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10.- Noche

A cada instante que pasaba, la situación parecía más y más extraña para Evan, a pesar de todo se sintió un poco mejor una vez que estuvo en la pista de baile, con un vaso de "media de seda" en una mano y su cuerpo moviéndose al ritmo de la música; era demasiado parecido a lo que había sido siempre.

—Por cierto, me llamo Daniel, Daniel Luja, —le dijo Berry, acercándose a su oído para hacerse escuchar por encima de la música.

—Pensé que...

—No te preocupes, ellos tienen un sentido muy extraño con lo que respecta a los nombres, creen que conocer el nombre verdadero de uno te da poder sobre él, por eso rara vez lo dan.

>Pero no es necesario seguir esa costumbre entre humanos ¿no crees?

Sin dejar de moverse Evan volteó hacia donde los otros dos hablaban, se habían sentado en los cómodos bancos y Evan no pudo dejar de pensar que Saint parecía alguna especie de Rey sentado en un trono.

Thalia parecía igual de imponente, con aquel largo cabello negro y sedoso, y su cuerpo bien formado envuelto en aquel lujoso vestido entallado.

Ella había dicho que Saint era su hermano mayor, y aunque en rasgos no se parecían demasiado, tenían el mismo porte poderoso e intimidante.

—Ah, perdón, me distraje. Mi nombre es Evan Mondragón.

Volvió a dirigir su mirada a lo alto, sin embargo en cuanto notó que Saint también lo veía la desvió de inmediato, azorado.

—No hace mucho que lo conoces ¿verdad? —Le preguntó Berry de pronto.

—¿Qué?

—Es muy obvio por la manera en que te comportas. Ellos pueden llegar a ser muy abrumadores, sobre todo al inicio.

Evan sonrió de medio lado, a pesar de su incomodidad inicial Berry, o Daniel, era una persona muy fácil de llevar, no solo su sonrisa sino su confianza era contagiosa.

—Saint me abordó apenas la noche de ayer, aunque creo que me había seguido antes, no estoy seguro. Había unos matones, y él apareció para ayudarme, pero entonces... él... —Evan se llevó una mano al cuello, allí donde Saint lo había mordido, mientras rememoraba lo que había sentido.

—No necesitas continuar, sé perfectamente a lo que te refieres, lo he vivido en carne propia muchas veces —acudió en su ayuda al verlo sonrojarse.

—¿Y qué hay de ti? —Evan prefirió cambiar el tema

—Ah, Thalia me encontró hace... —se puso a hacer cuentas con los dedos—, casi trece años.

—¿Trece años?

—Sí, para ese entonces yo vivía en la calle, digamos que andaba en malos pasos y me pareció una buena opción el asaltar a la elegante mujer que caminaba aparentemente despreocupada y sola por la zona.

Evan soltó una carcajada al imaginar la escena.

—¿En serio? ¿Con el aura peligrosa que tienen esos dos, se te ocurrió hacer algo así?

—Bueno, era joven y me pareció sencillo. Thalia despachó a los otros de inmediato pero algo en mí le llamó la atención.

—El olor... al menos eso me dijo Saint.

—Sí, lo mismo dijo Thalia, que mi olor le había resultado irresistible. Esa vez fue la primera vez que me mordió.

Se habían movido hacia la barra para pedir otro trago y poder hablar mejor.

—Desde entonces he vivido con ella y poco a poco he llegado a conocerla realmente. Podrá aparentar ser una criatura ruda y fría, igual que tu Saint, pero yo sé que es una joven rebelde y juguetona dispuesta a todo por proteger a quienes aprecia.

—Ja, suenas como un maldito enamorado.

—Bueno, no niego que lo esté, y creo que ella siente lo mismo, por eso me considera "su compañero" más que un simple alimento más.

Evan se terminó su bebida de un solo trago sin darse cuenta, su mente viajaba a mil por hora pensando en todo lo que ocurría.

—¿No te da miedo?

—Al principio sí, mucho. —Una sonrisa melancólica apareció en el rostro de Daniel, aunque duró muy poco—, el primer día que pasé junto a ella escapé, pero no podía dejar de pensar en lo que me había hecho, en la sensación de la mordida; al final terminé buscándola de nuevo, sólo un poco pues descubrí que me había estado observando y en cuanto descubrió que quería volver a su lado se acercó de nuevo.

>Fuimos hablando, conociéndonos y me ayudó a saber más de mi historia, bueno, de mi linaje.

Evan lo miró confundido

—¿Linaje?

—Desde niño me sentía diferente, por ejemplo siempre he tenido este cabello, tal vez no me creas pero jamás me lo he teñido ni nada, lo cual podrás suponer era mucho más llamativo cuando era un niño. Creo que eso también ayudó a las malas decisiones que tomé —volvió a sonreír—, pero no me arrepiento de nada pues gracias a eso estoy donde estoy.

Esta vez Evan no pudo responder a su sonrisa, estaba demasiado impresionado ¿hasta qué punto su propia historia se asemejaba a la de Daniel? Era escalofriante.

—¿Y qué, qué hay de ese linaje que mencionaste?

—Nos llaman seres feéricos, lo cual solo es una palabra elaborada para decir "hadas".

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