Cuando las fichas en el tablero comenzaron a moverse
Desconfía del hombre con la dulce sonrisa que de frente te aplaude y de espalda te apuñala.
Casi de inmediato, al poner su auto en marcha, Taehyung por fin cayo en cuenta del craso error que había cometido al ser descuidado y poner en evidencia la residencia de Jungkook ante los Chá.
Lo sabia, era plenamente consciente de estar siendo seguido de cerca por el clan Chá, sus hombres hacían lo mismo con ellos, así que no había forma de quejarse, como decía el viejo y conocido adagio: "En la guerra y en el amor, todo se vale" en el bajo mundo en el que se movían él y todo su clan.
En nadie se puede confiar, ni siquiera en los miembros de su propio clan, pero eso Taehyung lo averiguaría demasiado tarde.
Al llegar a su casa movilizó a su gente para averiguar quien era el Alfa de los Chá que había visto rondando al subirse a su coche en las inmediaciones de la casa de Jeon Jungkook, que lo maldiga mil veces la Diosa si permitía que Eun Woo o cualquiera de los Chá posaran un
dedo en ese precioso Omega para lastimarlo.
Ese hermoso Omega que altero sobremanera al lobo negro en su interior y que sin una explicación aparente se le hacia demasiado familiar, le había dejado en la boca del estómago esa horrible sensación de desasosiego e inquietud y también pudo percatarse de que para el Omega no era indiferente, hubo algo en su mirada, un brillo diferente, algo dulce y quizá inexplicable, al menos para su parte racional, que lo hizo sentirse querido y odiado en partes iguales por el chico de bonitos ojos marrones, ese era otro punto en cuestión, esa mirada, esos ojos, podía jurar que los había visto antes pero, ¿Dónde? y ¿Por qué el verlo le hizo pensar en las estrellas? Tenía tantos interrogantes en su cabeza y ninguna respuesta.
Siguió perdido en sus cavilaciones por unos minutos mas, hasta que la voz de su padre lo saco de sus pensamientos, en los que estaba tan profundamente sumido como para no haberse percatado aun de la presencia del Alfa mayor en su casa.
—Taehyung
—¿Qué haces en mi casa Taeyeon?
—Mas te vale dejar ese tono de irrespeto conmigo, muchacho insolente, aunque te jactes de ser el temible lobo negro, me debes respeto, soy el líder de tu clan, no lo olvides.
—Párale a tu rollo de líder ofendido "padre" y dime de una puta vez que es lo que quieres para que puedas largarte de una vez de mi maldita casa —Bufo el Alfa con notoria molestia, su padre le resultaba sumamente irritante y su presencia no era mas que un desagradable recordatorio de su estadía en Abbyssay para él.
Taeyeon suspiro y tomo asiento a su lado en el sofá color caramelo de la estancia, llevo su mano derecha a su rostro y restregó con ella sus ojos, últimamente el Alfa se veía cada vez mas abatido, era como si el peso de los años estuviera cobrando su cuota en el malgastado cuerpo del hombre, haciendo mella en sus huesos y menguando sus fuerzas.
—¿Encontraste al Omega? —preguntó aun debatiéndose interiormente entre si quería o no conocer la respuesta a esa pregunta, podría asegurar que ni Taehyung ni ninguno de los cachorros jóvenes conocían el peso que la profecía tenía sobre la vida de todos y tampoco se hacían una real idea de la importancia de ese Omega para todos.
Jeon Jungkook, o mejor dicho el lobo blanco en su interior era nada mas y nada menos que el lobo Omega escogido por la Diosa para que de su vientre surgiera el Alfa elegido para salvar o destruir a la especie humana, Jungkook era pues la futura madre de aquel que seria la persona mas importante del planeta entero y de lo que hiciera él y de sus decisiones el Alfa elegido destruiría o salvaría al mundo, pues era bien sabido que aquel que vendría vengaría las lágrimas de su madre y acabaría con los enemigos de su padre, ósea los Chá y eh aquí el problema, si ellos se enteraban quien era Jungkook, seguramente lo secuestrarían para evitar que se una a Taehyung y nazca el elegido o en el peor de los casos hasta podrían llegar a matarlo y era deber de los clanes Kim y Jeon cuidar de él y ahí era cuando surgía el segundo de los problemas, tanto Jungkook como seguramente Junsoo, estaban seguros de que había sido Taehyung quien acabo con la vida de Yeji, la menor de los hijos de Jeon Junsoo y eso los ponía en una posición muy difícil, pues si Junsoo lo decidía podría aliarse con los Chá y acabar con el clan Kim en un santiamén, tanto Taehyung como Taeyeon debían ser muy inteligentes al mover sus fichas y apresurarse en hacer el primer movimiento que les asegurara una alianza con los Jeon, y ahí surgía el tercer y mas grave de los problemas, tanto Taehyung como Jungkook eran tercos y llevados de su parecer y muy seguramente ninguno de los dos facilitaría las cosas ni querrían enlazarse.
—No es de tu incumbencia, pero seré bueno y voy a satisfacer tu mórbida curiosidad —Taehyung hablaba con ese toque de chulería y superioridad que sabia bien sacaba de sus casillas a su padre, era una clase de venganza personal buscar todas las maneras posibles a su alcance para molestarlo.
—Si, lo encontré, pero no sirvió de mucho, es un horrible Omega sin educación que no me dejo hablarle, esas últimas palabras fueron pronunciadas con una gota de amargura palpable en su voz.
—Tienes que cancelar tu compromiso con el Omega Jung y enlazarte con él, es el Omega de la profecía —sentencio Taeyeon con firmeza.
—Me vale tres hectáreas de mierda la dichosa profecía, quiero a Hoseok en mi cama y lo voy a obtener, no necesito tu jodido permiso para nada.
Taeyeon gruño guturalmente y comenzó a exudar aroma a Alfa enojado, olía a pimienta y a curry, su aroma era fuerte y picante, tanto que Taehyung comenzó a sentir comezón en su nariz al instante.
—Estúpido mocoso insensato, que no ves que si los Chá se hacen de Jungkook podrían acabar con él y de paso con todos nosotros.
El turno de soltar un fuerte gruñido fue ahora de Taehyung, quien además dejo salir sus colmillos y comenzó a respirar agitadamente, —nadie lo tocara, primero despellejó vivo al que lo intente.
—Entonces deja la insensatez de tus caprichos y comienza a pensar con la cabeza en lugar de hacerlo con los cojones y date cuenta de que lo mejor es obedecerme y haz caso a lo que te digo —sentencio finalmente Taeyeon y salió de la casa dando un fuerte portazo y dejando a Taehyung pensativo y con una difícil decisión que tomar: ¿Salvar a su clan quedándose con Jeon Jungkook o vengarse de Chá Eun Woo y de paso satisfacer su deseo de poseer al lindo Omega Jung Hoseok?
El día en que Jeon Junsoo llego a Seúl, ciudad a la que antes había evitado ir para no toparse con su ex Omega Hyeji o con alguno de sus hijos, era un día inusualmente frío, de esos en los que el mal clima se siente en los huesos, todo tu cuerpo tiembla y se estremece.
En ese momento el motivo principal de su visita a la capital era buscar a su hijo Jungkook, claro esta que antes de ir a verlo visito a algunos de sus contactos en Seúl y contrató a algunos lobos alfas y betas que le sirvieran por si algo pudiese necesitar.
Busco con sus nuevos empleados, información acerca de los pormenores de la muerte de su hija Yeji, encontrándose con que efectivamente todo apuntaba a que Kim Taehyung era el único responsable de su deceso, pero lo que enfureció en demasía al Alfa fue que averiguo que la verdadera causa de la muerte de Yeji había sido por negligencia; luego de que el auto colisionara contra el árbol esta salió despedida por la ventanilla cayendo a unos metros del coche, estaba viva pero fue arrastrada por alguien, aun no supo por quien, hasta una colina cercana al lugar del accidente y literalmente fue abandonada allí a su suerte hasta que murió desangrada en medio de una horrenda agonía, horas después.
Junsoo estaba furioso, él podía entender que todo había sido un accidente, podía hasta creer que quizá Kim Taehyung no era culpable de chocar, pero lo que jamás iba a perdonar fue la sevicia con la que su hija fue abandonada hasta morir, ese Alfa era un miserable infeliz sin honor y pagaría por ello con su propia vida.
Pensó en mil y una manera de acabar con el clan Kim sabia que de hacerlo se exponía a la ira y a una maldición de Taeul quien lo defendería por su dichosa profecía, y también sabia que los Kim no se quedarían de brazos cruzados y lo mas probable seria que si provocaba un enfrentamiento entre clanes, en el suyo habrían demasiadas bajas, lo que le preocupaba en demasía pues para él los lobos bajo su mando no eran simples empleados, eran su familia, Junsoo conocía bien a cada uno de ellos, sus historias de vida e incluso era padrino de un par de sus hijos, en fin; el clan Jeon era una familia no solo una empresa delictiva, eso era lo que los diferenciaba de los otros dos clanes, pues al considerarse todos los miembros como parte de una unidad, su nivel de lealtad y confianza era insuperable y era totalmente improbable que se diera una traición en sus filas, «primero la muerte antes que darle la espalda a la familia» ese era el lema del clan Jeon.
Al sopesar todos los pro y los contra de unirse con la manada de los Chá para ir en contra del clan Kim, Junsoo llego a la conclusión de que teniendo el conocimiento de que Kim Taehyung era el futuro probable Alfa de su hijo Jungkook, era precisamente él quien debía tomar la decisión de que hacer al respecto y se haría lo que él decidiera; así que sin dilatarse mas dejo la habitación de hotel en la que se estaba hospedando y se dirigió a casa de su hijo.
Al llegar a la vivienda no pudo evitar el sentirse afectado, aún desde la entrada olía a ella, a Hyeji, los recuerdos de un pasado feliz y el peso de la culpa invadieron su mente hasta hacer que sus ojos se aguaran y su garganta se cerrara haciéndole sumamente difícil la tarea de respirar, hizo acopio de todas sus fuerzas y se obligo a si mismo a recorrer la distancia que lo separaba de la puerta y tocar el timbre; inspiro y exhalo varias veces durante los minutos en que tardo en abrirse la puerta llenando una vez mas sus pulmones de aquel aroma a brisa del amanecer tan propio de Hyeji, mismo que había sido lo primero que lo cautivo de ella tantos años atrás; espero pacientemente por unos minutos y tras abrirse la puerta con un sonido chirriante, apareció un chico Omega, era tan parecido a Hyeji que no tenía ni que preguntar quién era, se trataba de Jungkook su cachorro por supuesto.
Jungkook se le quedo viendo un momento con curiosidad, ese Alfa parado en frente suyo le resultaba bastante familiar pero no lograba ubicar en su mente de quien se trataba, por un instante se produjo un silencio incomodo en el que ninguno de los dos supo que decir hasta que el Omega volvió a la realidad dejando atrás sus pensamientos y aclarándose la garganta le hablo.
—Buenas tardes ¿En que puedo ayudarle? —pregunto siendo lo mas cortes y educado posible, junto con una leve reverencia.
—Yo...yo... Jungkook... yo... tengo que hablarte —el Alfa seguía sin poder regular su respiración, boqueaba como un pez fuera del agua y la desesperación se hacia presente en sus gestos faciales.
Por un momento Jungkook se asusto y pensó que el hombre iba a desmayarse en su puerta, se veía pálido, blanco como una hoja de papel, no respiraba correctamente y parecía estar entrando en una especie de ataque de pánico o algo por el estilo.
Se acerco a él y halándolo del brazo lo hizo entrar a la casa y tomar asiento en el sofá de la sala, Junsoo no dejaba de mirarlo fijamente, quería decirle tantas cosas pero por alguna razón las palabras se negaban a abandonar su garganta.
Jungkook lo dejo en la sala y corrió hasta la cocina por un vaso de agua, al regresar encontró al Alfa de pie junto a la pared que estaba adornada por los retratos de su familia, fotografías de su hermana, su papa y su mama; el Alfa estaba observando una en particular, se trataba de una imagen en la que se veía a sus padres de pie al lado de un pequeño estanque alimentando a los patos, sonrió al recordar el momento en el que habían tomado esa foto, fue para su décimo cumpleaños cuando habían ido de visita al zoológico.
Fue entonces cuando su mirada se poso en el Alfa que había sido su padre y pudo percatarse del enorme parecido físico que tenia con aquel hombre del que aun no tenia conocimiento de quien era, y entonces lo comprendió, aquel no podía ser otro mas que su tío Junsoo, el hermano de su padre.
—¿Tío Junsoo? —preguntó tímidamente.
El Alfa volteo a verlo con un brillo particular en su mirada, Jungkook lo interpreto como un brillo de emoción por ver a su sobrino por primera vez, pero no era así, en realidad aquel era un destello de tristeza, Junsoo pensó que no seria así, pero si dolió que las primeras palabras de su hijo hacia él fueran llamarlo "Tío" y no "Papá" como desde el fondo de su corazón hubiese querido que fuera, pero era demasiado tarde para remediar la situación que el mismo había provocado tanto tiempo atrás, ahora ya no era papá y posiblemente no lo seria, ahora era solo el tío de su hijo y debía aceptarlo y conformarse con ello, no era tiempo de decir la verdad, aun no era tiempo de cambiar las cosas, así que seguiría siendo "Tío Junsoo"
—Sobrino —susurro con apenas un hilo de voz.
Jungkook le sonrió después de hacerle una respetuosa reverencia de 90 grados y Junsoo sintió su corazón estrujarse una vez mas en su pecho, su hijo había heredado la sonrisa de su abuelo, esa que heredo su hermano y que el siempre le envidio, visto de esa manera y para quien no supiera la verdad, se parecía también en demasía a su hermano, tal como si él en realidad si fuese su padre biológico.
El omega lo abrazo cálidamente y a su nariz llego el dulce aroma a frutos rojos de su hijo, le sonrió y Jungkook por primera vez en mucho tiempo, estando entre los brazos de aquel Alfa del que apenas si había oído hablar, se sintió seguro y protegido como nunca.
Después de ese cálido abrazo la conversación entre el Alfa y el Omega fue mas fluida, Jungkook lo puso al tanto de todos los pormenores de su vida y la de su madre durante los últimos seis años.
Fue así como Junsoo se entero de que efectivamente Hyeji se encontraba en un muy lamentable estado de salud, luego de varios intentos de suicidio se encontraba recluida en una clínica en un estado vegetativo del cual Jungkook se negaba a dejarla ir, se sentía muy egoísta por hacerlo y así se lo hizo saber a su tío, pero simplemente no se sentía preparado para dejarla morir.
También le contó sobre su tratamiento previo a la omectomia en el que ya llevaba mas de 4 años, eso explicaba el cambio en el cuerpo de Jungkook, pues no se veía como se supone se ven todos los omegas, él no era de apariencia frágil ni delicada, tenía un cuerpo esbelto y muy bien trabajado, se notaba a simple vista que había dedicado años a su entrenamiento físico, además de que era producto del tratamiento químico que recibía con las alfapsinas.
En conclusión Jungkook cada vez se veía menos como un Omega, aun tampoco se veía como un Alfa, para ello era necesario realizar el proceso quirúrgico en el que se reemplazaban las glándulas linfáticas omectales por una glándula alfactal químicamente modificada para adaptarse al cuerpo del omega y modificar su genoma.
Al terminar su relato, Junsoo se quedo unos segundos en silencio y se sentó lo mas cerca posible de Jungkook, acaricio tiernamente su mejilla y dejo un beso en su frente, cerro los ojos y sonrió.
—Lamento mucho por todas las cosas horribles por las que has pasado mi niño, pero ya no estas solo, se que tarde demasiado y espero puedas perdonarme por ello, pero al fin estoy aquí y puedes contar conmigo para lo que sea, primero debo decirte que no estoy de acuerdo con lo que estas haciendo, no tienes porque renunciar a tu naturaleza Omega para vengarte de el asesino de tu hermana, Jungkook ser Omega es una bendición tenlo presente, tú puedes dar vida, ¿Hay algo mas maravilloso que eso acaso?
—Pero tío Junsoo, ser Omega es ser débil, ser Omega es no ser nadie, este mundo lo dominan los Alfas y yo tengo que ser uno de ellos —respondió Jungkook con el rostro compungido.
—Cachorro, yo no voy a convencerte de que no hagas nada, pero si voy a enseñarte lo equivocado que estas, yo voy a mostrarte el inmenso poder que tienen los Omegas en este mundo — Junsoo sonrió con un deje de picardía en su rostro, se acomodo el saco y mirando hacia a la nada pregunto:
—¿Cachorro Sabes jugar ajedrez? —cuestiono divertido, en su semblante se dejaba ver que en su cabeza ya había maquinado todo un plan.
—No, no lo se jugar —Jungkook no era tonto, el pudo intuir que en el rostro de su tío se dibujaba una idea y ardía en deseos de saber de que se trataba.
—El ajedrez Jungkook, es un juego de estrategia, la ficha mas importante en el es EL REY, sin embargo la mas poderosa es LA REINA, ya que una vez que es tomada por el equipo contrario se marca el inicio del fin para este, en las familias líderes de los 3 clanes, cada una cuenta tan solo con un omega, en el caso de nuestro clan serias tú, en el clan de los Chá esta Seokjin y en el que nos interesa ósea el clan de los Kim esta Jimin, lo que los convierte a los 3 en las reinas de cada clan, el objetivo principal de cada rey en su clan es proteger a la reina pues cualquiera de nosotros, Taeyeon, Eunho o yo, haríamos lo que fuera por protegerlos, eso mi querido Jungkook los vuelve a ustedes 3 en las fichas mas importantes en esta guerra, como vez cachorro ser Omega es sinónimo de poder, jamás es debilidad.
Jungkook se quedo pensativo analizando cada una de las palabras dichas por el Alfa mayor, desde esa perspectiva todo se veía muy diferente y si era cierto que el tenía algún tipo de poder lo usaría para acabar con Kim Taehyung, sin dudarlo ni un segundo.
—Si lo que dices es cierto ¿Cómo puedo utilizar el supuesto poder que me da el ser Omega, o la Reina, como quieras llamarme?
—Antes de responder esa pregunta hay algo importante que debes saber, existe una profecía que dicta que te unirás a Taehyung y que de esa unión tendrán un cachorro que nos dirigirá a todos.
Ahora si que Jungkook se había quedado de una sola pieza al escuchar aquello, todo empezaba a tener sentido ahora para él, si Taehyung era su pareja destinada eso explicaba el porque sentía esa fuerte atracción hacia él desde niños, también explicaba el por qué no podía odiarlo, estaba muy enojado con él, ni un solo día dejaba de echarle cien mil maldiciones mentalmente cada que lo recordaba, lo cual sucedía con demasiada frecuencia pues no dejaba de pensar en él y hasta lo soñaba, pero no lo odiaba, no podía, y muchas veces se había descubierto así mismo anhelando que todo hubiese sido diferente y que su hermana no hubiera muerto.
¡Oh Diosa que cruel eres con los humanos! juegas con sus sentimientos y alteras sus vidas a tu antojo.
Una solitaria lágrima resbaló por su mejilla al imaginarse una vez mas como seria su vida si
esa profecía pudiese cumplirse, si la vida, el destino, los Dioses, los seres intergalácticos, o quien jodido sea que mueve los hilos de la vida, lo dejara amarlo libremente como su lobo lo pedía y como su corazón lo gritaba, pero una vez mas acalló los gritos de su triste corazón y con determinación decidió seguir hasta cumplir la promesa de venganza.
—No me importa la dichosa profecía, no me importa Kim Taehyung, solo quiero destruirlo, verlo llorar y sufrir, arrastrarse de dolor y amargura como lo hice yo por su culpa, así que dime ¿Cómo vamos a quitarles a Jimin? Porque supongo sus ese es el plan ¿verdad?
El Alfa sopesó el peso de las palabras de Jungkook, sabia que hablaba desde su dolor, sabia que podía arrepentirse mas adelante, pero si era su decisión lo iba a apoyar y estaría junto a él para lidiar con los daños colaterales de su decisión.
—Eso déjanoslo a tu amigo Yoongi y a mi cachorro.
Jung Hobin, era un Alfa resentido, vicioso y doble cara que sabia muy bien como aparentar ante los demás y dar la imagen que quería dar, le gustaba hacer creer a Taeyeon que era su perro fiel, pero la verdad era que desde hace mucho tiempo que servía de informante a los Chá, fue por esto que ellos llegaban a robarles sus embarques, siempre conseguían mejores convenios con los inversionistas Europeos puesto que Hobin les informaba con quien haría negocios Taeyeon, y en mas de una ocasión habían buscado negociar con importantes inversionistas y se había topado con la noticia de que ya tenía tratos con los Chá; de no ser porque era un Alfa bastante inteligente e innovador y que tenía las mejores rutas para la distribución de la droga, muy seguramente Taeyeon y el clan Kim estarían en banca rota.
Y ahora Hobin estaba realmente molesto, el que Taehyung se hubiese aprovechado de que había perdido en el casino para querer casarse con su hijo Hoseok, lo hacia sentir indignado, Hobin no tenía honor, era un ser despreciable, un vil traidor, pero por su hijo haría lo que sea, es por este motivo que se encontraba sentado en aquel lujoso mueble, esperando a ser atendido por otro Alfa tan o mas despreciable que el mismo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto el Alfa de hombros anchos y rasgos duros con un gesto de desprecio en sus facciones.
—He venido a hacer un trato contigo, voy a darte lo que tanto me has pedido, te voy a entregar al clan Kim.
—Arriesgas tu pellejo al venir a decirme eso.
—Estoy consciente de ello —se removió buscando una mejor posición en el costoso sillón de piel.
—¿Cuál es tu precio? no pretenderás que creas que lo haces porque eres una hermanita de la caridad que desea ayudarme ¿verdad?
—Por supuesto que no, tengo mis propios motivos, que no son de tu incumbencia, para hacer este trato contigo, mi postura es clara y estoy decidido, solo quiero a cambio la cabeza de Kim Taehyung colgando en el perchero de mi estudio.
—¿Cuál es tu oferta? —el Alfa enarcó las cejas en un gesto de claro fastidio, le repudiaba la doble moral de Hobin.
—Ambos sabemos que Kim caerá de la cima después de este golpe, yo te doy toda la información para que lo derroques, tu matas a Taehyung y yo te daré el control total de todos los negocios, una vez que el clan Kim se extinga y resurja el clan Jung; si nos unimos desde ahora y con nuestros hijos enlazados, formaremos una alianza poderosa.
Se formo un pesado silencio entre ambos hombres que se veían uno al otro analizándose fríamente; apostados a cada lado de la puerta los guardaespaldas del Alfa anfitrión esperaban tensos y atentos ante el menor signo de que debían atacar, ninguno de los presentes allí, confiaba en las ponzoñosas palabras de el Alfa Jung.
Hobin podía sentir el peligro rondando sobre su piel, la bestia dentro de él aguardaba cautelosa, pugnando por que el Alfa dejara salir sus instintos mas primitivos, pero se limito a observar al Alfa en frente de el, necesitaba esa alianza para salvar a Hoseok de ese absurdo matrimonio con Kim Taehyung.
—Hay mucho en juego y lo sabes dijo al fin Hobin. —La risa del Alfa se escuchó fuerte e irónica por toda la estancia
—Taeyeon no es nada para mi, el clan Chá es dueño de toda la red del tráfico de armas en Asia, eso lo sabemos todos y si es que acepto no lo hago por obtener ganancias económicas que te quede claro —habló señalando todo a su alrededor con un gesto despectivo.
—Ya soy multimillonario —culminó con un guiño de su ojo derecho.
—Así es, no lo pongo en duda, pero si no lo haces por dinero, hazlo por revancha, hazlo solo para quitarte esa piedra del camino.
El poderoso Alfa con quien hablaba Hobin sonrió, ese rostro que muy pocas veces dejaba entrever algún tipo de emoción al menos que el hombre así lo quisiera, dejó ver en su sonrisa un atisbo de satisfacción que hizo regocijar a Hobin, estaba cediendo, lo hacía.
El hombre era el líder de un clan poderoso, era el rey de los narcóticos en casi toda Europa y Asia, pero quería desesperadamente las rutas de Taeyeon, eso le otorgaría el paso al mercado americano y le daría ganancias exorbitantes, no entendía la postura de Hobin y sabia que hacer tratos con él era jugar con un arma de doble filo, pero sabía que debía arriesgarse o de lo contrario se exponía a que este le propusiera ese mismo trato a Jeon Junsoo y perdería la ventaja.
Ambos Alfas eran conscientes de que una alianza entre dos clanes era lo que necesitaban para expandir sus fronteras y dominar por completo el mercado mundial de los estupefacientes y eliminar así a el tercer clan en competencia.
Pero esa alianza era imposible de llevarse acabo con Taeyeon, el Alfa no estaba dispuesto a aliarse con nadie y compartir el mando, ni mucho menos a estar por debajo de alguien mas, era demasiado orgulloso para aceptar algo así.
Eso era lo que hacia muy valiosa la oferta de Jung Hobin, solo restaba por ver que tan buena
era la información que quería venderle para apoderarse del clan Kim y si el precio era la cabeza de Kim Taehyung, pues gustoso se la rebanaría del cuello.
—Te dejo para que lo reconsideres, mientras tanto aquí tienes un adelanto, tómalo como una muestra de buena fe de mi parte —Hobin saco un sobre café del bolsillo interior de su saco y se lo tendió.
Los ojos del Alfa se abrieron de par en par al observar el contenido del sobre que parecía arder en sus manos.
Entonces lo comprendió, Jung Hobin le estaba dando la llave al paraíso, con lo que allí estaba
escrito iba a tener en sus manos a Kim Taeyeon y a todo su clan.
Las fichas se habían movido,
ahora todo era cuestión de
tiempo para saber cual de los
tres reyes caería primero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro