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8✧*|Castigo

CAPÍTULO 8= CASTIGO.

Me vestí a las apresuradas para que Sanden no llegara hasta mí, lo que le dije no le agradó para nada y tuve que correr hacia la puerta, abrí la puerta y Alonso venía corriendo hacia aquí.

-¡Corre!- me gritó y me empujó, luego me metió dentro con él y cerró la puerta como si su vida dependiera de ello.

-¿Qué pasó?- reí a carcajadas. El pobre se veía como si hubiera corrido una maratón.

Seguro mi mamá lo hizo correr bastante pero valió la pena porque desde ahora en adelante mi mamá va a joder con que tapó el baño y yo no hago eso.

-La doña está loca, quiere que me haga cargo de ese hijo del demonio, hasta dijo que iba a ir a hablar con el padre Victor para que me bautice y que todo lo gay se me salga- reí a carcajadas, su cara era de infarto.

Toda la gracia se fue en cuanto me giré y ví a Sanden mirándonos con muy mala cara y el pantalón casi a reventar.

-¿Por qué no me dijiste que él estaba aquí, Bri?- me susurró Alonso al oído.

-Porque yo tampoco sabía hasta que entré y lo ví - me pasé la mano por la frente.

-¿Cómo es eso de que estás embarazada?- creí que iba a avanzar y a acorralarme como tanto le gusta hacer pero no, se quedó en su lugar conteniendo la ira.

-No estoy embarazada- miré por el agujerito de la puerta asegurándome de que mamá no volviera.

-Por favor vete Sanden- miró a Alonso con malas intenciones y caminó hasta él.

-No me pegues soy gay, mi novio me lo hace duro, te mostraré un video si quieres- me carcajeé y Sanden se alejó de él.

-Así traumas a mi Babygirl- le dijo molesto.

Alonso se ruborizó y lo miró de arriba a bajo deteniéndose en el enorme bulto que resaltaba en su entrepierna.

-Eso trauma a mi amiga- se defendió y se fue a tirar al sillón.

-Sanden por favor vete ya te dije lo que tienes que hacer para estar conmigo. Prepara una cena o no sé, busca en tu cabeza la iluminación de la virgen y dile que mientras más original mejor.

Y mientras tú haces eso yo me largo, tengo que llamar a la universidad, ir al médico para que alguien se apiade y me haga un certificado y tener suerte de que mi profesor no se enoje y me haga reprobar- abrí la puerta para que saliera.

-Yo puedo ayudarte- sí, claro, tú solo quieres bajarme el estrés.

-No gracias, lo haré sola- moví la perilla de la puerta para invitarlo a salir más sutilmente.

-Tengo una amiga que es doctora, ella podría ayudarte- se ofreció.

Miré a Alonso que alzaba ambos pulgares en mi dirección.

Suspiré dándome por vencida, talvez con Sanden tenga más suerte que al ir con un doctor al azar.

-Vale- me crucé la cartera al hombro y salí seguida de él.

-¿Estás bien babygirl?- no respondí.

Es muy incómodo que me llame así, se siente raro.

-No me lo hagas repetir- advirtió.

-Sí, estoy bien Sanden-lo provoqué.

Estamos en el pasillo, no va a hacerme nada. Una de las reglas era que él no podía avergonzarme en público.

-Me alegra que lo hayas dicho- sonrió y me levantó en sus brazos -Ahora ya tengo mis razones para cobrarme todas las reglas que rompiste anoche- lo miré aterrada.

-Sanden...

-Así solo me provocas más babygirl- me llevó como a una niña y entramos en su departamento.

Cerró la puerta y se sentó conmigo a orcajadas suyo en el sillón.

-No quiero, no puedes obligarme- no me escuchó y me quitó la cartera dejándola del otro lado del sillón
-Esto está mal, estás loco. Me tratas como una niña...

-Porque te comportas como
una- me besó y desabrochó su pantalón.

Su miembro seguía duro casi más que antes, tomó mis manos y las llevó hasta su entrepierna provocando a mi apetito.

-No es cierto, no soy una niña- apreté su miembro. Él no es el único que tiene control, no es el único que puede dar órdenes.

Por favor estamos en el siglo XXI, la época en que los hombres dominaban pasó, ahora las mujeres tenemos las mismas capacidades que ellos.

-Eso no me importa, desnúdate o te nalguearé y esta vez no te gustará.

De reojo ví la puerta.

-No podrás salir- leyó mi mente.

Él tiene razón, es más alto, más grande, más rápido, tiene más fuerza y yo solo soy yo pero puedo manipularlo. El cerebro siempre le gana al músculo.

-¿Qué hay con mi universidad? Yo necesito estudiar y tú eres un problema- me crucé de brazos.

Talvez así se le ablande el corazón o se le endurezca más la polla.

«Quítate, quítate, quítate pensamiento obseno, este no es el momento»

-Mi amiga llamará y les dirá que estás enferma, luego te hará un certificado para justificar las faltas y no habrá problemas con eso, podremos pasar unos días juntos- me sonrió y besó.

Corté el beso y tapé su boca con mi mano.

-Te dije algo y te lo dejé claro. O me invitas a salir como una persona normal o no obtienes nada- quité mi mano y lo miré seriamente.

-Te estoy haciendo un favor y como ayer te dejé con las ganas hoy te haré acabar ¿Qué clase de loca saldría con un tipo que no la complace?- me volvió a besar y dejándome llevar por la pasión del beso me desabroché y bajé el Jean, Sanden me ayudó y pronto quedé con solo las bragas y la remera, sentada y abierta de piernas sobre él.

-Solo un adelanto, luego una cita y mejor que valga la pena-susurré en su oído y volví a besarlo con pasión y sin ningún sentimiento de por medio. Sólo sexo y próximamente un rechazo en la peor cita del mundo.

-Valdrá la pena- mordisqueó mi oreja y lamió mi cuello con excitación. -Esto y la cita serán inolvidables Babygirl- Gemí y dí un salto sobre sus piernas. Sus dientes mordían muy fuerte y cuando le quise devolver el mordisco en venganza me nalgueó.

-¡¿Qué es esto?!- me nalgueó de nuevo y tiró del elástico de mis bragas, soltandolo y haciendo que pique en mi piel.

-¡Oye!¡Son nuevas!- acaricié mi nalga para que no doliera.

-¡Pues una niña no se viste así! Desde mañana te pondrás bragas normales no hilos de aguja- hice una mueca, este tipo si que es raro.

Menos es más, todos lo saben.

Menos tela más rápido te follan.

-A todos les gustan mis bragas- me quejé.

-Yo no soy todos, yo soy el todo para tí y mejor que mañana no te pongas algo así o les haré lo mismo que a esta- tiró con fuerza y rompió la tela, me la quitó, me nalgueó y me acomodó sobre su miembro.

Lo miré asustada. Nunca tuve sexo en esta posición, me da miedo que me duela o me parta a la mitad.

-Sanden- lo llamé. Talvez en vez de enojarse por como lo llamé se apiade de mí y no me haga lo que tiene planeado hacerme. Acarició mi cabello y lo ató con la liga que guardo por si acaso en mi muñeca a modo de pulsera.

-Será estupendo- se quitó los pantalones, sacó varios condones y me los mostró.

El tamaño es el más grande, si no lo conociera estoy segura de que nunca hubiera elegido esos pero son los indicados, cualquier otro le hubiera quedado chico.

-¿Frutilla, limón o cereza?-

Solté una risilla, eso nunca me lo habían preguntado, talvez esto sí sea inolvidable.

-Frutilla- me relamí los labios y él me dio el condón a mí.

-Conciente a Daddy- lo abrí con los dientes y él me nalgueó, me retorcí de placer y comencé a besarlo en la boca, su lengua se metió en mi boca, mi lengua lo recibía y acariciaba rozándole cada tanto los dientes para que sepa con quien está y que si se porta mal lo morderé porque otra vez no va a dejarme con las ganas.

-A la mierda el condón- despegué nuestras bocas, la temperatura de mi cuerpo iba subiendo, el hombre sabía usar su lengua, sabía follarme la boca con ella y me dejó sin aliento y con ganas de más. Comencé besar su cuello, un trozo de carne así no se tiene todos los días.

Me volvió a nalguear y gemí en su oído, jaló de mi cabello y pegó su frente a la mía.

-Con condón y no vuelvas a abrirlo con la boca- otra nalgueada pero más fuerte que las anteriores. Miré mis nalgas, su mano ya estaba marcada en un tono rosado casi rojo y aún así sentía que quería más castigos de este tipo.

Terminé de abrír el condón con mis uñas y lo deslicé por su miembro. Quise montarme pero no me lo permitió y me penetró con su dedo. «¡Con la lengua! Usa es experiencia para recorrer algo más que mi boca con ella»

-Eres muy estrecha, si tenemos sexo te lastimaré- sonrió al decir eso. Algo más de él, es posesivo y le gusta el dolor, le encanta hacerme sentir dolor.

Me moví en circulos contra su mano y gemí por lo bajo, cerré mis ojos disfrutando aún más cuando jugó con mi clítoris acariciándome en circulos mi botón e introduciendo otro dedo en mi sexo, girando y embistiendo con sus dedos a la vez.

-Sanden usa tu lengua- gemí y él se detuvo.

-Montame- dijo enojado.

-No acabas de decir que...

-¡Ahora babygirl!- quitó su mano. -Cumple con las reglas- hice lo que me pidió arqueé mi espalda hacia adelante acercando mi pecho a su boca y respiré hondo antes de meterme semejante cacho.

Lo tomó con su gran mano la cual sí podía rodearlo por completo y agarrarlo sin que sus dedos se quedaran cortos y lo llevó a mi estrecha entrada.

Me penetró sin detenerse, sin apartar sus ojos de los míos, demostrando quien manda, quien es el que da las ordenes y quién obedece «Santa cachucha, esto es el infierno» lo metió sin detenerse hasta que mi cuerpo quedó por completo recargado en el suyo, con toda su vara dentro y haciéndome sentir mucho dolor.

-Te voy a contar un secreto- se acercó hasta mi oído. El movimiento llevó peligrosas descargas de dolor y placer por todo mi cuerpo, su miembro era grande pero mi satisfacción al tenerlo dentro lo era aún más.

Lo cabalgué solo para probar y me encontré entre el infierno y Sanden, la cosa quemaba dentro de mí, ardía como la chispa de una fogata y palpitaba como si quisiera más de mis movimientos pero se mantenía quieto por mí.

-Te dejaré marcada babygirl, no tienes ideas de las marcas que te dejaré, te haré llegar hasta las llamas del infierno, te abriré hasta el último centímetro esas puertas tan deliciosas y disfrutaré cada centímetro, golpeando cada pared hasta que supliques y me digas "Daddy por favor para" pero no lo haré cariño, te daré una lección y es que a papi no se lo contradice, a Daddy se lo mima y ama, se lo complace y disfruta, se lo obedece y respeta.

Tiré de su cabello más hacia mí. Su embiste era duro, parecía un hachazo, el hijo de perra me iba a partir en dos si seguía así.

-Sanden- lloriquié.

-No te muevas- acarició el borde de mi remera y cuando creí que me la iba a quitar para chupar y sobarme los pechos como mi cuerpo tanto deseaba la soltó y me besó la frente.
-¿Quieres que use mi lengua?- no, ya no, con tu tronco me basta.

Lo miré a los ojos, el pobre hijo de perra volvió a hacer un gran esfuerzo al esperar a que me acostumbrara a su tamaño.

-No, solo follame- Por dentro mío su miembro se sentía más grande de lo que ya es, era como meter un palo de escoba pero más grueso para que explore aquellos lugares nuevos, los cuales aún están vírgenes, aquellos lugares de mi interior que solo él está llegando a tocar.

-Dime hasta donde lo sientes- meneé la cabeza, sentía que lo tenía hasta la panza, como si hubiera llegado mucho más de lo que cualquier otro pene hubiera llegado y dolía, mierda sí que dolía.

Le señalé mi pancita plana y él rió y me mordió los labios.

-Eres solo mía babygirl, así será para siempre- me besó el hombro y comenzó a moverse, mordiéndome el cuello, disfrutando de mis adoloridos gemidos en su oído pero que todos y cada uno de ellos valió la pena por cada orgasmo que recibí.

Sanden me embestía con cuidado pero solía perder el control y me hacía gritar y retorcer entre sus brazos, me empalaba con fuerza y yo cada vez me empapaba más de mis fluidos haciendo más fácil que entrara y saliera. Tiraba de su cabello jalando y besando su boca, disfrutando de esos labios rellenos de pura pasión y deseo.

Subí y bajé sobre su miembro, me dolía pero el placer era mucho más fuerte, talvez esta sería la primer y última vez que iba a conocer a tal potro, no iba a desperdiciar la oportunidad con mis quejas y dolores internos.

Aquí estábamos teniendo guerra y la espada apenas se estaba enterrando en mí.

Gimoteé y lloriqueé en mi segundo orgasmo, Sanden no se detenía era un monstruo que me susurraba cosas al oído, cada castigo que me iba a dar yo ya me lo sabía de memoria, era tan placentero escucharlo decirme esas cosas que ya no pude aguantar y llegué a mi tercer punto más alto, gimiendo y gritando su nombre en su oído.

-Daddy- moví mis caderas y le besé la boca -Quiero que acabes, me duele mucho- parecía niña pequeña pero para ser mi primer castigo era mucho, no estaba lista para hacerlo tanto tiempo en esta misma posición y con semejante falo enterrado hasta mis entrañas.

-Ya llego mi amor, un
poco- apretó mis muslos -Solo quiero llegar hasta a tí- cerré mis ojos y recargué en su pecho,lo abracé y observé como entraba y salía hasta que por fín acabó y me abrazó haciéndome sentir muy calentita y cansada entre sus brazos.

-Daddy- besé su pecho y ronroneé cuando salió de mí dejándome descansar entre sus brazos.

Respiré su aroma y aunque me sentía muy bien con él, me quité de encima, me acosté en el sofá de al lado y me cubrí con la manta, lo miré y él estaba con las piernas abiertas, la cabeza hacia arriba, sus ojos cerrados y respirando agitado.

Su miembro se iba desinchando pero el tamaño aún era grande, pareció imposible que ese trozo se hiciera más grande de lo que ya era.

-¿Estás bien?- me preguntó. Abrió un solo ojo primero y luego los dos, se levantó y se arrodilló frente a mí.

-Estoy bien- mentí.

Estaba destruida y completa a la vez. Los ladrillos estaban pero mis paredes se sentían diferentes y tenía la horrible sensación de querer dejar las piernas abiertas y descansando por un buen rato.

-Vamos a la bañera, debo bañarte babygirl- no le hice caso, aún seguía en estado catatonico.

-¿Me sobrepasé, verdad?- besó mi cabello y me llevó hasta el baño.

Nos metió en la bañera, luego de que arrojó el látex y me acunó entre sus brazos repartiendo besos por aquí y allá.

-Sanden- susurré.

Sentí su cuerpo tensarse y por primera vez no me nalgueó o retó.

-¿Estás bien?- preguntó.

Está preocupado, entonces ya sé que no me castigará si se preocupa.

-Me arde mucho, deja de pasarme el jabón- soltó una risa muy sensual y besó mis labios.

-Eres hermosa, creí que no podrías...- cayé sus humillantes palabras de un beso en su boca.

-No me avergüences con tu ojo experto en sexo que a mí me duele todo y es por tu culpa. Espero que sea la mejor maldita cita del mundo o ya verás.

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