4✧*|Clase
CAPÍTULO 4= CLASE
Si creyeron que algo más pasó entre nosotros, están muy equivocados.
Sanden se duchó, me agradeció y salió como si nada de mi departamento. Solo hizo lo que una persona normal haría.
Ni que creyera que me iba a arrinconar contra la pared, cargarme en sus fuertes brazos y llevarme a mi cama para darme sexo duro hasta el amanecer.
Claro que no, esos pensamientos nunca pasaron por mi cabeza.
«Ponele que no» De todas formas no pueden juzgarme, si un hombre super sexy y guapo se paseara con solo una toalla por su baño seguramente tendrían pensamientos mucho más pervertidos que los míos.
-Brittany- levanté la mirada de mi celular y el profesor me estaba mirando mientras sus globos oculares sacaban chispas en mi dirección.
-¿Entendió lo que acabo de decír?- todos se giraron para verme como si yo fuera el ombligo del mundo y ellos no tuvieran nada mejor que ver qué a la chica que piensa en el guapo y sexy vecino.
Me sentía como el día en que me metí en problemas y que el profesor me obligó a venir a esta estúpida clase de educación sexual.
-No, no presté atención- no ganaba nada mintiendo. Después de todo, si a alguien le molestaba mi actitud, luego de que la hora termine podría esperarme afuera y arreglar las cosas mano a mano.
-¿Por qué no a prestado atención señorita Lasquez?- Le devolví la mirada de odio pero la supe disimular con una sonrisa maliciosa.
Miré a mi alrededor y sonreí aún más.
Me levanté de mi asiento en el fondo del salón y caminé hacia delante, hasta pararme frente a una parejita mucho más joven que yo.
-¿Me la prestas?- el chico y la chica intercambiaron miradas desconcertados -Venga que no voy a robartela, a mi me gustan los chicos- Luego de unos segundos dudando me cansé y suspiré.
Entonces lo tendré que hacer yo.
Fuí hasta el frente del salón.
-Por favor, vaya a sentarse-le dije al idiota de mi profesor.
-¿Qué es lo que vas a hacer ahora?- reí, el pobre ya se estaba cansando de mi actitud pero eso le pasa por querer transformarme en una chica decente.
Mis padres lo intentaron y no lo lograron ¿Quién le hizo creer que él podría?
-Solo lo ayudaré a hacer la clase más interesante- dudó pero el tipo quería parecer un profesional frente a sus alumnos desesperados por sexo seguro así que no protestó y me dejó manejar la clase.
-Cinco minutos-sonreí y tomé el micrófono.
-¿Les parezco guapa?-se escucharon algunos chiflidos de los alzados del fondo.
-¡Por supuesto!- gritó uno de los líderes de la masturbanda.
-¿De verdad les gusta esta clase? Yo creo que esto es un centro del aburrimiento. La educación sexual no solo se trata de las enfermedades, se trata de tener cuidados a la hora de entregarce a la otra persona.
Los adultos nos enseñan que usemos protección, bla, bla, bla puras cosas que solo se podrían resumir en usar condones- el profesor quiso quitarme el micrófono pero me alejé justo a tiempo causando algunas risitas de los alzados.
-Díganme ¿Alguna vez les hablaron de la posición correcta para una primera vez?- todos negaron y el profesor me quitó el micrófono.
-Vuelve a tu asiento y guarda silenció- me ordenó.
-¿Usted guarda silencio cuando su mujer se lo folla?¿No? Bueno a mí no me gusta estar callada, así que...
-¡A tu asiento!¡Ahora Brittany!-me le reí en la cara e hice puchero.
-No me rete, usted quiso que pase a frente- me encogí de hombros, hice una reverencia a mi audiencia y me devolví a mi asiento.
Al terminar la clase ya había reaprendido a poner un condón y de regalo nos dieron uno para que nos cuidemos con sabor a fresas o limón, la fresa siempre fue mi fruta favorita así que elegí ese pero luego se lo terminé dando a una chica.
Se notaba que el novio se la comía con la mirada. «Pobre de ella, esos condones no le van a durar ni dos días»
-¡Oye Brigemí!- alguien tiró de mi brazo y le aparté el brazo de un manotazo. -Oye, tranquila- levantó las manos en el aire y suspiré volviendo a dejar el casco sobre mi motocicleta.
Es uno de los chicos de la clase, no representa peligro alguno con esos brazitos.
-¿Qué quieres? y deja de decirme Brigemí- le iba a preguntar que se le ofrecía pero teniendo en cuenta que todos en esa clase estaban calientes, no sería una buena idea.
-Me preguntaba si te gustaría ir a dar un paseo- asentí. Eso es lo último en mi lista y nunca pasará.
-¿Y luego vamos a tu casa?-me mordí el labio para provocarlo.
-Si tu quieres...-se encogió de hombros.
-¿Y qué te gustaría hacer?- sus pupilas estaban algo dilatadas y se relamió los labios.
Ahora que lo miro bien, el chico me parecía conocido pero no sabría decír a quien o de donde.
-Podrías enseñarme tu posición favorita- asentí riendo, sí, claro. Le diré a un extraño que me gusta que me gusta en cuatro, sigue soñando cachorrito.
Me acerqué más a él y a su oído.
-No salgo con niñatos- le susurré al oído. Me dí la vuelta y me puse el casco.
Esto es culpa de ese estúpido profesor, por su culpa niñitos en plena pubertad creen que pueden conquistar a una chica mayor solo porque se ponen colonia cara y creen que al saber usar un condón saben todo sobre sexo.
-Tu te lo pierdes- lo escuché decír y reí.
-Cuanta razón tienes, lloraré hasta llegar a mi departamento por haber desaprovechado tal ofertón- escuché una maldición suya y reí pero me quedé pensando el resto del camino intentando recordar a quien me hacía acordar.
. . .
Volví a casa demasiado tarde, había perdido mucho tiempo en buscar ropa interior y conjuntos para ir a una entrevista de trabajo.
Desde que comencé a cocinar hasta que me acosté no pude parar de pensar en aquel chico y a quien me hacía acordar.
También pensaba en qué había pasado por la cabeza de ese chico al creer que yo tendría intimidad con él ¿Acaso todas las chicas de su edad habían desaparecido y no me enteré?
Alonzo no me había enviado mensaje y el resto de la semana fue muy aburrida, el profesor de geografía me daba tareas extras. Según él eran para que yo pudiera aprobar pero ambos sabíamos que era porque lo había avergonzado frente a toda su clase.
La semana se hacía tan aburrida y lenta que me la pasaba en la puerta tratando de espiar a mis vecinos y encontrar algo vergonzoso de ellos pero parecía que todos estaban muy ocupados como para hacer algo idiota con lo que yo pudiera entretenerme.
Aquél número siguió enviándome mensajes todos los días y a la misma hora en que yo corría a la puerta a ver al tatuador "profesional" que asegura ser Sanden.
No respondí ni un mensaje y al desconocido no pareció importarle.
Sus mensajes seguían llegando, contándome como estuvo su día y que no dejaba de pensar en mí. Pero en ningún momento me dijo su nombre o como nos habíamos conocido.
Alonzo decía que me había obsesionado y Reygi siempre tan precavido, me decía que bloqueara aquél número pero por alguna inexplicable razón no podía hacerlo .
La forma de expresarse con la que me escribía, él extraño, era cautivadora, intrigante y con mucho sentido del humor.
Lo único malo era ese horrible apodo por el cual me llamaba.
"Babygirl"
Sanden también me había llamado así una vez, así que descarté la idea de que fuera original, de hecho parecía ser todo una moda.
Buscando en internet encontré que los libros no eran los únicos que utilizaban ese apodo, también eran muchas las personas que se hacían apodar de esa forma.
Salí de las clases en la universidad y el profesor tuvo la brillante idea de decírme frente a todos que las clases de educación sexual iban a durar hasta fin de año y que la clase de hoy en la tarde se adelantaba para ahora ya que teníamos que hacer un trabajo en equipo y él debía organizar los grupos de dos y para tener más tiempo de estudio.
Fuí una de las primeras en llegar además de aquel molesto chico que no dejaba de insinuarseme.
Como en la primer clase, me senté al fondo de todo, muy lejos del chico y de todos los pervertidos del salón.
-Bueno aquí les diré quienes serán sus parejas hasta el final del curso- bufé y fingí escuchar todos y cada uno de los apellidos que nombraba.
Lagos con Acosta.
Gomez y Ruiz .
-Lazquez- me miró y sonrió fríamente -Y Scott- miré hacia todos lados buscando a mi compañero y esperando que fuera un dios griego super guapo y musculoso pero solo me trajeron la mitad de él ya que solo cumplía con la altura, mis otras peticiones habían sido lanzadas a la basura.
-De nuevo nos encontramos- esto no podría ser peor.
-Muy bien, ya que todos tienen a su pareja les daré la consigna y ustedes tienen que hacer el trabajo- todos asintieron menos yo que miraba el reloj y de reojo al molesto chico para asegurarme de que no se estuviera pasando de listo con sus manos.
Miré el papelito que nos dio el profesor y reí.
"EL CUERPO HUMANO Y SUS PARTES"
Va a ser pan comido.
-Yo que usted no me reiría señorita Lasquez, usted y su compañero deberán hacer un dibujo señalando cada parte del cuerpo y explicando su actuar y función.
¡GRACIAS! ¡ESTE DÍA ES EL PEOR!
-¿En tu casa o en la mía?-por supuesto que en su casa no.
-En la mía- El chico sonrió -Y que quede claro desde ya, no tengo otras intenciones contigo pero si tú las tienes conmigo llamaré al portero y pediré que te saquen a patadas- asintió.
-Soy Heyden Scott- asentí y se me quedó mirando como si esperara algo -¿Me dirás el tuyo?- por supuesto, no vaya a ser cosa que tu también me llames "Baby Girl".
-Soy Brittany Lasquez-me presenté.
Para cuando la clase terminó todos estaban trabajando menos nosotros que habíamos acordado comenzar el trabajo en mi casa.
-Baja o sube tus manos un centímetro y te tiro de la moto y nada de hacerme sentír tu polla. Lo creas o no, no eres el primero así que no intentes pasarte de listo- maldijo por lo bajo y ambos nos montamos en la moto.
Llegamos a mi edificio y él se me quedó mirando.
-¿Vives aquí?- asentí sin dar muchas explicaciones -¿Cómo lo pagas? Este es uno de los edificios más caros de la ciudad- me encogí de hombros.
-Mi madre es la dueña- rodó los ojos.
-Así que eres de esas niñas de mamá- reí y negué
-Yo pago, tú seguramente vives con tu madre y ella te hace todo, estoy segura de que no limpias ni siquiera tu habitación- se me quedó mirando.
-¿Cómo lo sabes?-
sonreí.
-Porque en esta ciudad solo llevan oro en el cuello los pandilleros o los ricos- le expliqué.
-Mi primo vive en este edificio- cambió de tema -Tal vez lo conozcas-negué.
-No conozco a nadie de aquí, no me la paso mucho tiempo adentro-rió y rodeé los ojos.
¿Por qué las generaciones de ahora son tan mal pensadas?
-Pasa, debo meter la moto- asintió y mientras yo dejaba la moto en el garaje él se quedó en la puerta mirando hacia adentro.
Entré y caminé hacia el ascensor, si me seguía o no ya era su problema.
Entró conmigo y sonrió.
-¿Por qué tan feliz?-se encogió de hombros
-Mi primo y yo no nos hablamos, si me lo cruzo se que se cabrearía y mucho-reí.
-¡Detenlo!- el grito de Sanden me hizo asustar pero no llegué a detener a tiempo el ascensor.
-¿Entonces ya conoces a mi primo?- miré a Heyden con la boca abierta.
-¿Sanden es tu primo?- asintió, no parecía muy felíz por ello.
Esto no podría ser peor.
—
Hola!
No encontré a alguien parecido a Sanden para que fuera su primo pero ví a este chico y fue amor a primera vista😂😂
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