14.- Noche
Evan se sentía cada vez más envuelto en toda aquella trama de pesadilla y comenzaba a pensar que jamás lograría escapar de ella. Aunque Saint le había asegurado que por la mañana podría irse.
Su mejor opción era descubrir cuanto antes todo lo que ocurría para poder tomar una decisión final y aclarar sus propios sentimientos, no podía dejar de pensar en todo lo que le había contado Daniel. ¿Quería él lo mismo con Saint? ¿Podía él llegar a ser como la imagen de Thalia que le había contado?
Saint se sentó en la orilla de la cama, de frente a la silla que Evan y comenzó con su parte del trato, narrando su pasado:
—Muy bien. Nací durante el siglo 16 en una familia de sociedad, razón por la cual desde muy pequeño me educaron sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal.
>En aquella época era muy normal que un padre utilizara la vara y el látigo para enseñar no solo a sus hijos, también a su mujer o a cualquiera que se comportara fuera de las normas sociales. Todos debíamos ser unos correctos hijos de Dios.
>De allí son las marcas, mi padre se aseguró de que fuera un hombre de bien. Además de que solía golpearme cuando mi hermana actuaba mal.
—¿Tu hermana? ¿Te refieres a Thalia?
—No, a ella la conocí hasta después de convertirme. Me refiero a mi hermana humana, hija de mis padres
—Entiendo, pero ¿por qué te golpeaban a ti por ella? Eso no parece justo. —Se quejó Evan, se había imaginado a un pequeño Saint niño siendo golpeado con una vara por un hombre mayor.
Intentó ignorar la sonrisa tierna que le dedicó el pelinegro ante su arrebato.
—Era entendible, debía mantener el cuerpo de ella impoluto para su futuro marido, y como éramos muy unidos ella sufría cuando a mí me golpeaban, así que cumplía su cometido.
>Además yo estaba más que de acuerdo en aceptar aquellos golpes por ella, y la aconsejaba para que también fuera una mujer de bien. Surtió efecto, ambos pusimos el nombre de nuestra familia en alto dentro de la sociedad puritana, a menudo éramos utilizados como ejemplo de rectitud y fe.
>Al final, cuando mi familia cayó en desgracia, hubo un inversor de mi padre que me rescató y me transformó en lo que soy ahora.
Guardó silenció, Evan quería preguntarle a qué se refería con que "cayó en desgracia" pero se dio cuenta que Saint miraba su muñeca derecha, al fijarse se dio cuenta del óvalo rojizo que tenía marcado de manera informe sobre la piel, parecía más reciente que el resto de cicatrices.
—Jeremhia me enseñó todas las normas de mi nueva vida, me instruyó bien y luego me dejó ir por mi cuenta.
—¿Y Thalia?
—Ella también es creación de Jeremhia, la creó pocos años después que a mí y cuando nos dejó permanecimos juntos algunas décadas más. Sin embargo con el tiempo cada uno buscó su propio camino, es algo usual en nosotros hacerlo.
—Nunca ocupas la palabra "vampiros"... eso es lo que eres ¿no es así?
—Es el término vulgar que los humanos ocupan para nosotros, o bueno, para nuestra leyenda. No solemos utilizarla entre nosotros mismos.
Evan se quedó analizándolo unos momentos, procesando lo que acababa de contarle. Saint no parecía triste por lo que narraba, ni afectado, quizá un poco melancólico pero poco más. «Ha pasado demasiado tiempo como para que sienta algo más» supuso.
—¿Y cómo fue que te transformaste?
—Jeremhia me explicó todo después de salvarme. Luego, una noche, me mandó lavarme bien, afeitarme e incluso me cortó el cabello él mismo, cuando estuvo conforme con mi imagen me mordió en el brazo y bebió hasta que casi me desangro, en esa misma mordida me inyectó su veneno.
>No tardé mucho en morir, no fue demasiado doloroso más allá del ardor de su ponzoña, y este se fue desvaneciendo como si me estuviera quedando dormido. Me enterró en terreno no consagrado y varias noches después volví a la vida tal cual soy ahora.
Evan se había acabado ya la comida, ensimismado como estaba en la narración de Saint. Dejó los trastes vacíos en la mesa y, siguiendo una idea algo confusa, fue a acostarse igual en la cama de manera que quedó a un lado de Saint.
Él se acostó completo, recargando la cabeza en uno de sus brazos para poder mirarlo de manera directa.
—¿Y has vivido solo desde que te separaste de Thalia?
—Sí, tengo varias casas seguras como esta a lo largo del mundo y me muevo conforme el tiempo me lo va pidiendo. En todas hay empleados humanos que me ayudan con los quehaceres necesarios sin llegar a importunarme y cuando lo necesito salgo a alimentarme entre el populacho.
—Suena a una vida jodidamente aburrida, —bufó Evan, imaginándose tener que vivir siempre oculto y siguiendo un montón de reglas bobas como lo de las cruces.
Saint le dio un suave golpe en la frente con un dedo, iba a ser una costumbre muy difícil de abandonar el dejar de de decir groserías o "cosas vulgares" como los llamaba él.
—Me dedico a mí mismo, cuando era humano la pintura, los libros y la música que no fueran sacros estaban prohibidos, así que ahora puedo disfrutarlas sin contratiempo, al menos la pintura y la literatura.
Se quedaron en silencio durante algunos minutos, cada uno inmerso en sus propios pensamientos.
—Ahora es tu turno, Dragón, cuéntame un poco más de ti.
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