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58✧*|Chupete.

CAPÍTULO 58= Chupete.

Tres días después:

Me sentía cansada, agotada sin ninguna explicación. No había hecho nada en estos tres días, el hambre de aquel entonces cuando regresé del aeropuerto se esfumó tan pronto como desperté al día siguiente y no podía explicarlo.

Era como si simplemente el almuerzo de aquel día hubiese sido suficiente y ahora me sentía llena, tanto que dolía mi estómago y tan solo considerar probar un bocado de algo más que agua me daba nauseas.

Sanden me marcó varias veces en los días siguientes, eran breves mensajes que no me molesté en responder, aunque pasé horas viéndolos, preguntándome al mismo tiempo qué estaría haciendo y muy de vez en cuando se me ocurría que quizás me extrañaba, sin embargo, no me dejé llevar por esos pensamientos, ni por ninguna otra cosa.

Por alguna razón, mi mera existencia se redujo a sentarme al borde de la cama con los pies colgando y mi cabeza entre mis rodillas como si eso pudiera menguar el dolor en mi estómago.

Lo había intentado arreglar con ibuprofeno y cuando eso no funcionó intenté con una aspirina, pero fue más de lo mismo.

El dolor no paró y un calor comenzó a formarse entre mis piernas.

Al principio creí que estaba excitada, que ver por tanto tiempo los mensajes de "Buenos días, babygirl" o "Que descanses, Esposa", causaban un efecto afrodisíaco en mí, pero luego cuando dejé de pensar en eso y noté que con el pasar de las horas solo me noté más excitada me dije a mí misma que esos mensajes no eran la razón y entonces opté por la opción más rápida.

Me estaba volviendo loca.

Lo acepté de inmediato, después de todo pasarse horas sentada en el borde de la cama con nada más que una sábana envolviéndome el cuerpo, excitándome hasta el punto de que sabía que no necesitaría ser preparada para recibir al superdotado de Sanden y viendo fijamente casi sin pestañear la pared, parecía encajar con la descripción de lo que la gente consideraba como "Loco".

Tenía sentido, demasiado ahora que lo pensaba, pues solo una loca sería llevada a la iglesia a que le quiten el demonio, luego ser metida en un internado y más tarde, a penas solo unos días después de entrar, ser sacada por su novio estando escondida en el baúl de su coche.

Sí, estaba loca.

Me reí y más recuerdos me llegaron, todos capaces de explicar mi razonamiento.

Como aquella vez que pinté mi baño de rosa pensando que así podría trasladar algo de la Brittany que dormía en un inocente cuarto rosa en la casa de mamá y que luego, a tan solo una semana de pintarlo, metí a un tipo al departamento y dejé que me follara contra esas mismas paredes rosadas solo para recprdarme que el rosa era un color, no una lugar seguro.

El teléfono sonó en ese instante, era la primera llamada que recibía. Lo recogí del piso donde lo dejé y respondí al ver que era Sanden.

-¿Sí? - pregunté y me recosté echa un hobillo sobre el colchón. Tuve que ahogar un grito al sentir un tremendo tirón en las costillas y me obligué a respirar hasta que se pasó.

-No has respondido a mis mensajes y me preguntaba...

-¿Si voy a volver? - me adelanté, antes de que él lo dijera. -Sí, Sanden, llegaré mañana.

Presioné la pantalla y colgué la llamada. Me volteé sobre mi espalda viendo al techo y contuve la respiración sintiendo el dolor empeorar.

El teléfono volvió a sonar.

No miré la pantalla esta vez, solo atendí y grité:

-¡Ya deja de llamarme!¡Te dije que volveré mañana, ahora déjame intentar dormir, Sanden!

-No soy Sanden- dijo una voz suave y femenina que aunque conocía muy bien, me tomó por sorpresa.

-¿Mamá?

-Ajá.

Ay, no.

-¿Qué haces con Sanden? ¿Por qué estás con él? - y entonces algo loco se me ocurrió -¿Se cansó de mi y ahora quiere una Sugarmommy?

-No sé que es esa última cosa que dijiste, pero no estoy con él. Te estoy llamando desde mi teléfono, pero debo admitir que me alegra que no estén juntos, él es mala influencia Brittany.

Uff, que alivio. Por un segundo las bragas de abuela tuvieron sentido.

-¿Qué quieres mamá?

Ella exclamó una indignación.

-¡¿Acaso ya no puedo llamarte?!

-Mamá, te conozco y si aún no me gritaste porque me fui de Diagonal Mar entonces algo pasó...- me incorporé rápidamente y el dolor me atravesó, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero debía preguntar, debía saber -Espera ¿Alonso y Reygi están bien? - me preocupé tratando de ignorar el dolor.

-Sí, solo llamé para saber si venías a su graduación.

Oh, eso tiene sentido.

-¿Entonces no me vas a retar?

La oí refunfuñar y me acaricié el estómago aliviada de que el dolor se redujera.

-Nunca a funcionado retarte ¿Vendrás? - insistió y me reí.

-Sí, llegaré mañana y mamá...

-¿Sí?

-Me casé con Sanden.

Finalicé la llamada y me volví a recostar, el dolor que me recorrió de pies a cabeza por el movimiento valió la pena, aunque hubiese deseado poder estar con mamá cuando sus ojitos se pusieran en blanco y su boca se abriera...espero que estuviera sentada.

Mierda, debí preguntarle eso antes de lanzarle la bomba.

Ojalá no haya quitado la alfombra, sin silla eso el lo único que aguantaría su caída.

El teléfono volvió a sonar y una vez más respondí rapido, agradeciendo que siguiera viva.

-Ya lo hice mamá y nada que me digas me hará cambiar de opinión - le dije antes de dejarla hablar, esperando que no me pidiera que me divorcie, ya que, aunque ella lo deseara no podría hacerlo.

-¿Qué es lo que hiciste? - preguntó una voz masculina y me aparté el teléfono de la oreja para ver la pantalla.

-Sanden- murmuré al leer su nombre y lo puse en altavoz.

-El mismo ¿Ahora quieres explicarme porqué me cortaste? No tienes permitido hacer eso, lo sabes.

Mierda.

-Yo...no puedo dormir- murmuré conteniéndome de decirle que también me duele el estómago para que no se preocupe.

-¿Lo haz intentado? - preguntó y casi me río, pero recordé a tiempo el dolor y mi risa se convirtió en una respiración profunda.

-No funciona- gruñí sintiendo como mi interior se humedecía aún más.

Quizás estaba loca, pero la sensualidad de su voz seguía siendo excitante.

-Puedo ir por ti, llegaré en unas horas...

-No- lo interrumpí y me aparté algunos mechones de cabello de la cara.-Solo háblame- le pedí.

-De acuerdo...yo- una pausa. -Tengo una sorpresa para ti cuando vuelvas, de hecho esa es la razón por la que decidí que viniéras luego, creo que te gustará, espero que lo haga.

-¿Qué es? - quise saber. No me gustan las sorpresas, las odio de hecho, pero algo bonito me vendría bien en este momento.

-Es una sorpresa, no puedo decirte. -Refunfuñé. -De verdad te extraño, Babygirl.

-Sanden- decidí que ese era el momento de preguntarle sobre el mensaje de su madre. Al menos podría entrenerme quitándome todas mis dudas, quizás así mi cabeza dejaría de dar vueltas y podría dormir -¿Tu mamá lo decía en serio?

Hubo silencio y yo regresé a la orilla de la cama.

-¿Qué parte?

-Todo.

Otra pausa.

-Sí, ella nunca bromearía sobre eso, Babygirl.

-Pero ¿Por qué yo? No soy buena, aquella noche bebí, bailé con el padre pervertido e incluso Reygi me besó, no lo entiendo - me sinceré.

-¡¿Que bailaste con quién?! ¡¿Y cómo es eso de que el novio de tu mejor amigo gay te besó?! - pude sentir su enojo atravesar los kilómetros que nos separaban.

-Ese no es el punto, sino ¿Por qué tu madre me aceptaría a mí?

-Hablaremos de eso cuando llegues aquí mañana- murmuró a regañadientes, pero se obligó a dejar el tema, al menos por esta noche.
-Brittany, ella te aceptó por la misma razón que yo te amo.

-¿Y eso es?

-Que me haces feliz. Sé que no lo notas, pero si prestaras al menos un poquito de atención podrías ver la forma en que te miro...además, ese no fue el único mensaje, si hubieras leído las conversaciones anteriores... Querida, te habrías enterado de tantas cosas. Pero mi madre no fue la única a la que le gustaste, mis padres también quedaron maravillados contigo, pero esos no te los enseñaré, no necesitas más consejos de contra qué superficies debo follarte. Esos ya las he empezado a poner en práctica y prefiero que sean sorpresa.

Les gusté.

Yo.

Brittany Lasquez.

Realmente le gusté a alguien que no estaba obligado a quererme.

-¿Estás ahí? ¿Te abrumé?- preguntó, haciéndome notar que me había quedado callada por demasiado tiempo.

-Sí, estoy aquí- abrí la cama y me arrastré dentro de ella. -Creo que me voy a dormir ahora ¿Te veo mañana?

-Te veo mañana, te amo.

-Te quiero, Daddy.

-¡Espera!- gritó justo cuando iba a colgar -Revisa la mesita de luz, dejé algo para ti- me estiré hacia la punta de la cama dejando el teléfono a un lado y abrí el cajoncito encontrando que no estaba tan vacío como se suponía. -Lo usarás para dormir, es una orden.

Tomé lo que parecía un chupete de bebé y lo examiné sin poder creer que el daddy realmente espere que duerma con esto en la boca.

¿Nadie le dijo que deforman los dientes?¿Y cómo se supone que haré para que no se me caiga?

-¿Por qué tengo que usar un chupete? -pregunté y me reí, si me meto eso en la boca me veré realmente obscena.

-Porque es lo único que reemplazará a mi polla, ahora abre las piernas, Babygirl, quiero que tapes ese bonito agujero tuyo hasta que yo mismo pueda llenarlo.

-¡¿Disculpa?! ¿Cómo que tapar mi agujero? ¿Realmente mo esperas que yo me lo meta, verdad?

-Hazlo- ordenó sin más y quité las mantas.

-Sanden, no creo que sea cómodo.

-Hazlo. - Refunfuñé y yo llevé al interior de mis piernas, metiéndolo y usándolo como un mini tapón. -¿Listo?

-Sí.

-Tienes prohibido quitártelo, moverlo o tocarlo de cualquier forma, si me desobedeces te castigaré ¿Quedó claro?

Chasqué la lengua, pero obedecí.

-Sí, daddy ¿Ya puedo ir a dormir?

-No, primero enciéndelo.

¿Encenderlo?

Llevé las manos al chupete, pero a excepción de los dos cordones que tenía para evitar que se cayera, no había nada más.

-Hay unas bragas y un control remoto al fondo del cajón, ponte las bragas y presiona el número uno en el control remoto, las bragas evitarán que se te caiga- explicó y me apresuré a buscar las dos piezas, aunque al ver las bragas toda la curiosidad que sentí se esfumó.

-¿No había otras? - me quejé, pero aunque parecieran una carpa o los calzones de una abuela, me las puse y luego presioné el número uno en el control remoto.

De inmediato el chupete comenzó a moverse.

-Oh, hmm...está...está haciendo algo.

-Dulces vibraciones, babygirl.

-¡Espera! - grité.

Pero ya había cortado.

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