24. Traición
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Damian corrió a la puerta al escucharla abrirse. Esperaba encontrar a Angel, pero no tenía idea de en qué estado lo haría. Para su alivio, este sólo se veía cansado, y una sonrisa boba se asomó en sus labios al verlo.
—Hola, nuecesita.
Damian no sabía si quería golpearlo, o besarlo por semejante estupidez.
—¿Qué pasó? —preguntó velozmente, esperando explicaciones. La sonrisa de Angel cayó rápidamente.
—¿En serio me preguntas? ¿Ni siquiera un beso o algo?
Damian suspiró cansado, y finalmente se fundió en sus brazos en un gesto por esfumar su preocupación y al mismo tiempo ocultarla, llegando al esperado alivio que sintió al ver a Angel atravesar la puerta. No sabía si podría soportar verlo nuevamente partir.
Angel, entendido su sentir, le rodeó la cintura, hundiendo su nariz en la clavícula de Damian, inhalando el dulce aroma de su perfume, de casa y de la familiar comida.
Comida.
Angel se apartó sin soltarle la cintura, percibiendo un aroma hogareño flotando en el aire.
—¿Hiciste de comer? —enarcó una ceja burlón.
—No todos somos unos genios en la cocina, pero sí, sé cocinar. Además, no podía mantenerme quieto mientras esperaba. Dibujé y me puse a escuchar música a todo volumen, pero me di cuenta que solo me estaba poniendo más ansioso.
Sonriendo, Angel le acarició la barbilla.
—Lamento haberte preocupado.
—Solo espero que haya valido la pena —Damian intentaba disfrazar el enojo, pero sus ojos delataban la furia aún encendida en ellos, que aunque más tranquila, la chispa seguía ardiendo.
No estaba molesto con Angel exactamente, quizás había sido demasiado duro al culpar a Ethan, y ahora se arrepentía de la escena que había montado frente a Damon, pero si había alguien por quien no se sentían para nada mal por culpar, era Arek. Por él, ambos estaban metidos en todo este lío, por él y su estúpida familia psicópata. Y quería decirlo a los cuatro vientos, pero en el fondo, temía que Angel lo defendiera. Esperaba no volver a tener esa discusión, no quería parecer un novio celoso del tipo que dice "¿Él o yo?". Aunque claro, ni siquiera tendría que elegir, si Angel tuviera la mente clara y sana como para alejarse de Arek sin necesidad de que alguien interviniera.
Angel suspiró en respuesta, seguido de un movimiento de cabeza.
—Lo hizo, pero no estoy seguro si empeoré las cosas o no.
—Estate tranquilo, Damon y Etha volvieron igual —dijo Damian, dejándose caer en el sofá con despreocupación—. Te dije que estaría bien. En todo caso, a quien hay que cuidar es a ti. Estás metiéndote en problemas todo el tiempo.
No era un reproche, pero sonaba como uno. Angel estaba tan acostumbrado a sus reproches, que incluso le gustaban.
—Ey —se sentó a su lado, sonriendo ladino—. Parece que te afecta más de lo que creí que me vaya.
—Claro que lo hace —Damian protestó, propinándole un golpe en el pecho, sacándole una risa a Angel—. La última vez que te fuiste, tardaste cinco años en volver. Tal vez para ti fue divertido, pero para mí no. Me quedo aquí como una mujer que espera a su marido que va a la guerra.
Angel volvió a reír, envolviendo a Damian entre sus brazos y acurrucando su cabeza en su pecho.
—Sé que no cambia nada que diga que lo siento, pero en verdad lo siento. A veces desearía que la situación fuera más simple, y no tuviera que irme nunca más, pero prometo que voy a resolverlo. Entonces me tendrás siempre y para siempre contigo, que incluso te cansarás de mí, y cuando lleguemos a viejos, seremos de esas parejas que se la pasan quejándose del otro, pero que al final, recuerdan por qué han estado tanto tiempo juntos.
Damian sonrió. Siempre era lindo escuchar al Angel ingenuo y llenó de esperanzas.
—Seguro. Y no olvides a los perros.
—Claro, tendremos muchos perros.
Damian se alejó, poniendo una mano en su pecho, contemplando cómo su corazón latía lentamente bajo su tacto.
En eso, Angel frunció el ceño.
—Oye, regresando a lo de antes, ¿cómo que Ethan y Damon volvieron?
Damian se encogió de hombros.
—Ya sabes, Damon no paró de perseguirlo hasta que Ethan se rindió. Les gusta el drama.
Angel rio por las múltiples veces que intentó convencerlo sin conseguirlo, así que entendía a la perfección lo terco que Ethan podía llegar a ser.
—Pero no sé muy bien cómo van las cosas, la última vez que hablé con Damon me dijo que no había vuelto a ver a Ethan desde lo de su casa.
Angel frunció el ceño, acomodándose para recibir a Damian entre sus piernas.
—¿Lo de su casa? ¿Qué pasó en su casa?
Damian desvió la mirada. Que se enterase era algo que prefería evitar, pero su lengua resbalosa lo había delatado.
—Sí, bueno...hace unas semanas fui a verlo para preguntarle por ti, entonces lo encontré con Ethan. Me enojé, parecía que ni siquiera tenía idea de que habías ido a buscarlo. No le hice nada, pero digamos que le dije un par de cosas hirientes.
Angel soltó una carcajada escandalosa.
—No te rías...me avergüenza.
—Está bien, no creo que a él le importe.
—No, pero parece que se tomó muy en serio todo lo que le dije, porque desde ese entonces no volvió. Damon trata de no estar preocupado, está seguro de que Ethan no lo dejó de nuevo, piensa en que tal vez está en peligro.
—Si lo está, ya sé qué hacer.
Damian le lanzó una mirada acusatoria. Angel le tomó la mano y la acarició.
—Tranquilo. No implica ningún sacrificio. Pero antes tengo que ir a buscar a Arek.
Angel abandonó la mano de Damian para ponerse de pie.
—¿Arek? Creí que él ya era tema aparte.
Angel se llevó la mano a la nuca con una sonrisa apenada.
—Sí, pero puede que me haya equivocado. Cuando estuve ahí, en el Credo, me dejaron ir, y Arek es la razón, tengo que verlo....
—¿Y qué? ¿Ir a agradecerle? —Damian se puso de pie. La conversación perdió la diversión de pronto.
Angel se acercó pausadamente.
—Sé cómo suena, pero si lo conocieras...
—No quiero hacerlo, ¿por qué querría o debería? Hasta ahora lo único que nos ha traído son problemas, y si no te alejas, terminará peor.
Angel estaba por refutar, cuando tocaron la puerta. Hizo una seña, indicándole a Damian que se ocultara, quien tomó su lugar tras el sillón, pero al girar la manija, no fue más que alivio lo que sintió.
Ethan estaba al otro lado con una expresión endurecida, y en lo único que Angel pudo pensar fue en abrazarlo. Estaba cubierto de tierra y sudor, pero no le importó. Su amigo le acarició la espalda, también expresando cuánto se alegraba de verlo a salvo.
Al apartarse, Angel le acarició los brazos.
—Dios, parece que te arrolló un auto, ¿qué sucedió?
—Ya te contaré todo —respondió—. Traje avisistas.
Ethan ladeó la cabeza y Angel se tensó al ver la presencia tras él; un hombre alto y fornido con un estado más deplorable que el de él.
Levie dio un paso más cerca, fuera de la oscuridad del pasillo y sonrió.
—¿Amigo tuyo? —intentó contener su impresión, pero su cara era un hielo congelado.
—Ex —respondió Levie con gracia, haciendo que Damian saliera de su escondite.
—Creí que Damon era el único —estrechó los ojos, fijos en Ethan, quien parecía irritado con la presencia de Levie.
—Sí, él también creía lo mismo —dijo Levie.
—¿Puedes dejar de responder por mí? —Ethan casi lo empujó dentro, pero Levie extrañaba tanto hablar con otras personas, que se estaba tomando la situación con demasiada diversión.
Levie le sonrió a Angel al pasar, quien sin ningún disimulo tenía la mirada aún en él. Le sujetó el brazo a Ethan para apartarlo de la conversación que estaba iniciando entre Damian y Levie.
—Mira, te preguntaría por tu ex que parece un animal salvaje si no fuera por la situación, ¿pero qué carajos te pasó? ¿Dónde estuviste? ¿Por qué Damon dice que desapareciste?
—Porque intentaba hacer lo mismo que tú —respondió. Tomó aire antes de seguir—. No sé cómo decirlo sin que suene sin sentido, pero Arek no es como pensabas.
—Sí, bueno, no es la primera vez que lo dices.
—Pero esta vez es diferente, no lo digo porque lo odie o algo por el estilo.
—Él tiene razón, escúchalo niño.
Angel giró hacia Levie, quien cómodamente tomaba un vaso de agua sentado en el sofá.
—¿Qué haces en mi sofá? Damian... —le dedicó una mirada para que hiciera algo, volviéndose a Ethan—. ¿En serio estuviste con este tipo?
—Sí, no importa.
—Fueron los días más increíbles de toda su vida —dijo Levie a su espalda.
A Angel le estaba poniendo nervioso la actitud coqueta de Levie, igual a como se sintió cuando conoció a Niko. Por el contrario, a Ethan ni siquiera le inmutaba.
—Lo encontré en donde Arek solía ir cuando era niño.
Angel frunció el ceño, capturado por sus palabras.
—¿Qué? Él...
—Alisster me lo dijo. Creí que no encontraría nada, pero...Escucha, conozco a Levie desde que éramos niños, cuando volví a mi casa luego de escapar, me encontré con él.
Angel mantuvo la mirada fija en alguna parte del piso durante la explicación.
—Al principio pensé que era una maldita coincidencia —Ethan continuó—, en eso el Credo llegó a la ciudad, Levie me advirtió de ellos, quería que huyeramos. Le dije que no, fui con Damon, luego pasó lo de mi muerte. Y ahora todo tiene más sentido. Arek...
—Es el líder del credo —terminó Angel por él. Levantó la mirada y Ethan lo miraba sorprendido—. Lo sé, me lo dijo Olivia, trabaja con él. Pero Ethan, significa que no todo está perdido, tal vez quiere derrocar a su padre, si lo hace, serás libre.
Ethan sacudió la cabeza aturdido.
—No, no lo estás entendiendo —sus manos atraparon los brazos de Angel, subiendo a su nuca como un gesto cariñoso de un hermano a un hermano—. Puede que él sea el que orqueste todos los asesinatos a la Hermandad, pero no significa que sea bueno. El incendio en el que supuestamente moriste, él lo provocó. Tú, yo. Siempre fuimos parte de su plan. Ahora lo ves, ¿Angel? Siempre nos usó para atraer a su padre, quería despistarlo mientras él planeaba el atentado contra la hermandad. No dudó en entregarme a Lestrange, y no dudará en entregarte a ti.
Los dedos alrededor de su cuello se enterraban con más fuerza, pero Angel no podía sentirlo, estando demasiado absorto en las palabras de Ethan.
No. Arek debía tener una explicación. Quizás si le preguntaba...
—No —dijo Ethan, entendiendo sus intenciones como si le leyera la mente—. No piensas hablar con él, ¿no es así?
Ethan dio un paso atrás vacilante, tal vez por el punzante dolor en su costilla, o la duda en Angel.
—No me crees. A pesar de todo lo que hizo, aun así estás de su lado. Dios —exhaló sin saber qué más hacer. Ni siquiera podía entender sus propios sentimientos—. Angel, te quiero, pero no sé si puedo seguir creyendo en alguien que confía en Arek.
Angel levantó la mirada con pesadez. No dijo nada, no expresó nada, y aun así, Ethan entendió la respuesta.
Sintiéndose traicionado, abrió la puerta y se marchó con Levie siguiéndole el paso.
¿En serio había dejado ir a su único amigo de esa forma?, ¿por alguien con quien mantenía una relación inestable, caótica e incierta?
—Ethan tiene razón —escuchó la voz de Damian cerca de su oreja—. Deberías ir con él.
Iría con él, pero no el "él" que Damian esperaba.
Ethan caminaba a pasos agigantados y firmes por el pasillo, atrapado por las paredes, sofocando el aire. Había confiado en Angel, le había entregado su vida entera, su pasado, su presente y futuro, porque creía que si había alguien que podía cambiar el mundo en el que vivían, era él. Y ahora cuando finalmente tenían una oportunidad de hacerlo, Angel había decidido seguir a Arek. ¿Qué tenía él que lo hiciera perseguirlo ciegamente? A veces quisiera estar tan ciego como él para entenderlo.
—Oye, vas demasiado rápido para tu propio bien. Podrías chocarte —escuchó la voz de Levie a su lado, demasiado molesto como para tomarle importancia—. Ethan, tranquilízate, tu cara se está poniendo roja.
Entonces, ocurrió lo que Levie no creyó que pasaría; Ethan se giró y le asestó un puñetazo con un grito cargado de ira. Por suerte logró esquivarlo, pero la sorpresa fue inevitable, nunca lo había escuchado gritar de esa forma, desahogarse de una manera que alguien más pudiera oírlo, pues siempre fue silencioso con su sufrimiento.
—Eth...
—¿Qué demonios se supone que estoy haciendo mal? —Ethan se agarró el cabello como si fuera a arrancárselo—. Tantos malditos años, tantos años con esto, y él...
Levie comenzaba a preocuparse, y aunque lo asustaba verlo tan fuera de sí, no era aquello lo que lo tenía preocupado, pues en medio de su desahogo, Ethan cayó sobre sus rodillas. Por un momento Levie creyó que se trataba de una acción de rendimiento, y cuando le tocó la cintura para ponerlo de pie, Ethan se quejó.
—Tranquilo, sólo quiero ayudar.
—No. —Ethan cerró los ojos—. A...ahí.
Levie siguió el costado izquierdo que Ethan señalaba, y entendió que no era una mueca de queja la que hacía, sino de dolor.
—Antes de encontrarte... —Ethan intentaba encontrar el aliento para hablar—, fui a una misión, me golpearon entre varios hombres, no creí que...
—No hables. Solo dime a dónde llevarte, ¿puedes ir al hospital?
—No. El hospital no. Adam —pronunció, tragando con dificultad.
Levie frunció el ceño sin entender.
—Damon...llama a Damon, él sabrá dónde encontrarlo.
—Bien, pero no sé para qué quieres a ese tal Adam —dijo Levie mientras le sacaba el teléfono del bolsillo—. Genial, no tienes contraseña, no es muy seguro, ¿sabes?
—Sólo. Marca.
—Okey, quería distraerte.
Etha enredó su brazo alrededor de su cintura, intentando resistir el dolor, cuando este le nubló la vista. Parpadeó un par de veces, buscando el rostro de Levie, quizás para pedirle que siguiera hablando, pero las palabras no lograron salir de su boca al perder el conocimiento.
♧♧♧
Ethan despertó en una habitación en la que el Sol entraba con tanto esplendor que le irritaba a la vista. Trató de mover el cuerpo, encontrando un buró a lado en el que se hallaba su celular. Estiró el brazo para alcanzarlo cuando una voz lo interrumpió.
—Yo no haría eso si fuera tú.
Giró, y ahí parado frente a la puerta, vistiendo una un suéter de tortuga y con el cabello bien peinado, estaba el chico que fue abusado de pequeño, el que se consoló con sus canciones un sinfín de veces, al que vio crecer, y pasar de ser el niño asustado, al hombre que era hoy en día, a su mejor amigo.
—Adam, yo...
El mencionado lo ignoró, manteniendo los ojos en la libreta que sostenía.
—Tienes una costilla rota. Te he dado un analgésico para el dolor, se recuperará con el tiempo, pero debes mantenerte quieto sin hacer movimientos bruscos.
—Oye... —Ethan apoyó los brazos en la cama en un intento por levantarse, y Adam llegó a su lado antes de que pudiera lograrlo.
—Por favor no te levantes —finalmente estaba mirándolo, con esos ojos grises que a veces parecían más negros cuando no había luz—. Yo...no quiero que te hagas daño.
Ethan lo observó con los ojos abrillantados y se soltó.
—Lo siento, sé que debí decírtelo, pero cuando te vi en la fiesta...
—No —Adam lo interrumpió—. Lo sé, yo también lo sentí, y no me atreví a enfrentarte, me sentía culpable por darte la espalda. Cuando moriste creí que había tenido razón en detenerte, pero luego entendí que era lo que querías, y debí apoyarte. Estaba tan molesto, quería culparme, culparte, culpar a Damon. Dios, Damon. Sabía cuánto te importaba, y aun así me encargué de hacer de su vida una miseria. Pero es que sin ti...me sentía perdido. Eras quien me había ayudado a encontrar el camino, y después...
Entonces Ethan le tapó la boca con una mano. Adam se rompió con esa acción.
—Estoy cansado de que las personas se disculpen conmigo cuando yo también me equivoqué —expresó e hizo su mejor esfuerzo por retener las lágrimas—. También te fallé. Así que estamos a mano.
Adam sonrió, y Ethan retiró la mano. Adam continuaba lagrimeando, pero sin la tristeza en los ojos.
—Siempre sabes qué decir.
Adam lo abrazó, construyendo un refugio con sus brazos, y Ethan se dejó ser protegido, querido y amado.
—¿Podrían no abrazarse tanto? Me voy a poner celoso.
Ambos se apartaron y giraron a la raíz de la voz.
Damon estaba en la puerta mirándolos con una sonrisa, con Levie a lado cruzado de brazos.
—Una vez más, nos tienes a todos reunidos, Ethan Ackerman —dijo Adam volviéndose con una sonrisa—. ¿Qué sigue ahora?
♧♧♧
Angel llegó al pueblo, pisando la tierra como si esta fuera su verdadera enemiga. Sentía que había traicionado a Ethan, pero él no podía entenderlo. No tenía elección. Cómo quisiera que los tres pudieran lidiar con esto juntos sin rivalidades. Pero si lograba entablar una alianza más firme con Arek, Ethan lo entendería con el tiempo.
Aferrando las manos a los bolsillos de su abrigo, empezó a caminar. El clima en las montañas no era como en la ciudad, aquí no había vida como la había allá. Era un pueblo muerto, como Arek lo había llamado alguna vez. ¿Entonces por qué se encontraba aquí? Angel intentó buscar una razón lógica a ello, quizás sólo era para mantenerse alejado de su padre.
Al pasar, preguntó a un par de personas por su ubicación, y unos cuantos le señalaron la casa al final del camino. Esa era la casa de Niko, ¿y si lo mantenía cautivo? No. Intentó apartar aquellos pensamientos.
Llegó al porche, y no escuchó nada al otro lado. En visto de que la puerta se mantenía ligeramente abierta, entró. La sala estaba desierta, buscó en los rincones, hasta que divisó por la ventana una silueta familiar. Salió al patio trasero, caminando entre la hierba, y se sintió como años atrás, cuando vio a Arek luego de que decidieran que serían enemigos hasta que uno muriera. Tal vez ese Angel no había muerto, y nunca dejaron de serlo.
—Tú provocaste el incendio —su voz detonó un rencor escondido.
Arek dejó de acariciar la flor blanca del arbusto y enderezó su postura.
—Era para salvarte.
—No. —Angel dio un paso más cerca, elevando el tono—. ¿Y si Damian, Damon, Ellie, o algunos de ellos no se hubiera salvado? ¿Habría sido lo mismo para ti?
—No los necesitaba a ellos.
Angel comprimió los puños.
—¿No se te ocurrió que te habría odiado, que nunca te habría ayudado?
—Ya me odias...
—No, no lo hago, y me odio más a mí por no hacerlo —Angel sacudió la cabeza, sintiendo sus ojos escocer—. He puesto a todos los que amo de lado por ti, porque aún creo en ti, quiero creer en lo que haces. Pero necesito que me expliques y aceptes mi ayuda. Sin mentiras o secretos, que confíes en mí.
Angel lo miró perdido, desesperado por una respuesta.
Y después de un largo silencio, Arek finalmente respondió.
—Ya no te necesito.
Angel sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Los recuerdos del chico que le había regalado su primer libro empezaron a desvanecerse como la niebla en el lugar.
Arek se giró, y Angel quedó petrificado. Por primera vez, vio dolor en la mirada de Arek, en aquellos ojos vacíos y desprovistos de emociones, estaban brillando, y al mismo tiempo dolían como una estaca en su pecho.
—Gracias por la ayuda, Angel.
No comprendió el significado de esas palabras hasta que la oscuridad lo rodeó. Fueron sus brazos los que fueron sujetados, acorralado y amordazado. Una presencia emergió de los árboles detrás de Arek, y antes de que pudiera reaccionar, una bolsa fue colocada sobre su cabeza.
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Finalmente ha llegado la hora señores! Este ha sido el penúltimo capítulo de la historia, y pues la verdad no sé si vaya haber epílogo ah, así que hay que temer
Espero que la estén pasando tan mal como yo con esto, y nos vemos en el siguiente
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