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6✧*|Frustrada

CAPÍTULO 6= FRUSTRADA.

¡AUXILIO, MI VECINO ES UN PSICÓPATA!

Estuve practicando ese grito desde que salí de mi casa y crucé por el pasillo pero hasta ahora no me parece útil gritar.

El departamento de Sanden es idéntico al mío y eso da miedo.

Diría que me a estado vigilando por meses pero no es así o al menos eso creo. La razón de que tengamos el mismo departamento es que todos los departamentos de este edificio vienen amueblados de la misma forma, excepto mi baño que es rosa porque yo lo personalicé así.

-Pasa, no tengo pensado morderte, primero debemos aclarar tus dudas- retrocedí unos pasos, eso no me tranquiliza en lo más mínimo.

Eso que dijo fue igual a= "Pasa, pasa, aún no saco los colmillos pero ten en claro que lo haré".

La Bri de todos los días lo hubiera mandado a la mierda pero teniendo en cuenta que es más alto que yo y que estoy en su casa no creo que sea una buena idea mandarlo a volar.

-¿Por qué me hiciste firmar ese contrato?- metió la carne en el horno.

-Porque me gusta tu cuerpo y eres menor que yo...

-Solo por unos años- le recordé. -Y nada en ese contrato me pareció estar bien ¿Qué es eso de las tenazas para los pezones?¿Y qué es un ímen artificial?- sonrió con burla y siguió cocinando como si nada.

-Las tenazas no son para los pezones babygirl y no te diré para qué sirven, eres una niña y como tal irás aprendiendo todo lo que papi te enseñe- sonó tranquilo, relajado y cómodo al hablar sobre el tema. Todo lo contrario a como yo me siento en este momento viéndole cocinar y actuando tan natural.

Rodeé los ojos y observé el lugar, el color de las paredes es la única diferencia con mi departamento que hasta ahora he encontrado.

-Vuelve a rodar los ojos y recibirás tu primer
castigo- amenazó.

Lo miré perpleja. Él ni siquiera me estaba mirando ¿Cómo supo que rodeé los ojos?

-Tú no puedes castigarme- se giró al escucharme y yo retrocedí, él avanzó hacia mí y volví a retroceder.

La distancia se acababa.

Me jaló de la cintura y chocó mi pecho contra el suyo, ya nada nos separaba.

-Escúchame- dijo -Puedo ser el hombre más amoroso del mundo- pagaría por ver eso.
-Si te lo ganas te haré sentir como a una princesa, pero si me haces enojar o rompes las reglas, te daré un castigo.

Que noticia, las veinte páginas del contrato decían lo mismo.

-Y ya vas rompiendo dos reglas Babygirl, no colmes mi
paciencia.- deslizó su mano por mi cintura hacia arriba, tocando mis pechos, acariciando mis hombros y deteniéndose en mi cuello hasta que llegó a mi rostro.

-No rompí ninguna regla Sanden y agradece que...- me cargó en su hombro como a una pluma que no pesa nada y me llevó al sillón.

-Te dije que no me
contradigas- levantó su mano y me nalgueó el trasero, grité y él jadeó como si lo estuviera disfrutando.

Me bajó el pantalón y me volvió a nalguear haciendo contacto directo con mi piel. Acompañando su mano estaba su miembro erecto que empujaba con su dureza la tela de su pantalón y rozaba, casi tocaba uno de mis codos con el movimiento.

Gemí y volví a hacerlo cuando me dio otra nalgueada. Su miembro se sentía más grande, ese pantalón debe estar por estallar.

-¿Te gusta no es así?- dejó un beso en mis nalgas y volvió a acomodarme la ropa.

Lo miré asustada y excitada por partes iguales, no sabía si con esa pregunta se refería al roce de su pene palpitando contra su pantalón o si hacía énfasis a las nalgadas que me dió.

Me giró acomodándome en sus rodillas con mis piernas abiertas en su dirección rozando su cintura y con mis nalgas doliendo con el contacto de sus rodillas bajo mi trasero.

-No me contradigas Babygirl o la próxima usaré un látigo y no tendré compasión por tus lindas nalgas- acarició mis piernas y me sonrió como sonreiría el diablo a cada una de las almas luego de torturarlas.

-No quiero que vuelvas a tocarme- comencé a llorar, estaba furiosa y quería matarlo pero solo lloré. -No puedes golpearme, voy a rodar los ojos cuantas veces quiera y tú no me lo impedirás, no cumpliré ninguna de tus estúpidas reglas Sanden, estás loco- me bajé de sus piernas y retrocedí hacia la puerta.

No le iba a dar la espalda, las películas me eseñaron que siempre debo resguardar mi espalda contra la pared. Hit-Girl es mi heroína y no voy a ignorar su consejo, espalda en la pared igual a pellejo a salvo.

-¿Ya te vas? Aún te queda otro castigo, me dijiste Sanden y me sigues contradiciendo.- sorbé mi naríz, no quiero llorar pero es tanta la impotencia...

-Si al menos lo intentaras esto podría funcionar. Sé que eres alocada babygirl- se levantó y caminó a paso lento hacia mí para no asustarme mientras trataba de razonar conmigo y que yo no me fuera. -Te gusta poner tus propias reglas y haces lo que quieres- continuó avanzando y diciéndome lo que ya sé.

-No te acerques- le advertí y choqué contra la puerta a mis espaldas y él no se detuvo, siguió caminando hacia mí sin dejar de mirarme a los ojos, sin dejar de verse aterrador.

-Esta es una nueva oportunidad Bri. Te voy a cuidar, me haré cargo de tus estudios, te daré lo que quieras. Seré tu protector, tendrás con quien hablar, te haré sentir segura, seré todo y lo único que necesites.

-¿Qué ganas tú? No creo que el sexo sea tu única razón para invertir todo ese tiempo en mí- me crucé de brazos y él dió el último paso quedando cara a cara conmigo.

-Tienes razón, tengo mis razones y la primera de ellas es que necesito una esposa, esa es la única forma de que herede el dinero de mis padres- dijo esto mirando una foto colgada en la pared. En ella hay cuatro personas, un niño pequeño en los brazos de una mujer muy elegante y dos hombres rodeándola con sus brazos, sonriendo y besándole la mejilla.

Miré a Sanden y él también me estaba mirando.

-A tí es a quien necesito Bri.

Simples palabras que no valen nada cuando se las dices a alguien que no conoces.

-¿Y por qué me hiciste firmar ese contrato? Simplemente pudiste casarte con una cualquiera- me quejé.

-No es tan fácil Bri. En mi familia los fetiches son normales y eso es lo que necesito en una esposa. La herencia lo dice claramente y en letras grandes, me debo convertir en el daddy de mi esposa para obtener el dinero pero también debo enamorarme y que ella se enamore de mí siguiendo estrictamente las reglas del contrato que te dí.

No supe que decirle, no solo me está obligando a ser su babygirl, también quiere que me case y por si fuera poco pretende que lo ame.

-¿Por qué yo?- lo miré a los ojos al preguntarle esto último y él no apartó la mirada como yo creí que lo haría. La mantuvo fija y siguió así mientras me respondía.

-Porque me obsesioné contigo como tú conmigo, llevo tres años esperando que cumplas la mayoría de edad, no puedo casarme con otra, sólo puedes ser tú, sé que contigo podré cumplir con cada exigencia que implica obtener la herencia- estiró su mano y me secó mis lágrimas.

Reí cuando estas seguían cayendo y él no podía secarme la cara por completo.

Él también rió y plantó un beso en mi frente.

-Sanden- quise tener más distancia, ese beso no me había gustado y me tomó por sorpresa. Él entrecerró los ojos volviendo a estar molesto y los clavó en los míos.

-Babygirl última advertencia- me mordí los labios.

Ya me nalgueó ¿Cuánto más quiere torturarme?

-Supongamos que acepto ¿Qué tipo de cosas tendría de hacer y qué ganaré?- volvió a sonreír satisfecho y estiró su mano hacia mí.

-Dale la mano a daddy y te explicaré todo mi amor- se acercó otro paso, mi cabeza tocó la puerta y entreabrí la boca para escupirle la suya en cuanto intentara besarme.

-No te diré...- se me adelantó y se acercó, mi cuerpo vibró como nunca antes lo hizo cuando sus labios acariciaron los míos. Pasé saliva pero no le escupí la boca, en lugar de eso tomé su mano y lo sentí sonreír contra mis labios.

Su mano libre subió a mi cuello y tamborileó en mi clavícula como cuando un pianista toca con ágiles manos el piano pero la sensación era más suave y cariñosa aunque el movimiento de sus dedos era extraño ¿Quién tamborilearía el cuello de la persona que está besando? Subí mis manos a su cuello, jalé del cabello de su nuca hacia atrás y lo alejé de mí.

-No quiero que me beses. No te conozco Sanden quiero que entiendas eso.

Yo no le doy mi confianza a nadie y no me gusta que me besen ni me toquen sin mi consentimiento, así que Sanden quiero saber que voy a tener que hacer...- no me dejó terminar, otro de sus raros ataques apareció.

Me jaló y dio vuelta quedando yo de cara contra la puerta. Sin tiempo a moverme me tomó ambas muñecas y las subió sobre mi cabeza sin dejarme alternativa más que patearlo para liberarme.

-Te lo advertí- susurró lamiendo mi oído -No quería que las cosas fueran así babygirl, me gustas mucho pero si rompo las reglas no entré nada- me bajó el pantalón y las bragas.

-Sanden ¿Qué haces?- escuché su cinturón caer y gemí con fuerza, él se deslizó dentro de mí, él maldito había metido su pene dentro de mí.

Apreté sus manos y volví a gemir con su primer embestida.

-Que sean castigos no significa que no los disfrutes, además obtendrás la mitad del dinero- jadeó contra mi oído y cuando dejé de luchar mantuvo una mano por sobre mi cabeza entrelazada con la mía y bajó la otra hasta uno de mis pechos.

Seguí su movimiento y así como con la mano por sobre mi cabeza a esta otra también la entrelacé con la suya apretando con ambas manos juntas mi pecho el cual estaba erecto y se sentía estupendo con la mano de Sanden apretándolo.

De mi boca no salían más que fuertes gemidos provocados por su virilidad y rudeza a la hora de embestirme contra la puerta.

-Sanden- apreté más sus manos.

Llamarlo por su nombre no pareció gustarle pero a mí me encantó, sus embestidas aumentaron, mi mejilla golpeaba contra la puerta. Seguro más tarde tendría un magullón pero ahora solo sentía placer, duro y satisfactorio placer.

La puerta era azotada por nuestros cuerpos, el ruido del metal se mezclaba con el ruido que nuestros cuerpos hacían al chocar, era un sonido estimulador que ocultaba mis gemidos pero que no lo hacía del todo pues con una fiera como Sanden no se podía tapar mi boca a menos que me metieran un trapo y me amordazaran la boca con el.

-Me aprietas- gimió en mi oído y apretó mis caderas teniendo más control y manteniéndome sujeta a él -Y sabe rico- solté una risilla.

Yo siempre pensé que al tener sexo, los hombres no podían concentrarce en nada más que meterla o decir "sí nena" pero ahora veo que me equivoqué.

-Sanden- lo provoqué y obtuve lo que quería.

Arremetió contra mí sin compasión, como una bestia empedernida dándole a su presa lo que quería. Mis piernas no fueron capaces de soportar más, me sentía como la mantequilla y él me mantuvo en pie rodeándome con su brazo y apretándome más a la puerta y a su pecho al mismo tiempo.

-Ya verás- jadeó en mi oído.

Apretó más mis manos sujetando con fuerza mi pecho, bajó su otra mano hacia mis caderas sin dejar de sostenerme y se detuvo solo para salír haciéndome creer que mi castigo sería quedarme con las ganas y luego se enfundó con rudeza y violencia en mí.

Grité de placer y cerré mis ojos, ya no quería ver la puerta ni nuestras manos así que me dispuse a sentir como entraba y salía de mí, como mis paredes se abrían con su miembro, como me adaptaba a su tamaño y cuando creí ver el cielo con hermosas estrellas y unicornios volando, Sanden se salió y se corrió en mis nalgas sin dejarme acabar y haciéndome bajar del séptimo cielo.

-Babygirl- susurró contra mi oído.

Genial, este es el momento en que me dirá que no pudo aguantar y que era mi culpa que él acabase antes.

-Esto te pasará cada vez que me vuelvas a llamar Sanden, te dije que no lo hicieras y ahora te vas a quedar con las ganas hasta que mi enojo se me pase y decida que tu castigo a finalizado- me soltó.
Se vistió y supongo que se fue a fijar la comida porque se escuchó el ruido de metal.

Me giré exhausta y frustrada, ni siquiera pude llegar a mi climax ¿Qué clase de loco insensible haría algo así? ¿Acaso no sabe que el sexo rejuvenece? Quedarme con las ganas solo hará que envegesta más rápido.

-Vístete, la comida ya va a estar y quiero que estés bien presentable como debe ser- cerró el horno, tomó su teléfono de la mesa y se sentó en el sillón.

Tomé mi ropa y me lo quedé mirando, aún me costaba asimilar lo que sucedió.

Primero me nalgueó y me dio miedo pero algo me gustó.
Luego cuando creí que lo iba a volver a hacer comenzó a comportarse como una bestia y me enterró la polla hasta el fondo dejándome con unas inmenzas ganas de más y haciéndome sentir insatisfecha y ahora me encuentro mirándolo mientras él actúa como si nada y hace que sé yo con su celular.

-Límpiate- ordenó sin mirarme.

Me aferré a mi ropa y caminé como una gelatina hacia el baño, definitivamente nuestros departamentos son iguales solo que en el mío el mueble está repleto de maquillaje y el de él está lleno de condones de distintos sabores, lociones, colonias, perfumes, jabones, máquinas de afeitar y muchas otras cosas para el aseo.

Me limpié y arreglé un poco mi maquillaje, el labial estaba por completo corrido.

Eso me pasa por babosearme contra la puerta.

El rimel manchaba mis mejillas así que no me quedó de otra que quitarme todo y quedar con la cara limpia.

Salí cuando ya estuve lista, la comida estaba servida, Sanden estaba esperándome, ahora mirándome y sin quitar sus ojos de los míos

-Ahora sí eres mi hermosa babygirl, tienes prohibido maquillarte como mapache, las buenas niñas no utilizan esos productos- me senté frente a él y no dije nada.

Por poco casi olvido la razón de mi visita, joder esa follada hizo que me olvidara de lo más importante en mi vida, la comida.

-¿Por qué la carne está cortada en trocitos?- pinché un trozo con mi tenedor y me lo llevé a la boca.

-Las niñas como tú no pueden tragarse cosas tan grandes- reí a carcajadas.

-¿Qué quieres apostar?- lo miré desafiante. Lo que menos me gustaba era que alguien en dijese que yo no podía hacer algo.

-No apostaremos nada, cómete la comida y luego jugarás a comer banana, mientras tanto te comportarás porque eres mi babygirl y las babygirl no apuestan ni desobedecen a sus daddys.

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