Cuando el lobo blanco despertó
Me siento tan solo, el sol me huye para no ver mi dolor y mi único consuelo se mueve y crece dentro de mi cuerpo.
Un mes después
Había amanecido ya, Jungkook podía asegurarlo por la tenue luz de la mañana que se colaba por las gruesas cortinas color hueso.
Se rindió a conciliar el sueño y se incorporó de la cama. El frío de las losas calaba en las plantas de sus pies, era una sensación muy placentera a decir verdad, fue hasta la ventana e hizo a un lado las pesadas cortinas para recibir de lleno la luz del sol en su rostro.
La vista era la misma de siempre, un amplio jardín circular con setas cuidadosamente podadas en figuras de lobos con un manto de flores a sus pies. Los senderos estaban distribuidos alrededor de cada entrada a la hacienda y se unían en el centro en una fuente de tres pies de alto, tallada en mármol, con la figura de Selene la Diosa de la luna acunando en sus brazos la figura de un cachorro de lobo blanco, de sus ojos brotaba el agua y se deslizaba por sus generosos pechos, la falda del vestido y los rubíes de sus dedos, hasta llegar a los canales por donde hacía su lento recorrido hasta llegar a un lago artificial.
Más allá de eso se apreciaba una estructura circular de pesadas puertas de cristal blindado, los tallados en los pilares y los amplios ventanales con cortinas echadas que daban privacidad al inquilino.
La hacienda de la Alfa Taeul, era un lugar sumamente pacífico, hermoso y rutinario.
Jungkook había recorrido ya el gran jardín incontables veces, la vasta biblioteca y los pasillos de granito que hacían eco a sus pisadas.
¡Estaba harto!
La frialdad del lugar era desesperante, aunque no tenía por que quejarse, la habitación que le había asignado era amplia, con una cama matrimonial y sábanas de seda, un closet, un escritorio de madera de caoba, y por supuesto un baño con todo lo necesario para su comodidad con tina incluida.
Una vez mas como cada mañana se dirigió hasta el jardín al lago artificial que adornaba la propiedad.
La cristalina agua reflejaba la luz del sol sobre él, provocando destellos en las suaves ondas que sus dedos dejaban tras de sí al hundirse en el líquido helado.
El frío mordió su tierna carne, provocando un agradable dolor que dio paso a un entumecimiento reconfortante conforme su mano se fue introduciendo de a poco por debajo de la superficie, insensibilizando la zona por la baja temperatura que comenzaba a provocar un gracioso color azul en su piel agarrotada.
Jungkook hizo una mueca cuando intentó mover su mano y está no respondió de inmediato, sin embargo, la falta de reacción no le preocupó en absoluto, pues sabía que sólo era cuestión de retirarla para que volviese a su estado normal sin mayor esfuerzo que el de frotarla para hacerla recuperar su calor y con ella, su movilidad, pero no lo hizo, aún no, y no sabía exactamente por qué estaba poniendo a prueba la resistencia de una parte de su cuerpo pero estaba tan ensimismado mirando las pequeñas arrugas formándose en sus dedos que inconscientemente se inclinó un poco más sobre su cuerpo, tan cerca del borde que estaba seguro que si se movía tan sólo un poco más, caería de lleno dentro, miró el fondo con un ligero interés en sus ojos perdidos y se preguntó si el ardor del frío sobre su cuerpo se sentiría tan insignificante como lo hacía en sus manos, si duraría una eternidad entumirse por completo hasta que el frío calara por sus poros y se arraigara en su interior, si él agua ahogaría por cada uno de los sonidos del exterior y en su lugar dejaría el silencio pacífico de una noche estrellada, sería sencillo comprobarlo pero no era idiota como para hacer tal cosa, sobre todo porque se conocía tan bien que sabía que su instinto de salvar a su cachorro siempre vencería cualquier estúpido intento por terminar con su vida. Y de cualquier forma, morir ahogado en una fuente era simplemente patético. ¡Por la Diosa!
El móvil en su bolsillo vibró y él dio un respingo ante la brusca interrupción de sus pensamientos, con cierta renuencia, sacó la mano del agua y la acunó contra su pecho mientras cogía el móvil de sus pantalones holgados y miraba la pantalla con el ceño fruncido.
Ahí, como fondo de pantalla, había puesto la foto de un Alfa despeinado que portaba el uniforme deportivo de un equipo de futbol y la sonrisa más hermosa y deslumbrante que Jungkook alguna vez había visto.
Una sonrisa, lenta y triste asomó a sus labios y su pequeño pulgar tocó la mejilla del chico por encima de la pantalla en un gesto nostálgico que provocó un nudo en su garganta, miró el rostro de su primer y único amor, de ese enamoramiento que había desatado tantos sentimientos en su sistema, el mismo que por un glorioso momento de estupidez le había hecho creer que todo era posible, ese que le dio las esperanzas para soñar en grande y sonreír como el tonto iluso que había sido, aferrado a una persona que le prometió la luna y en su lugar, lo empujó al infierno.
Era tan ridículamente irónico pensar en ello en esos momentos que las lágrimas jamás llegaron
y en su lugar, la sonrisa abarcó toda su cara en una mueca ácida que nada tenía que ver con esa sonrisita babilónica destinada únicamente al Alfa que, sin saberlo, le había dado la lección de su vida, entonces levantó el brazo, sopesó el móvil en su palma y lo estampó de lleno contra los azulejos del borde del lago, una y otra vez, haciendo añicos a la maldita cosa en cada golpe hasta que el vidrio formó una pequeña lluvia de cristales rotos que se encajaron en su palma en el proceso. No le importó, siguió rompiendo el celular hasta que su respiración agitada le hizo detenerse a recuperar el aliento y mirar el desastre que había hecho.
—¿Hasta cuando vas a sacar tu culo de aquí y vas a dejar de tenerte lastima? —Taeul que lo observaba desde hace rato le preguntó.
—Solo me gustaría saber si algún día podré despertar y saber que está pesadilla al fin ha terminado —dijo en un susurro que no supo si la anciana escucho o no. —Creo que necesitaré un móvil nuevo —le hizo saber, como quien no quiere la cosa, mientras limpiaba su mano con sus pantalones para quitar la molesta sangre de su piel herida.
—Estas sangrando cachorro —ella comentó lo obvio y se arrodillo a su altura con gesto preocupado. —Permíteme ayudarte —Jungkook la miró, realmente lo hizo, por primera vez de forma detallada, su rostro maduro con pequeñas arrugas que delataban los años que llevaba encima, sus ojos marrones que tenían una mirada decidida y los labios apretados en una fina línea, era una Alfa que inspiraba confianza.
—No es nada —dijo con un encogimiento de sus hombros, notando el ardor en su palma y la tibieza de la sangre deslizándose por ella. —La sangre siempre es un poco escandalosa.
Hizo una mueca cuando ella tocó la piel que estaba comenzando a inflamarse y no pudo evitar pensar en que en realidad, esa pequeña molestia no era nada comparada con el dolor que hasta ahora, había experimentado. "Tal vez algún día ya no lo sienta más, tal vez algún día logre suprimirlo" pensó, pero no había manera de que algo como ello pasara, el dolor era una constante en la vida de las personas, tanto física como psicológicamente y él sabía que pese a lo desgarrador que podría resultar, era necesario, tan jodidamente necesario para despertar las reacciones adecuadas en el cuerpo humano para hacerte saber que estas vivo, que puedes sentirlo, que puedes seguir luchando.
No dijo nada mas mientras la Alfa se dedicaba a curarlo, tan sólo se limitó a mirar al frente con la expresión vacía, mirando el horizonte con el interés vago de quien no quiere ser molestado y ella pareció comprenderlo por que se mantuvo en silencio.
Con unos pantalones marrones de chándal holgados y una gran sudadera azul cobalto, lucía visiblemente desmejorado, con la palidez resaltando el rubor de su rostro por el frío, las bolsas bajo sus ojos y las grietas en sus labios resecos, tan cansado y solitario ahí sentado, abrazando sus piernas como un sustento desde el momento en que el sol había despuntado, había dormido la mayor parte de los días anteriores, acurrucado entre las suaves mantas de seda, sumido en un sueño profundo al saberse sólo en esa gran casa apartada de todo ruido molesto de la ciudad, escuchando el silbido del viento y el suave golpeteo de los árboles fuera de su balcón, con la luz de las lámparas del muro exterior colándose por las cortinas entreabiertas de su habitación y así habría seguido, solo durmiendo, pero de nuevo, ese malestar estúpido y desconcertante se había asentado en su pecho, ese sentimiento agarrotado que parecía burlarse de él y hacerle sentir un poco miserable por saberse subyugado por los traicioneros sentimientos de su lobo.
Esa pequeña parte de él que se sentía necesitada y dependiente de un hombre a quien no le importaba.
Las cosas habían sucedido sin que él hubiese podido hacer algo al respecto y todo había ocurrido tan rápido que no tuvo la menor oportunidad de parar el torbellino que comenzó a desatarse a su alrededor, ahora estaba justo en medio, entre el debate interno de mantenerse inclinado y a la espera de que todo simplemente terminara o erigirse con toda su fuerza de voluntad puesta como armadura y abrirse paso entre esas paredes de miedos y temores que se habían agrupado a su alrededor para sofocarlo, y estaba tan harto de todo, tan cansado y tan reacio a ser ese Omega sumiso en el que se había convertido esas últimas semanas, bien. Así que se dijo a si mismo que ya no más. Se había acabado el tiempo de lamentarse y ahora les iba a enseñar quien era Jeon Jungkook de verdad.
Junsoo había contactado el día anterior con él, y había prometido estar allí el día siguiente en la mañana, así que, en el momento en que Taeul llegó siendo acompañada de el hombre enfundado en un pulcro traje plateado, se levantó de un salto del lugar donde estaba sentado y ni siquiera le importó empujar a la Alfa en el proceso para hacer su camino hasta los brazos de su tío con una sonrisa plasmada en el rostro, la primera en todo ese tiempo.
—¡Tío! —chilló, como un niño pequeño, mientras se escondía en el pecho del Alfa en busca del reconfortante aroma a tabaco y café que le calmaba tanto.
—Hola a ti también —Junsoo lo apretó contra su cuerpo y dejó un beso en su mejilla, meciéndolo entre sus brazos como a un cachorro, sin despegar los labios.
—Te he extrañado un montón —dijo Jungkook, alzando la mirada para verlo a los ojos con un pequeño brillo alegre.
—Lo sé cachorrito, yo también te he extrañado —peinó sus cabellos hacia atrás y dejó otro beso en su frente.
Un educado carraspeo les interrumpió cuando Taeul hizo notar su presencia —Lamento mi intromisión en su muy dulce y melodramática reunión familiar señores pero hay temas importantes de los que hablar.
—He dicho que primero tengo que hablar con él —Junsoo se quejó, molesto por la interrupción, sin el usual tono educado que solía emplear para dirigirse a la Alfa.
—¿Algo que deba saber? ¿Por qué te estas quedando acá? —le preguntó Junsoo a Jungkook, buscando su mirada y encontrándolo renuente a verlo.
—He terminado mi relación con Taehyung ¿Bien? —Junsoo asintió, entendiendo el hecho de que no diría más, no cuando tenía esa mueca llena de terquedad en su boca que siempre hacía cuando estaba irritado por algo y golpeaba con su lengua su mejilla interior lo que significaba que se negaba a dar explicaciones, Junsoo intuyó que su comportamiento un poco brusco se debía a los cambios de humor propios del embarazo.
Se tragó la reprimenda que había estado a punto de darle por su comportamiento y en su lugar lo abrazo con una sonrisa conciliadora.
—¿Y el cachorro? —Jungkook rugió bruscamente, —el cachorro es mío solamente, Taehyung no lo sabrá nunca.
Junsoo enarcó ambas cejas ante su evidente insolencia.
—Por supuesto, si así lo deseas entonces se hará de esa manera.
—Lo hago —Jungkook dijo, con determinación.
—Cachorros estúpidos, todos son iguales —interrumpió Taeul. —Morirás si no te marca y el cachorro en tu vientre morirá contigo, necesitas su marca, Omega obstinado.
—¡Que así sea entonces! —gritó Jungkook.
Cansado ya de lo mismo, Junsoo se interpuso entre el y Taeul y le dijo a esta —¿Puedes dejarnos a solas un momento por favor? si se nos ofrece algo te llamaremos —Taeul no respondió y se fue molesta.
—¿Quieres que vayamos a hablar en tu habitación? —preguntó Junsoo, casi de inmediato Jungkook negó y se adelantó a él para cruzar el largo pasillo de la planta superior rumbo al cancel de vidrio que resplandecía al fondo, en el sentido opuesto de las habitaciones principales, Junsoo lo siguió con una sonrisa hasta tomar asiento en un amplio y cómodo sillón de mimbre con grandes cojines de plumas.
—Aquí estaremos tranquilos —le dijo Jungkook, sentándose en el sillón frente a él con las piernas cruzadas y abrazando una almohada contra su pecho.
—¿Has dormido bien últimamente? —Jungkook negó con una sonrisa melancólica.
—No siempre logro conciliar el sueño y otros días duermo en demasía —Junsoo enarcó una ceja en espera de que continuase pero no lo hizo, tan sólo lo miró con sus bonitos ojos que lucían cansados.
La sonrisa de Jungkook tembló al recordar todo lo que paso con Taehyung y mordió su labio en un intento por contener el sollozo que quiso abrirse paso por su garganta, no queriendo arruinar el buen momento que estaba teniendo con su tío, se levantó de donde estaba para sentarse a un lado del Alfa y abrazarlo por la cintura, depositando su cabeza en su hombro para que él no viera sus ojos húmedos.
No iba a llorar.
No frente a él.
No más.
Los dedos de Junsoo se hundieron en su cabello y acariciaron su cuero cabelludo cuidadosamente en un lento masaje. La brisa de la mañana llegó a ellos, trayendo consigo los agradables aromas de las pequeñas plantas y florecillas dispuestas alrededor de la barda de la terraza, las cortinas amarillas ondearon y Jungkook se perdió por un momento mirando las pequeñas hojas que seguían cayendo de los árboles y viajaban con el viento.
—Tío...
—¿Umm?
—¿Realmente crees que haya una solución a todo esto? —Junsoo frunció el ceño ante la pregunta, sin saber a qué exactamente se refería.
—¿Sobre qué?
—Hablo de mi.. Y de Taehyung... —Junsoo quiso apartarlo suavemente de su lado para ver su rostro pero no se lo permitió, se aferró a su costado con fuerza y se negó a mostrar la vulnerabilidad que sabía, su expresión estaba delatando. —Confío en ti, sabes que lo hago pero... Pero también sabes que las cosas se han complicado con lo de mi embarazo.
Las cosas eran más complicadas ahora que Jungkook estaba embarazado y no había formado un lazo con Taehyung, eso lo tenían muy claro. Necesitaba su marca, aunque se negara sabia que por su bien y el de su cachorro lo necesitaba si no quería morir.
—¿Te ha hecho daño? —Su pregunta salió mortalmente tranquila, casi con cuidado, como si temiera que Jungkook huyera asustado. Pero no lo hizo, se quedó donde estaba pero su cuerpo se había tensado y el animal en su interior, el sobre protector lobo en su subconsciente, detectó que había tocado una fibra sensible en el Omega.
No podía mentir. No a su tío, después de todo era lo único que le quedaba de su familia, se incorporó un poco para arremangar las mangas de su suéter con cuidado y así poder mostrarles los feos cardenales violáceos que surcaban sus muñecas inflamadas, las heridas habían cerrado ya pero el aspecto seguía siendo bastante preocupante.
Un gruñido se formó en la base de la garganta del Alfa en cuanto vio la prueba de la violencia de la que su hijo había sido víctima y casi por instinto sus brazos se cerraron sobre el cuerpo del Omega y lo atrajeron a su regazo, como cuando era un niño.
—¡Ese maldito hijo de perra! ¡Lo sabía! ¡Por un demonio, lo sabía! —Rugió levantándose del sillón con violencia, trayendo al Omega consigo en su arrebato.
—Por favor, tío escúchame.
—¿Escuchar qué? —siseo enojado, mirándolo con el rostro rojo de coraje. —No pienso permitirlo, no voy a permitirlo ¿Has escuchado? No tiene el maldito derecho de agredirte ¡Eres un Jeon, y no voy a dejar que siga mancillándote de esa forma! —Quiso alejarlo de su cuerpo, quiso apartarlo de su camino pero el Omega se aferró a él con fuerza y rodeó sus piernas con las suyas, ejerciendo presión colgándose de él para impedir su avance, para evitar que saliera de ahí con la cabeza embotada por la rabia y la sed de venganza.
—Por favor, detente —rogó, notando el temblor del cuerpo ajeno sobre el suyo, el aroma pesado de la ira y la amenaza latente del Alfa, no para con él, por que sabía que no le haría daño, pero no por ello era menos intimidante.
—No te atrevas a justificarlo ¡Por una mierda! No vayas a hacer eso ¿Me escuchas?
—Tan sólo detente y hablemos, por favor.
—No va a ponerte una mano encima otra vez mientras yo viva ¡Te juro que no lo hará! Antes le destripó los malditos sesos.
Casi habían llegado ya a la puerta corrediza y en un arrebato de desesperación, Jungkook llevó sus pequeñas manos hasta las mejillas del mayor y lo miró fijamente con tanta preocupación y miedo de lo que podría pasar si su tío salía por esa puerta.
No podía permitirlo, ellos tenían que ser más inteligentes que eso, usar la cabeza fría para mover bien sus fichas en vez de dejarse llevar en un arrebato de furia para perderlo todo. Absolutamente todo.
—Hazte a un lado Jungkook, ¡que te hagas a un maldito lado!
—¡Va a matarte! —le gritó, su voz rompiéndose irremediablemente porque decirlo en voz alta lo hacía mas real, más doloroso. —¡Es un maldito lobo enorme y no puedo permitir que te mate!No puedo, no a ti maldita sea —terminó en un sollozo.
—Déjalo que lo intente, veamos quien tiene los malditos huevos de terminar con esto de una maldita vez.
—¡No digas eso No vuelvas a decir eso! Tú no puedes dejarme solo, no puedes, no puedes —Sus lágrimas salieron, calientes y abundantes mientras sus ojos mostraban la desesperación y la desdicha que le oprimía el pecho, dificultando su respiración, pero no le importó ya que su tío lo mirara así, todo lo que verdaderamente quería era protegerlo, mantenerlo a salvo incluso si no podía cuidar de sí mismo, lo haría por él, por su cachorro, sin importar que tuviese que hacer, él lo haría.
—Te vi nacer y convertirte en la criatura más hermosa que he conocido y no pienso quedarme de brazo cruzados mientras ese bastardo te rompe. No me pidas que lo haga ¡Joder, no puedes pedirme eso Jungkook!
—No puedo pedirte tampoco que vayas directo a una trampa —le susurró, juntando sus frentes.—Él espera que lo hagas, sé que lo hace, esta ciego de odio, de ansias de poder, quiere desaparecer los otros clanes a como de lugar.
—¿De qué estas hablando?
—Tienes que guardar la calma, hazlo por mi, te lo ruego, por favor —No supo cómo lo hizo, ni si quiera fue consciente de ello, pero sus feromonas actuaron por instinto y su aroma salió con la sutileza de un proyectil directo al Alfa frente a él, tranquilizando su temperamento y drenando su estallido de ira tan lenta y sutilmente que Junsoo apenas fue consciente de ello.
—¿Qué es a lo que temes? —le preguntó en un murmullo frustrado, tomando su carita entre sus grandes manos con sumo cuidado. —Dímelo vamos, dilo —Hubo un hipido y el Omega tragó el nudo en su garganta sin dejar de mirarlo con esos ojos que reflejaban un mar de estrellas y no guardaban nada. No a él.
—No le temo a Taehyung, le temo al lobo en su interior, lo he visto de cerca es enorme, te destrozaría, tú no lo entiendes, tienes que escucharme, por favor.
El Alfa asintió, limpiando sus lágrimas con sus pulgares, acariciando la enrojecida piel bajo sus párpados mientras dejaba un beso en su sien y acunaba su cabeza contra su pecho para amainar su llanto, verlo llorar provocaba en él un sentimiento de impotencia que volvía loco a su lobo por no poder protegerlo y justo ahora todo lo que quería era eso, brindarle su consuelo para hacerle saber que estaba ahí, que no iba a ir a ningún lado; si con eso lograba devolverle la tranquilidad y la sonrisa, incluso era capaz de dejar a un lado la rabia y el deseo aplastante de hacer pagar a ese hijo de puta que había lastimado a su hijo, si se lo pedía, haría lo que sea para que no ver más ese bonito rostro tan triste.
—Estoy aquí, no voy a ir a ningún lado por ahora ¿esta bien?
—¿Lo prometes? —Soltando un gruñido por lo bajo, Junsoo asintió con renuencia y miró a Jungkook a los ojos para dejarle en claro que podía confiar en él.
—Lo prometo cariño —El peso que había estado sobre su cuerpo cedió y el Omega aflojó su agarre para ponerse en pie, sin embargo no se apartó de la puerta corrediza, simplemente se quedó ahí de pie con la espalda apoyada en ella sólo por si acaso, con las manos apoyadas sobre el vidrio y el frío calando en sus palmas tibias.
—Nunca debes dejarte llevar por tus impulsos —comenzó a hablarle Jungkook, confundiendo al Alfa por el cambio de tema.
—Pequeño... —Jungkook alzó una mano para pedir su silencio antes de continuar.
—Siempre he confiado en ti y no hay persona a la que respete más que no seas tú, he estado tan ciego con respecto a Taehyung que cuando vine a abrir los ojos me di cuenta que en realidad soy yo quien nunca quise ver las cosas como en realidad son, que he hecho oídos sordos a todo aquello que no quería saber de él y ya no puedo seguir haciendo eso, no por mi cachorro.
Junsoo llevó una mano a su frente, acariciando la piel con evidente frustración y enfado.
—¿Crees que yo no hubiese preferido una vida mejor para ti? Por supuesto que si, yo... —lo miró y la resignación que Jungkook vio en sus ojos le dolió. —Yo esperaba verte crecer, que te emparejaras, que tuvieras cachorros, que fueras feliz... y ¿Sabes por qué? —Jungkook negó y el Alfa le dio una sonrisa triste. —Por que eso es lo que no tuve y todo lo que yo quise siempre fue eso para ti y sé que tu mamá lo hacía y ten por seguro que te amo y no voy a permitir, no pienso permitir que nadie te lastime. ¿Has escuchado? —Jungkook asintió con labios temblorosos y un amago de sonrisa irónica.
—No es tan sencillo —Los ojos del Alfa se oscurecieron ante su murmullo y su puño cerrado impactó contra el vidrio sobre su cabeza, tan lejos de ella que apenas si sintió la pequeña vibración de la puerta.
—Oh, claro que lo es —dijo con voz baja y amenazante. —Taehyung no es más que un simple hombre, un hombre que puede sangrar y morir como todos nosotros pero te aseguro que antes de que eso suceda me voy a asegurar de que sienta en carne propia cada lágrima y herida que te ha causado ¿Me escuchas? Lo va a pagar, claro que lo hará.
—¿Y entonces qué haremos? —Jungkook pregunto y se apartó del vidrio para rodear a su tío, dándole la espalda mientras miraba la ancha y gruesa reja de la propiedad.
—Esto será sólo el comienzo de una nueva guerra que estoy dispuesto a pelear —siseo.
—Estarás siendo cazado —le recordó Jungkook, abriendo los ojos con miedo y preocupación.
Un brillo se abrió paso en los orbes de Junsoo y Jungkook pudo ver el momento en que el reconocimiento y la confusión se mezclaban en su expresión para dar paso a una lucidez que estaba comenzando a temer que no se haría presente, lo tomó del rostro con la respiración entrecortada por el sobresalto y una sonrisa pequeña y extraña curvó sus labios para darle un aspecto tan distinto, tan idílico que lo asustó por un breve momento.
—Te tengo a ti para que me protejas —murmuró.
—¿Qué? ¿De qué estas hablando?
—De que es hora que dejes salir al lobo que llevas dentro —Hablo Taeul quien había regresado hace un momento sin ser vista. —Junmin tu lobo y Taemin el lobo de Taehyung están emparejados desde hace siglos, por tanto si Taehyung pudo llamar a Taemin tu también puedes llamar a Junmin, hay dos formas de hacerlo, la primera es la que hicieron con Taehyung, obligarlo a surgir con una experiencia traumática y la segunda es mediante un ritual de llamamiento —explicaba la bruja a un atónito Jungkook que escuchaba atentamente.
Taeul se llevo a Jungkook a una especie de catacumba subterránea cuyas paredes terrosas estaban cubiertas por infinidad de calaveras, del techo al suelo, en el centro se encontraba una especie de altar de piedra en donde hizo acostar a Jungkook y el mismo estaba rodeado en cada esquina por sendas antorchas.
—La forma en que llamaron a Taemin es la mas efectiva pues el lobo siempre surgirá para proteger a su huésped, pero también la mas peligrosa pues el lobo se torna agresivo y malvado, a Junmin lo llamaremos por el ritual, estoy segura de que será rápido pues a tu favor tienes la fuerza de Tebi tu cachorro, es hijo de Junmin y Taemin, él nos ayudara a llamar a tu lobo —Taeul culminó su explicación.
De repente una ráfaga de viento redujo la llama de las antorchas hasta casi apagarlas, Taeul empezó a leer un manuscrito en el idioma antiguo de las brujas, a continuación cortó las yemas de los dedos de Jungkook y con su sangre pinto un símbolo en su vientre y su frente, se inclino al nivel de los oídos de este y empezó a pronunciar
—¡Junmin ven aquí!
—¡Junmin ven aquí!
—¡Junmin ven aqui!
Repetía una y otra vez y a medida que lo repetía aumentaba el tono de su voz hasta que en un momento determinado termino gritando.
—¡JUNMIN VEN AQUI!
Las antorchas se apagaron y una ráfaga de viento empujo a Taeul tirándola al suelo, un estallido de algo rompiéndose se escucho, seguido de un aullido, muy cerca de donde la anciana había caído y entonces la luz regreso, el altar estaba hecho trizas y Jungkook ya no estaba.
De pronto Taeul sintió la presencia de algo enorme respirando en su cuello, cerro los ojos y sonrío.
—Bienvenido Junmin —dijo y se giro encontrándose con el hermoso, grande y majestuoso lobo blanco en el que se había convertido Jungkook.
El lobo blanco había despertado y una nueva guerra comenzaría entre los clanes.
El lobo blanco de Jungkook
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