Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26: La decisión

Sanemi salió del despacho de Tomioka con el ceño fruncido y la mente dando vueltas. La solución que Giyuu le había planteado era tan arriesgada como desconcertante: una unión legal entre él y Obanai no solo complicaría la situación, sino que podría usarla para impugnar el traslado, argumentando discriminación si las directrices continuaban con su decisión. Sin embargo, esa misma solución venía con un peso que Sanemi no estaba seguro de poder cargar.

Matrimonio.

El simple pensamiento lo hacía sentir como si lo hubieran lanzado al vacío. Él, Sanemi Shinazugawa, pedirle matrimonio a alguien. No porque no le importara Obanai, sino porque significaba aceptar algo que había pasado meses negándose a reconocer: que lo que sentía por él no era pasajero.

De vuelta en su apartamento, Sanemi encontró a Obanai sentado en el sofá, hojeando una revista sin demasiado interés. Había algo diferente en él, una tensión apenas perceptible en sus movimientos. La carta seguía siendo una carga para ambos.

Sanemi dejó las llaves sobre la mesa y se quedó de pie, observándolo en silencio. Obanai levantó la mirada, arqueando una ceja.

-¿Qué pasa? -preguntó con cautela.

Sanemi se sentó frente a él, sin apartar los ojos.

-Tomioka me dijo que hay una forma de evitar tu traslado.

Obanai inclinó ligeramente la cabeza, expectante.

-¿Cuál?

Sanemi tomó aire.

-Casarnos.

La revista cayó al suelo, y los ojos de Obanai se abrieron de par en par.

-¿Qué?

-Es una manera de demostrar que lo que tenemos no es un simple escándalo o un capricho -explicó Sanemi, hablando más rápido de lo que quería. -Podríamos argumentar que te están trasladando por prejuicios. Pero para eso... tendría que ser algo oficial.

Obanai lo miró en silencio, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Por un momento, pensó que era una broma de mal gusto, pero al ver la expresión seria de Sanemi, entendió que hablaba en serio.

-Sanemi... -comenzó, su voz más suave de lo habitual-. ¿Estás seguro de esto?

-No -admitió Sanemi, cruzando los brazos. -Pero no voy a dejar que te obliguen a irte solo porque quieren limpiar su reputación.

Obanai bajó la mirada, sus pensamientos desordenados. Había algo en las palabras de Sanemi que le hacía sentir tanto esperanza como incertidumbre.

-¿Esto es solo por el traslado? -preguntó finalmente, alzando la mirada. -¿O hay algo más?

Sanemi gruñó, pasándose una mano por el cabello.

-¡Por supuesto que hay algo más! -exclamó, su tono frustrado. -Maldición, Obanai, no puedo dejarte ir. No quiero que te vayas.

El silencio que siguió estuvo cargado de emociones. Obanai sintió su pecho apretarse, pero esta vez no era por la incertidumbre ni el miedo, sino por algo que había estado esperando escuchar.

-Entonces... ¿lo harías porque quieres que me quede? -preguntó en un susurro.

Sanemi asintió lentamente, su mirada fija en Obanai.

-Sí.

Obanai cerró los ojos por un momento, dejando que las palabras se asentaran en su mente. Cuando los abrió, una ligera sonrisa asomaba en sus labios.

-Eres un idiota, Sanemi. Pero... creo que sí.

Sanemi arqueó una ceja.

-¿Sí qué?

-Que acepto.

El alivio mezclado con nerviosismo golpeó a Sanemi como una avalancha. Sin pensarlo dos veces, se inclinó hacia Obanai y lo besó, un gesto que hablaba más que cualquier palabra.

Ahora, todo dependía de cómo manejarían el siguiente paso. Sabían que no iba a ser fácil, pero, por primera vez, ambos estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.

El reloj seguía corriendo, y aunque tenían unos meses antes de que el traslado de Obanai se hiciera efectivo, ambos sabían que no podían perder tiempo. Lo primero en la lista era hacer que su decisión fuera creíble, tanto para los superiores como para ellos mismos. Eso significaba trámites legales, mudarse juntos, y construir una historia que respaldara su unión.

Sanemi, a pesar de su habitual mal humor, tomó la iniciativa con una determinación que sorprendió incluso a Obanai. Una tarde, tras terminar las clases, ambos se sentaron con Tomioka, quien ofreció asesoramiento sobre los trámites necesarios.

-Si van a hacerlo, más les vale hacerlo bien -dijo Giyuu, su tono frío habitual, mientras les entregaba una lista de documentos y pasos a seguir.

Sanemi bufó, tomando la lista de sus manos.

-Como si no lo supiera. Esto es más complicado que resolver un problema de cálculo avanzado.

Obanai, quien estaba leyendo la lista por encima del hombro de Sanemi, rodó los ojos.

-Tal vez deberías dejarme a mí las cosas administrativas. A juzgar por tu letra, apenas puedes llenar un formulario sin errores.

Sanemi lo miró con el ceño fruncido, pero no replicó. Después de todo, tenía razón.

El siguiente paso era mudarse. Aunque ambos pasaban la mayor parte del tiempo en el departamento de Sanemi, sabían que necesitaban hacer cambios para que todo pareciera más natural. Obanai comenzó a trasladar sus cosas poco a poco, y aunque era una experiencia nueva para ambos, pronto se encontraron disfrutando del proceso.

-No sabía que coleccionabas tantas cosas inútiles -comentó Sanemi, sosteniendo una pequeña figura que Obanai había traído consigo.

-No es inútil. Tiene valor sentimental. Algo que claramente no entiendes -replicó Obanai, cruzándose de brazos.

A pesar de los pequeños roces, ambos comenzaron a adaptarse a la idea de compartir un espacio. Sanemi se dio cuenta de que tener a Obanai alrededor hacía que su apartamento se sintiera menos vacío, mientras que Obanai encontró en Sanemi una extraña pero reconfortante estabilidad.

La última pieza del rompecabezas era construir una historia coherente para presentar ante la institución. Decidieron hablar con Tomioka para ensayar respuestas y evitar contradicciones.

-Entonces, ¿cuánto tiempo dicen que llevan juntos? -preguntó Tomioka con su habitual tono neutral.

-Unos... meses -dijo Sanemi, rascándose la nuca.

-¿Meses? -repitió Obanai, alzando una ceja. -¿Eso es lo mejor que se te ocurre?

-¿Qué tiene de malo? -Sanemi lo miró, ofendido.

-No es creíble. Al menos un año -sugirió Obanai.

Tomioka suspiró.

-Si no se ponen de acuerdo en algo tan básico, están condenados.

A pesar de las dificultades, los trámites avanzaron y su historia comenzó a tomar forma. Aunque el proceso era agotador, ambos sabían que era un paso necesario para evitar la separación y, tal vez, construir algo que fuera más allá de una simple estrategia.

De vuelta en el departamento, Obanai y Sanemi se sentaron en el sofá con una libreta en la mesa frente a ellos. Sanemi tenía una mirada de frustración mientras Obanai sostenía un bolígrafo, su postura calmada contrastando con la impaciencia de su pareja.

-Bien, empezaremos con lo básico -dijo Obanai mientras abría la libreta. -¿Cómo nos conocimos?

Sanemi se rascó la nuca, dejando escapar un bufido.

-En un bar. Como todos los encuentros normales.

Obanai alzó una ceja.

-¿Eso crees que suena romántico? Vamos a necesitar algo más convincente. Algo que no haga parecer que lo único que hacemos es beber y discutir.

Sanemi se inclinó hacia atrás en el sofá, cruzando los brazos.

-Está bien. Nos conocimos cuando empezaste a trabajar en la escuela. Compartimos el almuerzo y empezamos a hablar.

-Demasiado simple. Además, nadie nos creería porque casi no interactuábamos al principio -refutó Obanai, escribiendo algo en la libreta.

Tras unos momentos de silencio, ambos comenzaron a aflojarse un poco.

-¿Y si decimos que coincidimos en un evento de profesores? -sugirió Obanai.

Sanemi chasqueó la lengua, pero asintió lentamente.

-Podría funcionar. Tal vez durante una capacitación fuera de la ciudad.

Obanai anotó el detalle.

-Perfecto. Eso explica por qué los demás no lo notaron al principio. Ahora, ¿qué nos hizo empezar a salir?

Sanemi se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.

-Podemos decir que empezamos a salir porque te invité a cenar para conocernos mejor.

Obanai lo miró con una sonrisa sarcástica.

-¿Tú? ¿Invitándome a cenar? Eso suena fuera de personaje.

-¡Oye! -Sanemi golpeó la mesa con la palma abierta, ofendido. -¿Qué tiene de malo?

-Que no es creíble. Si alguien tomó la iniciativa, fui yo -respondió Obanai con calma, anotando su versión.

Sanemi suspiró, aceptando la derrota.

-Está bien, genio. Tú me invitaste a cenar. ¿Contento?

Obanai sonrió con satisfacción y continuó escribiendo.

-Muy. Ahora, la parte más importante: ¿cómo fue que decidimos mudarnos juntos y casarnos?

Ambos se quedaron en silencio por un momento, reflexionando.

-Podríamos decir que durante el invierno pasado nos dimos cuenta de que pasábamos más tiempo juntos que separados -dijo Obanai, su voz más suave. -Y que la decisión se dio de manera natural.

Sanemi lo miró de reojo, sorprendido por la sinceridad en sus palabras.

-Eso... suena bien -admitió finalmente.

Obanai lo miró, sonriendo levemente.

-Entonces, ¿escribimos eso?

Sanemi asintió, dejando que Obanai lo anotara.

Cuando terminaron, tenían una historia detallada, desde cómo se conocieron hasta cómo habían llegado al punto de casarse. Miraron la libreta con orgullo y cierta nostalgia. A pesar de que muchos detalles eran fabricados, había una verdad implícita en su relato: la conexión que habían construido iba mucho más allá de lo que imaginaban.

-Ahora solo tenemos que ensayarlo -dijo Obanai, cerrando la libreta.

Sanemi lo miró, una leve sonrisa en sus labios.

-Si logramos convencer a Tomioka, podremos engañar a cualquiera.

Cuando terminaron de redactar su "historia oficial", Sanemi y Obanai se recostaron en el sofá, cansados pero satisfechos. Habían repasado cada detalle, desde la primera mirada en aquel ficticio evento de capacitación hasta el momento en que, según su relato, decidieron dar el gran paso de vivir juntos y comprometerse. Ahora, quedaba la parte más difícil: presentarla a alguien y ver si era lo suficientemente convincente.

La víctima ideal era Tomioka. Su comportamiento inexpresivo y su incapacidad para leer emociones complejas lo convertían en el conejillo de indias perfecto. Si lograban que él aceptara la historia sin levantar sospechas, podrían presentarla al resto de sus amigos con más confianza.

TNoel: Lamento anunciar tristemente que estamos llegando a la brecha final de éste fanfic, espero que disfruten de los últimos capítulos y anticipen lo que está por venir.

¿Estan listos para nuevas aventuras SaneOba? ¿Que otros ships les gustaría ver en paralelo? Estaré atento a sus recomendaciones. ^^

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro