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40✧*|Hundida.


CAPÍTULO 40=HUNDIDA.

A la mañana siguiente Alonso, Reygi y la tortuga Torta llegaron, Sanden dormía y ellos, los niños y yo fuimos a la piscina normal de este lado de la casa.

—¿Las pastillas?— Alonso frunció el ceño luego de que le conté lo que había pasado. Él se acomodó en su reposera, dejó a Torta en el pasto para que se alimentara y puso la alarma de su teléfono para que sonara en tres minutos.

—¿No serán celos?— opinó Reygi tomando asiento en la silla a mi lado, dejándome en el medio y ambos giramos a verlo.

—Yo no siento celos, no sé que es eso— les recordé y Alonso estuvo de acuerdo, pero Reygi no.

—Y por eso le dijiste que no sabías— opinó y Alonso abrió grande los ojos.

—¡Oh, molesto padre Victor que me quiere desgaysar! ¡Brittany siente celos!— exclamó y yo reí y rodé los ojos.

—¿Celos por el pijacaliente?— dije como si fuera el mayor de los horrores. —Hay más probabilidades de que vaya a la iglesia por mis propios medios a que eso sea real— les dije y les conté lo que sucedió todo este tiempo. Desde lo que la muerte de los padres de Sanden provocó en el contrato, hasta la razón por la que me convertiré en su babygirl.

Alonso se quedó mudo y Reygi meneó la cabeza.

—Bri, creo que estás enamorada— me dijo y meneé la cabeza.

—Solo es cagadera, hoy ya me siento mejor— les expliqué y la puerta se abrió, Sanden salió sin camiseta, enseñando los músculos de su cuerpo y el dolor regresó a mi estómago.

A Reygi no se le pasó por desapercibido que me llevé la mano a la panza y quise disimular mi malestar alejando la mano, pero él ya me había visto.

—Yo sí estoy enamorado— susurró Alonso comiéndose con los ojos al Daddy y Reygi le dio un golpecito en el brazo. —Pero por supuesto que solo de ti— aclaró y se inclinó sobre mi reposera para besarlo, este rodó los ojos y le correspondió.

Sanden vino del otro lado, se inclinó a besarme a modo de saludo y me removí sintiéndome incómoda, pero dejé que me besara.

Él tomó asiento a mi lado y observó a mis hermanos.

—Oigan, hay niños— les recordó y entre risas Alonso se apartó dejando a Reygi con los labios rojos y rubor en las mejillas.

—¡¿Y cómo estás?!— le preguntó Alonso a Sanden con una gran sonrisa y este me miró de forma acusatoria, diciéndome con los ojos algo así como: "¿Qué les dijiste?" A lo que yo simplemente sonreí con inocencia.

Por suerte el reloj de Alonso sonó y él se giró con el rostro hacia abajo para broncear la otra parte de su cuerpo.

—Bri, deberías intentarlo— me dijo —Es el bronceado perfecto— me explicó y observé mi piel que poco a poco iba adoptando un tono rosado a causa del sol.

—La pereza gana, no gracias— le dije recordando que cada tres minutos se tiene que girar.

Sanden recargó su cabeza en mi hombro y dejó un beso en mi cuello.

—Tengo que ir a trabajar— dijo y apreté mis puños en la toalla que está bajo mi trasero y que traje por si me quería meter a la parte de baja de la piscina, él no lo notó.
—¿Puedes quedarte con los niños? Solo serán dos horas— prometió y asentí apretando cada vez más la pobre toalla.
—Eres la mejor babygirl— dejó otro beso en mi hombro, regresó a la casa y Reygi me abrazó cuando de la nada comencé a llorar.

Está cagadera es intensa.

Alonso también me abrazó un segundo después.

—Bri, dile como te sientes— me aconsejó acariciando mis mejillas y secando mis lágrimas.

—Es su trabajo— solo pude decir por culpa del nudo en mi garganta que me impedía hablar y a la vez me confundía haciéndome preguntar si lloraba por algo triste o era el enojo se siempre que causaba ese nudo.

—Pero no te gusta...

—No hay nada que pueda hacer— susurré.

—Claro que sí. Él sale con mujeres, deberías decirle cómo...— ambos se quedaron callados cuando Yden se acercó.

—Bri ¿Por qué lloras?— el pequeño se abrió paso entre los brazos de mis hermanos que se alejaron para no tocarlo y me abrazó. —¿Es por lo de la tarea? Ya no lo haremos— prometió y reí.

Eso espero o les ató los libros a la frente.

—Mejor así— dejé un beso en su frente y hasta yo me sorprendí por eso, pero no tanto como Alonso y Reygi que se miraron con la boca abierta.
—Ahora ve con tus hermanos— le guiñé un ojo y lo solté dejándolo ir de vuelta a la piscina.

—Estás hasta acá de Sanden— Alonso señaló su pecho, justo donde está el corazón. —¿Desde cuándo te gustan los monstruos?Tienen gérmenes— me recordó viéndome con horror y observé a los niños.

—Son divertidos— encogí los hombros y reí para mí cuando Heyd se trepó a los hombros de Heyden y ambos saltaron a la piscina.

—¡¿Dónde está mi hermana?!— Alonso lo gritó tan alto que los tres primos de Sanden se giraron a vernos. —¿Qué te hicieron? Cuando mamá llamó y me contó de que estabas más simpática, creí que tenías nuevo ligue con proporciones...—  Separó sus manos y señaló un trayecto de veinte centímetros de largo.
—...Aceptables— contó viéndome como si estuviera loca. —Pero está enamorada ¿Verdad?— no me lo preguntó a mí, se lo preguntó a Reygi.

—Y no me gusta nada— dijo mi amigo conociéndome y sabiendo que a la Bri normal esto le desagradaría.

—No estoy enamorada, sólo es sexo...

—Y salvar su dinero, casarte con él, convertirte en madre de estos niños— dijo Reygi haciéndome ver qué es más que sexo.

Estoy atada.

Estoy asquerosamente atada.

Observé a los niños, ellos reían y jugaban y no me gustó pensar que desde ahora yo tendría que cuidarlos como si fueran míos.

—Le dije a Sanden que no me iría de su lado— recordé en voz alta y luego recordé lo que pasó anoche. —También le dije que por no hacerme el amor ya no tendría hijos con él...

Estoy cambiando.

—¿Hacer el amor?— Alonso me vio con el ceño fruncido.
—Pastelito, Reygi y yo hacemos el amor— me dijo para que me diera cuenta de que ellos tienen una relación seria.

No me sorprendería que dentro de poco se casen y que más tarde decidan adoptar un perrito, pero yo nunca hice el amor con nadie...hasta ahora.

—¿Tendrías hijos con él?— me preguntó Reygi y me horroricé, pero ¿Anoche lo dije, cierto?

—No, jamás. Ni con él ni con nadie, no sirvo para eso— les dije, me lo dije.
—Necesito refrescarme— murmuré sintiéndome agobiada y pensando en ir a la parte poco profunda de la piscina, pero cuando me levanté de la reposera, tropesé con el fierrito y caí al agua en la parte profunda.

Al caer sentí que me hundía, que nunca tocaría el suelo, que seguiría cayendo sin detenerme, que me ahogaría porque no sé nadar muy bien y cuando vi hacia arriba todo me pareció tan lejano y aterrador que no lo intenté y cerré los ojos, abrazando mi pecho, sintiéndome muy asustada.

—¡Brittany!— gritaron, fueron dos gritos y cuando abrí los ojos Reygi estaba nadando hacia mí, pero alguien me tomó por atrás y grité.

El agua entró en mi boca y unos labios se posaron sobre los míos dándome el aire que poco a poco iba perdiendo. Envolví los brazos y me aferré a él con fuerza, sentiendo la electricidad del momento recorrerme y él me llevó a la superficie.

Cuando abrí los ojos y tosí vi que era Sanden.

—Bri— su respiración estaba agitada, su pecho se hinchaba arriba y abajo y me miraba con preocupación. —¿Te hiciste daño?— no pude ni quise responder, él me sacó de la piscina y me recostó en el borde.

Tosí toda el agua y luego me aferré a sus brazos, llorando en su pecho.

Oí a Reygi salir del agua, sin embargo no me giré y continué llorando en los brazos del Daddy que me abrazaba a su pecho y ahora me secaba con una toalla.

—Ya estás a salvo— me prometió y le creí.

Alonso le dio una toalla a él y cuando lo observé noté que su camisa blanca estaba empapada y sus pantalones y zapatos igual.

—Estás todo mojado— susurré y él me sonrió.

—¿Y te gusto más o menos que cuando estoy seco?— dijo para sacarme una sonrisa y le pellisqué el brazo para que sepa que esta es la vida real y no un sueño donde lo voy a llamar "Mi héroe" por sacarme del agua.
—Te amo— dijo y me besó haciéndome sentir una cagadera intensa hasta que los niños se unieron en el abrazo.

—¿Estás bien, Bri?— preguntaron al mismo tiempo los gemelos y asentí y les acaricié el pelo mojado.

—Sí, pero es profunda— murmuré y Heyden soltó una gran carcajada, Alonso también comenzó a reírse y Reygi se le unió, Sanden sonrió, pero no dijo nada y yo observé la piscina y a los niños que se miraban sin entender.
—Muy profunda— bromeé haciéndolos estallar en carcajadas, al menos a los más grandes y dejé que el Daddy me llevara dentro de la casa para secarnos.

—¿Por qué no sabes nadar?— me preguntó al dejarme en la cama dentro de la habitación y encogí los hombros.

—Sé nadar como perrito— le expliqué y el brillo en sus ojos me dijo que dentro de su cabeza lo malpensó.

Daddy pervertido.

—Luego te enseñaré a nadar bien— prometió y me encontré sonriendo por algo que no me va a servir de nada a menos que me compre una piscina.

Patética.

—Bueno— fue todo lo que dije y lo observé mientras me desnudaba con sus manos acariciando mi cuerpo y sus ojos comiéndolo.

—Podría acostumbrarme a estas braguitas— dejó un beso entre mis piernas y retiró las horribles bragas de abuela color blanco.

—No te acostumbres— le advertí esperando el día en que todo termine y yo, creyente en mis demonios, use un hilo dental para que se me vea todo y más.

—Vamos a sacarte esto— dijo refiriéndose al plug, sacándome de mis pensamientos y me volteó poniéndome boca abajo sobre la cama.

Terminó de bajar mis bragas y de desnudarme arrojando la ropa mojada al piso y comenzó a besarme llevando calor a todos los lugares que se congelaron con el agua de la piscina.

Sus labios encontraron el lugar dulce entre mis piernas y gemí empujándome hacia él insitándolo a tocarme todavía más, lo hizo hasta dejarme gritando de placer, pero detuvo su lengua en el momento más delicioso y allí fue cuando sacó el plug que salió con facilidad sacándome otra clase de gemidos.

Unos completamente diferentes.

—¿Lista?

¿De qué habla?— pensé y luego lo sentí, largo y duro.

Él no colocó la punta de su pene en el lugar de siempre y temblé cuando supe lo que quería hacerme.

—No— corrí fuera de la cama.
—Mis hermanos están en la casa— le recordé y me sonrió.

Pijacaliente ¿En qué estás pensando?

—Entonces tendremos que ser silenciosos. Ven, te enseño— me guiñó un ojo y le enseñé el dedo que me da placer cuando él no puede.

—¿N más o?— le pregunté.

—¿Sí?— se rió y palmeó la cama junto a él, pero no me moví y  palmeó su pierna como si eso fuera más tentador.

—No, vístete— le ordené y él caminó hacia mí, no retrocedí aunque su mirada lujuriosa me advertía que lo hiciera o mi culo peligraría y dejé que me besara y empujara con suavidad contra la puerta.

—¿Desde cuándo me das órdenes? Eres una babygirl muy rebelde, necesitas un castigo— se inclinó y me alzó la barbilla, nuestros labios se rozaron y mi entrepierna sollozó.

Ella lo quiere.

Traidora.

¿Dónde quedaron mis valientes cuernos?

—¿Desde cuándo quieres que siga siendo tu babygirl? ¿Y desde cuándo me acorralas contra la pared?— contraataqué y la sonrisa lujuriosa desapareció de su rostro.

Oh, oh.

—Sanden...lo siento— me disculpé, no quería traer el recuerdo de su padre, no era mi intención lastimarlo.

Él no respondió y me ayudó a secarme y a vestirme, luego hizo lo mismo con él.

—Te amo— me dio un beso y salió mientras se abrochaba los botones de una nueva camisa y se llevaba las zapatillas en la mano.

La cagué.

Holaaa chic@s!

¿Se acuerdan de Torta, la tortuga que adoptó Alonso?

Bueno pues ya es real.

Mi papá se encontró una tortuga y le puse Torta, tenían que ver mi cara y la excusa pobre que decía cuando me preguntaban porqué la llamé así 😂😂

Estaré compartiéndoles fotos por Instagram, no se las pueden perder ¡Hasta hace ruiditos de beso!😍

Torta y yo les mandamos besos!!

Hasta prontooo!❤️

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