59✧*|Regreso.
CAPÍTULO 59: Regreso.
Regresé a Diagonal Mar a duras penas. Me sentía mareada, cansada, mi espalda se sumó al dolor en mi estómago y mi cabeza comenzó a palpitarme en la cien en el mismo momento en que abordé el avión.
No fue un viaje agradable, vomité varias veces y de estar en el asiento de la ventana, acabé en el asiento del pasillo porque mis compañeros de asiento se cansaron de que yo saltara por encima de sus piernas cuando necesitaba ir al baño.
El aterrizaje fue lo peor, me sacudió en cada dirección posible y apenas conseguí soportarlo, lo cual fue un alivio pues no podía ir al baño durante el aterrizaje.
Finalmente y para la frutillita del postre, no conseguí bajar mi maleta del compartimiento, el solo hecho de mirar hacia arriba me mareaba y una azafata terminó ayudándome y luego de entrelazar nuestros brazos me acompañó todo el camino hasta el aeropuerto.
Ella me hablaba, quería entretenerme, hacer de estos mareos lo más agradables posible. Me contó que este era su tercer vuelo, que estaba feliz y que este había sido su sueño desde pequeña. Ella no se calló ni me soltó hasta que llegamos a los procedimientos y por una pequeña radio pidió asistencia para mí.
Oí que tardarían unos minutos, una embarazada se había descompensado tras un vuelo de doce horas y yo sentí nauseas tan solo de pensar estar esa enorme cantidad de tiempo encerrada en un avión.
Sanden llegó a mí incluso antes que los paramédicos, lo vi entre la multitud de viajeros notando como su aspecto, altura y estilo descataban entre las demás personas.
Hoy traía lentes de sol, una camiseta gris que se le ajustaba al torso y unos sencillos pantalones de ejercicio que en otro hubieran quedado como uno de esos atuendos que te poner cuando estás apurado, pero no en él.
Mi Daddy caminaba viendo hacia adelante, como si con cada paso impusiera su temperamento y me morí por tener sus manos sobre mí cuanto antes.
De repente el mareo y los dolores se fueron, incluso me levanté de mi silla donde había estado sentada, solo para poder verlo mejor.
Lo observé detallando cada detalle de él, demorándome más en sus pantalones que aunque eran holgados no ocultaban lo que escondía en su entrepierna y allí me quedé, hasta que un ruido a su espalda llamó mi atención y toda la magia de hombre sexy desapareció al ver que monstruito uno y dos corrían hacia aquí.
-¡Ahí está!- gritó uno de los gemelos señalándome, aunque no pude diferenciarlo pues sus ojos bicolores estaban cubiertos por gafas parecidas a las de Sanden. -¡Hola, Bri!- me gritó dando saltitos y ambos apuraron el paso .
Heyden venía caminando unos pasos detrás de ellos, noté que su boca se movía y solo entonces noté que estaba hablando con Sanden.
Ambos cambiaron la dirección a la que se dirigían y haciéndole caso a los gemelos vinieron a mí.
-¡¿Nos extrañaste?!- monstruito uno me abrazó por la cintura y solo bastó con que monstruito dos se nos uniera para que el dolor volviese.
-Hola- mi voz sonó ahogada, quería abrazarlos, pero tuve que sacarmelos de encima tan rápido como llegaron.
Me froté el estómago y cerré los ojos. Respiré, el dolor estaba tardando más que antes en irse.
-¿Se sigue sintiendo mal? - la azafata a mi lado me tomó de la mano y me ayudó a volver a la silla.
-¿Bri? ¿Qué pasa? - preguntó uno de los monstruitos y abrí los ojos, lista para decirle que todo está bien, no quería asustarlos, pero el mundo giró en cuanto pestañé.
-Necesito que el personal llegue aquí ahora- oí a la azafata hablar por su comunicador y a alguien responder, volteé a ver y reconocí a un oficial del aeropuerto, un hombre que cada vez se ponía más y más borrozo.
-Babygirl ¿Qué pasa?¿Te sientes mal? - preguntó Sanden, no supe cuando llegó hasta mí, pero otras figuras estaban a su lado.
Heyden y los niños.
-Solo algo mareada, no es nada, es que no comí- expliqué y me levanté solo para no asustar a los niños y que no se preocuparan. Tanteé entre el borrón de mi vista hasta encontrar la mano de Sanden y me sostuve de ella temiendo caer si no me agarraba de algo.
-Vamos a casa ¿Sí?
No me dejes caer- murmuré en mi interior y como si estuviese leyendo mis pensamientos, se agachó y me levantó en sus brazos.
-Te llevaré a un hospital - me dijo y sentí que caminábamos, pero yo no quería, no podía ir a un hospital y perderme la graduación de Alonso.
No podía hacerle eso a mi hermano.
-Estoy bien, lo prometo- alcé la cabeza y él no me estaba mirando, pero besé su barbilla y su cuello. -Solo comprame una hamburguesa ¿Sí?
Él bajó al fin la cabeza y presionó sus labios en mi frente.
Me encantó que se quedara allí más tiempo de lo normal, me gustó que no fuera un escaso beso para hacerme callar, incluso se sintió tierno. Ahora quería esos labios por todo mi cuerpo, por tanto tiempo como está durando este beso e incluso durante más.
-Tienes fiebre.
¿Qué?
-¿Te estabas fijando si tenía fiebre? - no lo podía creer. Me sentí indignada y enojada ¿Cómo se atrevió?
-Sí.
¿Y lo dice así nomás? Yo toda tonta creyendo que era un cariñito y él solo fijándose si tenía la tonta fiebre.
-No me agradas- murmuré y no quise acurrucarme, estaba enojada, pero su pecho estaba caliente y yo me sentía demasiado fría.
-Es solo la fiebre hablando, ya verás que luego de ir al hospital te sentirás mucho mejor y volverás a adorarme, querida.
Sí, claro.
-¿También te lameré la polla y suplicaré por tu toque?
-Si quieres... no estaría mal.
-¡Era sarcasmo!
-Igual lo harás.
-Idiota. - me enganché con ambos brazos a su cuello y cerré los ojos anhelando ya no ver a cada persona en el aeropuerto ir de acá para allá.
-¿Por qué Bri te insulta, primo Sanden?
Ay, no.
-Porque aún no recibió su castigo.
Mierda.
-¿Le vas a pegar? ¿Así como le hizo esa chica a Heyden?
-¡A mí nadie me pegó!- exclamó Heyden y me reí.
-No, niños. Nunca hay que pegarle a nadie, mucho menos a alguien que queremos. - dijo Sanden y solo por eso quise besarlo.
-Creo que me voy a morir.- murmuré y sentí una fría corriente soplar en mi cabello. Abrí los ojos y suspiré al ver que ya no estábamos dentro del aeropuerto.
-¿Por qué te vas a morir, Bri? - preguntó uno de los gemelos y sonreí.
-Estoy pensando cosas cariñosas de su primo y no es normal- expliqué y sé que dijeron algo, pude oír el sonido de otra de sus preguntas, pero sus voces quedaron atrás cuando Sanden bajó la cabeza y presionó sus labios sobre mi frente.
-Ya me tomaste la fiebre- le recordé medio quejándome y medio disfrutando.
-Te estoy besando- murmuró contra mi piel y bajó más la cabeza, nuestros labios quedando muy cerca. -Y ahora lo haré de nuevo.
Juntó nuestras bocas y el alivio recorrió mi ser ¿Lo había extrañado? Sí, ahora lo sabía...más bien el chupete entre mis piernas lo sabía.
-¿Me extrañaste, Daddy? - gimoteé cuando separó nuestras bocas y subí mi mano a su mejilla, quería atraerlo de nuevo, quería más besos.
-Sabes la respuesta, babygirl- volvió a caminar y yo sonreí dejando caer mi cabeza sobre su hombro.
-Tú no lo sabes, pero te tengo donde yo quiero- le ronroneé y él se rió.
-¿Estás segura de que no es al revés, esposa mía?
Carajo.
Esposa, solo eso tuvo que decir y supe que había ganado incluso antes de jugar.
-Cállate.
Él se rió.
-¿Niños, sabían que Brittany y yo nos casamos? Ahora ella también es su prima.
Ay, no.
-¡¿En serio?!
-¡¿De verdad?!
-No puede ser.
-Sí, fue hace unos días y desde ahora deben llamarla Esposa del primo Sanden o Señora Maxwell, solo esos son aceptables ¿Quedó claro?
-Sí, primo, Sanden.
Voy a matarlo.
-¿Quedó claro? - murmuró presionando sus labios contra mi oreja.
-Responde.
-Cuando me sienta mejor yo te...
-Cuando te sientas mejor vas a lamer y chupar mi polla como dijiste que harías.
Demonios ¿Quién me mandó a abrir la boca?
-¿Sabías que es de cobarde aprovecharse de alguien que tiene fiebre?
Él chasqueó la lengua.
-¿Sabías que es de cobarde huír en nuestra luna de miel?
Mejor me quedo callada.
-¿No tienes nada que decir, Esposa?
-No, Sanden- apreté los dientes.
-Te amo.
-Pesado.
-Te amo mucho.
-Más pesado.
-Te vuelvo loca.
-En tus sueños, Daddy.
-Y en los tuyos también, babygirl - me besó la mejilla y sentí que me bajaba.
-Andando, sube al coche.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro