Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26: Entre la Oscuridad y la Luz


Los días se volvieron interminables para Obanai, llenos de sombras que lo seguían donde quiera que iba. Sabía que estaba jugando con fuego, tratando de mantenerse a flote mientras los planes de Muzan y su propia vida se entrelazaban de manera peligrosa.

A pesar de la amenaza que pendía sobre su cabeza, Obanai no podía rendirse por completo. No podía entregarse al destino que Muzan había tejido para él. Si el Rey de los Demonios quería utilizarlo como una herramienta para traer caos al mundo, entonces Obanai haría lo que estuviera en su mano para sabotear esos planes, incluso si eso significaba caminar sobre un hilo fino entre la traición y la lealtad.

La carga en su vientre había empezado a pesar más de lo que esperaba. Ya no podía ignorar los cambios en su cuerpo. Estaba adentrándose en el segundo trimestre de su embarazo, y las señales eran imposibles de ocultar. 

Su abdomen, aunque no enormemente visible, comenzaba a abultarse ligeramente, una curva que solo él podía sentir bajo la tela de su uniforme de cazador. Las náuseas matutinas habían disminuido, pero la fatiga era constante, y su resistencia física, aunque incrementada por el núcleo demoníaco, comenzaba a verse afectada por la vida que crecía dentro de él.

Cada día que pasaba, Obanai sentía que su tiempo se agotaba. La presión por mantener su secreto era sofocante. Sabía que no podría seguir ocultando su condición por mucho tiempo, pero la idea de que sus compañeros cazadores —aquellos a los que llamaba familia— descubrieran la verdad lo aterraba más que cualquier demonio al que hubiera enfrentado.

Sanemi había vuelto de su misión, pero algo entre ellos había cambiado desde su última conversación. La distancia no solo era física, sino emocional. Aunque compartían momentos en los que intentaban ser la pareja que ambos deseaban, Obanai no podía evitar sentir que estaba ocultándole la verdad.

Sabía que eventualmente tendría que contarle lo que estaba ocurriendo, pero temía cómo reaccionaría Sanemi ante la noticia. ¿Cómo le explicaría que llevaba dentro de él la creación de algo que podría destruir el mundo?

La paranoia comenzó a apoderarse de él. En cada misión, en cada encuentro con los otros Pilares, sentía que lo observaban con sospecha. Cada mirada parecía esconder preguntas no formuladas, y cada palabra parecía contener un subtexto oculto. ¿Sabían lo que estaba ocurriendo? ¿Sospechaban algo? La carga de su secreto se volvía más pesada con cada día que pasaba.

A pesar de todo, Obanai no estaba dispuesto a rendirse. Pasaba horas estudiando libros antiguos, buscando pistas sobre cómo podría destruir el núcleo demoníaco en su interior sin perder la vida o a su hijo. 

Había rumores de cazadores del pasado que habían lidiado con maldiciones similares, y Obanai se aferraba a esa pequeña esperanza. Si había una manera de acabar con el plan de Muzan y salvar a la criatura en su interior, la encontraría.

Una tarde, mientras entrenaba a los nuevos cazadores en los bosques cercanos, sintió una fuerte punzada en su vientre. El dolor lo dejó sin aliento por un momento, obligándolo a detenerse. Los demás cazadores no lo notaron, demasiado concentrados en sus ejercicios, pero Obanai sabía que no podía seguir mucho más tiempo ocultando lo que estaba sucediendo.

Se apoyó contra un árbol, respirando profundamente para calmar el dolor. —Solo necesito tiempo—, se dijo a sí mismo, una mentira que sabía que no podía mantener por mucho tiempo. El reloj seguía corriendo, y el plan de Muzan avanzaba implacablemente.

A medida que el sol se ponía esa tarde, Obanai volvió a su finca, sintiendo el peso de la decisión que pronto tendría que tomar. Sabía que no podía seguir dividiendo su vida entre dos mundos: el del cazador de demonios leal al Cuerpo y el de la incubadora de una nueva raza destinada a arrasar la humanidad.

Al llegar a su hogar, encontró a Sanemi esperando en la entrada, con una expresión seria en el rostro. El silencio entre ellos fue palpable por un momento. Obanai sabía que tendría que enfrentarse a él, pero no estaba seguro de si estaba listo para la verdad que ambos estaban evitando.

—¿Obanai? —preguntó Sanemi, su voz suave, pero firme—. ¿Qué te está pasando?

Obanai lo miró a los ojos, sintiendo cómo las palabras que había guardado durante tanto tiempo comenzaban a fluir dentro de él, como un torrente que ya no podía contenerse. Tenía que confiar en Sanemi, pero hacerlo significaba exponerlo a un peligro que ni siquiera él podía controlar.

Y entonces, con la luna llenando el cielo sobre ellos, Obanai supo que no podía seguir ocultando más tiempo lo que estaba ocurriendo. La verdad, aunque dolorosa y aterradora, debía salir a la luz.

Continuara...


¡Lamento la tardanza! Habrá capítulo doble <3 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro