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Capítulo 2

Había despertado hace unas 2 horas. La chica había pasado alrededor de 10 horas durmiendo. O bueno, 10 horas desmayada. Cuando despertó, creyó que todo había sido un sueño y que el lugar en el que estaba era algún cuarto nuevo de la casa de su ex-novio. Pero todas sus esperanzas cayeron al ver a Kawaki en una esquina viéndola fijamente y con el ceño fruncido. Ella no dijo nada, solo apartó su mirada con incomodidad. 

—No me fio de ti.— Fueron las palabras que el licántropo le había dicho mientras mostraba sus dientes en modo de amenaza.

Esas palabras hicieron que Sakura no se moviera de su cama por lo menos una hora. Una hora llena de torturas, debido a que Kawaki nunca quitó sus ojos afilados de ella. Fue hasta que entró Hinata a la habitación. Le dio una sonrisa, como si todo lo que hubiera pasado en la madrugada no hubiera pasado, y se acercó a Sakura.

—Buenos días. ¿Cómo te sientes?

—Bien...

Esta vez, si le respondió como se debía. No le cuestionó nada, pues ya tenía muy claro lo que eran esos seres. 

Tal vez.

—Debes comer algo. Ya es la hora del almuerzo y te saltaste el desayuno, por lo que intuyo que tendrás mucha hambre.

El rugido de su estomago confirmó eso. Era entendible. No solo no había desayunado, sino que tampoco había cenado la noche pasada. Se suponía que iba a cenar con el idiota de su novio, pero ¡oh, sorpresa! que el idiota la había dejado plantada. Le llamó para saber el por qué no había llegado y el muy idiota dijo que se había confundido de hora, que creyó que era a las 9 y no a las 8 p.m. Dijo que lo disculpara y que ya llegaría. Sakura había notado algo raro en su tono de voz, por lo que no esperó y se fue a su casa. 

Al parecer, el idiota se había confundido de hora. A las 9 p.m. tenía la cena con ella, y a las 8 p.m. tenía que follar con su compañera de universidad.

Sakura ni siquiera se molestó en insultarlo. Solo se dio la vuelta y se fue del lugar. Sasori tampoco fue a buscarla. La pelirrosa, estando en su momento de más enojo, terminó llegando al bosque.

Ya de ahí, no recordaba nada.

—Ven. El almuerzo ya está listo.— Sakura se preocupó levemente por esas palabras. 

¿Qué comía una familia de licántropos carnívoros? Carne, claro está.

¿Acaso la obligarían a comer carne cruda o algo similar?

O...

¿¡Se la comerían a ella!?

No, era imposible. Hinata dijo que el almuerzo ya estaba listo.

Pero... ¿y si fue una mentira para atraerla?

Mierda.

—Espero que te guste el venado. Por estos lugares es difícil encontrar otro tipo de carne. 

Oh.

Venado.

—Pues, nunca lo he probado...

—¿¡Nunca lo has probado!? Los humanos son muy aburridos. No saben de lo que se pierden.— Mencionó Kawaki.

—¿Y tú, jovencito? ¿Qué haces aquí? Creí haberte dicho que no vigilaras a Sakura-san. No es una enemiga.— Observó a su hijo con el ceño levemente fruncido y los brazos cruzados.

—Eso no lo sabemos...— Murmuró mientras bajaba sus orejas con el ceño fruncido.

—Ve a la sala a comer.

—Sí, madre.

Y, tras darle una mirada de muerte a Sakura, Kawaki abandonó la habitación. Hinata soltó un gran suspiro y luego volteó a ver a Sakura.

—¿Vamos?

La pelirrosa solo asintió levemente. Se levantó de la cama y siguió a Hinata. Tras unos momentos, ambas llegaron a una sala grande. Tenía una mesa tradicional japonesa, con seis cojines en el suelo y un mantel con cuadros rosados y blancos. No había sofás. No había televisión. No había nada más aparte de la mesa japonesa. Si el lugar ya de por sí era grande, se miraba el doble de grande ante la ausencia de cosas. En la mesa, Naruto estaba sentado mientras leía un periódico. Boruto y Haru estaban jugando a un lado de él en su forma animal, mientras que Kawaki los observaba con sus piernas y brazos cruzados.

Cuando Sakura pisó la sala, los presentes voltearon a verla. Kawaki frunció su ceño mientras que Boruto y Haru—quien se colocó detrás de su padre— la observaban con curiosidad.

—Oh, ya estás despierta. ¿Cómo te sientes?— Preguntó Naruto con una sonrisa.

—B-Bien.

—Ven, siéntate.

—Con permiso.— Murmuró mientras se sentaba algo alejada de Naruto.

El rubio entendió el por qué se sentó tan alejada, por lo que no la juzgó ni nada similar; solo volvió a leer el periódico. Se le hacía interesante todo lo que los humanos escribían, pero le interesaba más ese llamado "periódico". Todo lo que ocurría en el mundo era plasmado en esos trozos de papel de textura extraña. Y eso le interesaba mucho. 

Sakura sentía la vista pesada de Kawaki sobre ella. Notó que Naruto, Boruto, Haru y Kawaki tenían orejas de animal y cola, aunque Naruto solo tenía las orejas a la vista. La pelirrosa notó como, de forma inconsciente, los cuatro movían sus orejas levemente; como si estuvieran escuchando todo ruido existente. Los ojos de Kawaki tenían la pupila alargada y sus ojos de un tono muy leve de rojo. Pareciera ser que estaba a una nada de transformarse en lobo.

—Kawaki, siéntate bien.— Le ordenó Naruto mientras elevaba levemente su vista del periódico para ver a su hijo mayor.— No amenaces a Sakura-chan con la mirada.

—Perdón, padre.

El rubio soltó un suspiro largo. No juzgaría a su hijo por ser tan desconfiado, pues entendía lo que sufrió de pequeño. Hinata sirvió el almuerzo unos minutos después de esa pequeña conversación. Sakura no se sorprendió al ver pura carne en su plato. Lo que la sorprendió mucho fue el ver que estaba asada y que su plato era el único—junto con el de Hinata— que tenía zanahoria y lechuga. El resto de platos—enormes al parecer de Sakura— estaban llenos de carne asada. Los niños tenían una cara de felicidad y brillosa mientras movían su cola. 

Fue ahí en donde lo vio.

La cola de Naruto se movía de igual forma que la de sus hijos. Su cola era casi de su tamaño. Además, tenía una forma extraña. Su forma era como... ¿un espiral? Sakura no sabía describirla bien. Pareciera ser que estaba enrollada en algo.

—Buen provecho.— Dijo Naruto mientras juntaba sus manos con una sonrisa.

Los dos zorritos— quienes estaban ocupando los asientos a la izquierda de Sakura y en frente de ella—imitaron a su padre. Se notaba el gran parentesco que ellos tenían. Hinata se había sentado a la derecha de Sakura, justo al lado de su esposo, y en frente de ella estaba Kawaki. Sakura notó que, tanto Hinata como Kawaki, actuaban de una manera más serena y relajada.

La Haruno vio similitudes de actitud y colores entre Kawaki y sus padres. Aún así, no se parecía, físicamente, en nada a ellos. Eso la tenía muy curiosa. 

El almuerzo pasó tranquilo. Nadie hablaba. Para sorpresa de Sakura, los licántropos comieron de forma civilizada. Ella pensó que devorarían todo como verdaderos animales, pero Kawaki incluso utilizaba tenedor y cuchillo. Muy al contrario de sus hermanos, los cuales tenían las manos sucias y la boca llena de restos de carne.

Bueno, teniendo en cuenta que el padre estaba de la misma forma, Sakura no esperó menos.

Al terminar de comer, Hinata recogió los platos y se dirigió a la cocina para lavarlos. Sakura se levantó y la siguió para ayudarla. La oji lila aceptó la ayuda gustosa. Mientras Hinata lavaba, Sakura secaba y colocaba los platos. No habían utilizado vasos, por alguna extraña razón. No le quiso poner mucha atención a eso ni deseaba reprochar eso. En cambio, aprovechó el estar sola con Hinata para preguntar algunas cosas que la tenían curiosa.

—Hinata-san, ¿puedo preguntarle algo?

—Claro. Pregúntame lo que quieras.

—¿Cómo conociste a Naruto-san? o más bien, ¿Cómo terminaste casada con él?

La azabache dejó de lavar y colocó sus manos en su barbilla. Una sonrisa se instaló en su cara y luego volteó a ver a Sakura.

—La verdad es que es una historia larga. Muy pero muy larga. Solo te diré que fue mi mascota por un tiempo.

—... ¿Qué? 

Sakura la miró, por unos momentos, asqueada.

—No es lo que piensas.— Volvió a lavar.— Sé que al escucharlo suena horriblemente mal. Cuando lo volví mi mascota yo no sabía que él era un licántropo. Ni siquiera creía en ese tipo de cosas cuando él llegó a mi vida. Solo había visto a un pequeño zorrito en la ventana de mi habitación. Vivía sola, por lo que el adoptarlo me hizo sentir mejor. Luego pasaron muchas cosas. Descubrí que era un licántropo y luego pasaron más cosas y terminé con él.

—¿Y de donde eres?

—Soy de Iwagakure.

—¿Eh? ¿En serio? Pero eso está algo lejos de aquí.

—Lo sé.

—¿Tu familia no te dijo nada cuando les presentaste a Naruto-san? 

—Yo... Naruto y mis hijos son mi única familia.

Sakura comprendió de inmediato que Hinata no tenía buena relación con su familia. O tal vez esta estaba muerta. Decidió cambiar de tema.

—Y... ¿Qué edad tienen tus hijos?

—Si te lo dijera no me creerías.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—Kawaki tiene 18 años.

A Sakura casi se le cae uno de los platos al escuchar eso. Volteó a ver a Hinata, quien ya había terminado de lavar todo y ahora la observaba con una sonrisa.

—¿T-Tiene 18? Pero... entonces, ¿Qué edad tienen Boruto y Haru?

—Ellos son mellizos. Ambos tienen 16 años.

—¡Eso es imposible! Se ven como niños pequeños.

—Lo sé. Yo también me quedé sorprendida al ver que habían pasado dos años y ellos seguían del tamaño de un bebé recién nacido. Pensé que algo había salido mal. Tal vez había sido un choque genético o algo similar, pero Naruto-kun me dijo que era normal en los licántropos. Su crecimiento es en extremo lento, pero compensan eso con una longevidad sobrenatural. Son de las criaturas más longevas del mundo mítico.

—Espera... Si ellos crecen en extremo lento y tus hijos de 18 y 16 años se ven como niños... Naruto-san, que se ve como un adulto... ¿Qué edad tiene?

—Tiene...— Se quedó pensativa por unos momentos.— 2000 años, si no mal recuerdo.

—¿¡QUÉ!?— Sakura retrocedió de golpe al escuchar esa cifra. 

¿Qué mierda? ¿Naruto tenía 2000 años?

—¿A qué edad te casaste?

—Creo que es mejor no decirlo jeje.— Rio un poco nerviosa mientras se dirigía a la sala.

Sakura se quedó estática; pensando y haciendo cálculos. Si ella se miraba en sus 30s y el mayor de su hijo tenía 18 años... 

—¿¡12 años!? ¡Espera! ¿¡Hinata, qué mierda!?— Gritó con fuerza, haciendo que la azabache vuelva.

—No fue a los 12, Sakura-san. Me casé hace 16 años. Tengo 32.— Seguidamente, se devolvió a la sala.

Sakura volvió a calcular todo.

—¿A los 16? ¡Oye, pero él tenía 1984 años y tú 16! ¡Eso es ilegal!

Sakura solo escuchó la risa de Hinata y Naruto.

—¡En mi defensa, se miraba como alguien de 19!— Exclamó Hinata con diversión mientras volteaba a ver a Sakura, la cual iba entrando a la sala.

—¡Sigue siendo ilegal!

Esa pareja estaba llena de ilegalidades y les importaba una mierda. 

—Pues lo hecho, hecho está.— Dijo Hinata con total tranquilidad.

Sakura solo se sentó a un lado de Naruto; quien seguía sentado en la mesa del comedor. Pasmada por toda la situación, Sakura, de forma inconsciente, se fue de espaldas ante la gran ilegalidad de Hinata y Naruto. Entonces, su espalda tocó algo suave y esponjoso. Se levantó de inmediato y observó en lo que se había acostado. 

Era la cola de Naruto.

Observó fijamente la cola del licántropo. Notó que el hombre seguía concentrado en el periódico y que no había ni notado que se acostó en su cola. Sakura vio como la cola se movía levemente de un lado a otro, aunque casi nunca salía de su zona de 20 centímetros. Al observarla de cerca, vio claramente como la cola parecía estar envolviendo algo. Acercó su dedo a la parte blanca y lo tocó. Era suave como un peluche. De forma involuntaria arrancó algo de pelo. Lo miró embelesada; admirando el pelo de los zorros por primera vez. Se dirigió a la parte amarilla y volvió a arrancar algo de pelo. La combinación era buena. Su cola era amarilla, pero la punta era blanca. El color blanco abarcaba una gran parte, algo que no era natural en los zorros normales. Volvió a arrancar otro trozo de pelo pero se congeló al escuchar la voz de Naruto.

—¿Sakura-chan, podrías por favor dejar de arrancar los pelos de mi cola? Me está comenzando a doler.

Botó los pelos de su mano y bajó la cabeza con vergüenza. 

—Lo siento mucho.

—No te preocupes. Estoy un poco acostumbrado a que me arranquen el pelo. Mis hijos suelen jugar con mis colas muy a menudo y siempre me los arrancan.— Sonrió levemente mientras volvía a leer el periódico.

—¿Tus colas?

Sakura se extrañó por ese término en plural, pero no tuvo tiempo de hacer otra pregunta ya que Naruto se levantó de su asiento. Sus orejas se movieron bruscamente y sus ojos se afilaron. Movió ligeramente su nariz y se dirigió al exterior. La pelirrosa se quedó confundida, pero se llenó de temor al ver como Kawaki también estaba un poco alerta. Sus orejas se movían de la misma manera que la de Naruto y observaba fijamente por la ventana. Los mellizos también movían sus orejas, aunque ellos se miraban curiosos en vez de alertas.

¿Y si era algún animal salvaje?

Hinata, quien notó la preocupación de Sakura, se sentó a su lado.

—No te preocupes. No te pasará nada. 

—¿Y si algún animal salvaje entra y me quiere comer?— Dijo con nerviosismo.

—No cualquiera se atrevería a entrar aquí.

—¿Cómo estás tan segura?

—Naruto-kun es el alfa. Entrar aquí sería retarlo. Y nadie quiere desafiar al alfa por este bosque.

—¿El alfa?

—Sí. El alfa.

Sakura volteó a ver una de las ventanas; viendo solamente árboles. No sabía nada sobre como eran los licántropos, pero si todo era acorde a las historias ficticias que había leído hace años, todo estaría bien. Se suponía que el alfa era como una especie de ley suprema. 

Decidió confiar en Hinata.

—¿Ocurre algo?

—Sí. El consejo quiere hablar contigo.— Dijo una chica rubia de ojos verdes.

El ceño de Naruto se frunció levemente. Había olvidado por completo al consejo.

Cuando Itachi le explicó la situación en la que estaba, él simplemente tomó a dos miembros de su manada y se los llevó para ayudar al tonto de su mejor amigo; Sasuke. Pero no le había dicho nada a su consejo.

Tampoco debía. Él era el alfa.

Aunque, de igual forma debía informarles con respecto a lo que hacía. Esto para que no cometa algo que perjudique a la manada de forma inconsciente.

—Bueno, más que el consejo, Shikamaru quiere hablar seriamente contigo. Estaba muy enojado cuando le dijimos que trajiste a una humana al territorio.

Oh, Shikamaru. Su buen amigo Shikamaru.

Él era su mano derecha. Su miembro del consejo más confiable. Además, de ser su consejero personal. Shikamaru siempre le decía cada que alguna idea era mala o qué era bueno el hacer cuando había problemas con la manada. Ante cada problema, él siempre tenía una solución rápida. Era sumamente inteligente. Por eso siempre era bueno el preguntarle si era buena idea el hacer cierta cosa o si no.

Pero no le había dicho nada de su partida a las 12 de la madrugada al reino de los vampiros.

Tampoco se detuvo a pensar algo cuando el cuervo de Itachi llegó a su habitación a pedirle ayuda. Sabía lo importante que era Sakura para los Uchiha; para Sasuke, más específicamente. Y como buen mejor amigo que era, fue a modo de apoyo para Sasuke. 

Naruto sabía que Shikamaru estaba más enojado por el hecho que trajo a una humana al territorio, por lo que debía pensar en algo para que se quede. Podía ordenarlo, pero su voz de alfa no servía en Shikamaru, por lo que era más difícil.

—Bien. Iré ahora mismo. Solo dame unos minutos, ¿sí? Tengo que avisarle a mi esposa.

—Sobre eso. Shikamaru dijo que te llevaras a la humana a la aldea.

—¿Qué? ¿Por qué?

La chica estaba por hablar, pero cerró su boca de inmediato al sentir la presencia de alguien. Naruto sintió la misma presencia, por lo que se puso alerta. Sus uñas se volvieron garras y sus ojos se volvieron rojos por completo mientras su pupila se alargaba. Sus orejas se movían constantemente; intentando averiguar el lugar en donde se encontraba el enemigo. A la chica le habían salido orejas de lobo en su cabeza y las movía con fuerza.

—¡Ahí viene!— Exclamó la chica mientras hacía crecer sus uñas y arrugaba su ceño.

Naruto rápidamente esquivó un gran zarpazo que iba dirigido a su espalda. En un movimiento ágil, tomó por el cuello a su atacante y lo estampó contra el suelo; creando una gran grieta. Al tenerlo de frente, Naruto se sorprendió al verlo.

Era un hombre de cabello naranja y ojos rojos. Tenía grandes colmillos—mucho más grandes que los de Naruto o la chica— y garras negras y curvas. Sus orejas eran más pequeñas y de color negro. Naruto supo de inmediato de qué raza era.

—¿Quién eres y qué haces aquí?— Demandó con voz intimidante.

El sujeto no dijo nada. Solo sonrió de forma exagerada. Sus ojos se dilataron y comenzó a reírse.

—Cuídate, alfa.

Seguidamente, el sujeto se transformó. Naruto retrocedió ante eso y observó como el animal se iba corriendo; desapareciendo en lo profundo del bosque.

—Temari, ¿Qué significa esto?— Volteó a ver a la chica con el ceño fruncido.

—Es exactamente de esto de lo que queremos hablar los del consejo. Vamos. 

La chica se dio la vuelta y se fue transformando en un lobo de pelaje en extremo claro. Se fue corriendo; dejando a Naruto solo. El rubio volteó a ver a su casa, notando que, en la ventana, estaba Kawaki observando todo. El de ojos azules le dio una señal a su hijo, una señal que el menor captó de inmediato.

—Oye, humana rosada.

Sakura observó a Kawaki con confusión, pues era la primera vez que le hablaba sin una amenaza de por medio. O bueno, era la primera vez que le hablaba desde que la amenazó.

—¿Qué sucede?

—Mi padre quiere que salgas.

Sakura no pudo decir nada, solo un:

—¿Eh?

Continuará...

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