Capitulo 2: Gula
Han pasado ya dos semanas desde el entierro del sacerdote, aunque era el primer fallecido, en el pueblo ya el terror empezaba a vivir, la angustia por quien sería el siguiente en la lista, en este momento me encuentro en la calle con mis dos únicos amigos, Joey, un chico de cabello castaño, ojos negros y piel bronceada, quien ahora mismo viste una camiseta de manga corta color rojo, un pantalón vaquero negro y deportivas verdes y Emma, una chica rubia de ojos verdes y piel blanca que viste con una camisa rosa pálida, unos vaqueros azules y sandalias amarillas. Nos encontramos caminando hacia el barrio de tiendas para comprar alguna bolsa de dulces.
–Esto del asesino si que da miedo, ¿No creéis?– Pregunto pensando en el asunto, pues esa clase de cosas no suelen pasar en pueblos como el nuestro, tan pacíficos y alegres.
–Si, pero si hacemos las cosas bien y seguimos las pautas de nuestras familias todo irá bien, no nos va a pasar nada a nosotros– Dijo Emma eliminando la tensión del ambiente, ella es muy buena en eso.
–Ya lo creo, nunca hemos hecho nada malo, salvo dejar la iglesia y el asesino no se van tan religioso que digamos– Habló Joey, causando que los tres riéramos en bajo, era verdad, para matar a un sacerdote no debes creer en ninguna fe.
Conforme caminamos, nos vamos fijando en todas las personas que pasan por allí, cualquiera podría ser el asesino y nadie lo sabría, por eso apresuramos el paso para poder llegar a comprar los dulces cuanto antes, después de todo, en este día vamos a pasar la noche juntos, viendo películas, aunque es un día entre semana, quedamos para celebrar a nuestra manera los inicios del verano. Al final compramos todo y fuimos a prepararnos, de todos modos mis amigos deben tomar un pijama de sus casas. Cuando llego a casa veo a Frank con una expresión seria, estaba revisando a una chica de mi edad, de cabello color miel y ojos marrones, la pobre se veía en los huesos, como si no hubiese comido nada, por suerte para mejorar su tarea de criminología mi hermano estudió un par de años de medicina
–Señora Anderson, su hija sufre de un caso leve de raquitismo, ¿Cuanto hace que no toma un vaso de leche en condiciones? Por la forma en que se queja tiene un déficit de calcio en los huesos– Abre un maletín en el que tiene varias medicinas de obtención legal y agarra una cajita con unas pastillas blancas –Son suplementos de calcio, debe tomar una al día, mejor por la noche, con un vaso de agua y al menos un sándwich, ¿Le importa si hoy su hija se queda aquí? Para controlar la primera toma con facilidad–
–Claro, yo estoy de acuerdo señor, si a usted no le es molestia– La señora Anderson sonríe aliviada, al fin su hija tiene ayuda, aunque en su rostro es un poco visible que no toda la que quiere y eso solo Frank lo ve.
–Yo hoy tengo una fiesta de pijamas con mis amigos, después de eso puede acompañarnos– Digo con calma, claro que haría lo posible por ayudar a alguien necesitado y ahora esa chica es la necesitada.
–Me parece bien, el apoyo de personas de su edad puede ayudarla a salir del paso– Dijo mi hermano mientras observaba a su paciente, la verdad no entiendo porque vienen a pedirle ayuda a el cuando pueden ir al hospital, pero alguna razón habrá.
Me llevo a la chica a la planta superior y charlamos un rato, ella se llama Gema y su padre es el carnicero del pueblo, menos mal que no se parece a el, porque es un hombre obeso con la coronilla calva, pelo alrededor de esta y largas patillas de color negro, su madre, Rose Anderson es doctora en el hospital de Hagerton. Cuando mis amigos llegan al rato, les explico la situación y ellos aceptan el asunto, pues una persona mas no haría tanta diferencia. Pasamos un par de horas jugando juegos de mesa hasta que se hace de noche, mi hermano sube con un sándwich, el suplemento y un vaso de agua, lo cual Gema toma tranquilamente, después de verla sale y va hacia su cuarto. Nosotros tranquilamente nos ponemos a ver películas para disfrutar la noche.
Narra Desconocido
La noche es hermosa y todavía lo es mas cuando hay silencio, un pacífico silencio que tranquiliza los corazones de la gente, no mas de lo que yo lo hago, pero en algo ayuda a tranquilizarlos, vuelvo con mi outfit completamente oscuro, solo que ahora tiene añadido una tela extra que cubre parte de mi rostro, aparte de eso todo es igual a la ultima vez. Llego a una casa que tiene las luces de la planta baja encendidas y toco la puerta, lo justo para que la señora Anderson abra, se la ve toda golpeada y con sangre seca, un ojo morado, etc.
–Disculpe señora, ¿Es aquí la partida de poker? Ruego perdone mi tardanza para el juego– Digo de manera cortés, ella no me conoce ni sabe quienes son los amigos de su esposo, así que se hace a un lado y entro.
–Claro, mi esposo y sus amigos lo esperan en el sótano, señor– Rose no dice mas porque no sabe quien soy, así que me invento un nombre para poder decirle sin destapar a mi yo real.
–Andrew, me llamo Andrew Johnson– Digo de manera convincente, tan convincente que ella asiente indicándome las escaleras al sótano, las cuales yo observo antes de bajar lentamente y en silencio.
Cuando llego abajo del todo, abro la puerta del sótano y después la cierro completamente por dentro, haciendo un fuerte nudo difícil de atar para que nada ni nadie nos interrumpa, los otros hombres me miran confusos mientras termino de atar el nudo y me siento tranquilamente a la mesa con ellos.
–Disculpa, ¿Quién eres tu y por qué cierras la puerta? Mi esposa tiene que prepararnos unos aperitivos y cervezas para la timba, así que ve quitando esa cuerda de la puerta para que entre– El señor Anderson controla mas o menos su cólera para no montar un escándalo allí mismo.
–Calma Jeremy, ¿No reconoces a tu fiel amigo Andrew? Simplemente he venido a divertirme, igual que todos aquí, ¿No quieres jugar conmigo? Además, ¿Qué tontería es esa de jugar con aperitivos y cervezas? Los hombres de verdad juegan a palo seco, sin consumir nada– Digo con una expresión de altanería mirando a todos, en cierto modo les intimida mi forma de hablar.
–Bueno juguemos ya, no importan los aperitivos ni nada– Otro de los hombres, Erick, habla calmando la tensión para que empiece la partida, otro de ellos, Mike, reparte cinco cartas a cada uno, las cuales recogemos formando nuestra mano oculta a la vista de los otros.
Conforme van diciendo las manos que han sacado, la sonrisa bajo mi cubreboca se va ensanchando, lo cual no ven en ningún momento, pues estoy bien protegido a los ojos del resto, no como ellos, a merced de todos y cada uno de mis sentidos.
–Escalera real– Digo, plantando mi mano frente a ellos, encima de la mesa, les he ganado de forma aplastante, dejando sus caras estupefactas mientras recojo todo lo apostado y lo guardo en una bolsa de tela que había allí –Voy a ayudar a la señora Anderson con unas cosas, seguro que necesitaréis algo de comer y beber para tragar la derrota– Río, retiro el nudo de la puerta y subo a ayudar a la vecina.
–Señor Johnson, ¿Ya se va?– Me pregunta Rose, al mismo tiempo que suelta una risita por ver la bolsa que llevo, indicando mi victoria frente al resto.
–No no señora Anderson, su esposo me pidió que le ayude a usted para preparar unos aperitivos y bebidas, parece que la derrota les ha dejado con hambre y sed– Digo, agarrando unas bolsas de cacahuetes pelados, patatas y unas aceitunas –Yo lo hago, usted vaya a descansar– Sonrío bajo mi mascara improvisada, relajando a la señora mientras la saco de la cocina.
–No me diga señora caballero, llamame Rose, encantada– Sin mas esta subió a su dormitorio para desplomarse agotada sobre la cama y quedarse dormida.
Empiezo a preparar todo para los perdedores de abajo, logrando inyectar un veneno sin sabor en los distintos aperitivos y tras servirlas en un vaso hago lo mismo, después pongo todo sobre una bandeja y vuelvo al sótano con todo listo, lo dejo sobre la mesa y vuelvo hacia la puerta.
–¿Tu no comes?– Me pregunta Jeremy, a lo cual yo niego, saliendo del lugar y dejándoles allí tranquilamente, tomando su ultima comida y su ultima cerveza.
Tomo la bolsa con mis ganancias y salgo de allí, por el camino vigilo que no haya nadie, ya que sería sospechoso ver a alguien paseando por la calle a esas horas, casi medianoche cuando volví a casa y subo por la misma ruta que utilizo para entrar en mi dormitorio desde fuera, escondo mis ganancias, guardo la ropa, me pongo un pijama y voy a dormir.
Fin narración Desconocido
A la mañana siguiente me despierto y veo que estoy en mi cama con Emma y Gema a los lados, Joey en un saco de dormir y un montón de envoltorios de gominolas repartidos por el suelo. Despierto a todos y bajamos los cuatro a tomar nuestro desayuno.
–Buenos días– Decimos los cuatro al mismo tiempo, soltando un bostezo sincronizado que hace reír a mis padres.
–Buenos días hija, chicos, ¿Qué tal habéis dormido?– Mi madre pregunta mientras nos hace sentarnos para después servirnos el desayuno.
–Muy bien mamá– Respondo por los cuatro, pues no hubo problemas para dormir, todos estábamos muy a gusto para dormir en mi habitación.
–Me alegro chicos, hemos llamado a vuestros padres y acordamos que hoy no iréis a clase, Gema, tu madre no responde y tu padre tampoco, nosotros preguntaremos por ellos– Dice mi padre para ayudar, el es alguien querido por todos y que apoya a todos los que lo necesiten.
–Gracias señor, se lo agradezco mucho– Gema sonríe apenada, en el fondo sabe que algo está pasando, pero no se atreve a formular el qué.
–No hay de que jovencita, descansa y come bien– Dice mi madre, saben lo del estado de mi nueva amiga y quieren apoyarla lo mas posible.
Tranquilamente desayunamos y en el ultimo momento Emma y Joey vuelven a casa con mis padres, mientras que yo subo de vuelta con Gema a mi dormitorio y recogemos todos los envoltorios y el saco de dormir de Joey, ya que se lo dejó en mi cuarto, en ese momento escuchamos encenderse el televisor y saltan las alarmas, así que bajamos rápido y al ver la escena abrazo a Gema para reconfortarla.
–Nos encontramos en el hospital Greenday, donde la señora Rose Anderson ha alertado a las autoridades del como ha encontrado a su esposo y sus amigos fallecidos en el sótano– La misma periodista de hace un par de días, la verdad una de las pocas que hay, cubría la noticia, en el momento le pasa el micrófono a la madre de Gema, quien lloraba desconsolada en su cama de hospital.
–Y-yo bajé a ver como estaban y me los encontré así, estaban con la cabeza apoyada en la mesa donde jugaban su partida semanal de cartas, ellos estaban comiendo unos aperitivos y cervezas que subió a buscar alguien que les había ganado a las cartas– Dijo Rose conteniendo las lágrimas –Me desmayé al verlo y por eso estoy aquí–
–Pero señorita Anderson, en el hospital nos han comentado que usted llegó aquí con varias lesiones físicas, no tenemos constancia de que el asesino se las haya hecho pero, ¿Nos podría decir quienes estaban con usted en casa y mas o menos desde cuando tiene esos golpes?– Acababa de llegar el jefe Dunoir, tomó el micrófono y tras hablar lo puso frente a la hospitalizada.
–P-pues– Los labios de la señora Anderson temblaban mientras trataba de recordar todo de la noche anterior –Estaban mi esposo, Erick Miller, Mike Williams y Andrew Johnson, el fue el primero en subir después de la partida, me dijo que el se ocuparía ya que mi difunto esposo había ordenado unos aperitivos y bebidas, el los preparó mientras yo me iba a descansar, de ahí ya no recuerdo mas–
–¿Y sobre sus lesiones? ¿Como le ha ocurrido esto?– Dunoir presionaba para saber como estaba ella de esa forma, pues no se creía el hecho de que el desmayo fuese por la escena vista.
–M-me las hizo Jeremy– la verdad salió a la luz, pues el micrófono hizo ampliarse todas y cada de las palabras de la mujer, causando un gran impacto en todos los que lo veían.
–M-mamá– Rápidamente apago la televisión para que Gema no vea mas, no quiero que sufra viendo así a su madre, pues es un mal trago para ella.
Llegó el día siguiente y las clases se habían cancelado para celebrar el funeral de los tres, aunque nadie fue, Rose porque estaba en el hospital, Gema porque estaba conmigo en casa hasta que su madre se recuperase del todo, en cuanto a Erick y Mike, sus familias si fueron, pero fueron los únicos, ya que nadie quiere acercarse a la tumba de un maltratador de mujeres.
Habitantes vivos de Hagelton: 696
Habitantes fallecidos: 4
Notas
Talio: Metal pesado que usado como veneno es insípido, e inodoro, ingerir un solo gramo de esta sustancia ya conduce a la muerte.
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