Capitulo 2
Narra Alejandro
Aquellos ojos azules me miraron con un brillo, uno que no estaba antes de entrar a este consultorio.
-Mi madre ha perdido su empleo cuando en el pueblo se enteraron de lo que me ha pasado. Ella trabajaba para una empresa muy prestigiosa de agropecuaria, era la administradora y la han despedido. Por lo que estamos viviendo de sus ahorros, el señor Patrick se ofreció a brindarme su ayuda sin cobrarme un centavo. Nosotras no podríamos pagarle, señor Collado- me dijo avergonzada con dolor en su voz.
-Llámame Alejandro, y no, yo tampoco te pienso cobrar nada. Y no lo veas como una obra de caridad ni vayas a pensar que te tomo pena. Nada de eso. Simplemente quiero que tu historia cambie, Violet. Entonces para eso tienes que primero recobrar tu autoestima y estar segura de quién eres- le hablé
-Y si ya no sé quién soy? ¿Y si la gente con sus comentarios se ha metido en mi mente y me ha confundido a tal punto de ni saber quién verdaderamente soy? - me dijo con su mirada perdida con algo de desesperación.
-Entonces la vas a recuperar. Tu otra vez aprenderás quién eres, o si no, serás alguien nueva. Olvídate de la gente y céntrate en TI-le dije notando su nerviosismo.
La miré asentir lentamente.
-Eso trataré de hacer- me afirmó
Fue en ese momento donde hice un recuento de todo lo que habíamos hablado.
- ¿Tu madre Violet, crees que ella te impide avanzar en tu recuperación? - le pregunté
Esta duró varios segundos para responderme. Se mostraba perdida en sus pensamientos.
-Ella se avergüenza mucho de mí, y me lo hace saber todos los días de mi vida. Yo no la culpo, la he hecho perder también su respeto en este pueblo. La gente la juzga y al igual que a mí también la señalan y eso me duele mucho porque yo sé la mujer que es ella, es muy trabajadora, es humilde y ha hecho lo imposible por sacarme adelante- me contó.
Pude sentir su dolor. Les juro que me ponía en los zapatos de Violet y sé que no es fácil lo que pasaba diariamente.
-Creo que tu madre también necesita ayuda entonces. Tu no avanzaras de esa manera- le dije sabiendo la influencia que tenían los padres en los hijos en todos los ámbitos.
-Ella no va a aceptar la ayuda- se negó de inmediato
-De ser así entonces no tienes nadie que te anime, ni que te eche porras para que te levantes. ¿No tienes una amiga, no tienes ningún familiar y mucho menos conocido que te aliente a echarle ganas a tu vida para salir de este pozo, pero sabes qué? Tú tienes que tener las suficientes fuerzas como para sin ayuda de nadie levantarte tu solita. Yo sé que tú puedes, Violet- le hablé mirándola prestarme atención.
A ver, estos casos así eran muy difíciles, pero no imposibles.
La mayoría de las veces lo ideal era tener, aunque sea una persona que creyera en ti. Alguien que te animara a levantarte y a renacer de las cenizas, pero no era su caso.
Siempre en el hogar con estos tipos de problemas se sufría mucho, más cuando la madre se alejaba de los hijos por el dolor que le causaba el hecho o la acción, y se entiende, pero lo ideal es que se corrija a la vez que también se de apoyo y se supere el tropiezo.
Los problemas son como las heridas, tú debes de cuidarla hasta que sanes, no puedes estar todos los días golpeándote justo allí porque entonces nunca dejará de doler ni tampoco sanará.
Eso pasaba con Violet y su madre, Beck. No vale de nada que la hija se levante con ganas de tirar hacia delante y enmendar su error si la madre se pasa las 24 horas del día dándole al tema sin parar.
-Las consultas serán tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes. A las 3 de la tarde- le dije anotando en mi libreta este nuevo compromiso con ella.
-Gracias- me dijo con media sonrisa en sus labios.
-No hay de qué, Violet- le dije mirándola ponerse de pie.
-Nos veremos mañana otra vez entonces? - me preguntó apenada.
-Si, aquí te estaré esperando- le contesté amablemente
Asintió cabizbaja.
-Hasta mañana- se despidió de mi a punto de salir por la puerta.
-Violet- la llamé.
De inmediato se volteó y me miró extrañada.
-Déjame hablar con tu madre, cinco minutos- le dije ni siquiera pensando muy bien lo que tenía en mente.
-Está bien- me contestó antes de irse.
Yo sé que Violet ya es mayor de edad y que puede responder por ella misma, pero me sentía con la necesidad de actuar en este caso.
Yo había atendido muchos pacientes, pero realmente Violet me había cautivado por completo porque se mira muy rota. Está muy desecha. Me urge conocerla más a fondo e indagar más sobre ella.
-Permiso, Dr.- escuché la voz de Beck.
-Adelante señora- la invité a pasar mirándola cerrar la puerta detrás de ella con cuidado.
-Mucho gusto, ya debe usted de conocerme- me dijo con media sonrisa apagada.
-El gusto es mío, Alejandro. Tomé asiento- la invité
-La conozco por su hija. Que de ella quiero hablarle- le comenté
-No me diga que no le ve solución a su trastorno? - me preguntó de inmediato.
-Violet no tiene ningún trastorno. Ella ha caído en una depresión porque no solo necesita de ayuda por psicólogos sino también de usted. ¿Sabe que también tiene culpa en todo esto? Con todo respeto, usted no la ayuda en su mejoría- le hablé de inmediato al notar con la negatividad que se expresaba.
Yo era profesional, pero sobre todo me gustaba ser claro.
-Usted no se imagina el calvario en el que vivo por la estupidez que cometió mi hija. No tengo paz. Yo crié a Violet con todos los principios y con toda la educación del mundo para que no fuera a meter la pata y mire- me contestó
-Por eso tiene que juzgarla para toda su vida? - le pregunté
-Acaso quiere usted que se lo aplauda? Ella debe de estar consiente del error que cometió- me respondió
-Pero ella lo está señora Beck. Ella se muestra muy arrepentida y usted lo sabe. Que quien la tuvo en su vientre nueve meses por lo que debiera conocer a su hija más que nadie, ¿no conoce su corazón? - le cuestioné
Me miró a los ojos.
-Usted no tiene las mismas necesidades que mi hija y yo. Perdí mi trabajo por la disparatada que hizo. Se tiró por el suelo, se rebajó, se regaló. ¿Qué piensa usted que debería de hacer yo? Mucho estoy haciendo. ¡Perdí mi trabajo! - me dijo alterada.
Negué con la cabeza.
-Déjeme informarle que ahora yo llevaré el caso de su hija. Es obvio que no tiene apoyo de nadie, así nunca va a sanar- le dije sintiéndome impotente al ver al nivel que estaban las cosas.
-Pues mucha suerte con ella, se lo agradezco- me dijo poniéndose de pie.
- Siéntese señora, que le tengo otra pregunta- le dije al verla tan desesperada por irse.
-Que es lo que usted quiere? Hábleme claro- le dije mirándola a los ojos.
-Quiero huir de aquí y poder estar en paz sin recordarme de estas calamidades que sufro en este pueblo- me contestó de inmediato.
-Entonces no quiere colaborar con la ayuda de su hija? ¿Usted no está interesada en apoyarla en esto? - le pregunté
-Su reputación siempre se verá por el suelo y no hay nada que me duela más que eso, así que no me trate de engañar. Ella no será nunca más lo que fue, no tendrá su valor nuevamente. Solo aprenderá a vivir con ello, cosa que yo no puedo -
Asentí mirando hasta donde podía hacer llegar el dolor de una madre.
Me daba mucha rabia todo esto, ¿porque pensar así? ¿Y una mujer? Su madre.
Aquí es donde nuevamente tengo que mencionar aquellas doctrinas machistas que se le quedan grabadas en la cabeza a la gente y crecen con un numero de cosas que en realidad no son como los viejos de antes decían.
La mente tiene que actualizarse, ya estaba bueno de tanto lo mismo. Sin embargo, sabía que esa señora no cambiaría de parecer y nunca ayudaría a Violet a sentirse mejor, si no que la dejaría hecha nada y yo sabía que aquella muchacha tenía un muy buen potencial por explotar.
Había quedado atrapado en aquellos ojos. Me he sentido presionado, con la necesidad de hacerla salir de todo este rollo.
Alguien tenía que arreglar las cosas y ese era yo.
-Le quiero hacer una propuesta y no quiero que me tome como atrevido. Violet tiene la mayoría de edad como para elegir lo que quiere para su futuro, pero está más que claro que con usted ella no llegará a ningún lado porque la está atrasando. No la está ayudando en lo absoluto. Me dice que quiere huir en pocas palabras. ¿Está usted consciente de eso? - le dije mirándola a los ojos, en los cuales no vi nada de lástima, arrepentimiento o temor.
-Mas que lo que la he ayudado? - me preguntó con un gesto altanero.
-En que la ha ayudado? Porque darle de comer y un techo para vivir era su responsabilidad como madre al traerla al mundo. Yo me refiero a que si ¿usted la ha ayudado en su problema? ¿En su depresión? ¿Si le habla de manera motivacional y le da su apoyo diciéndole que usted está con ella y que sabe quién es y lo mucho que puede dar, acaso le habla usted así? - le pregunté
Se me quedó observando unos largos segundos.
-No, porque ella no se merece que yo le de ese apoyo. ¿Sabe usted por qué Doctor Collado? - me dijo mirándome fijamente
-Por qué? - le pregunté
-Porque yo le di todo para que nunca cayera en trampas como esas. Le eduqué, la instruí por el buen camino y se quiso ir por el equivocado. Usted no sabe lo que se siente estar en boca de todo el pueblo. Tengo una hija que la llaman como una cualquiera, la señalan y la usan como ejemplo para corregir y educar a otras. Póngase en mi lugar- me contestó
-Entonces usted también la tiene al menos y no la piensa ayudar? - le cuestioné sintiéndome impotente.
-Le dije que ya la he ayudado demasiado- fue la respuesta que me dio.
Asentí sintiendo mi sangre hervir. Cuanto odiaba que a veces mi profesión no pudiera influir como quisiera.
-Entonces señora, me deja muy claro que usted ya no siente ese amor de madre por Violet. Le haré la siguiente propuesta. ¿Está usted dispuesta a irse del pueblo por la cantidad de dinero que me pida y dejarme a Violet? - le dije mirándola a los ojos de manera penetrante.
Quería que supiera que no hablaba mentira, que sintiera mi coraje y mi decisión.
La escuche tragar.
-Y porque usted quiere quedarse con mi hija? - me preguntó
-Porque usted no la quiere ayudar, y yo sí. No me importa que me señalen a mí también, yo voy a demostrarles a todos quien verdaderamente es Violet, señora. Dígame si acepta o no, yo le entrego el dinero, y usted simplemente un día se marcha de madrugada sin que ella se dé cuenta, sin dar explicaciones, motivos o razones. Yo luego me encargaré de ella- le dije dispuesto a comprometerme de por vida con Violet si era necesario.
Y si, a penas la había conocido, pero me robó el corazón de una manera inexplicable.
Sus ojos me pedían a gritos que la ayudara y estoy consciente de que puedo hacerlo. Yo la puedo sacar de ese abismo en el que se encuentra y no necesito que nadie crea en ella, con mi fuerza, mis creencias y mi respeto a la mujer me basta y me sobra.
-Está bien Señor Collado. Usted dígame qué día me hace la entrega del dinero y cuando debo marcharme-
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