6. Lo que quedó de nuestra historia
Pasó un tiempo desde aquel agravio. Y aunque Arek los había dejado un rato tranquilos, ambos se mantenían alerta, pues no habían descubierto nada nuevo del encapuchado desde entonces, solo que ellos no eran los únicos interesados en encontrarlo, sino que el ataque al bar fue ocasionado por el credo, y el encapuchado logró mezclarse en la multitud.
Iba a cumplirse casi un año desde que buscaban al encapuchado, y la navidad llegaba a la ciudad, con gente cantando por la calle villancicos y adornos por todas partes.
Ethan no había vuelto a ver a Damon desde su encuentro, y dudaba que él lo recordara. Se negaba a escuchar la insistencia de Angel por que fuera visitarlo, y aun así, cada día continuaba yendo al lugar donde Damon trabajaba. Se quedaba afuera de la repostería, no pensaba pasar, pero era suficiente con mirarlo. Tuvo muchas oportunidades de ir y decirle al menos un "hola", iniciar una conversación como dos desconocidos, y no sé, quizás hacerse amigos, pero él no era alguien normal, y tampoco podía permitirse tener amigos.
—No estarás aquí porque trabaja cierto chico, ¿no?
Ethan miró mal a Angel por encima del hombro ante ese toque de diversión en su voz.
—Me aseguraba que el encapuchado no volviera por aquí.
Angel sonrió, enarcando una ceja.
—¿Te preocupa?
Ethan giró sobre sus talones, comenzando a alejarse.
—Claro que me preocupa. Arek es capaz de cualquier cosa, incluso amenazarnos con ellos. Por eso yo...no quiero a nadie —fijó la mirada en la palma de su mano—. Es lo que te enseñan en la Hermandad...
Angel tomó la mano de Ethan, capturando su atención.
—Sé qué crees que Damon, Ellie, y todos los demás están mejor sin ti, pero creéme que si los vieras te darías cuenta que no es así. Te extrañan.
La mirada tierna de Angel reflejaba la esperanza, la ilusión, algo que se había apagado hace mucho tiempo en Ethan. Puede que haya despertado, pero en realidad no revivió.
Así que apartándose, frunció el ceño.
—No estamos en la misma situación, Angel. Damian sabe que estás en alguna parte. A salvo o no, está esperándote. Yo no...no podría simplemente llegar y meterme en su vida. Ellos construyeron algo que gracias a mí se rompió. No pienso quebrarlo de nuevo. —Ethan se alejó, dejando dudas en la mente de Angel. Él mejor que nadie conocía cómo habían sido las cosas desde su muerte, presenció la pérdida, el duelo, en Ellie, en Damon, incluso en Damian. Excepto en Ethan. Tan pronto Arek lo rescató, lo puso a dormir, sin la oportunidad de sentir algo, enojo, tristeza, cualquier cosa. Angel sólo había visto indiferencia de su parte, y por primera vez en años, cuando se encontró con Damon, apreció una chispa en su mirada, sí, tal vez sentir angustia no era el mejor sentimiento, pero aun podía sentir algo, y si Damon era el causante de ello, no quería que se alejara.
—No arruinas la vida de nadie —intervino Angel—. En todo caso la haces mejor, o mírame, probablemente no habría sobrevivido si no fuera porque estás aquí. Sí, fue Arek quien nos salvó, pero lo demás depende únicamente de nosotros.
—¿Y qué? —su rostro se tornó sombrío—. En cualquier momento podrías irte y formar una vida, pero estás aquí, porque te doy lástima o lo que sea, pero sé que estás aquí porque si yo no te tuviera no tendría nada.
Angel retrocedió, sintiendo un pinchazo en el pecho.
—¿Crees que me quedo porque te tengo lástima? —formó una mueca—. ¿Y tú no sientes lo mismo por mí? Ayudas a Arek porque yo así lo quise, te lo pedí y ahora te sientes obligado a seguirme.
—Yo no... —Ethan jadeó, llevándose las manos a la cara—. No, no, escucha —apretó los párpados un segundo y habló más suave—. No quiero pelear contigo, es solo que yo...estoy confundido. Necesito...espacio.
Ethan se dio la vuelta y Angel respetó el espacio que pedía. Tal vez se había excedido con lo último, e Ethan tenía razón en no querer saber nada de su antigua vida. Para Angel era diferente, él extrañaba su vida con todas sus fuerzas cada día, a Damian, compartir pequeñas discusiones con él que terminaban en besos, y el temperamento explosivo de su novio. A Jaden, su hermano a quien no pudo ver crecer la mayor parte de su vida, y ahora tenía una vida sin él, una de la que deseaba formar parte, haber podido ir a su boda y regodearse sobre que era pariente del mejor jugador de fútbol americano de la selección, pero ni siquiera había visto ni un solo partido suyo. Y cada día que pasaba, era un día en el que los desconocía más, no quería perderse, no como Ethan. Tampoco que lo recordaran como el asesino que los engañó e hirió. Sólo ser el pequeño niño al que su madre había criado para preocuparse por los demás, al que soñaba con ser chef y abrir un restaurante, el enamoradizo que deseaba vivir una historia de amor como las novelas que leía. Pero incluso esos sueños ya no parecían suyos.
Y por ello Ethan lo admiraba, por ser diferente a él a pesar de las circunstancias en las que vivían.
—No abras los ojos .—Damon habló entre risitas, mientras conducía a Ethan por las escaleras.
—Estás tapándome la vista, no creo que pueda hacer mucho igual.
Aunque Ethan era desconfiado, no creía que Damon lo estuviera conduciendo a una trampa, ¿o sí?
—¿Recuerdas cuando dijiste que nunca celebraste la navidad? —preguntó Damon. Se detuvieron en el que seguramente era su cuarto, ¿qué más podría ser?
—Eh...sí, ¿pero por qué estás recordando eso ahora?
Damon sonrió, retirando las manos del rostro de Ethan, y al abrirlos, un sinfín de luces de colores lo deslumbraron. El cuarto era adornado por objetos navideños por todas partes, además de que todos sus amigos estaban ahí. Corrieron a abrazarlo, mientras él trataba de asimilar lo presenciado.
—¡Feliz navidad! —Kian puso las manos en alto, sonriendo de tal manera que sus ojos se achinaron.
—Es cuatro de mayo —las palabras salieron por sí solas de sus labios.
—Lo sabemos —Gwen se asomó por encima del hombro de Kian—, pero en cuanto Damon nos platicó de que nunca celebraste la navidad planeamos todo esto. Tampoco es que seamos muy expertos, nuestras familias son un caos, muchas veces pelean en las cenas o hay accidentes, pero esperamos que te guste.
—Sí, Ethan —Elaine habló, por lo que todos inclinaron la mirada debido a su baja estatura—. Sé que no somos tu familia, pero todos aquí te queremos.
Ethan sonrió enternecido por palabras afectuosas a las que no estaba acostumbrado, cuando la voz de Adam se hizo presente.
—¿Qué dices? No está tan mal, ¿no? —preguntó extendiendo los brazos. Después miró a Damon tras de él con una sonrisa ladina—. Damon hizo algo bien.
Él frunció el ceño al instante.
—Cállate, solo te invité porque sé que no habría sido tan especial para Ethan si no hubieras venido —señaló Damon, a lo que Adam enarcó una ceja.
Ethan rio internamente sin importar que ambos fueran unos idiotas cuando se juntaban.
Ese día hubo regalos, y comida, mucha comida. Y lo más gratificante, los tuvo a ellos, el sueño del pequeño Ethan, estar en un hogar y tener una familia.
♧♧♧
Damon se frotó las manos debido al frío que amenazaba afuera, cubriéndolo todo de nieve. Cerró la puerta tras de él y se colocó a lado de Damian, quien admiraba el cielo despejado, en el que se podían contar las estrellas con facilidad.
—¿Qué miras? —le preguntó Damon.
—La ciudad —respondió Damian, sus ojos brillaban por los destellos de luz—. Me pregunto qué estará haciendo Angel allá afuera. ¿Quizás comiendo pavo?
Damon rio ante la idea, que aunque era una insinuación inocente, le extrañó viniendo de Damian. En los últimos años su hermano se había ablandado demasiado, no es que fuera algo negativo, en realidad fue lo que siempre quiso ver de él, esa parte cálida y esperanzadora, pero temía que pudiera salir lastimado por ello.
—¿Por qué no se lo preguntas?
Damian ladeó la cabeza hacia su hermano.
—¿En serio? —su tono fue irónico.
—¿Qué? En navidad se cumplen los deseos y esas cosas, ¿no?
Damian negó con la cabeza, mordiéndose el labio.
—Pensé que creías que debía dejar de insistir con lo de Angel.
—Y así es —afirmó, metiendo las manos en sus bolsillos—. Pero tampoco puedo impedirte que dejes de hacerlo. Además, ¿quién soy yo para destrozar las ilusiones de mi hermanito? —le sacudió el pelo.
—Nunca dejarás de verme como un niño, ¿verdad? —levantó las cejas, haciendo a Damon apretar los labios.
—Mmm. Cuando seas mayor que yo lo haré.
—Eso significa que nunca —murmuró Damian.
—Qué listo.
—Oye, ¿te quedarás a cenar? —le preguntó Damian, haciendo una gesto con la cabeza en dirección a la casa.
—Más tarde. Debo ir a cerrar el local.
—Bien, pero apresúrate, o sino Jaden me hará ver las fotos del ultrasonido de su bebé por millonésima vez.
Damon arrugó la nariz, inclinándose un poco para imitar al deportista.
—¿Será eso o es que tienes envidia de que tú no puedes tener hijos? —preguntó con el mismo tono aniñado que Jaden usaba cuando lo decía.
Ambos soltaron una carcajada.
—Me voy, enano. —Damon volvió a sacudir el cabello de su hermano y se alejó por la calle solitaria, alumbrada por los faros de luz.
Damian volvió la vista al cielo brillante, con la tonta idea de que quizás Angel miraba el mismo cielo en ese momento.
—Te extraño...
♧♧♧
—Es navidad —dijo Angel, haciendo a Arek fruncir el ceño mientras se acomodaba la corbata frente al espejo.
—¿Y eso en qué me afecta?
Angel suspiró, acercándose a él.
—Deberías estar con tu padre, y tu hermano. Sé que fue duro para ti perder a Stefan. —Angel habló con una delicadeza que esperaba, no afectara a Arek y comenzara a gritarle—. Conozco a tu padre, pero no puede ser tan malo...
Arek desvió la mirada, sonando frío igual que siempre, pero con una cercanía que le hizo creer a Angel por un momento que eran los niños que alguna vez comieron helado en el parque.
—Él no ha estado bien estos días —dijo y al mirar la expresión lastimera de Angel a través del espejo, cambió el semblante—. Como sea, no importa. Recuerdo que para ti esas cosas eran importantes, te emocionabas cada vez que era navidad —soltó con indiferencia.
—Sí, pero ahora...bueno, creo que cuando todos piensan que estás muerto no hay mucho que pueda hacer.
A Arek siquiera le importaba la festividad, pero el saber que a Angel sí, le provocaba una sensación nauseabunda y un piquete punzante en el pecho.
—Seguiré investigando el caso del encapuchado —comentó Arek—. Tú e Ethan pueden ir adonde quieran. Esta noche no los necesito.
Angel arqueó una ceja.
—¿Estás seguro?
—Sí. De igual forma han sido un estorbo. La última misión no resultó bien gracias a ustedes.
Angel frunció el ceño. Eso no era todo lo que Arek quería decir. Había aprendido a leer entre líneas, y vaya que él tenía demasiadas páginas, pero no continúo indagando. Por una noche, quería tener tranquilidad, así que salió de la habitación, dejando a Arek absorto en sus pensamientos.
♧♧♧
Ethan caminó rumbo a la repostería de Damon, sin siquiera ser consciente que era allí a donde sus pies lo llevaban. No quería escuchar a Angel, estaba cansado de obtener el mismo sermón optimista. No todo era tan fácil como lo planteaba, ¿o sí?
Demonios. Él quería que Angel estuviera equivocado, y aun así...
¿Quería volver a casa? ¿Siquiera aún tenía un hogar?
Aunque tratara de negarlo, se preguntó un par de veces qué había sido de Ellie, o de Elijah, su padre. Él era su padre, y nunca se lo dijo, ¿pero ahora importaba? Todos superaron su muerte con éxito, ¿por qué complicarlo todo?
Entonces sus pasos se detuvieron frente al local de Damon. Las luces estaban encendidas y el lugar vacío, mientras Damon se paseaba entre las mesas, limpiándolas. Tomó su abrigo del perchero y apagó la luz, cruzando la puerta. Afuera, miró a los lados e Ethan tuvo el instinto de salir corriendo, pero no lo hizo. Cada fibra de su ser temblaba por acercarse, solo dar un paso más y estaría cerca de él nuevamente, como el día que tocó su mano para detenerlo. Fue como sentir un millón de chispas estallar en su interior. Aunque algo en su interior aun lo obligaba a permanecer en donde estaba.
Temía ser débil ante esa mirada dulzona o aquella sonrisa risueña, a la corriente electrizante que solía sentir en las yemas al tacto de su piel contra la suya, a la gentileza de su voz y la suavidad de sus palabras, al chico soñador y altruista, a todo lo que lo había llevado a enamorarse de Damon.
Pero cuando lo miró, él ya no era ninguna de esas cosas.
Antes de poder dar un paso, una mujer de largo cabello cobrizo llegó corriendo hacia él. Damon se giró y atrapó su cintura, robándole un beso, en el ambos se fundieron.
El corazón de Ethan no se rompió, ya había estado así durante mucho tiempo, cuando su padre lo entregó a la organización, cuando se alejó de su madre, de Ellie, y cuando volvió, pero ninguna podía reconocerlo como parte de la familia. Al conocer a Damon, y tener esperanzas, esperanzas que lo llevaron a tomar probablemente la estupidez más grande de su vida. Perdió a su familia dos veces, no podía hacerlo de nuevo.
Entonces tomó todos sus pedazos, y volvió a unirlos, o al menos fue lo que se dijo así mismo, mientras se alejaba, caminando sin rumbo. No tenía a dónde ir. No se había sentido tan perdido desde que regresó a su casa luego de escapar de la Hermandad, pero ahora no había a donde volver.
No quedaba nada de la antigua vida de Ethan Ackerman.
♧♧♧
Mientras tanto en la casa de los Lerman, llegó el momento de abrir los regalos. Se organizó una gran reunión con el padre de Damian, quien ahora vivía felizmente divorciado, luego de ser consciente del daño que la mujer había causado en sus hijos, y culpable por no haber defendido a su hijos. Claro tampoco podía faltar Ellie y el pequeño Liam, junto a Livard, quien volvió a enfermar del cáncer del que alguna vez se recuperó, pero todos trataban de ser positivos. Durante la comida, Jaden platicó anécdotas sobre ser una celebridad, mientras se le inflaba el ego, y los demás se reían de ello.
Luego Damian subió a su habitación abatido por la cena, dejando caer su peso en la cama, cuando la brisa que entraba por la ventana tiró al suelo una nota que se encontraba en la mesa.
Damian se levantó, recogiendo la hoja. Acarició con las yemas de sus dedos la letra prolija y pulcra. Reconoció al dueño de tan limpio trabajo y leyó:
Damian.
Sé que no nos hemos visto en mucho tiempo, quizás el suficiente para que olvides el sonido de mi voz, o mi personalidad, quizás mi apariencia pese a tener una personificación similar de mí contigo todo el tiempo. Tal vez la vez que nos enamoramos se sienta ahora como un sueño, uno tan lejano que se desvanece con el tiempo. Pero quiero que esto dure para siempre. Y aunque soy consciente de que probablemente encuentres a alguien más, sino es que ya lo hiciste, yo no quiero hacerlo, pero trataré de no estar celoso, lo prometo. Quiero que seas feliz, no quiero que tu felicidad dependa de mí, y si debes odiarme como alguna vez lo hiciste, que así sea.
Tu vida siguió su curso, muchas cosas cambiaron, pero yo no olvidé, recordando el las risas, las peleas, la primera vez que te vi en aquel árbol de nueces, cuando me besaste creyendo que se trataba de Jaden, y cuando lo hiciste siendo yo mismo. Porque aunque sé que hay muchas razones por las que no deberíamos estar juntos, aún tengo esperanzas, creo en ti, en mí, en nosotros. No quiero que me esperes, porque sería egoísta, pero yo esperaré por ti, porque llegues a amarme como alguna vez lo hiciste. Quiero ser el héroe que necesitas, y aun si no estamos juntos, te amo, y lo haré hasta el último de mis días. Cada pedazo de mi alma será siempre tuyo, y a donde quiera que vayas, confía en que estaré cuidándote.
Con amor, Angel.
Angel creyó que Damian estaría desconsolado, pero que al final pasaría página como siempre hacía, sin importarle lo que dejara atrás. Sin embargo, para él no fue una despedida, sino el inicio de algo más: Esperanza, lo que todos buscaban con desesperación. Y por un día más, Damian volvió a tenerla cuando la creyó casi perdida, pues el amor perdona y no olvida. Y Angel le enseñó a perdonar, pero no a olvidar.
———
En pocas palabras no quedó nada de Ethan y Damon gente 😭
Y pues de Damian y Angel quedaron cenizas
Puras migajas nos tocan aquí
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