Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Primera Sangre

Por si no la leíste, hay una parte anterior a esta

———

El funeral se llevó a cabo discretamente, pero fue imposible mantenerlo en secreto. Las sombras de la sospecha se extendían por la ciudad, aunque nadie se atrevía a hablar abiertamente sobre lo que había sucedido. Por un momento, algunos pensaron que el Credo estaba involucrado, pero la falta de planificación en el ataque contra Stefan descartaba esa posibilidad. Desafiando cualquier lógica, el asesino había dejado en claro que un miembro de los Basett había caído. Sin embargo, el Credo no se arriesgaría a cometer un error tan evidente, ya que eso expondría sus propias actividades clandestinas y desencadenaría una tormenta de problemas para ambas organizaciones ante la ley.

Después del funeral, el padre de Arek lo convocó a su oficina. Al entrar, lo encontró sentado en su silla, una figura imponente y taciturna detrás de su escritorio, con la ciudad a su merced, a través del gran ventanal que se extendía por la pared. Él era el dueño de todo el caos allá afuera, responsable de innumerables muertes y secuestro de niños, quienes ahora eran sus subordinados. Cada vez que lo veía en ese lugar, no podía evitar sentir el peso de la responsabilidad que recaía sobre él.

—¿Me necesitabas, padre? —la voz de Arek sonó fría, reflejando la indiferencia que lo caracterizaba. No trataba de esconder su dolor por la pérdida, pero estaba acostumbrado, y en un mundo como aquel, uno siempre debía prepararse para esas cosas.

Los párpados del hombre se alzaron con pesadez, dejando de observar al exterior, sus pestañas rubias se agitaron y los nudillos blancos cobraron color nuevamente. Su cabello, rubio, ya oscurecido por los años, se iluminó de tonos dorados a causa de la apantallante luz.

—Tu hermano... —la voz del hombre resonó con solemnidad, demasiado tranquila para alguien que acababa de perder a su hijo. Arek había aprendido muy bien de él a mantener esa calma, pero iba más allá de ello, era como si...apagaran sus emociones—. Era el siguiente en la línea, pero ya no está. ¿Comprendes lo que eso significa?

Arek levantó la mirada, sorprendido de su aparente falta de afecto ante la muerte de su hermano. Esperaba al menos un signo de afectación de su parte, considerando el notable favoritismo que siempre había mostrado por Stefan. Sin embargo, comprendió que esa era la actitud que se esperaba de un líder.

—Pero yo...

—Sabemos que no estás preparado —levantó una mano, girándose en la silla—. Por eso te enviaré a un lugar donde puedas ser educado adecuadamente. Un colegio que forma asesinos. Eso te ayudará a cumplir con tu destino.

Los ojos del joven líder se movieron con extrañeza, incrédulos ante la idea, pero sin revelar demasiado.

—Padre, puedo hacerlo solo. Déjame demostrártelo...

—¡No! —cruzó su mirada de fiera con la de su hijo, que era igual de afilada. Arek no lo desafiaba, pero tampoco le temía, y mucho menos cedería, así que la sostuvo. Aunque una discusión necesitaba de dos personas, así que al ver a su hijo sin intenciones de hablar más, suavizó su tono—. Ellos te ayudarán —susurró—. La pérdida de tu hermano no solo nos afecta a nosotros. La gente necesita un líder en quien confiar, alguien que los proteja. Ese será tu deber a partir de ahora. Debes conocer a tu gente para guiarla.

Su padre no lo explicó textualmente, pero Arek era consciente de que con la muerte de su hermano y el justiciero suelto, debía tomar el papel que le correspondía como sucesor.

Reflexionó sobre lo poco que realmente conocía a aquellos a quienes estaba destinado a liderar. Eran seres despiadados, sedientos de poder, pero ¿había algo más en ellos? ¿Algo que pudiera aprovechar para consolidar su posición?

No se esforzaba por sentir empatía hacia ellos, pues sabía que la reciprocidad era casi inexistente. Sin embargo, reconocía el valor del poder y el respeto que podía ganar a través de ellos. Esa sería la herramienta principal en su camino hacia el liderazgo.

♧♧♧

Alisster siguió por las escaleras a Arek, con preocupación reflejada en sus ojos dulces y voz suave.

—¿Pero a dónde vas? —lo detuvo, tirando suavemente de su manga.

—Voy a encontrar al asesino de Stefan —respondió con determinación, aunque el agarre en su manga lo hizo dudar.

—Pero... —su voz temblorosa reveló un atisbo de angustia que trató de esconder sin mucho éxito —. ¡No puedes! N-nada de esto habría pasado si no tuviéramos que... asesinar.

—Alisster, escúchame —Arek le sostuvo los hombros, buscando tranquilizarlo. Él frío azul de sus ojos, tornándose cálido—. No puedes hablar de esto delante de papá, ¿entendido? Si él se entera...

—¿Me matará? —su voz apenas fue un susurro, pero la ansiedad era palpable en el aire.

Arek tragó saliva, sabiendo la verdad tanto como él.

Asintió con pesar.

—¿Y qué? Si no es él, alguien más lo hará. Ya sea el credo, el justiciero, quien sea...

Una sombra de ternura cruzó el rostro de Arek, algo raro en él, pero siempre presente cuando se trataba de su hermano menor. Quizás era la única persona por la que podía sentir auténtica empatía.

A pesar de que Alisster nunca ocuparía el lugar principal en el imperio, estaba destinado a ser la mano derecha de su hermano. La parte reconfortante era que Arek le permitiría elegir su propio camino; no quería condenarlo a la misma vida de oscuridad y retorcidos pensamientos que la suya, donde las decisiones se forjaban desde los rincones más sombríos del alma.

Con esa conversación, quedó claro que, aunque Arek mantenía su frialdad ante el mundo, en lo más profundo de su corazón, aún quedaba un rincón donde la ternura y el amor por su hermano menor brillaban con fuerza.

♧♧♧

Angel balanceó los pies al borde de la azotea, reflejando una mezcla de indiferencia y desaprobación en su mirada. Estaba justo ahí, pero era como si su alma se hubiese escapado de su cuerpo y estuviera siendo mantenido en pie por una fuerza invisible.

—¿Entonces piensas ir? —su tono fue tranquilo, pero carente de interés, como si las palabras salieran de su boca por mera formalidad.

—No tengo otra opción —respondió Arek, manteniendo la mirada en el horizonte. Subía a ese lugar cuando necesitaba hablar, pues sabía que Angel siempre estaba ahí, y en ninguna de esas veces se había negado a hablar con él, aunque sus respuestas solían ser vagas y sin mucha explicación, pero para Arek estaba bien, dado que no tenía a quién más recurrir.

Angel suspiró, revelando la incomodidad que siempre había sentido hacia las acciones de su acompañante, pero no podía juzgarlo, y menos ahora. Asesinar se había convertido en parte de él, y sin eso, no tenía idea de quién era, en qué lo convertía. Había caminado por un sendero rocoso y en parte tumultuado por escombros que él mismo había provocado, simplemente para sobrevivir, sobrevivir a una vida que ya no le satisfacía, pero el recuerdo de Damian lo mantenía vivo, y para él, era más que suficiente.

—¿Y si te mata a ti también? —su pregunta fue más una advertencia que una consulta genuina.

—Yo lo haré antes — la sonrisa en el rostro de Arek apenas esbozó emoción, más bien reflejaba una determinación fría. No necesitaba la compasión de nadie, ni siquiera de su amigo—. No tienes que fingir que te sientes mal por mí, sé que te alegra lo que está haciendo.

—¿Alegrarme? Nah.

Angel se puso de pie, dispuesto a abandonar la conversación antes de perder la poca dignidad que le quedaba. Cada que conversaba con Arek terminaba sintiéndose peor consigo mismo, cayendo una y otra vez en el mismo círculo vicioso de desesperación y resignación. Le asustaba pensar que en cualquier momento abrazaría a su lado oscuro y se perdería por completo.

—Habrá una reunión con miembros de la hermandad de diferentes partes —informó Arek. Angel lo miró, preguntándose por qué se molestaba en contarle, si claramente eran asuntos suyos. No quería terminar involucrado de nuevo. La última vez que lo hizo terminó colgando de un local e Ethan tuvo que bajarlo, mientras Arek miraba.

Ambos se habían vuelto altamente conocidos en los últimos años, pero nadie conocía su identidad. Quizás gracias a ello el justiciero había decidido mirar hacia ellos, y estaba ahí para asegurarse de que no quedara nada de lo que habían construido, pues al no pertenecer a alguna organización, ninguno estaba atado a sus reglas. O más bien, solo a las de Arek, pero mayormente no era tan exigente, solo esperaba que hicieran su trabajo.

—Seguramente se acordará el atentado para capturar al encapuchado —continuó.

—Y tú estarás ahí —concluyó Angel sin muchas vacilaciones.

—Sí, pero no puedo hacerlo solo —sus ojos recayeron en su amigo—. Sé que quieren que haga lo que mi padre esperaría de mí, pero pienso resolverlo por mi cuenta.

—Bien, buena suerte. —Angel continuó su camino a la salida, listo para huir de la oscuridad que lo envolvía.

—Tú e Ethan vendrán conmigo —esas palabras lo detuvieron en seco.

Al principio, Angel sintió un fervor hirviente recorrer su cuerpo al involucrar a Ethan. En parte, él se había metido en todo esto, pero Ethan era inocente, arrastrado por la fuerza de circunstancias que ni siquiera comprendía del todo. La ironía de la situación le resultó graciosa; haber pertenecido al credo porque creía que haría el bien, y ahora le servía a alguien de la hermandad. No. Arek era la hermandad misma.

Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios, volviéndose a Arek con los hombros flojos y despreocupados.

—Tienes a un séquito de asesinos sedientos de venganza. ¿por qué seríamos de ayuda? Además, todos piensan que estamos muertos, ¿recuerdas? —dijo sin perder la gracia, a pesar de cómo aquello lo estaba destrozando internamente.

—Así es, pero no confío en ellos.

—¿Sabes una cosa? —se llevó un dedo a los labios, saboreando las palabras que estaba por decir—. Me importa una mierda tú y tus problemas. En realidad, me alegro demasiado. Si por mí fuera, te entregaría a las autoridades inmediatamente, pero estoy muerto gracias a ti, y no puedo ni siquiera ir a ver al chico que amo porque estoy aquí contigo. Así que me vale un carajo si confías en mí, jamás volveré a servirte.

Las palabras de Angel fueron como un golpe directo a la indiferente fachada del joven líder, pero no lo suficiente como para herirlo. Tenía claro lo que Angel pensaba de él, y no pensaba cambiarlo. Para Arek, el odio de alguien era solo una confirmación de que estaba haciendo las cosas bien.

—Tienes razón —respondió con calma, manteniendo su postura decidida. Era como si los sentimientos de su supuesto amigo no afectaran en lo más mínimo, como si estuviera más allá de la empatía que podía sentir cualquier otro. Era el líder que todos esperaban, pero más que eso, era el hombre que siempre había sido—. Pero, aun así, sigues aquí. Yo no te obligué a quedarte.

Las manos de Angel se cerraron en puños, luchando contra la oleada de emociones que lo invadían. Sabía que Arek no rogaba, no pedía perdón, eso no estaba en su naturaleza. Pero también sabía que él sí lo haría, quizás no de inmediato, pero su corazón noble eventualmente lo llevaría a hacer lo que él no podía. Y así, aunque resentido y atrapado, Angel permanecía a su lado, consciente de que su destino ya no le pertenecía, sino que estaba irremediablemente ligado al hombre que tenía delante y probablemente jamás podría liberarse de sus cadenas.

Para Arek, la lealtad era una moneda de cambio más valiosa que cualquier otra cosa. Sabía que Angel seguía a su lado por una mezcla de deber y algún vestigio de afecto, pero era suficiente para él. No necesitaba palabras de agradecimiento ni gestos de amabilidad. No había lugar para la compasión en el mundo de Arek. Solo había espacio para la ambición y la supervivencia. Y si eso significaba mantener a personas como Angel a su lado, entonces así sería. No importaba si Angel lo odiaba o lo despreciaba; lo importante era que seguía ahí, listo para cumplir con las órdenes de su líder, sin importar las consecuencias.

—Muy bien. Los veo en el cuartel mañana —declaró Arek.

Mientras Angel luchó con sus propios demonios internos, Arek permaneció imperturbable, como si fuera inmune a cualquier tipo de emociones. Su rostro inexpresivo era una máscara que ocultaba las corrientes subterráneas de su mente, donde la estrategia y la manipulación se entrelazaban en un ballet de poder.

Y así, en el silencio opresivo de la azotea, dos almas perdidas se encontraban unidas por un destino que ninguno de los dos había elegido. Arek representaba la oscuridad implacable que amenazaba con consumirlo todo, mientras que Angel era la sombra errante que se aferraba desesperadamente a la última chispa de luz en un mundo de tinieblas.

En ese lugar, en ese momento, sus destinos estaban entrelazados de una manera que ninguno de los dos podía comprender por completo. Pero mientras siguieran juntos, seguirían siendo dos piezas en el tablero de un juego mucho más grande, donde las reglas cambiaban constantemente y la única certeza era la incertidumbre.

————

Qué tal gentecita? Cómo la están pasando?

No exasperen, que ya va a aparecer Ethan. Primeras impresiones?

Yo solo les digo que se preparen, porque se viene fuerte

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro