13✧*|Cita
CAPÍTULO 13=CITA.
El camino al restaurant Diamond fue de lo más entretenido. Sanden y yo permanecíamos en silencio pero mi imaginación estaba en pleno movimiento. Las anteriores citas en este lugar me obligaban a contener la risa y a desviar la mirada cada tanto para que mi acompañante no me viese actuar como una rara y loca que se ríe sola.
La primera vez que estuve allí, los candelabros, las luces, la elegancia y sofisticades del lugar me enamoraron de inmediato, era como entrar a un nuevo mundo lleno de brillo y gente adinerada. Los modos te hacían sentir importante, te llamaban con nombre como "Dama, señorita o señora" cualquiera sea el caso. También te recomendaban y presentaban la comida de una forma tan fina que daba pena comerla y arruinar tal obra de arte.
Y la hora de los postres era lo que yo más disfrutaba porque tenía el honor de escuchar presentación que era algo así como "Nuestros proveedores exportam esta maravillosa delicia desde los lugares más recónditos del planeta, nuestros cheff apenas las trabajan pues son tan perfectas y deliciosas que una sola mordida te haría agua la boca" y al final termina siendo una ensalada de fruta común y corriente sin nada de diferente a las de la verdulería pero que vale más que un bolso de diseño.
—¿Ya habías venido?— preguntó Sanden y yo estaba tan metida en el recuerdo de aquella primera cita que no noté cuando Sanden se unió a la fila para que el valet parking se llevara el auto.
Le sonreí inocente en respuesta y esbocé una sonrisa que él correspondió.
—No...— sonrió aún más —Solo unas dos o tres veces— su bella sonrisa se le cayó y fue atrapada por el enojo que se la comió.
—¿Por qué no me dijiste?— me abrieron la puerta y yo decidí que mejor le respondía luego. Tomé la mano del hombre que extendía la suya para que la tome y baje y Sanden dió la vuelta al coche para pararse a mi lado y tomar mi brazo como todo un caballero mientras entrabamos.
—Bri—
Ya cuando usa mi nombre es señal de problemas, yo sabía que se iba a enojar y hasta ahora vamos genial, si seguimos así para antes de postre me desaré de él.
—¿Qué?— le sonreí con simpatía y nos acercamos al recibidor donde una chica se encargó de mi abrigo y del de Sanden.
—Nombre por favor— el joven chico tenía su vista fija en la tableta que llevaba en la mano pero al verme me sonrió, besó ambos lados de mi mejilla y me dio un fuerte abrazo —¡Mónica, Rosalía! ¡Mesa para dos con vista a la ciudad de inmediato!— pidió y me ojeó de arriba a bajo.
—¿Cómo estás belleza de la vida? Hacía días que no se te veía por aquí ¿Y la universidad? ¿Ya te graduaste?¿Tienes novio?— así es Trevor el chico que me a recibido y visto entrar a este lugar con muchos chicos diferentes y que siempre le pone la mejor onda a mi lugar de casería.
—Todo está muy bien Trevor, la universidad sigue en el mismo lugar— reímos —¿Y qué tal tú?¿Conseguiste el aumento? Dile a Gheremía que ya es hora o te llevaré a vivir conmigo en...
—¡Hajam!— Sanden me rodeó la cintura e hizo su pequeño acto de "Estoy aquí ¿Recuerdas?".
Volví a sonreírle inocente y me acerqué más a él subiendo mi mano a su hombro y la otra a su pecho.
—Sanden discúlpanos, él es Trevor un viejo amigo, Trevor él es Sanden la cita de hoy— los presenté y ambos pusieron caras de desagrado. Sanden mirándome a mí y Trevor mirándolo a él.
Britanny 1 | Sanden 1
—¡Mónica! Te pedí una mesa ¿No oyes?— Trevor me dió un último abrazo pasando por alto a Sanden como si no existiera y Mónica nos guío a la mesa de siempre.
—¿Qué fue eso?¿No eran dos o tres veces?— me interrogó y yo de conveniencia fingí estar relajada para decir lo siguiente con delicadeza y suavizar el golpe.
—Eso fue mi amigo Trevor dandome la bienvenida y ¿Quieres verdad, verdad o verdad mentira?— apretó las manos y tuvo la mala educación de no abrir la silla para mí pero es norma. Los chicos de ahora casi nunca son caballerosos y mucho menos enojados.
—La verdad Britanny— gruñó el sabueso.
—Vengo bastante seguido, a decir verdad los chicos suelen creer que prefiero un restaurante con estrellas porque tengo dinero y no un Mc Donald donde puedo comer mis deliciosas papas con los dedos— le resté importancia con la mano y le sonreí —¿Qué? Cambia esa cara— lo animé
—¿No habrás creído que el restaurant dónde todos los ricos vienen a cenar con sus esposas en sus aniversarios es original para una primera cita, o sí?— se está enojando, se está enojando, vamos que ya falta poco.
¿Se va cabrear mucho, poco o nada?
Ese ceño fruncido, las manos apretadas y la mala cara con la que me mira me dicen que mucho. Falta que explote como furia y todo estará listo.
—...
Iba a hablar pero justo una misa me trajo mi hamburguesa con papas y a Sanden le dio la carta del menú.
—¡Gracias!— la chica me guiñó el ojo y fue a atender a la otra mesa.
—¿En qué momento pediste? Ni siquiera se presentó— se quejó el gruñón.
—Sanden me conocen, siempre pido hamburguesa y si quieres te la presento. Se llama Mara, tiene cinco o seis años más que yo y es soltera ¿Quieres su número?— pregunté en broma aunque no estaría mal conseguirle una nueva babygirl.
—No, no quiero su número querida.— en algún momento su modo malo se fue y ahora sonríe ¿Por qué sonríe?
—Mi amor quiero que te comportes, sonrías como buena niña y si lo haces obtendrás tu recompensa esta noche— Cabrón! ¡Que se jodan tú y tu loca madre que tuvo el valor de sacarte del tacho de la basura!
—Claro daddy, lo que tú digas— comencé a comer mi hamburguesa y la chica volvió. Tomó la orden de Sanden y él le agradeció antes de que se fuera por su orden.
—Te ves tan linda actuando como una niña educada— bromeó y me limpié las manos con la servilleta.
—¿Sí?— asintió aún burlándose y le quité la servilleta, me rodó los ojos como si fuera una niña y yo me levanté el vestido, me bajé las bragas y se las puse debajo del vaso —Aquí tienes tu servilleta...Daddy.
Las tomé y me las volvió a dar.
—Pontelas— gruñó.
—No, Daddy no puedo— fingí llorar.
—Bri pontelas— se está cansando.
—No, tú me vas a retar si uso esas bragas de hilo ¿O no?— boom! Dos golpes en uno.
—Ponte las malditas bragas ahora y come esa hamburguesa porque nos iremos en cuanto...
Le trajeron la comida y oculté las bragas bajo el mantel.
—Que una hermosa cena— nos sonrió Mara y volvió a irse.
—Daddy— susurré para que nadie nos oiga.
—¿Qué?— nos trajeron el vino que me gusta, lo abrieron, nos sirvieron y Sanden pidió que nos dejaran la botella.
—¿Estás enojado?— se llevó la mano a la frente y negó con la cabeza, tomó aire, lo dejó salir y volvió a estar sereno.
—No mi amor, no estoy enojado—tomó su copa de vino —Estoy feliz de poder ver cómo te diviertes mientras contempló tu cuerpo antes del castigo que voy a poder darte esta noche en mi cama. Brindemos por eso ¿Te parece mi amor?— hijo de puta!
Chocó su copa con la mía y bebió del líquido violeta, yo quise hacer lo mismo pero me la quitó y me dio la copa con agua.
—Las niñas no beben alcohol cariño, además el vino no combina con tu menú y tú berrinche de niña mimada— señaló mi hamburguesa y comió con mucha elegancia su platillo de cosas coloridas y extrañas que quien sabe que es.
—Vale como mi hamburguesa y nos largamos— le sonreí y le volví a dar mis bragas —Daddy límpiate, se te cae la baba, no deberías mirar así mi escote.
Me las quitó muy de mala gana y se las guardó cuando un hombre que pasaba de la mano con su mujer nos vio. Contuve la risa y los seguí con la mirada hasta que desaparecieron tras la cortina dorada.
—¿Qué hay ahí?— señalé el lugar.
Sanden sonrió, se limpió la boca con mis bragas, las guardó y me tomó de la mano.
—¿Sabes por qué le dicen Diamond?— me preguntó y se paró, hice lo mismo y lo seguí hacía la cortina.
—No ¿Por qué?— cada vez estábamos más cerca.
—Este lugar es el diamante en bruto de la perversión cariño.— abrió un poco la cortina y me señaló con el brazo que pase primero.
Lo hice y todo estaba bastante oscuro.
—Sanden— su mano me dió un leve apretón y escuché el ruido de su cinturón, los zapatos, el pantalón, los botones de la camisa y me bajó el vestido.
—Sanden!— traté de apartarme y él me rodeó con su brazo y me hizo avanzar.
—Tranquila, solo adelantaré un poco el castigo— me susurró y se abrió una puerta frente a nosotros.
Tenues luces se colaban por unlargo pasillo y lo atravesamos, nos acercamos al sonido que provenía de adentro y al llegar al final había un único foco que alumbraba a un hombre con una lista.
—Nombres y ropa— dijo el tipo y comencé a retroceder.
—Daddy y Babygirl— nos presentó Sanden. El hombre los anotó, le dió un papel con algo escrito a Sanden y este me metió cada vez más por el pasillo.
—Sanden ¿Qué es esto?— el miedo me estaba ganando y quería salir corriendo.
—Ya te lo dije, estamos en el diamante en bruto de la perversión. Es el lugar más original que conocerás nunca— llegamos al final del pasillo y solo había paredes.
—Sanden— lo volví a llamar y él avanzó —¡Te vas a golpear!— grité y lo escuché reír pero ya no lo ví.
—Babygirl vamos, no hay pared— me acerqué lentamente y era verdad, no hay pared solo más cortina de color negro que da esa ilusión.
Crucé y me quedé con la boca abierta.
Había mesas con hombres y mujeres bailando desnudos en caños. Gente comiendo con la extraordinaria vista de penes y vaginas por todos lados y pervertidos teniendo sexo por aquí y allá.
El lugar no estaba muy iluminado supongo que para mantener un ambiente de anonimato pero había música y muchas atracciones además de que te ofrecían drogas, alcohol, sexo y todo tipo de placeres.
—Por aquí mi amor, la sala de castigos está al fondo— me llevó prácticamente a los tirones porque yo no podía caminar por mi misma. Me sentía desorbitada y como si no encajara en este ambiente, Sanden me quitaba las manos cada vez que me cubría con las manos.
—Babygirl aquí nadie te dirá nada, si no te haz dado cuenta todos y cada una de estas personas están desnudas y teniendo sexo... Menos nosotros pero eso lo arreglaremos cuando entremos aquí— nos detuvumos frente a otra puerta y Sanden me besó y acarició mis mejillas. —¿Lista?— negué con la cabeza
—Vamos.
—Pero te dije que... ¡Mierda!— exclamé.
Dos tipos estaban teniendo sexo al mismo tiempo con una mujer y otro le ponía pinzas en los pezones.
—Sanden, le...le...ellos
Rió y me volvió a besar.
—Bienvenida a una vida de fetiches y sueños hechos realidad babygirl.
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