37✧*|Demonio.
CAPÍTULO 37=DEMONIO.
Pasamos el resto del día jugando, él respondió todas mis dudas y yo le dije todas las lecciones que recordaba del contrato y cuando nos fuimos a dormir me propuse ser la mejor babygirl que haya existido, por él, por los niños, pero en especial por mí y estos estúpidos sentimientos que siento por él, obviamente hablo de la cagadera.
Al despertar hice el desayuno, se lo llevé a los niños y en secreto fui a la otra parte de la casa, tomé lo que necesitaba y regresé a hacerle el desayuno a Sanden cumpliendo con mi nuevo horario.
Cuando ya lo tuve listo entré en la habitación, me cambié de ropa y me arrodillé en el piso a esperar que se despierte, por suerte hice jugo de naranja y no té o café, ya que el Daddy perezoso tardó treinta minutos en despertarse.
—¿Bri?— preguntó al no encontrarme en la cama.
—Aquí Daddy— alcé un poco la cabeza y él se quedó con la boca abierta, quizás por la minifalda muestra ojete o por la camisa teta escapada, pero yo creo que también pudo ser por mis coletitas en la cima de mi cabeza que para él podrían ser inocentes, pero ante mis ojos eran cuernos de una reina demonio.
Sí, eso me dije a mí misma para atreverme a usarlas. Ante su ojos sería una babygirl, pero ante los míos yo soy una sensual demonio.
—Te hice el desayuno, Daddy— le conté y esperé a que me permitiera regresar a la cama.
—¿Por qué?— dijo y se sentó, pero no sonrió ni me hizo señas para que me acerque a recibir mi premio como creí que haría.
—¿Por qué?— repetí confundida y él observó el desayuno.
—Babygirl ven a recibir tu castigo— ordenó pasándose las manos por los ojos y yo no me moví.
—¿Qué? No, no hice nada malo— me quejé y por accidete le di razones pata estar enojado.
No debo responder de mala forma, pero sí puedo preguntar cuál fue mi error...para arreglarlo.
Dios, odio esto.
Todo es reglas ¡Y yo soy anticristo!
De mala gana caminé y me subí a la cama.
—Sobre mi regazo— dijo y recordé la vez en su departamento cuando me nalgueó.
Él no quiere que me siente sobre su regazo con mis rostro cerca del suyo, no, él quiere que mi estómago esté sobre sus piernas, mi cara sobre el colchón y mi culo al alcance de su mano.
El extremo Este de mi mente pensó "A la mierda Sanden, hay hombres con dotaciones más grandes". Pero el extremo Oeste no estuvo de acuerdo y se juntó con la parte Sur de mi cuerpo para decir "Pero no tan calientes"
Me subí e incliné hacia adelante, apoyé mi cabeza en el colchón y Sanden me acercó una almohada, pero no la puso debajo de mi cabeza para evitar que colgara, la puso bajo mi estómago alzando así mi culo.
—Yo soy el Daddy, mi deber es cuidarte y esta será la última vez que me traes el desayuno— declaró y me alzó la falda, sentí como se estremecía debajo de mí y sonreí por dentro.
¿Te gusta mi bombachita, Daddy?
Iba a reír pero entonces me acarició y la espectativa me nubló los pensamientos. Vi la sombra de su mano alzarse y cerré los ojos, pero no me nalgueó, giré la cabeza y fue ahí cuando lo hizo.
—¡Auch!— me quejé solo para molestarlo porque no dolía o quizás me acostumbré. Me aferré con puños cerrados a las sábanas y me mordí los labios cuando el siguiente asote llegó.
Sí, daddy, me gusta.
—Soy muy mala— me encontré diciendo luego de la tercera
—Soy realmente mala— dije luego de la quinta y para la obtaba dejé caer exhausta la cabeza sobre el colchón.
¿Me corrí con sus nalgueadas?
—Bri— llamó y sentí como cuidadosamente me acomodaba la faldita. Me giró acunándome en sus brazos y recargué la cabeza sobre su hombro.
—Sanden— susurré ya que él me había llamado por mi nombre también y alcé mi mano temblorosa hacia su rostro —Si este es el castigo creo que no funciona— murmuré y él se rió y besó mi frente.
—Siempre tan rebelde— murmuró y acercó sus labios a mi estómago, posó sus labios allí y me estremecí con su respiración acariciando y calentando mi piel, provocándome un dolor delicioso entre mis piernas que se morían por tenerlo.
—Siempre tan yo— susurré y cerré los ojos.
Una podría acostumbrarse a los labios de un hombre sobre su estómago con sus brazos sosteniéndola y el bulto de una bragueta estusiasmado por encontrar calor.
—¿Me amas?— preguntó acercándose a mis muslos y lo observé sin decir nada, no incluso cuando con sus dientes arañó mi muslo interno, no cuando con su lengua trazó las líneas donde la braga cubría mis labios, no cuando la retiró con sus dedos y sopló allí el calor de su respiración, pero sí cuando se detuvo y yo tuve que suplicar para más de ese calor.
—No sé, pero no te detengas y quizás diga que sí— respondí. Ya estaba mojada, empapada y no me avergonzaba.
Me abriría de piernas ahora mismo si eso significa sentir alguna parte de su cuerpo frotarse contra o dentro de mí.
—No te compensaré, Babygirl— dijo y alejó su rostro. —¿Creíste que las nalgueadas eran tu castigo?— asentí lentamente y él se rió —Tu castigo es desearme y no tenerme.
Lo siento, Daddy, pero no eres Cris Hemsworth, así que...carajo, eres mejor ¡Te odio!
—Fue con buenas intenciones—murmuré y me subí sobre su regazo, mis nalgas dolieron al sentarme, pero fue un dolor rico. —¿Lo entiendes, verdad, Daddy?— me froté sobre su bragueta buscando fricción, el deseo de su cuerpo con el mío.
—Eso no cambia el hecho de que hiciste mal. Te pudiste cortar si se te caía el frasco de mermelada o incluso hacerte daño al caminar con la bandeja por la oscuridad de los pasillos, Babygirl.
¡Mentiroso!¡Solo me caigo sobre tu polla y la mayoría de las veces no es por accidente!
—Daddy, por fa— ya no aguanto esto, ya no lo soporto, debería abrir su pantalón y hacer con lo que encuentre lo que yo quiera.
Estúpidas reglas.
—No— dijo y bufé, me bajé de su regazo y salí de la cama y de la habitación azotando la puerta.
Cuando acepté esto no creí que él me negaría la fuente de la vida, mi fuente de juventud, la fuente principal de mis chistes y quién sabe que otras fuentes más y lo peor. Ahora mi única fuente, la más importante de todas, está y estará seca hasta que a él se le antoje.
—¿Bri?—
Oh, oh.
Me giré muy lentamente y Heyden me estaba viendo desde el otro lado del pasillo.
—¿Por qué estás vestida así?— preguntó viéndome de arriba a bajo y por primera vez sentí vergüenza real.
Heyden no es un niño, pero definitivamente me hubiese gustado evitar que me viera así.
—Yo...— no supe que decirle.
—¿Por qué usas coletas?— preguntó ahora más cerca y se me escapó una risita.
—No son coletas, son cuernos de la demonio que soy y es un disfraz para halloween del año que viene— dije y esperando que ya no preguntara corrí a la otra parte de la casa donde mi atuendo debería verse normal y no morboso.
Entré en la habitación de "La bebé", me puse mi ropa regresando la que traía a su lugar y volví a la parte normal de la casa.
Heyd e Yden ya estaban caminando por los pasillos, al verme me sonrieron y besaron mis mejillas.
—Estaba rico— dijeron por el desayuno que les llevé y los ví alejarse hacia la sala de juegos de la casa, los seguí y los observé sentarse en el sofá y encender la TV.
Heyden vino detrás de mí y recargó su cabeza en mi hombro.
—Ahora sí eres tú— se rió y fue con sus hermanitos.
Me les iba a unir, pero entonces Sanden me rodeó con sus brazos y dejó un beso en mi hombro.
—Lo siento— se disculpó, pero yo lo ignoré. —Prometo que pronto tendremos sexo— me dijo y me solté de sus brazos.
—Sólo quise ayudarte— le dije y me recargué en la pared.
—Desde...lo que sucedió no eres tú, bebes, te da igual si alguien te ofrece drogas y ni siquiera duras en la cama lo que antes— susurré y lo miré —Creo que deberías descansar.
Él me mantuvo la mirada, vio a los niños y luego a mí.
—Brittany, no puedo descansar ahora. Luego de que te fuiste mi padre llamó, él vendrá en una semana y para entonces tenemos que estar listos y ni siquiera aprendimos la mitad de las cosas— suspiró y se pasó las manos por la frente.
—Entonces enséñame— le pedí.
—Es que no eres solo tú, me duele nalguearte, me cuesta darte los castigos. Cuando solo me gustabas me pareció bien, pero te amo y no quiero azotar a mi esposa, eso no es un matrimonio— dijo y apoyó la espalda en la pared a mi lado.
—Y no estoy seguro de que entiendas lo que pasará luego de la boda.
Lo miré y me mordí los labios.
Yo también odio esa parte, nunca me quise casar y aún sintiendo algo por él no me gusta.
—¿Hablas de que estaremos juntos para siempre?— le pregunté temblando ante el pensamiento.
No quiero estar atada, sé que un día despertaré y descubriré que esta cagadera que siento ahora por él no va a estar y seremos infelices.
—Hablo de que querías una relación abierta y te la daré, así que podrás irte, estar con cuántos hombres quieras, pero al final del año, en navidad, en año nuevo, en pascua o en cualquier otra fiesta, siempre vendrás a mí y no será lindo cuando te mire y vea lo hermosa que eres, la felicidad en tus ojos y sienta odio porque no debería haber un anillo si casi nunca nos vamos a ver, no deberías casarte conmigo Brittany.
En cuanto lo dijo mi corazón dolió, jamás había dolido de esta forma y no solo duele, arde, quema, se siente en pedazos.
—No me iré con otros— las palabras salieron sin mi permiso y me sorprendió lo poco que me molestó. —¿Crees que mamá me dejaría abandonar a mi esposo?— reí.
Maldita cagadera.
—Creo que tu madre estaría feliz de que me dejaras— se rió él también y nos miramos sonriendo. —¿Este es el momento en que te das cuenta de lo mucho que me amas?— preguntó y riendo meneé la cabeza.
Me acerqué y envolví mis brazos alrededor de su cuello.
—¿Hablas de las cosquillas en mi estómago, Daddy?— le pregunté coquetamente y él asintió riendo.
—Sí, esas mismas.
—Ah, descuida, es cagadera, no tiene nada que ver con mis sentimientos, mucho menos con esas dos horribles palabras— reí y le di un pico. —¿Seguirás siendo mi Daddy?— le pregunté y él suspiró.
—No quiero herirte.
En cuanto lo dijo y vi sus ojos supe que no podría entrenarme, el amor es ciego y él está cegado por mi carisma, belleza, inteligencia...o tal vez también tiene cagadera y por eso yo misma me voy a entrenar.
—Está bien, no tienes que hacerlo. Encontraremos la forma de quedarnos con tus sobrinos y mantener tu departamento— mentí para convencerlo y así cuando su padre llegue yo ya voy a estar lista para sus preguntas, Sanden solo tendrá que fingir que me entrenó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro