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Capítulo 21: La Examinación de Shinobu.


Kagaya Ubuyashiki, siempre atento a los cambios en sus Pilares, no tardó en notar el sutil deterioro en el estado de Obanai. A pesar de que había retomado sus misiones con aparente normalidad, los informes que llegaban sobre su estado físico y las preocupaciones que Sanemi había expresado en privado, no pasaron desapercibidos para el líder del Cuerpo de Cazadores. Así que, tomando medidas preventivas, Kagaya decidió que Obanai debía someterse a un análisis exhaustivo bajo la supervisión de Shinobu Kocho.

—Obanai, entiendo que pueda resultarte incómodo, pero necesito que permitas que Shinobu te examine —dijo Kagaya en su habitual tono calmado—. Lo que está ocurriendo dentro de ti es algo que ni siquiera los demonios que hemos enfrentado podrían prever completamente, y debemos estar preparados para cualquier posibilidad.

Obanai, de pie ante él, asintió en silencio. La sugerencia no era algo que le agradara. Siempre había sido alguien reservado y no acostumbraba a que otros indagaran en su vida, y menos en lo que ocurría en su propio cuerpo. Sin embargo, no podía negar que la preocupación se estaba volviendo demasiado grande como para manejarla solo.

Sanemi lo acompañó a la finca de las mariposas, donde Shinobu ya lo esperaba. Aunque Sanemi intentó mantenerse tranquilo, la tensión era palpable en el aire. A pesar de su fuerte vínculo, Sanemi también lidiaba con una mezcla de emociones; había algo incontrolable dentro de Obanai, algo que ninguno de ellos comprendía completamente.

—Obanai, por favor, acuéstate aquí —dijo Shinobu con su usual sonrisa tranquila, aunque su mirada delataba una curiosidad científica que difícilmente podía ocultar.

Obanai obedeció, sintiendo la mirada de Sanemi fija en él desde la esquina de la habitación. Aunque había pasado por muchas batallas y heridas de guerra, esta situación lo hacía sentir más vulnerable de lo que jamás había sentido en combate. Se tumbó en la camilla, intentando calmar su respiración mientras Shinobu se preparaba para comenzar la examinación.

—¿Has experimentado algo más que los síntomas físicos? —preguntó Shinobu mientras colocaba sus manos suavemente sobre el abdomen de Obanai, tratando de sentir cualquier anormalidad.

—He tenido sueños —respondió él, sin desviar la mirada del techo—. Sueños que parecen... profecías. Sobre un nacimiento, algo que Muzan está gestando dentro de mí.

Sanemi se tensó al escuchar esas palabras de nuevo, pero permaneció en silencio, confiando en que Shinobu sabría cómo manejar la situación.

—Eso es preocupante —murmuró Shinobu, sus dedos recorriendo con cuidado el abdomen de Obanai—. Aunque sabemos que Muzan es capaz de cosas terribles, esto es completamente inusual. Si de alguna manera está intentando crear una nueva raza a través de ti, debemos entender qué está sucediendo y actuar rápido.

—¿Hay alguna manera de saber con certeza si... si lo que dice es cierto? —preguntó Sanemi, incapaz de mantenerse en silencio por más tiempo.

Shinobu asintió lentamente, con una expresión concentrada en su rostro.

—Hay algunas pruebas que puedo realizar, pero lo que sea que esté sucediendo, no se trata solo de un embarazo común. Es algo mucho más profundo, ligado a ese núcleo demoníaco que Muzan implantó. Esto podría estar más allá de lo que podamos manejar con técnicas tradicionales.

El silencio volvió a llenar la habitación mientras Shinobu continuaba su evaluación. Los minutos parecieron eternos para Obanai, que sentía cómo una especie de tormenta interna estaba empezando a revolverse dentro de él. Aunque intentaba mantenerse sereno, el peso de la situación comenzaba a afectarlo cada vez más. 

Si lo que los sueños le mostraban era cierto, entonces no solo estaba en juego su propia vida, sino también el futuro de la humanidad. ¿Cómo podría traer al mundo algo que estaba destinado a cumplir los perversos planes de Muzan?

Finalmente, Shinobu dio un paso atrás, con el ceño fruncido en una expresión que rara vez mostraba.

—No puedo confirmarlo aún, pero definitivamente hay algo gestándose en tu interior, Obanai. Y aunque no puedo decir con certeza qué es, las señales son preocupantes.

Obanai sintió que su estómago se encogía, la realidad de la situación golpeándolo con fuerza.

—Entonces... ¿es cierto? —murmuró, incapaz de mirar a Sanemi, quien permanecía en silencio al otro lado de la habitación—. ¿Hay... vida dentro de mí?

Shinobu asintió lentamente, sin apartar la mirada de Obanai.

—Parece ser el caso. Pero lo que sea que esté ocurriendo no es un embarazo normal. Está conectado directamente con el núcleo demoníaco, lo que significa que podría estar influenciado por la voluntad de Muzan. Esto es algo que debemos manejar con extremo cuidado.

Obanai cerró los ojos, sintiendo cómo el peso de todo aquello comenzaba a aplastarlo. Sabía que su situación era antinatural, que su cuerpo había sido transformado en algo que ni él mismo entendía. Y ahora, enfrentaba un conflicto interno que lo atormentaba cada vez más: ¿cómo podía traer al mundo algo que, en su esencia, era parte de los oscuros planes de Muzan? ¿Podría detenerlo antes de que fuera demasiado tarde? ¿O... podría haber algo humano en esa vida que llevaba dentro, algo que valiera la pena salvar?

Sanemi, que había permanecido en silencio hasta ahora, dio un paso adelante, acercándose a Obanai. Colocó una mano en su hombro, transmitiéndole una seguridad que solo él podía ofrecer.

—No estás solo en esto —dijo con firmeza—. Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos. Siempre lo hemos hecho.

Obanai, aún con los ojos cerrados, asintió débilmente. Sanemi tenía razón. Aunque su cuerpo estaba atrapado en un ciclo de incertidumbre y temor, no enfrentaría esta lucha solo. Y mientras el conflicto interno se desataba en su interior, sabía que tendría que tomar decisiones difíciles muy pronto. 

Pero por ahora, solo podía aferrarse a la única certeza que tenía: Sanemi estaba a su lado, y eso era suficiente para mantenerlo firme ante la tormenta que se avecinaba.


Conrinuará...


TNoel: Gracias por el apoyo y amor! <3

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