Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14: Panqueques.

Sanemi había aprendido a manejar a Obanai con cierta estrategia, aunque no podía negar que cada noche se volvía un poco más complicado. El súcubo parecía decidido a probar los límites de su paciencia, siempre encontrando excusas para acercarse más o para invadir su espacio personal de formas que, en otras circunstancias, habrían sido intolerables.

Esa noche, por ejemplo, mientras Sanemi trataba de leer un libro de historia para un próximo examen, Obanai estaba inclinado detrás de él, sus brazos alrededor de sus hombros y sus labios peligrosamente cerca de su cuello.

"¿Sabes, Sanemi?" murmuró Obanai, dejando que su aliento cálido rozara la piel del chico. "He leído suficientes libros humanos para saber que ignorar los deseos no es bueno para el cuerpo."

Sanemi bufó, cerrando el libro con un golpe y girando la cabeza para mirarlo. "¿Y desde cuándo te preocupa mi bienestar físico? Pensé que solo te interesaba mi energía."

Obanai sonrió, ladeando la cabeza con una expresión que parecía demasiado inocente para alguien de su especie. "Tu energía es lo que me alimenta, pero admito que me estoy encariñando con otras cosas."

Sanemi frunció el ceño, tratando de ignorar el calor que subía por su cuello. "Encariñándote, claro. Mira, si vas a empezar con tus juegos otra vez, te aviso que tengo una pila de películas románticas que podemos ver. O tal vez quieras aprender a cocinar, seguro que nunca has hecho eso."

Obanai lo miró, visiblemente desinflado ante la idea de una actividad humana mundana. "¿Cocinar? ¿Por qué haría eso? Ni siquiera como comida humana."

"Porque es mejor que andar pegándote como un idiota," replicó Sanemi, levantándose de la silla y dirigiéndose a la cocina. "Vamos, te enseñaré a hacer algo básico. Quizá hasta te diviertas."

Obanai suspiró con resignación, pero lo siguió, curioso a pesar de sí mismo. Lo que comenzó como una distracción terminó con el súcubo cubierto de harina y mirando un sartén como si estuviera viendo un artefacto alienígena.

"Esto es absurdo," dijo Obanai mientras intentaba voltear un panqueque, solo para fallar miserablemente y terminar con un desastre en el sartén. "No entiendo cómo disfrutan estas cosas."

Sanemi no pudo evitar reírse ante la expresión frustrada de Obanai. "Es porque eres un inútil. Pero al menos estás entretenido y no intentando... ya sabes."

Obanai lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada. En el fondo, aunque nunca lo admitiría, disfrutar de estas pequeñas distracciones humanas le estaba resultando más placentero de lo que esperaba. Y, aunque su hambre seguía ahí, comenzaba a encontrar más razones para quedarse cerca de Sanemi, más allá de su energía.

Sanemi suspiró profundamente desde el sofá, mirando a Obanai revolotear en la cocina con una expresión de absoluta concentración. Era difícil de procesar: un súcubo, una criatura diseñada para el deseo y la lujuria, obsesionado con perfeccionar la receta de un simple panqueque porque Sanemi había hecho algún comentario sarcástico sobre su falta de habilidades.

Cualquier otra persona podría haber considerado tener a Obanai como un regalo del destino, un súcubo que no solo era atractivo, sino que también mostraba interés en el mundo humano y, aparentemente, en satisfacer más que solo sus impulsos básicos. Pero Sanemi no estaba tan convencido.

"Esto no va a durar para siempre," murmuró para sí mismo, apoyando la barbilla en la palma de su mano mientras lo observaba. Obanai, con su cola agitándose perezosamente y sus alas plegadas contra la espalda, no parecía alguien que pudiera encajar en su vida a largo plazo.

Era absurdo incluso pensarlo. ¿Qué haría Sanemi en el futuro? ¿Presentarlo como "su amigo raro" en reuniones familiares? ¿Explicar por qué nunca envejecía mientras Sanemi lo hacía? No, era mejor mantener las cosas en el ahora, encontrar una manera de mantener a Obanai entretenido hasta que su ciclo con él terminara y se marchara a buscar otra víctima.

Obanai se giró, un plato de panqueques algo quemados en la mano, y lo miró con una sonrisa satisfecha. "No están perfectos, pero mejoraron, ¿no crees?"

Sanemi alzó una ceja, tomando un panqueque con cierta cautela. Le dio un mordisco y asintió lentamente. "No está mal. Mejor que la primera vez, al menos."

Obanai se sentó en el borde del sofá, observándolo con esos ojos bicolor que parecían ver más allá de su superficie. "¿Por qué me miras así?" preguntó Sanemi, sintiéndose un poco incómodo bajo su escrutinio.

"Porque no entiendo algo," respondió Obanai, apoyando el mentón en su mano. "La mayoría de los humanos con los que he tratado disfrutan mi presencia. Hacen lo posible por mantenerme cerca, incluso si no es por necesidad cambian su energía por lujuria inconscientemente. Pero tú... tú solo esperas que desaparezca."

Sanemi se detuvo, el panqueque a medio camino de su boca. No esperaba que Obanai lo confrontara de esa manera. "Es porque sé que esto no es para siempre. Tú tienes tu mundo, y yo tengo el mío. Es mejor no complicarlo más de lo necesario."

Obanai ladeó la cabeza, como un gato curioso. "¿Y si no quiero que sea temporal? ¿Qué pasa si prefiero quedarme?"

Sanemi se quedó sin palabras. Era una posibilidad que nunca había considerado, y honestamente, no sabía cómo responder. Así que, como siempre, decidió desviar la atención.

"Primero perfecciona los panqueques," dijo con una sonrisa burlona, dándole un empujón ligero en la frente. "Luego hablamos de grandes decisiones."

Obanai soltó un resoplido, pero no insistió. Aun así, la idea quedó flotando en el aire, una semilla que empezaba a crecer en ambos, aunque ninguno de los dos quería admitirlo.

Continuará....

🐍🍃

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro