34✧*|Plug.
CAPÍTULO 34=PLUG.
Me desperté temprano, más dura que una pared de concreto y más adolorida que cuando Sanden y yo hicimos el amor por horas en la sala.
Mi cama me venía bien cuando tenía quince, ahora me queda chica, el colchón está viejo y es duro para mi espalda que está acostumbrada a colchones blanditos que son cómodos para mantener relaciones sexuales. Obviamente en ese entonces no pensaba en nada más que en el color rosa y el sexo me parecía atroz.
Me hice rápido un té, comí galletitas que encontré en el mueble y busqué entre las pertenencias de mi madre hasta dar con mi celular el cual aunque no tenía carga se veía hermoso.
Lo enchufé por treinta minutos, tomé las llaves y los papeles de mi moto que encontré en uno de los cajones y le dejé una nota a mi madre diciéndole que había algo urgente que tenía que hacer y que no podía esperar.
Me marché de la casa que no había pisado por años y con algo de dinero me subí a un taxi yendo directo a la casa del pija caliente.
Al llegar subí por el ascensor, me encontré con la jirafa desnutrida que intentó subirse, pero como no me agrada por ser chorra y mentirosa dejé que la puerta se cerrara en su cara y cuando estuve frente a la puerta del último peso, golpeé.
Nadie respondió y lo intenté de nuevo, esta vez oí gritos y un segundo más tarde dos monstruitos en pijama y algo dormidos me abrieron la puerta.
-¿Estoy soñando?- preguntó Heyd al verme y ambos se pasaron sus manitos por los ojos
-No, sí vemos al angel- Murmuró Yden sacándome una sonrisa y les abrí los brazos, ambos corrieron y me abrazaron fuerte.
-Hola monstruos ¿Y su primo?- quise saber y ambos encojieron los hombros.
-El primo Sanden fue por ti- dijo Heyd, sentí algo meterse en el bolsillo de mi pantalón, él se separó y en sus manos tenía mi dinero -¿Me lo regalas?
Mocosos, sí debieron llamarlos Ban y Co.
-Sí, todo tuyo- dije suspirando y rezando no tener hijos y entré en el departamento con ambos niños tirando de mis manos.
Cerré la puerta detrás de mí e hice una mueca al ver el desastre que hay. Los platos están sucios, hay una sustancia rara junto a la heladera, la mesa está llena de migas y ¿Por qué hay chicles pegados en la pared?
-¡¿Qué pasó aquí?!- exclamé horrorizada y temiendo moverme de mi lugar.
"Los niños tienen gérmenes ¡Gérmenes Bri!"
Las palabras de Alonso se me vinieron a la cabeza y sonreí, pero mi sonrisa se fue tan rápido como vi mi maquillaje repartido por el piso.
-¡Hablen ya!- exigí y ambos niños me abrazaron.
-Creímos que te había hecho daño- susurró Heyd y me agaché a su altura, parte del enojo se me fue al oír la tristeza en su voz.
-¿Quién?- le pregunté e intenté arreglar su cabello, pero está sucio y duro así que mejor ni lo toqué.
-El primo Sanden, te oímos gritar muchas veces en el baño, Heyden no nos quiso explicar lo que te hizo así que creímos que te había golpeado y por eso te fuiste corriendo- sus ojitos se llenaron de lágrimas y los abracé a los dos aunque olieran mal y sus pelos estuvieran más duros que con gel o fijador.
-Eso no es así, monstruito. Él no me hizo daño, él...él me cuida- le prometí aunque me costara decirlo y ellos me abrazaron fuerte.
-¿Y por qué gritaste y te fuiste corriendo?- me preguntó Yden y le sonreí con travesura.
-Tu primo y yo jugábamos a ver quién decía "Nants ingonyama bagithi baba. Sithi uhhmm ingonyama", como en el rey
león- les expliqué y ambos negaron.
-Pero Bri, en el rey león dicen "Aaah! Cigüeña, chababí chibabá" y nadie sale
corriendo- me corrigió Yden y me reí.
-No, no dice eso ¿Por qué diría algo de la cigüeña si son leones?¿Eh?- ambos se miraron abriendo mucho los ojos -Yo gano Mocositos y ahora vayan a bañarse que huelen feo y tienen que limpiar el desastre que hicieron- le dije y negaron con sus cabezas.
-¿Segura de que no te hizo daño?- preguntaron al mismo tiempo, asustándome. -Le pegaremos cuando venga ¡Ya tenemos músculos!- me enseñaron sus manos y me reí.
Sí, del celular.
-Segura, segurísima, ahora corran- les señalé la puerta de la habitación y fueron hacia allí.
Me puse a limpiar el desastre y casi vomito varias veces al intentar limpiar la mancha sustanciosa que hay junto a la heladera. Al ver mi maquillaje tuve que tirar todo lo que era en barra y en crema ya que los niños habían tomado mis bases, rubores y labiales como témperas y habían estado pintando las paredes.
Heyden se levantó una hora después, pero por suerte él no olía feo aunque su yeso estaba lleno de números.
-¿Y eso?- le pregunté y me abrazó -Manos dónde las pueda ver- le dije y se rió, se inclinó y besó mi mejilla.
-¡Tuve sexo, Bri!- chilló y me reí, pero mi humor se fue y le jalé de la oreja.
-Sin seguridad no hay diversión ¿Usaste sombrerito?- jalé más fuerte y asintió.
-Sí, no tendrá un bebé- me dijo y lo solté.
-Menos mal, ya hay otros dos como tú- señalé a los monstruitos que salían de bañarse y él se rió y me rodeó con sus brazos. -Además hay muchas enfermedades y...
-...Y la mejor forma de prevenirlas es con protección, ya sé eso-dijo bajando la mirada y me reí y acerqué a su oído.
-Mi chiquito ya tuvo sexo- canté y se rió y me abrazó.
-No soy chiquito- se quejó y le besé la mejilla.
-Eso dicen los chiquitos- le saqué la lengua y estiré las manos para que los gemelos se acercaran, pero ellos entendieron que yo quería un abrazo y entre los tres me apretaron
-¡Suélten!- chillé horrorizada -¡Tienen gérmenes!- sollocé y se rieron. -¡Ya les di mi dinero!¡Fuera!- me sacudí y los tres me soltaron y me señalaron mientras reían.
-¡Bri, tiene el gérmen!- gritaron y empezaron a correr para que los persiga, pero yo no juego a esas cosas, a mí los hombres me persiguen y los niños huyen, no al revés.
-Quietos y sentados- les ordené e hicieron cara feas.
-Bri, no somos perros- Me dijo Heyden y asentí.
-Lo sé pero sí hacen desastre, esto era un chiquero- los reté y les hice el desayuno ya que por lo visto tampoco habían comido nada decente desde que ayer me fui. -Por cierto- dije mientras les preparaba té -¿Por qué había tanta mugre?- quise saber y los dos monstruitos señalaron a Heyden.
-Nos dijo que podíamos hacer lo que quisiéramos, pero que no lo molestaramos- contó Yden y Heyd siguió.
-Él trajo a una chica, ella no nos agradó, nos dijo ratas y nosotros bruja y luego se oyeron gritos, creímos que ella le estaba pegando a Heyden así que nos pusimos a pintar, Heyden grita como niña- explicó y me partí a carcajadas.
¡Los amo!
-¡OIGAN, YO NO GRITABA!- se quejó su hermano mayor y yo me seguí riendo.
-¡Sí lo hacías!¡Ella te dio una buena surra!- le gritó Yden
-¡A mí nadie me da surras! ¡Ella estaba disfrutando de mi presencia!- se enojó y les puse las tasas de té frente a ellos.
-Suficiente, lo que haga Heyden no es nuestro problema- les aclaré y Heyden me sonrió en agradecimiento -Así que la próxima vez que lo surren no se meterán y tampoco usarán mis maquillajes.
Un dos por uno, me burlo y defiendo mis polvos y cremas.
-¡¿De qué lado estás?!- me gritó Heyden y reí.
-Del ganador, siempre del ganador, pequeña mariposita- le lancé un beso y fui a la habitación a limpiar el segundo desastre de la historia de los departamentos para hacer tiempo mientras esperaba a qué Sanden volviera para que podamos hablar y terminar todo de una vez.
Él llegó por la noche, no estaba ebrio ni drogado ni en mal estado, eso me hizo alegrar, pero me puse muy nerviosa cuando me abrazó y me besó.
Sus labios se apoderaron de mi boca, su cuerpo pidió el mío como el mío pidió el suyo a gritos. Él bajó sus manos y las detuve a su vez cortando el beso.
-Volviste- sonrió y negué con la cabeza.
-Me voy- le dije y él acunó con cariño mis mejillas haciendo que lo vea a los ojos. De inmediato me deprimí, sus ojos están rojos, estoy segura de que tiene que ver con sus padres y me duele dejarlo así, pero es lo mejor.
-No te vas- negó con la cabeza.
-Ya tienes la herencia, no me necesitas- le dije y subí mis manos a su cabello -Y me tengo que ir porque me estoy enamorando y lo odio, no puedo depender de mis sentimientos hacia ti, es una prisión, Sanden.
Él sonrió y capturó mis labios comos siempre escuchando lo que quiere y no lo que le estoy diciendo.
-Yo también estoy enamorado de ti- sonrió y negué.
-Dije que me estoy enamorando, no que ya lo estaba- corregí y rodó los ojos -Es diferente- agregué -Y ya debo irme- subí las manos a mis mejillas y retiré las suyas con cuidado -Nunca voy a olvidar las folladas- reí y él sonrió con diversión.
-Y dale con esas fracesitas- rodó los ojos-Pero tienes razón yo tampoco las olvidaré- me giró y me empujó suavemente sobre la cama, caí de cara contra el colchón y oí el pestillo de la puerta al ser cerrado -Y por eso te las voy a recordar justo ahora mientras te susurro ál oído que prometiste sumisión absoluta para siempre.
-¡Maldito!- le grité y se rió.
-¿Qué?¿Creíste que me olvidaría del premio gordo? Creo que mi amor te hizo olvidar quien soy- sonrió haciendo que algo molesto y horrible se removiera en mi estómago y le saqué la lengua.
-Te odio- le dije molesta y él fingió no oírme. Se metió al baño y salió con uno de los potesitos de lubricante. -No, no, me
niego- sacudí la cabeza y él se sentó en la cama junto a mí y me nalgueó provocando que mi cuerpo se estremesca. -Auch- me quejé y lo hizo de nuevo, está vez contuve el gemido. -Duele- mentí para que se aleje de mi culo y se rió y se inclinó a morder una de mis nalgas alzando el vestido con el que me escapé de aquí.
-¿Viniste a tener sexo con tu daddy?- pasó su caliente lengua por una de mis nalgas.
-¿No?- dudé, ya no sabía que quería, malditas manos grandes que tiene.
-¿Y por qué te pusiste estás braguitas rosas de niña?- mordió la cara interna de mí muslo y me rendí abriendo mis piernas para él.
Hazme lo que quieras, daddy.
-No tenía otras- dije con la respiración agitada y moviendo mi culo para tentarlo y que me llene con su pija caliente.
-¿Dónde estabas? Te estuve buscando Babygirl, me preocupaste- dijo y otra vez esa sensación horrible se removió en mi estómago ¿Culpa?¿Amor?
No, seguro cagadera, por favor que sea eso, por favor que sí sea eso y no mis sentimientos y las estúpidas mariposas que tal vez siento por él.
-Fui a visitar a mi madre- le conté y me nalgueó, mi espalda se arqueó y apreté las sábanas.
-No le mientas a tu daddy- me retó y de nuevo apareció esa sensación en mi estómago. ¿Tristeza?
-No te estoy mintiendo, fui con ella a pedirle un consejo- le expliqué y sus manos se alejaron al igual que su cuerpo dejándome un ¿Vacío?¿Por qué me siento así?
-¿Daddy?-lo llamé y giré la cabeza viéndolo, él estaba parado frente a los juguetes, tomó uno muy chiquito con forma de anillo y diamante en la punta y regresó a la cama.
-Te creo- me nalgueó y di un saltito en la cama.-Pero me abandonaste cuando más te necesité, así que recibirás tu castigo.
Esperé con una sonrisa a que se desnudarla y cerré mis ojos, pero entonces sentí algo frío en mi trasero que pronto comenzó a sentirse caliente, sea lo que sea Sanden lo estaba huntando con sus dedos por mis nalgas.
Miré al potesitos de lubricante junto a mí y sonreí, lubricante no es al menos.
-¿Cómo se siente?- preguntó y sonreí.
-Rico- me estiré y moví mis piecitos -Vamos daddy- lo animé y se rió.
-Espera, debemos ir despacio, no quiero hacerte daño- dijo y bufé.
-Siempre das más vueltas que una calesita, metemela y listo- me quejé y se volvió a reír. Sus dedos comenzaron a acariciarme y suspiré -Está bien por ahora, pero espero tu polla- le aclaré y cerré los ojos disfrutando de sus dedos.
Sentí como metía uno y gemí bajito.
-Shh- me nalgueó y reí disfrutando.
-Es que está rico- murmuré moviéndome para que entre más y sentí otro dedo empujar, pero esta vez en mi trasero.
-¿Qué haces? Por ahí no- me enojé y su dedo entró un poquito más, se sentía algo doloroso y molesto, me removí para que lo quite y él me sostuvo de la cintura.
-Quieta Babygirl, deja a tu daddy complacerte- empujó su dedo más a dentro y sollocé.
-Me duele ¡Quítate!- me quejé y se detuvo pero no quitó su dedo -Sanden hablo en serio, si no quitas tu dedo en este mismo instante yo...¡Oh!
Empujó más y sentí que llegaba a mi límite, algunas lágrimas calleron y él me abrazó y besó en la boca.
-Listo babygirl- susurró y me acarició la mejilla -No llores, ya metí el plug, no fue muy difícil- sonrió con dulzura y me besó la frente -Siempre estás tan lista para mí- peinó mi cabello hacia atrás y me dió otro beso.
-¿Quieres ver el diamante?
¿Diamante?
-¿Qué diamante?- dije apenas con voz. -¿Qué es un plug?- quise saber y él dejó otro beso en mis labios y se bajó de la cama, lo oí abrir una puerta y cuando volvió lo hizo con dos espejos, unos grande que puso en mis manos y me hizo sostener y otro más chiquito que acercó a mi trasero.
-Esta cosita que tienes aquí es un plug- apuntó el espejo en un ángulo que hizo que yo pudiera verlo usando el espejo entre mis manos y no supe si putearlo por meterme un dildo chiquito en el culo o si besarlo por adornar mi trasero con un diamante.
-Tu trasero se ve costoso- bromeó y lo pateé,pero me dolió más a mí que a él.
-No me causa- dije molesta y se rió.
-Pero te va a gustar, iremos cambiando el plug de a poco hasta que puedas aceptar mi miembro dentro de ti sin sentir dolor- me explicó y con dolor y todo me bajé de la cama y me arreglé rápido la ropa.
-¡Estás loco!¡Me vas a matar!- le grité y se rió, fue entonces cuando ví que tenía otro potesito de lubricante en la mano y que el que puso junto a mí cabeza sólo fue una de sus viles estrategias para que me quede quieta y segura de que no le haría nada a mi pobre trasero.
-Babygirl no me grites- advirtió y señalé mi trasero.
-¡¿Cómo quieres que no te grite si tengo una cosa abriendo mi culo?!- le grité y suspiró como si lo estuviera cansando.
-Babygirl
-¡No me digas así!
-Amor entonces- corrigió y lo miré aún peor que antes -Amor, esto te va a gustar, confía en mí. ¿Al principio no te costaba aceptarme?
Sí, pero es diferente.
-No es lo mismo- me opuse.
-Sí, lo es. Al principio te dolió cabalgarme, pero cuando estuviste lista te convertiste en la mejor ginete- se rió y yo no pude contener la carcajada -Lo mismo pasará con esto- me prometió y se acercó, yo retrocedí hasta que no hubo más habitación y quedé entre él y la pared -Te amo Brittany
Lasquez.
Sus palabras volvieron a revolver mi estómago y lo abracé.
-Si me lastimas te castro- le advertí y me besó la frente.
-Pero si te gusta me lo dirás- propuso y asentí.
Es imposible, pero bueno.
-Lo que tú digas, daddy- lamí su mejilla y llevé mi mano a mi trasero, él me la golpeó y la quitó de allí.
-Te lo dejas puesto hasta mañana- me aclaró y me acomodó la ropa, arregló la cama y comenzó a meter sus pertenencias y las mías en una maleta. Cuando terminó se cargó al hombro las mochilas de los niños y salimos tomados de la mano hacia la sala.
-Niños- los llamó y ellos dejaron de ver la tele y se giraron. -Iremos a la mansión por unos días, el departamento es pequeño para todos- les explicó y no pasó mucho antes de que los niños y Heyden empezaran a llorar.
-Oigan, vengan- los llamé y los abracé. -Es difícil, pero créanme, pronto el dolor se irá y comenzarán a recordarlos con amor y ya no tanto con tristeza- les sonreí y les repartí besos.
-Además sus tíos eran muy felices ¿O no?
Los tres asintieron al mismo tiempo.
-Sí- lloró Yden y le acaricié al mejilla.
-Entonces ¿Les parece que ellos querrían que estuvieran llorando?- les pregunté y los tres negaron -¿Y por qué lo hacen? Deberían sonreír, ellos ya no están, pero sí los están viendo desde el cielo y les aseguro que los quieren mucho.- les prometí y los tres asintieron, les sequé las lágrimas y les di una nalgueada en el culo a cada uno -Andando monstruitos que dormiremos en una mansión y con todos los lujos si me dejan presumir- sonreí y rieron y caminaron hacia la puerta.
-Esperen en el garaje- les indiqué y me giré.
Sanden tenía los ojos vidriosos, pero trataba de ser fuerte y no llorar.
-El daddy no debe llorar frente a su Babygirl- le recordé y me acerqué -Además vine para acabar con lo nuestro y en lugar de eso tengo una cosa en el culo y terminé diciéndote que te amo- me quejé y él sonrió y me jaló pegándome a su cuerpo.
-¿Así que me amas?- se burló y me paralicé.
¡Otra vez no!
-No, no, imposible. Brittany Lasquez no se enamora- le aclaré y arqueó ambas cejas.
-Eso no es lo que acaba de decir Brittany Lasquez y por cierto, yo también te amo babygirl.- me besó y le mordí el labio.
-Eso por meterme algo sin mi permiso- le explique y me acerqué, enrollé los brazos alrededor de su cuello y acerqué nuestras bocas -Y esto es porque...no sé, sólo quiero- junté nuestros labios y ya no sentí esa cosa horrible en el estómago, ahora estaba en todo mi cuerpo.
Por favor que sólo sea pena por él y sus pérdidas. O cagadera, cualquiera está bien mientras que no sea la palabra con A.
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