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Capítulo 13

 Su ceño se remarcó ante la huida repentina de Sakura. Estaba a punto de seguirla, pero Itachi—quien estuvo de simple espectador en toda la escena—lo detuvo colocando su mano en su hombro.

—Quítate. Todavía no hemos terminado.

—No planeas seguir discutiendo con ella luego de lamerle el pezón, ¿o sí?

—¿Tiene algo de malo? Lo hice para que se tranquilizara. Lo leí en uno de los libros que me trajiste y mira, funcionó. Ya no está enojada.

Itachi soltó un suspiro cansado ante las palabras de su hermano; no queriendo ni siquiera saber cual fue el libro que claramente se le fue de colado.

—No Sasuke, no puedes ir de la nada a lamerle el pezón. Es una parte íntima de ellas. Es exactamente igual a como si le lamieras el pezón a una vampiro.

Sasuke abrió sus ojos con sorpresa.—¿Así de íntimo?

Otro suspiro por parte del príncipe y Sasuke se cruzó de brazos; analizando todo.

—Sasuke, los humanos no son tan diferentes de nosotros. Son una raza extraña, pero no tan alejada a la nuestra.

—Yo pensé que serían como los elfos o los licántropos. Ellos tienen más afinidad con los humanos, después de todo. Los elfos son íntimos mediante el toque de orejas y los licántropos por la mordedura de cuello, creí que ella tendría la misma sensibilidad en esos lugares, no en...

—Sasuke, no por nada nuestra Sangre Dorada es de esa raza. Aunque los humanos posean sentimientos diversos que nosotros no poseemos y acciones cuestionables, son de los únicos que poseen compatibilidad universal. Es una de las dos únicas razas que pueden procrear con todas las especies en el bosque. Más que despreciarlos, deberíamos cuidarlos; uno solo de ellos puede ayudar a salvar de la extinción a alguna raza. 

Sasuke no dijo nada, en cambio, observó a su hermano con una expresión que Itachi no miraba desde hace más de un milenio. Cuando Sasuke apenas tenía unos 50 años. Una cara repleta de confusión e inocencia. Sasuke de verdad que no comprendía a los humanos y tampoco se había visto en la necesidad de querer comprenderlos. Apenas y se veía interesado en su propia raza, y eso que fue porque desde pequeño le enseñaron sobre ella. ¿Él interesado en una raza inferior? 

Era algo que antes le hubiera desagradado, pero ahora, por alguna razón, deseaba. 

De verdad quería comprender a Sakura y como eran sus sentimientos. Sus propios cambios de humor eran variados, debía de admitirlo, pero así era la naturaleza vampírica; especialmente si se trataba de la pareja de dicho vampiro. Siempre se acoplaban al gusto de su pareja y eran posesivos cuando alguien se acercaba. 

¿Pero qué hay de Sakura? ¿Ella sería igual? Porque Sasuke notó cambios bruscos de personalidad en ella. Primero estaba molesta con él, luego nerviosa, luego tranquila, luego avergonzada, luego muy enojada y por último nerviosa. Todas esas emociones en cuestión de unos minutos, puesto que llevaban escasos segundos sentados en la mesa cuando todo sucedió.

Ni siquiera las sirenas presentaban esos cambios tan bruscos. Las sirenas, cuya fama era la de adaptarse a todo tipo de escenarios y, por ende, ajustar su personalidad. Era incluso increíble que existiera una criatura capaz de rivalizar con los cambios de las sirenas. 

Aunque Sasuke estaba más que seguro—y cabía mencionar que aliviado—de que Sakura no era como las sirenas. Ella no era mañosa, ni cínica, ni aprovechada y, la más importante, no olía a pescado crudo y fresco; un olor que, para los vampiros, era un tanto nauseabundo. 

Irónico, teniendo en cuenta que ellos beben sangre de los cadáveres que, claramente, huelen peor que los pescados.

Pero, retomando el tema.

¿Cómo es Sakura? Él sabe de antemano que los humanos son idiotas. Es decir, armaban guerras de años por estupideces como lo era la apropiación de tierras. Entre las razas del bosque había uno que otro enemigo, pero nunca se llegaba a una guerra puesto que el rey del bosque los mantenía a raya, a todos. No había nadie que se atreviera a retarlo. ¿Qué les costaba a los humanos hacer eso? Tener a alguien que los mantenga a raya siempre.

Pero claro, los humanos eran capitalistas, orgullosos y peleoneros. Ellos amaban el conflicto. Incluso había escuchado que se peleaban por como utilizaban su propia lengua o por algo llamado "futbol". Incluso el como se mataban por algo llamado "Viernes negro". 

Peleas y muertes innecesarias. Algo tan estúpido y sin sentido, que a Sasuke le daba asco el como esos eran capaces de reproducirse con cualquier raza mítica. ¿Ellos eran la esperanza de una raza casi extinta? ¡Por Dios! Mejor irse con los cambiantes, que ellos eran pacifistas y cumplían a la perfección el trabajo de reproductor universal.

—No trates de comprender a los humanos por tu cuenta, hermano. No lograrás hacerlo, puesto que tu perspectiva ya está establecida.

—Deja de leer mi mente.— Gruñó con enojo mientras apretaba sus puños.

Itachi solo sonrió.— Si quieres comprender a los humanos, ve y convive con uno.

—¿Ahora quieres que vaya con ella?

—No digo que lo hagas ahora, pero sería una buena forma de empezar. Ten en cuenta que los humanos, para emparejarse con alguien, no se guían por el destino ni creen en eso. O al menos, no todos. Para conquistarla, tienes que cortejarla.

Sasuke lo volteó a ver con horror.—¿Cómo los licántropos?

Itachi sonrió divertido al verlo. Irónicamente, su pensamiento fue que Sakura era como ellos y se sorprendía al saber que había que cortejarla como ellos. 

Su hermano era todo un caso.

—No tanto como el cortejo entre licántropos, pero sí como el cortejo que tuvo Naruto con Hinata.

Su cuerpo tembló levemente mientras recordaba todo. Maldijo una y otra vez a Naruto y su maldita fijación por molestarlo con sus problemas. Cuando comenzó a cortejar a Hinata, no había nada que no le contara. Le contaba cada detalle sin perderse. Cuando hubo acercamiento, cuando le sonrió, lo que le cazaba—o conseguía, en general—, lo que ella aceptaba, lo que ambos compartían, incluso el maldito le describió su primera vez con ella. Una información que Sasuke nunca pidió ni deseaba saber, pero de todas formas el rubio alfa le terminó contando.

Ahora, viendo todo en retrospectiva, era bueno que Naruto fuera hablador, puesto que tenía de donde guiarse. Porque, si hubiera tenido que cortejar como los licántropos...

Él estaba seguro de que a Sakura no le gustaría ser lamida en las orejas ni puesta boca abajo mientras encajaba sus dientes de forma "amorosa" en su cuello. Ni mucho menos le agradaría pelearse en el suelo hasta el punto de sangrar. 

Sí, algunos licántropos eran extremos en el cortejo. Aunque, las peleas se daban generalmente para decidir quien era el dominante de la relación y quien el sumiso. No se imaginaba a ellos haciendo nada de lo que mencionó con anterioridad justo como esas bestias.

Por lo menos no en el suelo.

Sus orejas se movieron y se tornaron ligeramente rojas ante ese pensamiento. 

"¿Qué demonios?"

—Veo que tendrás que morderte la lengua y pedirle ayuda a Naruto. Además, por lo que puedo ver, tus reacciones son un tanto nuevas y no las comprendes, ¿verdad? Recuerda que Naruto pasó exactamente lo mismo. Justo ahora, pensaste algo extraño que te hizo sentir... bueno, extraño.

Sasuke estaba pasmado. Volviendo de nuevo su amigo rubio a su mente—algo que comenzaba a encontrar fastidioso y útil a la vez—, el Uchiha recordó el actuar de él; algo que, para ese entonces había ignorado por completo, pero que ahora le prestaba tanta atención como si su vida dependiera de ello. 

Las palabras de Itachi tenían razón. Una vez, cuando Naruto recién casi terminaba su cortejo, él comenzó a hablar sin parar y, de alguna forma, se desvió del tema tanto que terminó bajando la voz de a poco hasta quedar en total silencio. Sasuke no podía leer mentes como su hermano, pero estaba seguro que el Uzumaki había llegado a una conclusión extraña que lo hizo mover sus orejas levemente y sonrojarse. 

Y pocos días después de eso, Naruto llegó literalmente gritando que se había acostado con ella y que había aceptado ser su pareja.

El Uchiha temió por un futuro así, aunque no de la forma en la que terminaba, sino por el proceso. Naruto, técnicamente, se volvió un sumiso completo durante todo el transcurso del cortejo; pareciendo más un cachorrito que un alfa respetable. Él no quería ser así. El no dejaría de ser un rey solo por Sakura y no quería parecer un tonto niño.  

—Naruto estará muy feliz. Él te dará buenos consejos.

Y una mierda. Ese jodido zorro estará estallando en carcajadas ante la ironía de la situación.

Su mente estaba confundida. ¿De verdad el cortejo a los humanos será como el de los licántropos? Un sentimiento extraño se apoderó de él. Preocupación, era el nombre de dicho sentir extraño que nunca antes había experimentado.

—Verás a Naruto hasta que se de la luna roja, por lo que ahora puedes avanzar con Sakura tú solo.

El horror se hizo presente de nuevo.

Ese era otro sentir nuevo para él. Horror. Aunque la palabra más adecuada sería miedo.

—Yo...

—No hablo de que comiences el cortejo, pero por lo menos puedes ir y aclarar tus dudas sobre el actuar humano. Es decir, pídele que te explique todo lo que no comprendas de ella. Estoy seguro de que te contestará.

Sasuke no sabía qué decir. Simplemente salió del comedor; dejando a Itachi atrás, quien había estado un tanto nervioso por el actuar de su hermano. 

Su ataque repentino de ira no era normal. Su cambio de humor había sido demasiado brusco. Le gustó saber que su hermano ya había aceptado a Sakura como pareja, por lo que ya comenzaba a actuar como un vampiro emparejado. Pero de todas formas, temió por su vida

Le alegró todavía tener el toque de hermano mayor cariñoso y aconsejador, y, claro, el que Sasuke estuviera confundido solo lo hacía más fácil.

Soltó un fuerte suspiro mientras escuchaba a su hermano caminar sin rumbo fijo. Para su alivio, no iba en dirección a Sakura. Todavía no estaba tranquila, puesto que la escuchaba respirar fuertemente y su corazón iba demasiado rápido. Si Sasuke iba con ella, estaba seguro de que una discusión se armaría. 

Y no estaba listo para afrontar eso.

A veces no sabía si su preciado don era una bendición o una maldición.

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¿Qué había sido eso?

Sakura todavía seguía procesando lo que acababa de suceder. Su corazón no se tranquilizaba por más que ella hiciera ejercicios de respiración. Ni siquiera sabía en donde estaba parada, puesto que la oscuridad la envolvía por completo. Se tropezó varias veces en, lo que ella suponía era, el pasillo que daba a su cuarto. 

Claramente no era ese el camino, porque nunca llegó a su habitación—o a algún lado, siquiera—. Estaba simplemente pegada a la pared desde hace unos 15 minutos; resignada a encontrar su destino y concentrada—ahora—en calmarse. Sus piernas estaban temblorosas y su pecho subía y bajaba sin parar. Una de sus manos se dirigió a uno de sus pechos; justo el que fue receptor de algo caliente y húmedo. El solo recuerdo la hacía sonrojarse.

No era la primera vez que alguien le lamía el pezón, claramente. Ella tuvo un novio—uno muy maldito, como ya es bien sabido pero que nunca era malo recalcar—. Aunque Sasori no era muy bueno en el sexo, que se diga. Las veces que lo hicieron eran contadas, puesto que él no era alguien muy cariñoso ni mucho menos afectivo—sea tanto en público como en privado—. De hecho, Sakura pensaba que era asexual, puesto que incluso parecía disgustado cada que lo hacía. Su caricias eran duras y poco articuladas, sus besos eran ásperos y nunca le había hecho un oral o algo similar. 

Siempre era: beso, lamida rara en el pecho y pezón, mete, saca, beso de despedida.

Ella siempre lo comprendió y no lo presionó, puesto que él le "confirmó" que era asexual y que no le gustaba ese tipo de cosas. Estaba locamente enamorada de él, por lo que le creyó.

"Asexual mis ovarios, hijo de puta", fueron sus primeras palabras al verlo cogiendo con su amante.

Su odio hacia él era tan grande que incluso se olvidó de su situación previa. Es que ese maldito pelirrojo simplemente le sacaba canas verdes y la hacía querer romperle la cara. Lo peor de todo es que, cuando los encontró, observó la pasión con la que Sasori poseía a su amante. La tomaba por las caderas y la besaba profundamente en los labios. Sus ojos incluso captaron marcas rojizas en su cuerpo; en especial en el cuello, lugar en donde incluso tenía mordidas. 

¡Él no fue ni siquiera un tercio así con ella! ¡A ella ni siquiera la agarraba de la mano! 

—Maldito imbécil...

Su ceño se frunció, pero no duró mucho, puesto que una de las cortinas que cubría una de las múltiples ventanas del pasillo se elevó debido a un viento fuerte. Captó algo de reojo que la hizo elevar su mirada de inmediato. Su sangre se congeló al ver a una sombra parada al lado de la ventana. Parpadeó un par de veces y la figura no se iba. Su primer instinto fue gritar del miedo y retroceder de golpe; cayéndose ante un desnivel en el suelo.

Oh, ella conocía ese desnivel. 

Su cuarto estaba cerca. 

Estaba por levantarse, pero una fuerte brisa la hizo quedarse paralizada en su lugar. Escuchó un golpe atrás de ella seguido de una especie de gemido lastimero de animal. Luego, sintió a alguien colocarse a su lado; agachándose a su altura y tocando suavemente la piel de su, ahora expuesto, hombro. 

Los ojos rojizos tan familiares la hicieron que el sonrojo volviera a sus pómulos.

—¿Estás bien?

Y su voz tan gruesa la hizo recordar que, hace tan solo unos minutos, su lengua la había tocado.

—¿¡Qué significa esto, Karin!? ¿¡Planeabas atacarla mientras estaba indefensa!? ¿¡Tienes el descaro de siquiera pensar en atacar a mi futura esposa!?

—¡S-Se equivoca, majestad! ¡Y-Yo no la iba a atacar! 

Sakura visualizó la sombra de Sasuke erguirse levemente mientras la rodeaba de forma protectora. Estaba segura de que lo que estaba escuchando salir de su garganta era un gruñido de bestia. Estaba tan sorprendida por toda la situación que ni siquiera pudo aclarar nada o separarse de él. Su estupefacción la mantuvo fuera de sí por varios segundos, los necesarios para que Sasuke ya hubiera hecho un movimiento violento hacia Karin. 

Y ese movimiento solo la dejó más sorprendida y, de hecho, con algo de miedo y culpa.

Sasuke la dejó en cuestión de segundos y lanzó a Karin—de un golpe muy fuerte, se podía decir debido al potente resonar—hacia la pared; rompiéndola de inmediato y haciendo que ella cayera los 50 metros en los que se encontraban en ese entonces. Sakura tembló al escuchar a la perfección un gemido, no, un chillido lastimero de animal al conjunto de algo rompiéndose. Se acercó rápidamente al agujero y, a pesar de tener la luz lunar, Sakura no podía ver nada.

—¿¡Pero qué te pasa!? ¿¡Por qué le hiciste eso!? ¡No me estaba atacando ni nada similar! ¡Eres un idiota! ¿¡Dónde demonios está la salida de este castillo!? ¡Tengo que revisarla! ¡Pero por Dios que con esa caída seguro de que está muerta! ¡No! ¡De seguro está viva y podemos salvarla!

Sasuke solo la observó mientras ella hablaba sin parar con la respiración alterada. Él estaba tranquilo ante todo eso, lo único que lo preocupaba un poco era lo rápido que iba el corazón de Sakura y la posibilidad de que terminara deteniéndose—de alguna forma, puesto que sabía que no era normal que un corazón humano fuera tan rápido—. 

—¿¡No vas a decir o hacer algo!? ¡Pudiste haber matado a alguien ahora!

—Es una licántropo. Una caída de esta altura no la matara. Me aseguré de eso.

—¡De todas formas no debiste de ser tan cruel y extremo! ¡ELLA ES UN SER VIVO!

—¡Ella te asustó y yo solo reaccioné en tu defensa! Mal agradecida...— Saltó en su defensa con el ceño fruncido.

—¿¡Y solo por qué me asustó le hiciste eso!? 

—¡Sí!

Sakura se vio en un severo conflicto, puesto que se sentía ligeramente feliz por el hecho de que lo hizo por ella, pero culpable y enojada por el resto.

—¿¡Pero qué demonios pasa por tu cabeza!? No puedes lastimar a las personas solo por que me asustan. No me imagino lo que harías si me vieras viendo películas de terror.— Murmuró con algo de sarcasmo lo último mientras se acariciaba el puente de su nariz.

—No sé quien sea ese tal película de terror, pero si te asusta ten por seguro de que lo eliminaré.

—Tú me asustas...— Murmuró con las cejas un poco curvas; analizando con qué loco se había venido a topar.

Con qué loco se casaría en el futuro.

Sasuke, por su parte, se quedó callado mientras la observaba con sorpresa y su muy característico ceño fruncido.

—Es ridículo que te asuste. Soy tu futuro esposo y rey.

—Esas no son razones suficientes para que no me asustes. Eres alguien idiota y desalmado. ¿Quién sabe lo que me podrías hacer en el futuro?

El rostro de Sasuke expresó la indignación en su máximo esplendor. Se acercó a ella a zancadas y se agachó un poco para tenerla de frente. Sakura no se movió, más si se cruzó de brazos sobre sus pechos con algo de cautela y nerviosismo.

—¿Cómo te atreves a insinuar que te haría daño? 

—No me dejas tener otro pensamiento. Es la imagen que me das. ¡Solo mira como dejaste a Karin!

Sakura se congelo al ver que, cuando buscó a Karin, no estaba su sombra. Había desaparecido. Sakura se alteró un poco y revisó más área para ver si la encontraba; pero nada. Fue entonces que un potente ruido hizo que se cubriera un poco los oídos. Un aullido un tanto extraño pero fuerte resonó por todo el oscuro castillo. 

—Está bien, ¿lo ves?

—Pero, ¿ella no era de la raza de los zorros?

—Se crió con los lobos y ellos no se comunicaban a larga distancia por medio de risas o gruñidos.

—Y... ¿por qué aúlla ahora?

Sakura colocó sus manos en su pecho sin recibir una respuesta de Sasuke; escuchando el aullido desgarrador de Karin. No comprendía la razón por la cual aullaba, pero se sintió sumamente mal al reconocer un toque de tristeza y dolor. Puesto que su aullido sonaba como a una entonación, el reconocerlo no se le hizo difícil.

Y Sakura no estaba equivocada.

El aullido distorsionado de Karin estaba plagado de sentimientos negativos. Se encontraba gravemente adolorida y con una pata rota; aunque no solo su hueso lo estaba. Se había ido del lugar al ver que ambos comenzaron a discutir; ignorándola por completo y haciéndola sentir como un mísero pedazo de basura.

No fue el golpe del amor de su vida la que le rompió el alma en pedazos, sino la poca importancia que le dio a su vida y el como se preocupaba por Sakura. Sabía que no le importaba mucho, pero era mejor cuando no lo demostraba. Ella prefería ignorar todo eso para que su fantasía de enamorada siguiera. Para que su tonta e infantil cachorra siguiera siendo feliz.

Pero se había quebrado. Ella ni siquiera iba a atacar a Sakura o tenía intenciones maliciosas contra ella. Simplemente la había visto parada sola y deambulando a oscuras. No quería que terminara perdida o herida al tropezarse, por lo que intentó ayudarla aunque no quisiera. Pero todo salió demasiado mal.

Ella no era de la confianza de Sasuke y nunca lo fue. Y eso era algo que siempre le dolió reconocer junto con el hecho de que el rey nunca le pertenecería por mucho que le brinde de su olor.

Su aullido tenía la intención de transmitir su dolor a su familiar. Puesto que una de las condiciones principales que ella tuvo para ir con Sasuke era que le indicara cada que se sintiera mal.

Y en ese momento, Karin necesitaba a alguien que la apoyara. De ser lo contrario, cometería alguna estupidez. Agradecía que su aullido fuera más agudo y fuerte que el de los lobos. Fue casi un minuto el que estuvo aullando sin parar o cambiar la tonalidad. Sabía que tardaría en llegar.

Pero sus lagrimas comenzaron a bajar al escuchar otro aullido; igual de fuerte y agudo que el de ella.

Su parte humana se derrumbó al escuchar a Naruto; a su única familia. Un ruido tranquilizador que hizo que su animal dejara de llorar, más la humana no lo hizo. Ella gritaba desgarradoramente al cielo mientras las lagrimas empapaban sus mejillas. El dolor no se iba por más que escuchara el aullido de preocupación de su primo. 

Pero se terminó tranquilizando al escuchar otro aullido; este siendo de un lobo, aunque un tanto más fuerte y ronco que del promedio. Dicho aullido que no había escuchado en siglos. Un sonido que la hizo sonreír como una niña pequeña; alegre de que no solo una persona importante la consolara, sino dos.

Su todo.

Su todo, lastimosamente, después del rey Sasuke.

Continuará...

La verdad es que si me siento mal por Karin :"(

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