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Capítulo 12

—Tal vez esto sea un sueño. Digo, es posible que siga inconsciente en la casa de Naruto, ¿verdad? Porque eso de que soy una reina es tan descabellado que solo ocurriría en mis retorcidos sueños.

Sakura comprendió que se estaba volviendo loca al estar hablando sola por varias horas. El techo era su "compañero" de plática. Soltó un suspiro pesado. Simplemente no podía creerse el que estuviera en esa situación. Es decir, todo parecía ser sacado de una novela mal hecha. Se resignaba a creer que ella sería la monarca de todo un reino.

—Mi reina.— Se escuchó la voz de Karin luego de un par de golpes en la puerta.

—Uh... ¿adelante?

—Con permiso, mi reina. Su majestad, el rey Sasuke, requiere de su presencia en el comedor real. 

—Uh... sí, claro. Iré de inmediato. M-Muchas gracias. 

Karin se quedó parada en la puerta; esperando a que la pelirrosa le ordenara algo. Sakura, por otro lado, solo se levantó de la cama y la observó un poco incómoda. Todavía recordaba la forma en la que le gruñó, y eso le causaba un poco de terror.

—Hum... ¿P-Podrías por favor guiarme al... comedor real?

—Con mucho gusto, mi reina. 

La pelirroja salió junto con Sakura. La Haruno notó de inmediato que ya era de noche; esto debido a lo oscuro que estaba el lugar. Ella había estado con una lámpara de aceite y centrada en sus pensamientos, por lo que no supo cuando llegó la noche. Temblaba ligeramente mientras acercaba su lámpara a la cara. El pasillo era sacado de una película de terror. Todo era tan negro como el mismísimo color. Tanto adelante como atrás había oscuridad pura; algo que la hacía incluso pegarse un poco a Karin.

El miedo no la hizo notar por donde caminaba, por lo que terminó cayendo por un pequeño desnivel del suelo. La lámpara cayó y se hizo añicos, mientras que Sakura soltaba un gran grito de terror ante la oscuridad repentina y la pronta caída que hubiera tenido de no ser por Karin; quien la atrapó con su cola por la cintura.

—¿¡S-Se encuentra bien, mi reina!? ¿¡No se hizo daño!?

La voz de la mujer estaba plagada de pánico. Estaba segura de que su rey había escuchado el grito de Sakura y que no tardaría en aparecer. Si Sakura estaba herida, estaba segura de que Sasuke la mataría.

—S-Sí. Estoy bien, no te preocupes. Gracias por atraparme.

Sakura sintió como la cola de Karin se tensaba sobre ella. La soltó de inmediato y percibió que se alejaba un poco de ella.

—¡M-Mi rey! ¡Le juro que no fue mi culpa! ¡E-Ella se encuentra en perfecto estado!

Sakura no entendía las palabras de Karin. Sintió una corriente helada desde su lado derecho y, seguidamente, un apretón en su brazo. La chica gritó por el miedo y tembló al divisar los ojos rojos del Uchiha.

—Yo me la llevaré. Tú vete de aquí antes de que te mate.

—¡Entendido, mi rey!

Los pasos apresurados de Karin hicieron eco en todo el lugar; dejándolos a solas. Sakura tragó fuerte al captar su situación. Estaba a solas y a oscuras con quien sería su futuro esposo. Más que miedo le provocaba nervios y vergüenza. 

Sasuke no pronuncio palabra alguna, solo comenzó a caminar mientras arrastraba a Sakura. La pelirrosa estaba indecisa sobre como reaccionar. No sabía si sentirse asustada o enojada por la forma en la que la estaba arrastrando. Sin mencionar que seguía tropezando con todo lo que tuviera a su paso al no poder ver nada.

—¡Oye! ¿Puedes ir más despacio? Yo no puedo ver en la oscuridad.

—¿No puedes?— Su tono de pregunta inocente la dejó un tanto descolocada.

—¡Por supuesto que no!

—Hmp. Los humanos son sumamente inútiles. No poseen nada especial.

Esas palabras enojaron mucho a Sakura, a tal punto en el que se detuvo de inmediato aferrándose a una ventana. El Uchiha solo la volteó a ver con una ceja arqueada; un tanto confundido por el ceño fruncido de Sakura.

—No nos culpes por ser normales. Son ustedes los seres extraños. Y de todas formas, muy poco especiales seremos pero, aun así, uno de nosotros cada cierto tiempo se vuelve rey o reina de este lugar. Muy impresionante para alguien normal, ¿no?

—Tú no serás normal para cuando seas mi reina. 

Un escalofrío recorrió la espalda de la joven ante esas palabras; no sabía si era temor por sus palabras o el posesivo que Sasuke utilizó.

—¿A-A qué te refieres?

Sasuke la ignoró y volvió a jalarla. Sakura solo comenzó a reclamarle su rudeza y le exigía una explicación de sus palabras. Fue hasta pasados unos cinco minutos que Sakura se calló y se resignó justo cuando iban entrando a la sala del comedor. Para alivio de la Haruno, todo el lugar estaba iluminado con antorchas y algunas velas sobre un candelabro. 

—Sea bienvenida, mi reina.

Una gran sonrisa llena de alivio y tranquilidad apareció en sus labios ante la voz de Itachi, quien se encontraba parado enfrente de ambos. Se soltó de inmediato del agarre de Sasuke y se acercó al príncipe; se sentía mucho más cómoda y menos nerviosa con él que con Sasuke.

—¿No hay bienvenida para tu rey?— Preguntó con desagrado mientras los observaba a los dos.

—Oh, mis disculpas. Sea bienvenido, majestad.

El monarca soltó un bufido y arrugó su nariz mientras se dirigía a su asiento de la mesa. Cuando se sentó, Itachi se dirigió a su asiento siendo seguido por Sakura. Sasuke frunció su ceño mientras miraba a la pelirrosa sentarse al lado de Itachi.

—Tú no vas ahí. Tu asiento es a mi lado.

—Yo prefiero estar aquí. 

—No es de si prefieres o no, es que tu asiento es a mi lado. Eres mi futura esposa, por lo que tu lugar es a mi lado.

Un leve sonrojo apareció en los pómulos blanquecinos de la joven Sakura, pero no se movió de lugar. No quería estar tan cerca de Sasuke puesto que se pondría demasiado nerviosa como para concentrarse. Ese hombre no solo era imponente, sino que también poseía algo que la hacía estremecerse. 

Sasuke, en cambio, frunció su ceño con mucho enojo.

¿Cómo era posible que Sakura se sintiera más a gusto con su hermano que con él? Él era su futuro esposo, no Itachi. No sabía ese sentimiento que nacía en su interior, pero ardía como las llamas negras de su antepasada Amaterasu. Aunque a diferencia de ella, este ardor se apagaba cada que Sakura estaba con él o le prestaba atención.

Era algo sumamente extraño y que no comprendía. Recordaba oír a Naruto quejarse de unos llamados celos en la época en la que recién conocía a Hinata. Sasuke nunca le tomó importancia a sus quejas, puesto que no le interesaba escuchar los enojos del rubio ni mucho menos aconsejarlo; Naruto era del tipo de persona que, no importa si le dabas un consejo, no lo seguiría. Pero si no lo "escuchaba", no lo dejaría de molestar. Ahora que estaba sintiendo algo nuevo, recordaba las quejas de Naruto a la perfección.

"No tolero que se le acerque ese imbécil. ¿Sabes lo mal que me trata al verme? Ese tal Toneri cree que maltratándome se ganará a Hinata, cuando es todo lo contrario. ¡Es un idiota! No sabes el como me hierve la sangre al verlo coqueteando con ella y lo impotente que me siento al no poder hacer nada. Y no solo es Toneri, ¡casi todos en el maldito lugar están enamorados de ella! Es decir, es la más hermosa, no los culpo, pero no dejo de sentir celos por eso", fueron sus palabras en ese entonces.

Para desgracia—o beneficio, en este caso de la actualidad—, Naruto se puso a responder una pregunta que él mismo le hizo a Sasuke.

"¿Sabes que son los celos? Hasta hace poco descubrí que son un sentir que los humanos suelen tener cuando sus seres queridos les dejan de prestar atención y se la ponen a otra cosa. O al menos así es como lo veo yo. Yo siento esa cosa cada que Hinata no me presta atención y se pone a leer o a chatear con su amiga. Aunque, creo que escuché al viejo Kakashi decir algo sobre ver a esas personas con otras personas aparte de nosotros, y creo que por eso sé que son celos los que tengo. Vaya, el viejo Kakashi es alguien muy inteligente. ¿Quién diría que en realidad es un infantil? Además, siempre se la hace de misterioso y...", Naruto se había salido del tema por completo, por lo que Sasuke frunció su ceño de manera más marcada al recordar lo espontáneo que era su mejor amigo.

Celos.

¿Era eso lo que sentía? ¿Esa sensación tan desagradable que le recorría el cuerpo eran los afamados celos que Naruto tanto le había mencionado? Porque el alfa le habló MUCHO sobre su sentir con Hinata. Lo estuvo molestando por varios meses hasta casi llegar al año humano. Se sintió sumamente aliviado al saber que finalmente ambos estaban juntos.

Sasuke nunca había sentido eso en su vida, puesto que los celos eran algo meramente de los humanos y de alguna que otra raza del bosque; el resto de las criaturas eran solo posesivos. En el caso de los vampiros, o más específicamente de Sasuke, solo eran posesivos. Esto era debido a que los vampiros no eran insistentes en cuanto a sus "parejas" y, tal y como los licántropos, ya poseían un "alma gemela". También, al ser sumamente rectos, las cosas como son las infidelidades o los mal entendidos nunca se daban. Todos los vampiros eran honestos, y era de menos teniendo en cuenta el gran oído de la raza.

Por eso nunca le interesó Karin. Sasuke desde hace siglos—casi un milenio—tenía a Sakura como su pareja, por lo que no le importaba el resto de mujeres; ya que, efectivamente, Karin no era la única "fan" que poseía. Era alguien altamente atractivo y poderoso, por lo que inevitablemente las mujeres de su raza se verían atraídas por él; claro que nunca harían movimiento alguno para ganárselo, ya que todas ellas eran conscientes de que el rey ya tenía una reina. 

Eran algo que todos sabían. Nadie se metía con la pareja de otro. Eran sagrados. 

Karin claro que, al ser licántropo, no tenía conocimiento de eso—o simplemente se dedicaba a ignorarlo—.

—Majestad.

Sasuke no se sorprendió ante el tono de voz divertido de su hermano. Era más que obvio que había leído su mente y, por ende, visto los recuerdos en los que Naruto hablaba de los celos y la mención de la posesividad. La conclusión era sumamente obvia para su hermano, puesto que lo conocía demasiado bien. Lo volteó a ver con la cara enseriada y una ligera vena remarcada en su frente; la sonrisa burlona de Itachi solo lo hacía querer matarlo lentamente. A la mierda con que era su hermano, no le tenía respeto ni por ser su rey.

—Deberíamos iniciar con la cena, majestad.

—Sí.

Sakura sintió el gran ambiente pesado que se estableció luego de que los hermanos conectaran miradas. Se removió en su asiento mientras observaba su alrededor con incomodidad. El color amarillento que las antorchas brindaban a las paredes la mantuvo entretenida en lo que la comida era servida y los hermanos dejaban de mirarse. 

Sakura no mentiría. Estaba muy sorprendida al ver carne asada con un poco de brócoli. Y quedó encantada al ver una botella de alcohol elegante siendo colocada a su lado. Sin embargo, sus ojos casi se salieron de sus cuencas al ver que, muy a pesar de que no era Vodka, era Whisky. 

Era un jodido Blue Label de Johnnie Walker.

Sakura nunca en su vida había visto un Blue Label, siempre era de las que tomaba del negro puesto que era el más barato—y claro, lo hacía cada que no encontraba cerveza, vodka o si simplemente se le apetecía—. Ella solo miraba esa botella desde la vitrina; atraída por el color azulado de la botella pero siendo ahuyentada rápidamente por el exuberante precio. 

—De verdad lamento mucho no haberle conseguido el famoso "Vodka", pero escuché que este alcohol es mucho mejor, por lo que intuí que sería más de su agrado. Si de verdad desea el Vodka le rogaré que me perdone y se lo traeré de inmediato.

Ante el tono preocupado de Itachi, Sakura se sobresaltó y volteó a verlo de inmediato; calmándolo con la mirada y una ligera sonrisa nerviosa.

—¡Oh! En lo absoluto. Esto... está bien. No era lo que esperaba, eso es todo. De verdad, no hay ningún problema.

Itachi le devolvió la sonrisa con sus ojos cerrados; quedando ambos sonriéndose mutuamente. Sasuke sintió una fuerte punzada en el área de su pecho; un dolor que nunca había experimentado y que no le agradaba en lo absoluto. Al ver como Sakura le sonreía a su hermano y a él solo lo había visto con un seño fruncido o de perdida ni lo miraba, hizo que una vena sobresaliera de su cuello y otra de su frente. 

Sus ojos se tiñeron de rojo; pero no se quedaron ahí.

Una extraña forma comenzó a formarse de a poco a partir de su pupila dilatada. La líneas fueron tomando caminos separados de forma lenta; hasta que dieron una leve curvatura y se unieron. Una especie de estrella de seis picos quedó presente mientras que, en su esclerótica, se marcaban las venas oculares. Ese sentimiento lo hacía arder. Lo enojaba el que Sakura le sonriera tanto a su hermano y se sintiera mejor con él.

"Yo seré tu esposo y rey, joder. Deberías ser así conmigo y solo conmigo, puesto que eres mía."

Sakura no era consciente de lo que sucedía con Sasuke, pero Itachi sí. Sus ojos se dilataron y su rostro se oscureció ante tal sentimiento. Se puso rígido y ni siquiera se atrevió a mirar a Sasuke; en cambio, observó fijamente la mesa con aparente tranquilidad, cuando en realidad estaba un tanto nervioso con respecto a su hermano.

Podía ser él el mayor, pero Sasuke era el rey; el monarca elegido por su amada y venerada Diosa. Su poder era claramente superior al de él y no podía retarlo; sea la manera cual sea. Su sharingan se activó por instinto al escuchar un potente trueno. Su vista se elevó de inmediato a Sasuke. Este poseía el seño fruncido y parecía estar a punto de atacarlo de la peor manera posible; olvidando por completo que eran hermanos de sangre.

Pero ningún ataque ocurrió.

—¡¡Ah!! ¿¡E-Eso fue un trueno!?

Ante el tono asustadizo de Sakura, Sasuke desactivó su habilidad de modo automático mientras la volteaba a ver. Itachi soltó un suspiro al ver que su hermano se había tranquilizado y, de forma muy espontánea, se había preocupado por Sakura.

La pelirrosa, por su lado, solo temblaba levemente mientras observaba, difícilmente, una de las grandes ventanas del comedor para ver si alguna tormenta se acercaba. No era fan de las tormentas, puesto que de pequeña siempre las afrontó sola. Sus padres no se preocupaban lo suficiente por ella como para ir a consolarla mientras lloraba recargada en el barandal de su cama-medio-cuna. En la actualidad simplemente ocultaba su miedo y se hacía creer que lo había superado; pero solo era cuestión de escuchar un trueno para verla tiritar del miedo.

—¿Qué te pasa?— Preguntó Sasuke mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Sakura; causando que esta se levantara por igual en automático con sorpresa y un sonrojo ante la cercanía.

—Oh, creo que a ti no te conté que... no me agradan las tormentas.

—¿A "mi no", dices? ¿Se lo contaste a Itachi y a mi no?

Sakura retrocedió un poco ante la repentina oleada de ira que golpeó al azabache. Ni siquiera le dio tiempo de sacarlo de su conclusión errónea cuando ya se encontraba acorralándola en la pared. Sus pómulos se calentaron al sentirlo tan cerca y al recordar la presencia de Itachi.

—¿Podrías alejarte, por favor?

—¿Quieres que me aleje de ti? ¿Para qué? ¿Para que vayas corriendo a los brazos de mi hermano?

Ante tal insinuación, Sakura se cruzó de brazos y lo observó incrédula.

—¿Qué?

—Todos ustedes, humanos, son tan...

—¿Tan... ?— Lo retó a terminar mientras entrecerraba sus ojos.

—... idiotas.

—¿¡Disculpa!?

—Oh, ¿no te gustó el adjetivo, mi querida reina? Déjame darte otro, u otros, mejor darte a escoger. Asquerosos, bastardos, malagradecidos, infiel-...

El color rojizo de Sakura ya no era de vergüenza. Ahora la furia la invadía por completo. La forma en la que Sasuke los estaba describiendo, o más bien, como la estaba describiendo a ella—porque así lo sentía la joven Haruno—, hizo que, sin dudarlo un segundo, se le lanzara; evitando que completara tal palabra horrible.

Itachi, desde la mesa, solo pudo abrir sus ojos junto con su boca debido a la sorpresa. Nunca en su vida creyó ver alguna escena similar en su vida. Pero nunca era nunca. 

Es decir, ¿Quién pensaría siquiera en ver a Sasuke Uchiha, monarca del gran y poderoso reino vampírico, siendo ahorcado por su futura esposa?

—¡¡REPITE LO QUE ACABAS DE DECIR, MALDITO VAMPIRO DE MIERDA!!

Sasuke ni siquiera podía reaccionar bien. No estaba enojado por el ataque repentino a su persona; cosa que no comprendía bien. Nunca pensó que alguien tan pequeña como lo es Sakura sería capaz de atacarlo, y menos teniendo en cuenta que él es el rey, y de una raza claramente superior. Aunque su supuesto ataque no le hacía el más mínimo daño.

Sakura estaba subida en su espalda; apretando fuertemente uno de sus brazos en su garganta y sus piernas sobre su cintura. A Sasuke no le importaba la fuerza o siquiera que estuviera encima de él—de hecho, le parecía curioso el como se subió tan rápido a su espalda—. Pero había algo que lo desconcertó por completo. Algo que sentía justo en la parte trasera de su cabeza y parte de su mejilla.

Las vendas de la pelirrosa se habían aflojado un poco. Incluso si todavía cubrían su pecho, había una parte que quedó expuesta. Teniendo en cuenta el gran movimiento que hizo y lo poco asegurado que estaba el vendaje, es normal. Pero, de todas formas..

¿Eso... que estaba viendo el rey, de reojo, era el famoso pezón femenino?

Oh por Dios. Sí era eso. 

Recordaba perfectamente la forma en el libro de anatomía femenina humana que su hermano le consiguió—solo para estar 100% informado y no omitir nada importante—. Un círculo de tamaño variable con un punto en el centro—a veces elevado y a veces completamente plano—. El de ella, aparte de poseer un color rosáceo que combinaba con su cabello, estaba elevado. ¿Estaba acaso ella "excitada", como los humanos dicen? Sasuke lo dudaba seriamente, puesto que ella se miraba muy enojada. 

¿Cómo calmarla sin utilizar la fuerza bruta? Comprendía que todavía faltaba mucho para que Sakura le hiciera caso en algo—cosa que lo frustraba y enojaba de sobremanera—. Buscó entre sus recuerdos la información que adquirió en los libros que le trajo Itachi; recordando algo y no dudando en emplearlo de inmediato.

Sakura no parecía darse cuenta que su pezón estaba al aire, puesto que estaba lo suficientemente encabronada como para restarle importancia a eso. Lo único en lo que estaba centrada era en asesinar al idiota que insultó a, no solo a ella sino que también, a toda una raza.

Pero se quedó paralizada al par que soltaba un fuerte gemido repentino. Reaccionó casi de inmediato y se bajó de Sasuke; alejándose de él y cubriéndose con la yukata. Su cara se tornó roja, pero era de una tonalidad más fuerte que la de su enojo o vergüenza inicial. Su respiración se vio afectada y su corazón ganó una arritmia severa. 

—¿Me... me acabas de lamer el pezón?

Sasuke se mostró un poco aliviado de que ya no se viera enojada, por lo que dio un paso hacia ella; frunciendo su ceño al verla correr fuera de la habitación sin importarle que estuviera completamente oscuro.

Continuará...

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