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Capitulo 3: Nuevos vecinos y ¿Pistas?

Son ya otras dos semanas desde el ultimo ataque del asesino, entramos ya en el mes de marzo, concretamente un viernes, en el cual por la mañana me encuentro estudiando mis cursos online, mientras que mis amigos siguen estudiando en el instituto. Cuando termino de estudiar con esos vídeos preparados y hago los apuntes necesarios bajo a comer algo para reponerme un poco, ya que tanto rato sentada con la tablet me da agotamiento.

–Mmm nueces– Agarro unas pocas y camino de vuelta hacia mi habitación, una vez allí las abro y empiezo a comerlas con calma, disfrutando su sabor con todo detalle.

–¿Disfrutas hija?– Mi padre, Alexander me estaba viendo comer las nueces, se acerca a la cama y se sienta a mi lado, mirándome con una sonrisa.

–Si papá, ¿Como está la madre de Gema?– Pregunto mientras me llevo una nuez a la boca y mastico, adorando el sabor del fruto seco y la relajación que me da el crujido de esta.

–Ella está mejor, todavía no puede hacer muchos esfuerzos y debe ir a rehabilitación, ¿Que te parece si hoy después de comer vas a verla y haces compañía a la vecina? Ella lo agradecerá mucho– Mi padre volvió a hablar, la verdad esa idea me agrada bastante, pues la señora Anderson es muy buena y agradable con todos.

–Claro papá, ella es muy amable y divertida, así que la ayudaré a mejorar– Digo con una amplia sonrisa mientras tiro en la papelera las cáscaras de las nueces.

Pasada ya una hora comemos un delicioso plato de pescado y salgo hacia la casa de Rose, mi hermano me acompaña porque aparte de vigilar por mi seguridad, debe ayudar con la rehabilitación de la señora Anderson, ella sinceramente lo solicitó en el hospital, que fuese el encargado oficial de ayudarla a mejorar del todo. Por el camino nos encontramos con un hombre adulto y su hijo adolescente, vestido con una camiseta verde, una chaqueta negra, pantalones marrones y calzado negro, en cuanto al físico, no se le veía mayor y ajado, debía andar sobre los 32 años, su cabello es negro y alborotado, sus ojos grises y un detalle muy curioso sobre el, una cicatriz cruzaba el centro de su rostro, una bastante fea debo decir, en cuanto al hijo, se parece mucho al padre, incluso visten casi igual, salvo porque el no tiene esa cicatriz tan fea.

–Hola, ¿Son nuevos en el pueblo? No los he visto antes– Frank habló primero, entablando una conversación de buen vecino, como suele ser costumbre en nuestro pueblo para ayudar a los nuevos.

–Bueno, yo llevo un tiempo viviendo aquí con mi hermana, soy Darren Lewis– El hombre de la cicatriz se presentó educadamente, dando un apretón de manos a mi hermano.

–Y yo soy Michael Lewis, es un placer– El hijo de Darren se dirigía a mi, dando un saludo similar al de su padre pero mas suave, si, sus manos son suaves aunque algo rugosas.

–Y dígame señor Lewis, ¿Cual es su trabajo?– Pregunto al fin en esta conversación, interesada en saber sobre los nuevos vecinos y sus actividades habituales.

–Bueno, yo soy cazador– Dijo Darren mientras señalaba su camioneta roja que tenía algunos animales recién cazados en el bosque.

–Y yo soy su ayudante, suelo ocuparme de llevar las presas a la camioneta, colocar las trampas, esas cosas– Dijo Michael mientras observaba orgulloso la caza, ciertamente se le veía algo mayor que yo, quizá un año y por eso ayudaba a su padre.

–Es un muy buen trabajo, además ya nos hacía falta uno por aquí, el ultimo bueno, no le fue muy bien en la caza– Frank dijo mientras observaba con atención la carga del vehículo, jabalíes, ciervos, conejos, llevaban de todo.

–Entiendo, entonces haré bien mi trabajo para que mi predecesor esté orgulloso- Concluyó el cazador dándonos una sonrisa y procediendo a volver a la camioneta con su hijo.

–Los nuevos vecinos parecen muy buenos– Digo con una sonrisa, en este momento ya me han agradado el hombre y su hijo, todo el rato fueron respetuosos y no mostraban ser exactamente religiosos, eso me gusta.

–Si, deberíamos invitarles a cenar un día, claro que primero hablando con papá y mamá– Dijo mi hermano mientras veía la camioneta alejarse, con la carga de animales moviéndose lo justo gracias a las bridas que sujetan los cuerpos.

Frank y yo seguimos caminando y hablando de cosas triviales, nuestra serie favorita, peliculas, videojuegos, libros, música, por extraño que parezca a ambos nos gustaba el mismo tipo de cosas, quizá por eso somos los perfectos hermanos y nunca nos odiaremos. Antes de llegar a la casa de Rose compramos tres cajas de donuts, después fuimos directos a la casa y entramos.

–Hola doctores– Rose rió diciendo eso, sacandonos una risa a nosotros también, yo dejo los donuts sobre la mesa y voy junto a ella.

–¿Como se siente hoy mi paciente favorita?– Pregunto siguiendo el rollo a la señora Anderson, riendo un poco mas con ello, la verdad me hace feliz el poder ayudar a alguien tan agradable.

–Tu única paciente– Mi hermano corta el rollo diciendo eso, a lo cual hago un leve puchero, pero lo dejo pasar por completo.

Así empezamos la rehabilitación de Rose, ayudándola a caminar despacio, haciendo que mueva los brazos lentamente, lo suficiente como para que deje de sentir dolor, prácticamente lo que hacemos son varios estiramientos sencillos pero necesarios, yo los hago junto a ella porque si no me aburro mucho. Después de una hora, tras asegurarnos de que ella estaba perfectamente y comer algunos donuts, Frank y yo nos fuimos con las otras dos cajas de esos dulces circulares y azucarados, continuando el camino vimos algo inesperado.

–Te dije que dejes de mirar así a las chicas, tu debes observar a los chicos y no volverte una de esas enfermas pecaminosas– El que hablaba era un hombre musculoso de piel algo oscura, cabello castaño levemente en punta y ojos negros, vestía una camiseta de tirantes azul oscuro que dejaba a la vista sus brazos, un vaquero verde militar y botas rojas.

–Pero papá, amor es amor– La adolescente hija de este tenía la piel oscura aunque algo mas clara que la de su padre, cabello pelirrojo y ojos verdes, en cuanto a la ropa, era una sudadera morada, un pantalón deportivo negro y deportivas negras.

–Lo que tu haces no es amor, es ser asquerosa, ¿Cuando te quedará claro?– El adulto estaba apunto de dar un sonoro manotazo a a la chica, cuando al momento de hacerlo alguien agarró su mano.

–Ey colega, no deberías tratar a alguien así por pensar diferente sobre el amor, mucho menos a tu hija, ¿No ves qué la estás asustando?– El que dijo eso era un hombre joven, sobre los 20 años, de piel blanca, cabello rubio y ojos rojos, sobre su vestimenta, el usa una camisa negra elegante de manga larga, con los botones de arriba abiertos, unos elegantes del mismo color y calzado marrón oscuro, elegante pero cómodo, un colgante de una cruz dorada colgando de su cuello y en el atuendo varias cruces bordadas como decoración.

–Disculpa, ¿Quien eres tu para decirme a mi lo que debo hacer? A Tyson Conwell, el hombre mas fuerte del pueblo– El rudo hombre con tatuajes intentaba mover la mano del nuevo hombre sin mucho éxito, no creí que vería a alguien mas fuerte que el.

–¿Yo? Me llamo Zachary Hopkins, soy el nuevo sacerdote de este pueblo y le pido que no golpee a esta chica o tendré que tomar cartas en el asunto– Este fácilmente mueve el brazo de Tyson lejos de la chica, deseoso de apartarlo de ella.

–Pero es una enferma asquerosa, debo educarla para que sea alguien normal como tu y yo– Tyson quiso golpear a su hija con la otra mano, pero una vez mas fue frenado por Zachary, quien lo empujó para que caiga al suelo.

–Escuchame bien, tu no eres alguien normal, solo un indecente homofóbico que se cree superior a todos los demás, ¿Pero sabes? Creo que solo estás ocultando tu homosexualidad reprimida bajo una fachada de dureza– Diciendo eso, el sacerdote movió a la joven para apartarla de su padre, revisandola en condiciones.

–Gracias señor Hopkins, creí que estaba perdida si el me golpeaba– La joven dejó salir esas palabras rápidamente, algo libre del yugo de su padre, aunque una cosa flotaba en la cabeza de la adolescente.

–¿Los sacerdotes de la iglesia no condenaban a todos los que iban en contra de ser heteros?– Pregunto mientras me acerco con Frank a ver como está la chica, ella es una de las que me apoyaba en mis decisiones y ahí veo el porque, ella es como yo.

–No todos somos así jovencita, yo me caracterizo por estándares mas modernos, me da igual la etnia, la orientación y como vistan, mientras acudan a la iglesia y den gracias por ser como son, perfectos todos a su manera– Las palabras de Zachary me dejaron boquiabierta, pues nunca habría imaginado a nadie como el, un miembro de la iglesia que acepta a todos por igual.

Después de conocer a ese amable hombre y notar que la chica está bien, Frank y yo volvimos a casa y compartimos los donuts con nuestros padres, charlamos tranquilamente y les contamos todo lo que ocurrió después de ayudar a la vecina y lo que opinamos del nuevo sacerdote, mi opinión por supuesto es bastante buena.

–Y pues todo eso ocurrió hoy– Digo apenada por la situación de Nora, ella aunque no de las mejores es mi amiga y no me gusta que sufra de ese modo.

–Tranquila hija, verás como todo va bien, seguro que pronto le detendrán y se quedará solo, ¿Verdad Jake?– Mi madre mira a mi padre con una sonrisa, aunque preocupada por el estado la que para ella es una niña, por el mal padre que tiene.

–Claro que si Nicole mi amor, el no va a estar libre mucho tiempo– Dice Jake mientras toma la mano de mi padre, formando una leve escena romántica y mostrando su amor ante nosotros.

Desde ahí pasamos la tarde y toda la noche juntos, disfrutando del tiempo en familia, Gema ya había vuelto a casa y se puso a ayudar a su madre, nosotros por lo pronto tuvimos una cena tranquila, tomando algo de lasaña y ensalada. Después de eso nos fuimos todos a dormir tranquilamente, disfrutando de una noche calurosa que invita a abrir las ventanas de las habitaciones, así que las abrimos.

Narra Desconocido

Como de costumbre salgo a medianoche en busca de nuevas víctimas, solo que en esta ocasión no me puse ni mi capucha ni los guantes de las otras veces, mas que nada por el presente calor de esta noche concreta. Voy caminando hasta que me fijo en algo, hay alguien fuera, alguien musculoso como yo, empiezo a acercarme a el con una sádica sonrisa similar a la del gato de Cheshire. Al llegar a el pongo uno de mis brazos por encima de su hombro derecho.

–Hola, ¿Tyson verdad? Mira, es que soy nuevo en el pueblo y me gustaría saber si hay algún lugar donde pueda practicar la lucha, he preguntado y me han mencionado que tu te dedicas a ello– Digo de manera convincente para atraerle a mi trampa, una de la que no podrá salir.

–Claro, ven conmigo, hay un buen sitio por aquí y acabo de terminar con el mantenimiento del sitio– Tyson me acompaña a su escuela de lucha para supuestamente practicar en el combate, abre la puerta con las llaves y entramos.

–Vaya que tienes cuidado este sitio, cualquiera diría que eres gay– Digo con la intención de enfadar al musculoso, lo cual parece que funciona, pues me veo obligado a esquivar un puñetazo suyo.

–¡No te atrevas a llamarme eso! ¡Los gays son unos enfermos mentales que deberían ir a los manicomios!– Sigue intendando golpearme, pero esquivo y detengo sus golpes con mucha facilidad, enfadandole mas –¡Deja que te golpee!–

–¿De verdad lo viste tan fácil?– De un cabezazo derribo a Tyson para después sacar mi pistola, una Beretta 92, cargada con 20 balas de 9 mm Parabellum en su cargador.

–Oye tío, ¿Que vas a hacer? Creí que íbamos a pelear cuerpo a cuerpo– Mi víctima intenta levantarse pero le detengo colocando mi pie cerca de su zona intima y apretando para que no se mueva.

–Escuchame cobarde, no he dado permiso para que te muevas, ahora vas a recibir el castigo que tu mereces– De manera súbita vacío las 20 balas en su cuerpo, sin apuntar a un punto concreto, después pongo la pistola en mi bolsillo y salgo de allí dejando el suelo manchado de sangre y sin recoger las innecesarias balas.

Me da igual ya lo que pase, simplemente vuelvo a casa, subo a mi habitación por donde siempre, me doy una ducha, me cambio, desinfecto el arma usando unos guantes de látex y la guardo, después tiro los guantes y me pongo a dormir tranquilamente.

Fin narración Desconocido

Me levanto tranquilamente en esa mañana, me arreglo un poco y antes de vestirme para poder ir a pasear bajo a desayunar todavía en mi pijama. Cuando llego abajo sin motivo alguno suelto un estornudo, lo cual provoca que Frank y mis padres corran hacia mi para revisarme.

–Hija, ¿Te sientes bien?– Mis padres revisaban ansiosamente mi cuerpo, esperando que no tenga nada demasiado grave y riesgoso para mi salud.

–Mamá, papá, estoy bien de verdad– Digo tranquilizando un poco a mis padres, aunque Frank todavía me inspecciona un poco mas apartado.

–Gia, tienes un resfriado de los buenos, llevas toda la noche estornudando, hoy no vas a estudiar ni a salir– Dice mi hermano y hago pucheros al escuchar eso, aunque termino siendo adorable –Y nada de quejas–

–Si Frank, desayuno y volveré arriba– Admito la derrota, el sabe de medicina y yo no, me siento tranquilamente a desayunar, leche caliente, tostadas y zumo de naranja.

Mientras desayunamos, escuchamos que llaman a la puerta insistentemente y mi hermano va a abrir la puerta, quedamos perplejos al ver que eran agentes de policía, con su azul uniforme enfundado, buscaban a mi hermano por algo que no alcanzo a escuchar, pues lo hablan en bajo para no molestarme.

–Voy a salir familia– Veo como Frank sube a su cuarto y baja al momento con un maletín, uno de color negro que conozco y odio con toda mi alma, el maletín de forense de mi hermano.

Narra Frank

Salgo de la casa de mi familia acompañando a los agentes, normalmente ellos no me avisan si no es un caso muy urgente, parece ser que esta vez lo es, porque caminamos hacia el lugar del incidente y veo que es la escuela de lucha, allí por supuesto está Nora, la veo derramando lágrimas mientras sostiene su copia de las llaves del lugar, la copia con la que ella abría por las mañanas.

–Esperad dentro– Digo a los agentes, voy a ver a la chica y me siento a su lado –Hola, Nora, ¿No es así?–

–S-si, así me llamo– Veo la desesperanza en sus ojos, la preocupación por saber que le pasará al asesino de su padre, ella gira su rostro y me mira –¿Qué harán conmigo? Ahora estoy sola y no hay nadie más en el mundo que se ocupe de mi–

–Tranquila, yo me ocuparé de todo, ese loco será atrapado y tu tendrás una buena vida, ¿Has hablado ya con el comisario sobre esto?– Veo como ella niega desesperada, no le quiso decir a nadie –Ven, hablemos con el, yo estaré a tu lado– Me levanto, la ayudo y vamos caminando hacia el interior, a la sala donde el espera mientras organiza la vigilancia de la escena del crimen.

–Ah querido Frank, ya llegaste y bien acompañado por cierto, necesito el testimonio de la chica, pero no quiere darnos nada, antes que llegaras lo intentamos varias veces, pero no funcionó– Con cada palabra de Dupont siento como mi enfado crece mas y mas, Nora no está en condiciones de hablar en este momento, pero al señor francés solo le interesa su puesto.

–Mira Dupont, te voy a ser muy franco, eres un tonto sin sentimientos, lo que Nora necesita ahora mismo es apoyo sentimental y un hombro en el que llorar, no un frío interrogatorio de cárcel, así que haré lo que debo hacer aquí y me la llevaré a casa, si quieres hablar con ella será conmigo y con mi abogado delante, Nora, sal fuera– Ella asiente y sale del edificio hacia el lugar donde estaba antes, dolida pero mas tranquila.

–Frank, eres muy sincero cuando quieres, pero te tomo la palabra, organizaremos eso otro día y podrá hablar tranquilamente, no la presionaré– El francés habló con una mirada respetuosa, si yo hubiese querido habría entrado a la policía y sería el jefe, pero prefiero que eso lo haga el, que el haga de cabeza visible mientras yo me encargo de lo importante.

–Y el café lo pondré yo, no soporto esa mierda que os suministran en comisaría, por dios, es un aguachirri de manual– Suelto una carcajada y voy hacia donde está el cuerpo tendido, en la misma posición que murió.

–Bienvenido señor Jones– Una chica mas o menos de mi edad se acerca a mi, su piel de color chocolate y sus ojos dorados son muy atractivos, pero ella no es de mi interés, además que es la primera vez que la veo, en sus manos tiene una bata de laboratorio extra aparte de la que lleva puesta –Pongase esto por favor– Me extiende la bata de sus manos.

–Por favor nada de formalismos, soy como un compañero mas, llámame Frank– Me fijo en la etiqueta de su bata, donde pone el nombre de esta –Azalea Brown, pasame unos guantes por favor–

–Si Frank– Ella me entrega los guantes para el trabajo y me los pongo, después me acerco al cadáver para empezar una revisión superficial con una linterna que saco de mi maletín.

–Joder, el que ha hecho esto se ha ensañado pero bien– Le paso la linterna a la chica y ella alumbra mientras con un bisturí y unas pinzas medicas saco las balas del cuerpo para colocarlas sobre un paño esterilizado –Este hombre tiene todos los órganos vitales destrozados, no es de extrañar con estas balas–

–¿Sabes de qué son?– Azalea me mira mientras asiento, dejándola todavía mas confundida, su acento hindú se notaba bastante, de todos modos la dejé seguir hablando –¿Como un hombre cualquiera puede haberse ensañado con una sola persona?–

–Un hombre cualquiera no mata a cuatro personas en casi un mes, este tío ha vaciado un cargador de 20 balas de 9 mm Parabellum de una Beretta 92 de golpe– Me levanto y miro la posición de los agujeros, por lo que me pongo en la que creo fue la dirección del asesino y apunto con mis dedos en forma de pistola hacia el cuerpo –Disparó desde aquí y debió evitar que se moviese de alguna forma–

–¡Frank mira!– Azalea dio un gritó mientras me señalaba con el dedo hacia donde estaba mirando ella, la zona de la pelvis tenía una sección levemente aplastada –Le pisó ahí mientras apuntaba para evitar su huida–

–Buen trabajo Azalea, eres muy observadora– Halago su capacidad de observar mientras ella sonríe levemente, ese dato nos sería de gran ayuda para la investigación.

–Si si, muy interesante Azalea, pero esto de aquí lo es mas– Otro chico del equipo de forenses se acerca, este es de cabello rojizo y ojos negros, se acerca a la cabeza del fallecido y con una pinza retira una especie de hilo fino de color amarillo para colocarlo en una bolsa de plástico y sellarla herméticamente.

–Ese pelo es del agresor, podría servirnos para capturar al asesino– Los tres llegamos a la misma conclusión al mismo tiempo, acto seguido colocamos el cuerpo en una bolsa negra y la cerramos con la cremallera.

–Bien– Compruebo la bata del chico y encuentro su nombre –Kevin, yo informo al comisario de los resultados, Azalea, descansa y ve a acompañar a la chica de fuera, dile que yo te envío– Ambos asienten y van a hacer lo mandado mientras yo voy hacia Dupont con la bolsa del pelo y otra con las balas.

–Frank, por tu mirada veo que tienes algo, ¿Qué habéis encontrado?– Dupont estaba muy intrigado por todo esto, aunque no puedo juzgarle porque es su investigación y hay pocos agentes en el pueblo dispuestos a participar.

–Si, tenemos dos cosas, una muestra de ADN y la munición del arma de este individuo, hoy se ha descuidado bastante, ya que es la primera vez que deja pistas– Digo seriamente mientras Dupont asiente prestando atención a todo lo que yo digo.

–Entonces ya podríamos encontrar al asesino y detenerlo– El comisario habla con motivación, claro que quería detenerlo cuanto antes, pero primero debemos analizar las pruebas y demás.

–Alto ahí maquinista, lo primero debemos comprobar el numero de serie del arma y cotejar la base de datos del ADN de todo el pueblo para dar con nuestro pequeño criminal– Digo cortando al policía, dejándole estupefacto por mis afirmaciones.

–Jones, si eres tan bueno en esto, ¿Por qué decidiste dejar el equipo forense?– Con sus palabras me impacta en el corazón, un tiro certero que me hace recordar varios momentos del pasado, cosas que siempre he querido dejar atrás.

–Porque se lo prometí a alguien muy especial, le prometí que lo dejaría y volvería a pasar tiempo con ella, no volver a decepcionarla y recuperar la felicidad que siempre tuvimos– Me quito una pequeña lágrima traicionera que intenta escapar de mi ojo, a la cual nunca permitiría irse.

–Oh ya, fue un tema muy duro, ella te vio llegar de aquella forma y se asustó– Dupont tenía razón, yo dejé que mi propia hermana me viera con mi ropa y piel manchadas de sangre, había ocurrido un accidente de trafico y yo tuve que ocuparme de registrar los traumatismos mortales, fue algo duro y mas para ella, porque era muy pequeña y sensible, no debí llegar tan rápido a casa, pero lo hice, arruiné su inocencia.

Me despido del comisario y salgo hacia fuera, Azalea está consolando a Nora de manera sentimental, al llegar a ellas me siento al lado de la mas joven y hago que apoye la cabeza en mi pecho, como haría un buen hermano mayor. Esto ayuda a que ella se calme, aunque casi se queda dormida en esa posición. Cargo a la chica en mi espalda y me alejo despidiendome de Azalea, en mi mano izquierda llevo el maletín sujeto. Antes de volver a casa paso a comprar un batido para Nora y un bollo para que se sienta mejor, después voy a casa y la siento en el sofá dándole lo que gue he comprado.

–Nora, vas a quedarte aquí con nosotros, al menos hasta que sepamos que hacer contigo– Veo como come el bollo y bebe del batido, aunque todavía se ve la preocupación en sus ojos sobre lo que va a pasar en un futuro.

Fin Narración Frank

Nora estaba inquieta y algo asustada por la parte del "Hasta que sepamos que hacer contigo" no tenía otros familiares cercanos que la aceptasen y a los otros no los conocía, pero no pensaba arriesgarse a vivir con alguien que no quiere estar.

–Yo, quiero quedarme aquí, no quiero irme con ninguno de los familiares de mis padres, ellos son malos conmigo– Veo como Nora se siente mal al pensar en ellos y la abrazo para calmarla.

–Nora, no vamos a enviarte con nadie que no quieras, tu vas a quedarte con nosotros, verás como todo sale bien– Digo protegiendo a la pelirroja entre mis brazos, va a ser bueno convivir con alguien de mi edad en casa.

–Claro que si, nos ocuparemos de manejar todo el asunto de la custodia para que puedas quedarte con nosotros– Dicen mis padres al mismo tiempo, deseosos de poder proteger a alguien que lo necesita.

–G-gracias señores– Nora deja salir varias lágrimas de felicidad, a lo cual yo las limpio y qprieto un poco mas el abrazo –¿Puedo dormir contigo Giselle? Al menos esta noche para sentirme segura–

–Claro que si, ahora somos como hermanos y voy a encargarme de cuidarte– Acompaño arriba a mi nueva hermana y la ayudo a ponerse cómoda en la habitación, también en unos días iremos a por su ropa y el resto de sus cosas, pero por el momento la dejaremos descansar.

El día pasa bastante rápido, Nora y yo ya estamos en la habitación durmiendo abrazadas, la cuido de los momentos negativos que está sufriendo y ayudo a crear otros positivos.

Habitantes vivos: 698
Habitantes fallecidos: 5

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