Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧*IV : Hermosa.

CAPÍTULO IV: Hermosa.

—¡Brittany! — salté y caí de arriba de Sanden, pero el Daddy no era el que me estaba gritando.  —¡Brittany Lasquez!

Me cubrí las orejas y volví a acurrucarme sobre el Daddy, quien me rodeó con sus brazos y pasó sus piernas por encima de las mías.

—¡Brittany!— ¿Ese es Alonso?
—¡Ábreme o despertaré a todo el barrio!  — gruñí y utilicé las manos de Sanden para cubrirme del ruido
—¡Aaaaaaaaeeeeeeeiiiiiiiiooooooouuuu!¡Aaaaaaeeeeiiiiii, oh está abierto!

Refunfuñé viendo la hora en mi celular y me metí aún más debajo del Daddy,  es muy temprano para esta diablita.

—¡Ahí estás!— exclamó Alonso y yo me pregunté como rayos habían entrado. —Sé que ahora vives en un barrio privado con seguridad privado y todo privado ¡Pero si dejas la puerta de la entrada sin llave deja de ser privado y cualquier loco puede entrar!

—Alonso, es temprano. — me quejé tratando de recordar si estaba desnuda o vestida, aunque creo que vestida o de lo contrario haría más escándalo... a menos que Sanden también lo esté, entonces no diría nada y se lo quedaría mirando...

—Dijiste a las ocho— me cuestionó mi hermano y yo refunfuñé.

—Sabes que ocho significa doce— me quejé y sentí a Sanden removerse.

—No cuando te conviertes en padre, arriba.

—No, estuve toda la noche despierta porque el bebé lloraba, déjame dormir— supliqué a punto de llorar.

Esto de ser mamá no es lo mío.

—Está bien...oh ¿Eso es el polluelo de Sanden?... que...que dimensiones, a sí, te envidio...

—¡Su qué! — me incorporé y miré a Sanden.

Estaba completamente vestido.

Miré a Alonso y se empezó a reír.

—¡Sabía que eso te despertaría! ¡Andando, tenemos que buscar al papi de tu monstruo! Reygi ya está haciendo café— me lanzó un beso y salió de la habitación.

Sanden aprovechó ese momento para abrir un ojo y verme.

—¿Se fue?

Asentí y él rodó devuelta sobre su espalda.

—¿Cómo se supone que vas a protegerme si sigues durmiendo cuando entran intrusos a nuestra habitación? — lo interrogué recordando uno de los tantos artículos del contrato dedicados a mi seguridad.

—No estaba durmiendo Babygirl,  pero como reconocí la voz de tu hermano supe que no estabas en peligro y decidí no participar en sus locuras— beso mi mejilla y se cubrió la cara. —¿Quieres darme un beso, Querida?

Rodé los ojos e inclinándome sobre su cuerpo dejé un beso en sus labios. Él se rió.

—Ahí no.

—Imbécil.

—Inténtalo de nuevo y no te castigo por ese insulto tan feo hacia mi persona— me prometió y yo refunfuñé.

Me senté en la cama, me bajé solo para comprobar a Brisan el cual ya estaba despierto y cargándolo en brazos lo llevé a la cama conmigo y le di el pecho.

—No puedo, Daddy. Mi bebé requiere de mí— me reí y acomodé las almohadas en mi espalda para estar más cómoda y derecha.

De reojo vi al Daddy y él se acomodó para verme amamantar.

—Te perdono, pero solo porque me gusta verte en modo mamá— dejó un beso en mi rodilla y se acercó hasta mi estómago. Levantó mi camiseta y yo me apresuré a bajarla.

—No— le advertí, aunque él de todas formas volvió a intentarlo —Daddy no, yo lo haré en cuanto termine de alimentar a Brisan— le dije y entí la presión en mi pecho y como mis ojos se iban humedeciendo, pero él me ignoró y levantó de todas formas mi camiseta.

—Sabes que necesito revisarte como me indicaron en el hospital y además no puedes curarte sola y lo sabes— desvié la mirada y cerré mis ojos. —Brittany no me molesta una cicatriz.

Lo ignoré.

—Sigues pareciéndome hermosa...incluso más que antes— acarició mi mejilla y le golpeé la mano.

—Apresúrate— le ordené.

—Brittany.

—No quiero que sigas viéndome, hazlo rápido— insistí y me concentré en Brisan el cual no se veía cansado, aunque había llorado muchas veces anoche para que yo lo alimente y que Sanden le cambiase el pañal.

Sanden no dijo nada, se bajó de la cama y fue al baño. Regresó con vendas y el líquido desinfectante que nos indicaron en el hospital que utilizácemos para mantener limpia la cicatriz de cesárea que aún no terminaba de curarse. También traía la crema hidratante y un cepillo para el cabello.

Solo una semana más— me dije a mí misma —Y entonces no permitiré que vuelva a verme.

—No tienes que avergonzarte, Brittany ¿Lo sabes, verdad?

Refunfuñé. Si utiliza mi nombre es porque cree que esto es importante.

—Brittany.

—No quiero hablar de esto, Sanden— la aclaré y acomodé la cabecita de Brisan para que esté más cómodo.

—Tenemos que hacerlo. No haz dejado que te vea desnuda desde que Brisan nació.

—Técnicamente no podemos tener sexo hasta mucho más adelante, así que no necesitas verme— le recordé y sacudí la mano para que se apresure.

—No me refiero a eso y lo sabes. Te haz escondido de mí incluso en el hospital ¿Crees que no noté como te tapabas inmediatamente después de que yo entraba en la habitación?

Fingí no oírlo y estar concentrada en Brisan.

—No me molesta una cicatriz.

—No, por supuesto que no— gruñí y él suspiró.

—Solo entiende que te amé con tu bonito estómago liso y que te amo aún más con esta cicatriz y nuestro bebé— para mi sorpresa dejó un beso justo sobre las vendas y luego comenzó a curarme.

—¡Brittany!

—¡Ya voy!— grité y la risa de Alonso se oyó.

Sanden se rió debajo de mí y lo vi sacudir la cabeza.

—Heyden se levantará muy enojado por tantos gritos y ni hablar de los gemelos.

—Diles que asusten a Alonso pidiéndole un abrazo. Eso lo aterrará y se aferrará a su billetera— me burlé y boztecé. —Es muy temprano.

—Bienvenida al mundo de los padres, Babygirl.

Hice una mueca.

—Lo odio.

—Y yo te amo. A los dos— beso una vez más mi estómago y luego besó a Brisan.

—Estás loco.

—¿Por amarlos?

Ajá.

—Otros hombre se irían.

—No soy otros hombres y nunca me iré, eres mi esposa y él mi hijo. Estoy donde debo estar.

Lo miré solo para ver su sonrisa burlona, esa que indicaba que solo estaba jugando conmigo, pero estaba serio y me miraba con un brillo especial en los ojos.

—Apresúrate— le pedí y él sonrió.

—Tienes que aprender a aceptar el amor, Brittany.

—Y tú aprender a...

—Ojo— me advirtió y me mordí la lengua. Al mismo tiempo me pregunté qué podría hacerme. No podemos tener sexo, no puedo hacer esfuerzos más que el de cargar a mi bebé. No me imagino cómo podría castigarme sin llegar a lastimarme.

—De todas formas no puedes castigarme— lo provoqué solo para ver qué me haría, pero solo sacudió la cabeza y me quitó las vendas.

Lo observé buscando alguna mueca de asco, algún ceño fruncido, pero mientras limpiaba mi herida y la humectaba para que la cicatriz termine de formarse no vi ningún gesto parecido. El daddy incluso volvió a besarme el estómago cuando las vendas estuvieron puestas.

—Eres la mamá más linda de todas, Querida— se levantó para ir al baño y yo lo jalé del brazo. Él arqueó una ceja.

—Hace un momento dijiste que era hermosa.

—Mis disculpas, eres hermosa, esposa— me guiñó un ojo y yo lo maldije por lo bajo.

Siempre que creo que estoy a punto de vencerlo dice la palabra con E y todo se cae a pedazos.

—¡Brittany!¡Ya está el té!— gritó Alonso.

—¡Ya voy! — grité de regreso y esperé a que Brisan acabara para cuidar de él y luego con la ayuda de Sanden vestirme pues se suponía que no debía hacer moviemiento forzosos ni nada que implique que la piel de mi estómago se estire.

—¿Qué tal este? — sugirió Sanden enseñándome un vestido y yo sacudí la cabeza.

Ya no me sentía bonita para usar vestidos.

—¿Y estos? — me enseñó unos shorts de mezclilla y sacudí la cabeza.

Nada de shors, mucho menos si son tiro bajo.

—Dame los pantalones negros y prestame una camiseta tuya del mismo color— le pedí y él inclinó un poco la cabeza.

—¿Tendrás una etapa emo?

—Sanden— le advertí.

—¿Y desde cuando usas mi ropa?

Rodé los ojos y me bajé de la cama.

—¿A dónde vas?

—Con Heyden, él tiene camisetas geniales.

—¡Regresa aquí— me ordenó y sonreí, pero oculté mi sonrisa antes de girarme.

—¿Sí, Daddy?

—Espera aquí— me ordenó y volví a sentarme en la cama.

—Con gusto— me reí y lo esperé.

Él volvió con dos camisetas, ambas negras y con estampado. Uno verde y el otro blanco, pero ambos iguales.

—¿Cuál?

—La blanca— elegí y él me la entregó y se puso la otra.

—¿Qué estás haciendo?

—Nos vamos a vestir igual, como las parejas en la televisión y cuando vayamos a comprar ropa para Brisan conseguiremos lo mismo para él.

—Eso ya pasó de moda, Sanden.

—No lo hago por moda y deja de llamarme por mi nombre. Dime Daddy o esposo.

Ignoré eso último.

—¿Entonces por qué lo haces?

—Es mi forma de reclamarlos. Tú mía y él mío ¿Qué mejor forma de hacerlo que vestirlos como yo?

—¿Y por qué tú no te vistes como yo? — exigí saber y él miró mi ropa en el armario.

—¿Crees que las faldas me quedarían lindas, Babygirl? Aunque los estampados no me convencen, creo que prefiero el rosa.

Me reí y él se me unió.

—Que Alonso no te oiga— le advertí y le entregué a Brisan para dirigirme al baño y arreglarme.

Tardé más que antes en estar lista. Hoy sentía que necesitaba más maquillaje que antes, encontraba defectos en cada parte de mí y sentía que el corrector no era suficiente.

Cuando salí Sanden se me quedó viendo.

—Son las ocho de la mañana, Babygirl.

No respondí y recogí a Brisan lista para llevarnos a la sala, pero Sanden no me dejó ir.

—Eres hermosa. — besó mi frente, luego mis labios haciendo que mi estómago ormiguee y nos llevó al comedor donde mis hermanos esperaban.

Tanto Reygi como Alonso silbaron al verme.

—¿Sanden quién es esta belleza? — inquirió Alonso y le saqué la lengua.
—Que bella víbora— se rió y yo rodé los ojos.

Reygi por su parte me escaneó de arriba a bajo y se relamió los labios.

—Brittany, si no estuviera con tu hermano, tú serías la siguiente— me guiñó un ojo y estuve a punto de quebrarme.

No sé porqué ni como sucedió, pero me sentí débil y las lágrimas surgieron.

—Ay, cariño— Reygi y Alonso corrieron a abrazarme, aunque Sanden ya estaba en eso y tuvieron que abrise paso entre los brazos sobreprotectores de mi Daddy. —Estás hermosa, no llores. Te tragimos un obsequio.

Él y Alonso sujetaron mis manos y me llevaron a la sala.

Había una caja sobre la mesa ratona.

—Ya me regalaron el bolso para las cosas del bebé, no tenían que darme nada más— les dije abrazándolos y ellos sonrieron.

—No te preocupes, te encantará o te asustará, aunque esperamos que sea la primera— se rió Alonso y me señaló la caja —¿Qué esperas? Estoy ansioso— me secó las lágrimas y besó mis lábios
—Rápido— me instó y me acerqué.

La caja estaba rodeada de petalos rojos y por dentro había muchos más.

Saqué una botella de jugo de limón.

—Para que finjas que es gin tonic.

Me reí.

Saqué chocolates.

—Para que los comas frente a los niños y no les convides ni uno.

Sonreí y urgeé entre los petalos hasta sacar un sobre.

—Y esa es la parte que da miedo— murmuró Reygi y fruncí el ceño.

Lo abrí y casi de inmediato volví a llorar.

—¿Qué es? — Sanden se acercó y se paró a mi lado.

Yo leí la cafta en voz alta.

Querida Brittany Lasquez, queremos exigirte o pedirte, la que más te guste (Aunque sabemos que eres golosa y elegiras la primera), que nos dejes formar parte de tu vida y la de tu bebé, somos sus tíos, pero necesitamos desde nuestro corazón ser mucho más, así que querida hermana promiscua ¿Dejarías que Reygi seamos los padrinos de tu bendición?

Atte: Tus hermanos de corazón.

—¿Y bien? — preguntó Alonso dando golpesitos con su pie y yo asentí sin pensarmelo dos veces.

Ambos corrieron a abrazarme una vez más.

—¡Estupendo!¡Lo malcriaremos!— prometió Alonso y Reygi asintió.

—No entiendo porqué esto daría miedo— murmuró Sanden recibiendo sus abrazos y yo me reí, Alonso y Reygi también.

—Santo cielo, Sanden ¿En serio? ¿Qué daría más miedo que Reygi y yo siendo padrinos? Si fuera mi hijo yo lo mantendría lejos— aseguró Alonso y Sanden nos rodeó a Brisan y a mí como si realmente le hubiera dado miedo.

Mis hermanos se rieron y tomaron cada uno un chocolate.

—¿No te importa compartir, verdad? Nos estuvimos aguantando todo el viaje— me sonrió Reygi y sacudí la cabeza.

—Adelante— los invité y por alguna razón los ojitos de Alonso se fueron directos al cuerpo de Sanden.

—¿Y qué tal a él? Me estoy aguantando desde...

—¡Alonso! — gritó Reygi y le tiró de la oreja.

—¡Es broma!¡Soy papa casada!

—No estamos casados— se quejó Reygi y tiró más fuerte de la oreja de mi amigo. Sanden sonrió.

El Daddy estaba disfrutando de que al fin alguien le de una lección a mi hermano.

—Podríamos, pero no quieres— se quejó Alonso y Reygi suspiró.

—Ya hablamos de esto— murmuró Reygi liberándole la oreja.

—No, no lo hicimos y espero un anillo antes de que acabe el año, de lo contrario estarás en serios problemas— le advirtió y creí que estaba bromeando, pero entonces se alejó y regresó al comedor.

Sanden y yo miramos a Reygi.

—No es que no quiera casarme, Bri.

—Yo no dije nada.

—¿Vamos a desayunar? — interfirió Sanden llevándome con él y asentí. Cuando pasé junto a Reygi besé su mejilla y le di un abrazo siendo cuidadosa de que Brisan no se sintiera muy apretujado. Ya habían sido demasiados abrazos por hoy.

—No te sientas presionado, Alonso lo entenderá— le susurré al oído a mi hermano y tiré de su mano hacia el comedor.

Alonso estaba sirviendo el desayuno, cuando se sentó pude sentir una ligera tensión entre él y Reygi, ya no se tomaban de la mano por debajo de la mesa, aunque no se me pasó por alto que Reygi lo intentó y Alonso se lo negó.

Mierda.

¿Desde cuando están discutiendo por esto?

Miré a Sanden, pero él estaba concentrado en ver a Brisan y jugar con él.

—Así que ¿Quién es el padre? — preguntó Reygi e hice una mueca.

—No lo sé, pero mamá envió a Joseph aquí y él amenazó con exigir una prueba de ADN.

—Espera— Alonso puso las manos sobre la mesa y apartó su té. —¿Qué Joseph y no me digas que es el que estoy pensando? No necesitamos a esa gente en nuestra familia.

Hice una mueca pues yo pensaba lo mismo.

—El hijo del padre Victor.

—¡Mierda!— exclamaron ambos y Sanden a mi lado chasqueó la lengua.

Sí, a nadie le agradaba la idea.

—¿Estás segura, Bri? — Reygi se mostró preocupado y con mucha razón. Mi pobre bebé viviría en un infierno si Joseph es su padre lo cual es curioso porque se supone que ellos pretenden llevar a la gente al cielo.

—No lo sé. Ni siquiera sabía que estaba embaraza, así que tal vez él tenga la misma posibilidad que cualquiera de los otros nueve.

—¿Nueve? ¿Como el número dado vuelta del seis? — se horrorizó Alonso e hice una mueca. —Bien, bueno, mientras más mejor, eso nos da más posibilidades de que él no sea el padre.

—¿Y cuál es el plan? No podemos quedarnos de brazos cruzados hasta que estén los resultados de la prueba. Tenemos que encontrar al padre y luego deshacernos de él.

Tanto Alonso como yo nos quedamos viendo a Reygi.

—¿Qué? — preguntó.

—¿Acabas de decir que te desharás de alguien? — le pregunté, solo porque no creía haberlo oído correctamente.

—Cuando se trata de ti no hay límites, Bri. Además el padre de ese chico quiso desgayzar a Alonso y nadie se mete con mi chico.

—¡Auuu te ves tan lindo amenazando y defendiéndome!— Alonso lo besó y abrazó. —¡Estás perdonado, abejorro!

Sanden se empezó a reír por el extraño apodo y Reygi rodó los ojos.

—Está probando nuevos apodos— defendió Reygi y Alonso le dio un último beso y se regresó a su asiento.

—¿Y el plan? — insistió Alonso llevándose elegantemente la tasa de té a los labios y jugando a ser una reina.

—El plan es ir descartando a todos los posibles padres hasta dar con el correcto, pero necesitaré de su ayuda para encontrarlo. — les pedí.

—Cuenta con ello ¿Y luego? — preguntó Alonso y miré a Sanden.

—Luego fingimos demencia y a menos que Brisan elija conocerlo en la adultes, yo seré su padre.

—Papi Sanden...sí, suena bien— susurró Alonso y yo fingí no oírlo, aunque Reygi volvió a tirarle de la oreja.

—Cuenta con nosotros, Bri— me aseguraron y todos miramos a Brisan que descansaba en los brazos de Sanden.

—¿Dijiste Brisan? — interrogó Alonso y yo asentí. —Oh, me gusta ¿Reygi cómo se llamará nuestro bebé? ¿Real? ¿Reyson? ¡No, ya sé! ¡Alonso!

Yo me cubrí la boca, Sanden rodó los ojos mientras sacudía la cabeza y Reygi frunció el ceño.

—¿Y dónde está mi nombre en ese último?

—No está, pero es bonito, admítelo.

—Claro y también egoísta, si tenemos un hijo no se llamará Alonso.

—Sí, que lo hará, además no podrás elegir, estaremos separados.

Eso hizo que Reygi se tensara.

—¿Y por qué estaremos separados?

—Porque quedaras medio bobo luego del parto. Supongo que por el dolor de dar a luz a nuestro hijo, así que yo tendré que criarlo solo, pero no te precupes, le pondré Ramón de segundo nombre así piensa en ti cada vez que lo rete y lo llame por su segundo nombre ¿No te gusta? — le besó la mejilla y Reygi sacudió la cabeza.

—No, ni siquiera sé porqué le pondrías Ramón.

—Es tu segundo nombre, despierta— Alonso chasqueó sus dedos frente a los ojos de Reygi y yo fingí ser invisible.

Así no se llama Reygi.

—Ramón no es mi segundo nombre.

—Sí lo es, de lo contrario ¿Por qué le pondría Ramón a mi hijo? Eso no tiene sentido.

—¡Es lo que yo digo y no, mi segundo nombre no es Ramón, es...

—Ya, ya, no importa— Alonso le besó una vez más la mejilla —Le pondré Ramón y de apellido Georgia.

—Ese tampoco es mi apellido, Alonso.

Alonso se rió y le hizo ojitos.

—Lo sé. Pero queda bonito, piénsalo, Alonso Ramón Georgia Lasquez ¿A que sí?

Sacudí la cabeza y bebí mi té. Esto tomará tiempo.

Holaa!

En el próximo capítulo narra Sanden ¿Listos?

Atte MicaelaEP ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro