38✧*| Regalo
CAPÍTULO 38=REGALO.
Recuperé mi celular de las garras del Daddy y cuando sus ojos no estuvieron sobre mí, corrí a la habitación de "La bebé", cerré la puerta con pestillo para que nadie me viera o descubriera y busqué en internet el nombre y la función de cada objeto que encontraba.
El siguiente paso era probarlos y puedo decir que quedé sorprendida, agotada y me dormí luego de mucho placer sobre la alfombra de peluche rosa.
Cuando desperté aún era de día, mis músculos se sentían pesados y ciertas partes de mi cuerpo estaban hinchadas. Me senté y jadeé, el calor me recorrió la espalda y luego aire fresco hizo herizar mi nuca. Me apresuré a cerrar la diminuta ventana muy por sobre mi cabeza como para servir para algo más que dejar entrar el aire y recogí los objetos que utilicé, abrí la puerta y los llevé al primer baño que encontré.
En internet leí que debía utilizar agua caliente para limpiarlos, así que eso hice, luego los sequé y regresé a su lugar en las paredes de la habitación rosa.
No conocía bien la casa y me tomó un largo rato encontrar la cocina que se utilizaba para preparar la comida de los invitados a las fiestas. Me preparé un sándwich y me dejé caer en uno de los sofás de la zona VIP.
Comí en silencio y continué con mi búsqueda de información. Finalmente llegué a una conclusión "La babygirl no hace nada sin su Daddy" y ahora sé que prácticamente todo lo que estuve haciendo el día de hoy fue contra las reglas.
Regresé a la parte santa de la casa y en cuanto los monstruitos me vieron gritaron al mismo tiempo "¡LA ENCONTRÉ!" Y se empezaron a pelear por quién me había encontrado primero.
Caminé hasta ellos que estaban sentados en la mesa del comedor con libros en sus manos y parándome frente a ambos tomé sus manos y alcé la cabeza viendo hacia el final del pasillo donde ellos habías gritado.
-¡AMBOS ME ENCONTRARON!- Grité entre risas y les solté las manos. -Tengo hambre ¿Y ustedes?- les pregunté.
Él sándwich no había sido suficiente, tanto placer agota.
-Recién merendamos- dijeron al mismo tiempo y señalaron las tasas vacías sobre la mesa que yo no había notado.
-¿Qué hacen?- tomé asiento en medio de los dos y observé sus libros.
-La tarea- se rieron y continuaron leyendo, segundos más tarde Yden escribió "No la sé" en la pregunta seis y Heyd al ver esto escribió "Yo tampoco", en su propia hoja.
-Eso no se hace- los reté y ambos me vieron con ojitos tiernos.
"Son feos monstruos ¡Y tienen gérmenes Bri!¡Gérmenes!"- ahora creo que Alonso exageraba un poco, estos niños son tiernos.
-¿Y qué ponemos, Bri? Esto está muy difícil- me dijo Heyd y leí el texto y la pregunta.
-Bien, yo dicto y ustedes copian- les aclaré y se sonrieron entre ellos.
-¡Bueno!- chillaron al mismo tiempo y tomaron sus lápices.
-Pongan seis y encierrendolo en un círculo- les pedí y rápidamente lo hicieron. -Ahora pongan "La moraleja del cuento es...
-Bri, más lento- pidió Yden escribiendo una letra a la vez y suspiré con inpaciencia ¿Por qué escribe tan lento?
Miré a Heyd y no hay diferencia, ambos monstruos son idénticos.
-¿La?- preguntó Heyd.
-La moraleja- repetí y repiqueteé mis dedos sobre la mesa, pero Heyd tomó mi mano y la detuvo.
-Bri, me distraes, ya me perdí- se quejó.
-La moraleja- le repetí y ambos me vieron. -Del cuento es...
-Más lento, Bri- volvió a decirme Yden.
-¿Más tiene acento?- preguntó Heyd y cuando asentí con la cabeza se lo puso a la letra M.
-¡Dejen, yo lo hago!- les quité los lápices a los dos, borré y comencé a copiar.
Siento que estuve dos años, pero en realidad fueron dos minutos ¿No que sus padres eran ricos? Seguramente son ricos y avaros, por eso ambos niños son lerdos.
-Otra a la que engañaron- dijeron desde el pasillo y Sanden y Heyden venían caminando hacia nosotros.
-Bri, no te distraigas- me susurró Heyd cerca de mi oído.
-Eso, Bri, digan lo que digan, no les hagas caso. Es mentira- indicó Yden y palmeó mi hombro.
Continué copiando ya que me faltaba poco y oí a los gemelos reír.
-Bri, no tienes que hacerles la tarea-me dijo Sanden y como ya había borrado lo que habían escrito opté por enseñarle la horrible y desprolija letra de los monstruos.
-¡Mira esto!- exclamé y Heyden rodó los ojos y riendo tomó uno de los cuadernos y sacó una hoja.
-¡NO!- Gritaron los gemelos al mismo tiempo que Heyden sacaba una hoja escrita a mano en caligrafía.
-Ellos te han engañado para que les hagas la tarea- me hizo saber y tomé la hoja.
¡Malditos monstruos!¡Tienen mejor letra que yo!
-Corran- les advertí y riendo lo hicieron. -Sanden, voy a matar a tus primos- le dije y se rió, se acercó y se inclinó a besarme, pero se detuvo al ver mis ojos.
-¿Por qué te ves como si te hubiera hecho el amor por horas?- preguntó y me mordí el labio, me paré para ir a perseguir a los niños y él me rodeó con sus brazos y posó una entre mis piernas.
-Heyden- susurré recordándole que está aquí y él me hizo girar la cabeza. El adolescente reía viendo su teléfono y enviaba mensajes de texto.
-¿Te estuviste tocando?- los dedos del Daddy se adentraron en mi pantalón y gemí.
Diablos, esos dildos sí que me dejaron sensible.
-No- mentí y sus dedos siguieron bajando, mis ojos se llenaron de lágrimas, sentía que podía correrme en cualquier momento.
-Dime la verdad- me mordí más fuerte los labios, sus dedos eran cariñosos, rozaban como una caricia allí abajo, pero yo estaba muy sensible y ese mínimo roce me hacía temblar las piernas.
-Por favor- lloriqueé y bajé mis manos tratando de detenerlo.
-Brittanny- advirtió y deslizó su dedo hacia dentro, más lágrimas cayeron, el placer me recorrió y él tuvo que cubrirme la boca para que Heyden no me escuchara retorcerme de placer.
Gemí bajito y me recargué contra él, mis piernas ya no podían sostenerme, mi espalda se arqueó y me corrí.
-Bri, solo te rocé- se sorprendió notando lo agitada que me dejó y luego de unos segundos, cuando dejé de convulsionar, me giré lentamente, lo abracé y escondí mi rostro en su pecho. -¿Por cuánto tiempo te estuviste tocando?- insistió y meneé la cabeza.
-No me toqué- repetí porque era verdad y me cargó en sus brazos, me llevó por los pasillos a la habitación de invitados que estamos ocupando y cuando estuvimos dentro cerró la puerta con pestillo y me acostó en la cama.
No tuve fuerzas para moverme, así que cerré los ojos en la misma posición que me dejó y cuando se acercó permití que me desnudara. De todas formas no iba a poder detenerlo.
-Estás empapada- murmuró viéndome con ojos lujuriosos y me mordí el labio conteniendo la risita.
No tienes idea, Daddy.
-¿Vas a decirme que estuviste haciendo?- ví como se desabrochaba el pantalón y lo dejaba caer, no se molestó en quitárselo por completo y cuando se bajó los boxes temblé sin estar segura de poder soportar más orgasmos.
-Yo...
-Dime- masajeó su miembro y refunfuñé, pero no abrí la boca para decirle nada.
Si le digo que estoy practicando para ser una buena babygirl me va a decir que lo deje, que él va a encontrar la forma de resolver el problema.
-Última avertencia- acercó su miembro erecto hacia mí y cerré los ojos, abrí las piernas como una invitación y como no respondí se adentró en mí llenándome de una estocada.
Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas, me sentía en el cielo. Mi espalda se arqueó, apreté las sábanas y gemí su nombre.
Él comenzó a embestir lentamente, pero siempre hundiéndose en mí hasta llenarme. Deseé que me besara y acariciara, creo que mis ojos se lo revelaron porque se inclinó, me alzó una pierna para que lo rodeara, colocó una mano apretando las sábanas junto a mí rostro y me besó con gentileza la boca.
Fue aún más lento cuando solté un quejido, pero no solté su boca. Los juguetes me dieron placer, pero ningúna clase de afecto, no de la clase que él me puede dar.
Bajó su mano, sentí fuego dónde la punta de sus dedos me tocaba, por mis pechos, costillas y estómago, hasta bajar a mi núcleo y cuando acarició mi clítoris con su pulgar se me escapó un sollozo, él lo notó y se rió.
-Mi traviesa babygirl- me dio dulces piquitos mezclándolos con embestidas y círculos sobre la parte más sensible de mí y más tarde, cuando ninguno de los dos lo aguantó me hizo llegar al orgasmo segundos antes de que él también lo hiciera.
Se recostó a mi lado y me abrazó, yo solo veía el techo con la vista borroza por las lágrimas que ahora mojaban las sábanas junto a mí cabeza.
-¿Me amas?- preguntó y no respondí porque en este estado cualquier cosa que saliera de mi boca iría cargada de amor, así que con mis poquitas fuerzas me acurruqué a su pecho esperando que fuera suficiente para él como lo era para mí.
-¡Primo!¡Vino el tío!- Gritaron los niños tratando de abrir las puertas y ambos nos sentamos rápido en la cama.
Moverme con esa velocidad fue uno de los mayores errores, mi cuerpo tembló y dolió en ciertas partes.
-Quédate aquí- me dió un beso, recogió su ropa y salió de la habitación cerrando tras de sí, pero yo no iba a quedarme de brazos cruzados sabiendo cuál era su plan.
Así que le mandé un mensaje a Heyden aclarándole que si no se lleva a su hermanitos al patio, esta noche no come y encima le doy clases de educación sexual con nivel V de vergüenza.
Me respondió con un "Ya".
Me sequé la cara, corrí adolorida hacia el mueble con mi ropa y busqué una falda cualquiera, unos tacones y me puse un top rosa que encontré por casualidad.
Até mi cabello en dos cuernos de reina demonio y salí de la habitación llegando a la sala justo cuando Sanden le estaba por decir a su padre que no iba a convertirse en mi Daddy.
-Hola- mi voz salió dulce, como la de un ángel.
Los ojos de Focus se enfocaron en mí y en mi atuendo, Sanden se giró y bajé la mirada.
-¿Por qué...-Sanden comenzó a hablar, pero convenientemente su padre lo interrumpió:
-Te traje algo- el hombre se acercó a mí y como tenía la cabeza gacha pude ver la caja de regalo que traía en sus manos.
No me permití alzar la mirada, según lo que busqué el Daddy no permitiría que viera a otro a los ojos a menos que no estemos en el rol ypor supuesto con este hombre queriendo arrebartale todo a Sanden, lo estamos.
Iba a decir "No, gracias", pues si Sanden no me ga permiso yo no puedo aceptar regalos, pero su padre no me dejó rechazar el regalo, ya que lo puso en mis manos.
-Gracias, señor-dije en voz alta, pero por dentro pensé "Arderás en el infierno y si no me crees mira mis cuernos".
Miré a Sanden y él solo me veía, sonreí tímidamente fingiendo que me había dado permiso y caminé hacia el sofá de la sala, apoyé la caja allí, le quité el moño, también el envoltorio y retrocedí sin atreverme a tocarlo al ver lo que era.
De inmediato regresé frente a Daddy, él me veía confundido y este sentimiento aumentó cuando me arrodillé frente a él y con lágrimas fingidas le dije:
-Lo siento- fingí llorar, pero por dentro me le reía en la cara de Focus.
El hombre creyó ser listo, pero yo lo soy más y aunque Sanden no me dijo nada, yo sí busqué y averigüé que una babygirl puede aceptar regalos si su Daddy se lo permite, pero nunca, jamás en la historia puede aceptar un regalo relacionado con lo sexual.
Es una traición hacerlo, una burla al acuerdo que tienen.
-Daddy, lo lamento, no volverá a pasar- no me atreví a mirar a ninguno de los dos, pero lo deseé, así podría ver el enojo en los ojos de Focus, así podría decirle "Deja de jugar", pero esto es parte de la prueba y la superé.
Sanden caminó al sofá, seguí su caminar de reojo, él tomó el regalo, lo arrojó al piso y lo aplastó con su pie.
Eso es.
-Nunca le vuelvas a dar un regalo a mi niña- la amenaza estaba en su voz y aunque estoy agotada y quiero dormir por años, me excitó.
Esa es la voz de un Daddy defendiendo a su babygirl, yo.
-Tuviste suerte- dijo Focus y lo oí alejarse, sus pasos cada vez se oía más lejos y finalmente una puerta se cerró.
Suspiré aliviada y reí.
Alcé la cabeza y Sanden me estaba viendo, me sequé las lágrimas y le guiñé un ojo.
-¿Cómo lo hice?- le pregunté y me levanté, caminé hacia él con torpeza por culpa de los tacones y lo abracé viendo desde arriba el kit de BDSM para principiantes rosa que su padre trajo.
-¿Cómo supiste qué hacer?- preguntó en cambio y le sonreí.
-Busqué en internet- le expliqué y llevó una de sus manos a mis pechos, alzó mi top rosa enseñando mis pechos sin sostén que los cubra y encerró uno de mis pezones entre sus dedos.
-¿Y quién te dio permiso?- retorció sus dedos, los giró y frotó llevándo los hilos de placer directo a mi entrepierna.
-Yo- susurré excitándome cada vez más.
-Vamos a probar el segundo plug- dijo y supe que ese era mi castigo, pero aunque el primero me dolió, este me dió curiosidad.
¿Podría provocar algo más intenso que lo sentí al probar los juguetes en aquella habitación rosa?
-Sí, daddy- respondí obedientemente y él se sorprendió, pero de todas formas me llevó de regreso a la habitación.
Me recosté en la cama, mientras él buscaba los plug y los lubricantes.
Regresó rápidamente a mi lado, me alzó la falda notando que tampoco hay nada allí abajo y dejó el segundo pote de lubricante en mi cabeza como había hecho la primera vez.
Se inclinó y me besó allí abajo, entre las piernas, limpiando todo el calor líquido que minutos atrás me había provocado, luego soltó una risa de lo más placentera.
-Mi semen está dentro de ti- me avisó y refunfuñé, pero no recordaba cuando tomé la última pastilla, tampoco quería pasarme, así que no dije nada y esperé.
Él continuó besándome, me sostuve de las sábanas y vi hacia atrás cuando su beso subió a mi trasero.
-Daddy, no- me removí, nunca me habían dado un beso negro y recuerdo que molesté al padre pervertido con esto.
-Calla- ordenó y no hizo falta que lo repitiera dos veces. Su boca en esa parte de mi trasero, aunque me pareció obseno e inapropiado, me gustó.
Él me alzó las piernas poniéndome en cuatro y sustuvo mi cabeza contra el colchón.
-Respira- lo hice, pero siguió besándome.
Giré para ver qué pasaba, porqué no metía el plug y justo en ese momento comenzó a meter la puntita.
Mi vista volvió a ponerse borrosa, no de dolor, de placer. Ese plug, era diferente, se sentía más hancho y largo, me estaba haciendo conocer un tipo de placer diferente, ni siquiera tenía idea de que por allí me gustaría tanto.
Gemí alto y me moví contra su mano, él dejó un beso en mi espalda baja y comenzó a estimularme moviendo en círculos el plug, para que lo conociera, para que lo adorara y me gustara, pero ya hacía todo eso y quería más.
-Te necesito- supliqué. No importaba que hubiera estado todo el día excitada, que orgasmo tras orgasmo me hubiera hecho estremecer, quería más.
-Sería muy doloroso, no- se opuso y me moví más rápido, él guió el plug hasta que lo tuve dentro y lo retiró, pero no del todo y lo volvió a introducir con delicadeza. -¿Te gusta?- preguntó y me reí.
¿Qué parte de "Te necesito", no entiendes?
Moví mi trasero en círculos en respuesta.
-Mira esto- me enseñó la cajita dónde los guardaba y el grande está en su lugar, el más chiquito también y el que le sigue, el que debería estar en mi trasero está también allí. Observé la caja y el molde para que va antes del grande está vacío.
-¡Pudiste destrozarme!¡Pudiste abrirme para siempre!- me quejé y se rió.
Se recostó a mi lado y me dió un pico.
-Pero no lo hice.
¿Así qué esa es tu excusa?
-Te quedas sin sexo, sin hijos y olvídate de besar mis labios.-le dejé en claro y él sonrió y se inclinó.
¿Qué parte de "Olvídate de besar mis labios" no entendió ahora?¿Está sordo o qué?
-¿Entonces antes de esto sí ibas a darme hijos?
Carajo!
-No.
-Tus palabras no dicen lo mismo- se rió y apagó la luz, casi al instante bostecé.
-Mis palabras son las de una chica super excitada que está cansada, no cuentan.
Él volvió a reír y me besó.
-¡Te dije que no me beses!
-Acabas de decir que tus palabras no cuentan.
¡Maldito Daddy!
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