Kawaki notaron que alguien los seguía.
—Huele extraño...— Murmuró Kawaki mientras olfateaba en el aire.
Los sentidos de Kawaki se pusieron en alerta al escuchar un crujido. Se detuvo de un solo y comenzó a ver su entorno. Sakura se detuvo también con algo de miedo. Él no se pondría alerta solo porque sí. Ella también comenzó a observar su alrededor. Kawaki no se movió de su lugar, estaba altamente concentrado en descubrir de donde provenía el ruido.
—¡¡AYUDAAAA!!
El grito desesperado de Boruto atrajo la atención inmediata de ambos. Los dos fueron corriendo al lugar de donde provino el grito, pero no terminaron de llegar cuando observaron al zorro correr en su dirección.
—¡¡Hermano!! ¡¡Sakura-san!! ¡¡Ayuda!!
Tanto Kawaki como Sakura se detuvieron en seco al ver a Boruto. Detrás de él, un gran tigre lo perseguía con sus garras intentando alcanzarlo. Sakura se quedó paralizada momentáneamente.
—¡Sígueme, Boruto!— Gritó Kawaki mientras se salía del camino.
Su hermano lo siguió sin dudar al igual que Sakura. El tigre los siguió mientras comenzaba a rugir. Kawaki y Boruto comenzaron a adelantarse debido a que, claramente, eran más rápidos que Sakura. La pelirrosa se encontraba corriendo con mucha dificultad y lentitud. El tigre le estaba tocando los talones, literalmente.
Era su fin. Ese maldito animal iba a matarla y a comérsela.
El felino estaba apunto de darle un zarpazo, pero algo se lo evitó. Otro animal se le había lanzado. Sakura por estar concentrada corriendo y rezando por su vida, no se dio cuenta de eso, por lo que al no sentir al tigre detrás suyo se extraño mucho.
Claro que no se quejó al respecto.
Aún así, no se confió y siguió corriendo. Tras correr sin parar por unos minutos, Sakura visualizó a Kawaki y a Boruto. Ambos se había detenido. Boruto se veía muy cansado y estaba acostado con la lengua de fuera, mientras que Kawaki estaba alerta y erguido sobre una roca algo lejana de un metro como mínimo. Ambos notaron la presencia de Sakura.
—¡Sakura-san!
—¡Boruto! Menos mal que estás bien. ¿El tigre te hizo daño?— Se sentó con gran cansancio al lado de Boruto. Jadeaba fuertemente y se presionaba su pierna y estomago con fuerza.
—No. Pero había olido algo delicioso, así que quise buscarlo. Encontré una flor y estaba por acercarme, pero cuando llegué apareció ese tigre y comenzó a perseguirme.
—Ya veo. Bueno, lo importante es que estás bien.— Respondió entre jadeos.— Ugh...
Sakura vio como una de sus heridas viejas comenzaba a sangrar levemente. Cerró sus ojos mientras se quejaba del dolor. Boruto se asustó un poco.
—¡Sakura-san! ¿Se encuentra bien?
—Sí, no te preocupes, Boruto.
—Boruto. Estuvo muy mal el que siguieras ese olor. No debes de entrar a un bosque por completo desconocido tú solo.
Kawaki se bajó de la roca y se acercó a su hermano con enojo. Boruto bajó sus orejas con vergüenza.
—Perdón, hermano. Es que ese olor era demasiado tentador. ¡P-Pero el bosque no es desconocido! Hemos estado aquí con papá muchas veces.
—Exacto. Con papá. Veníamos con él porque es un lugar peligroso. Boruto. No vuelvas a hacer esto nunca, ¿me entendiste?
El de pelaje amarillo se encogió y cubrió su cara con su cola. Su hermano mayor le daba mucho miedo cuando se lo proponía.
—Bingo...
Ante esa voz tan ronca y profunda, los tres se paralizaron. Voltearon a ver a la roca en la que Kawaki había estado con anterioridad, y sus ojos solo se abrieron más.
Un tigre enorme, mucho más que el que los estaba persiguiendo, se encontraba sobre la roca. Sus garras y boca estaba llenas de sangre y sus ojos eran de un color morado fuerte. El tigre soltaba el sonido característico de su especie. Una especie de gruñido que aumentaba de tonalidad mediante pasaba el tiempo.
—Sin duda eres tú. La humana de la que tanto hablan los de mi manada. Oh, y el pequeño cachorro del alfa. Sin duda alguna me saqué la lotería.
Boruto retrocedió con temor mientras Kawaki se colocaba en frente de él. Sakura intentó retroceder, pero no podía moverse. Sus heridas dolían demasiado. El tigre notó la inmovilidad de la chica, por lo que solo sonrió mientras pasaba su lengua por la sangre de su barbilla.
—Veo que la cacería no será divertida.
El tigre bajó de la roca y comenzó a caminar lentamente hacia ellos. El corazón de Sakura estaba a punto de salirse de su pecho. El miedo solo era un extra de su parálisis. Ni siquiera podía temblar.
—¡Corre, Boruto!
Kawaki tomó a su hermano con sus dientes y comenzó a correr con él. El tigre pasó de lado a Sakura y comenzó a perseguirlos.
—¡Espera, Kawaki! ¿¡Qué hay de Sakura-san!?— Comenzó a correr por su cuenta.
—¡Olvídate de ella y céntrate en ti!
Boruto estaba por hablar, pero el tigre—el cual era el doble de rápido que ellos— lo atacó con una de sus garras; lastimando su pierna de forma grave. Kawaki no pudo reaccionar ante eso, ya que el tigre lo estampó contra el suelo mientras lo agarraba del cuello con sus dientes. El de pelaje gris intentaba librarse de cualquier forma. Le lanzaba zarpazos y lo golpeaba con sus patas traseras, pero el felino seguía firme sobre él.
—Es tu fin, niño. No debiste de haberte acercado a los Uzumaki.— Dijo mientras todavía sostenía el cuellos de Kawaki.
El joven lobo sintió como sus grandes colmillos comenzaban a ser enterrados en su garganta de a poco. Soltó un gruñido de dolor. La sangre empezaba a teñir de forma lenta su pelaje blanco del pecho. Una pequeña lagrima comenzó a bajar por su mejilla.
—¡¡OYE, MALDITO GATO DE MIERDA!!
Ese grito fue seguido de una gran roca dirigida a la cabeza del tigre. El animal soltó el cuello de Kawaki y volteó a ver a Sakura con enojo. La pelirrosa estaba parada y con el ceño fruncido.
—¿¡POR QUÉ NO TE METES CON ALGUIEN DE TU TAMAÑO, MALDITO TIGRE HIJO DE PUTA!?— Recogió otra roca y se la lanzó, pero el tigre la destruyó de un zarpazo.— Mierda...— Pensó Sakura mientras retrocedía levemente.
—Que olor tan dulce y exquisito tienes, humana. ¿Sabrás igual?
El tigre se colocó en posición. Estaba listo para lanzársele a Sakura.
—¡Intenta atraparme, maldito gato de monte!
Seguidamente, Sakura se fue corriendo; perdiéndose de la vista del felino en el frondoso bosque. El animal solo soltó un gran rugido. El poder será suyo y solo suyo.
—La cacería comienza.
Continuará...
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