Capítulo 4~Nocturno
— Solo cabemos cinco — dijo Theon mientras nos observaba.
No me creía que de verdad fuera a pisar la casa de Bianca después de tanto tiempo. Tampoco que nuestra única opción para llegar fuera hacerle la pelota al idiota del hermano mayor de Camden.
— Conrad y Demian ya están allí — comentó Nora —. Han decidido acercarse para ayudar.
— Esos traidores — susurré mientras miraba hacia otro lado.
Me incomodaba la mirada de los vecinos. Tanto Nora como yo nos habíamos arreglado para la ocasión. Ella llevaba un mono rojo con un escote que no dejaba nada a la imaginación y yo un vestido negro que realzaba mis curvas. Nora había insistido en que me vistiera bien, pues había asegurado que no podía ir en sudadera.
— Bueno, deberíamos ir ya — dijo Theon mirando su móvil —. No creo que tarde en llenarse y no quiero llegar cuando todos estén borrachos.
Sus hermanos asintieron y se subieron a los mismos asientos que por la tarde. Al parecer a Nathan no le gustaba ir de copiloto, al igual que a mí. Subirme en un coche me costaba por los recuerdos que evocaba, más aún si me sentaba delante, tal y como lo había hecho aquella noche.
— ¿Se puede saber por qué ninguna de las dos se ha sacado el permiso de conducir aún? — preguntó Theon una vez puso el coche en marcha.
— Yo no sentí la necesidad de hacerlo y no tuve mucho tiempo libre en los veranos porque debía cuidar de mi hermana pequeña. Conrad y Blair...
— Teníamos motivos para no querer hacerlo — comenté interrumpiendo a mi prima.
— ¿Y esos motivos eran?
— Personales — zanjé ante la pregunta del mayor de los Reed.
— Déjalas, Theon. Ya encontrarás a alguien a quien molestar en la fiesta — dijo Nathan, hablando por primera vez desde que lo habíamos conocido.
Nora lo miró sorprendida y yo le agradecí con un asentimiento de cabeza. En toda la semana había comido unas cuantas veces con nosotros y habíamos estado en el mismo coche en un par de ocasiones, pero nunca había dicho nada.
Siempre iba con auriculares o se dedicaba a mirar al cielo. Lo había asociado a la pérdida de su tía y a que seguramente aún estuviera de duelo, pero quizás estaba empezando a aceptar que debía socializar.
— Vaya. Gracias por honrarnos con tu participación, hermanito — comentó Theon sonriendo de medio lado —. Ya pensaba que ibas a estar todo el día de morros.
El chico resopló y volvió a acomodarse en el asiento para quedar de espaldas a nosotras el resto del viaje. Nadie dijo nada más, y Nora agradeció por las dos cuando nos bajamos.
— ¿Por qué lo miras así? — le pregunté a la pelirroja cuando estuvimos lo suficientemente lejos como para que no nos escucharan — ¿Ha dejado de gustarte Jade?
Nora me tapó la boca en cuanto entramos en casa de Bianca. Aunque habíamos llegado pronto aquello ya estaba lleno. Parecía que todos se habían puesto de acuerdo para empezar antes y ya había algunos borrachos.
Aún siendo un pueblo de chismosos nadie sospechaba de su enamoramiento. Más bien corrían rumores de que Demian y Nora salían, cuando era obvio que eran como hermanos.
— No sé a qué te refieres — dijo haciéndose paso entre la multitud para llegar a la cocina —. Obvio ella me sigue gustando, pero eso no significa que no me puedan atraer otras personas. Aún así no lo miro de ninguna forma, solo me intriga.
Asentí. Parecía una buena respuesta, demasiado buena. Decidí que lo mejor era dejar esa conversación para más adelante y disfrutar de la noche.
Conocíamos aquella casa como si fuera nuestra, pues prácticamente habíamos pasado los primeros años del instituto allí, así que no se nos hizo difícil encontrar el material para hacernos un cubata de ron cola.
— Voy a buscar a Conrad y a Demian, ahora vuelvo — avisé y dirigí una mirada a la entrada. Jade acababa de aparecer y ya tenía su mirada puesta en Nora.
Salí de la cocina, que estaba llena de gente, y me dirigí al lugar en el que estaban varios chicos jugando a videojuegos. Estaba segura de que allí encontraría a Hunter y seguramente a mi mellizo. Sin embargo, alguien me tocó el hombro.
— Addie — dijo aquella voz que esperaba no tener que oír.
Me giré muy a mi pesar para ver su cara. No había cambiado nada en los meses que llevaba sin verlo. Tampoco su físico, siempre había estado fuerte pero sin pasarse. Su pelo rubio estaba algo despeinado y llevaba un vaso prácticamente vacío en la mano. Claramente no estaba sobrio del todo.
— Es Blair para ti — contesté antes de girarme, mas me agarró la muñeca impidiéndome salir de allí —. Suéltame, Axel.
— Necesito hablar contigo. Ven — dijo, y antes de que yo pudiera contestar ya me estaba arrastrando hacia el porche de atrás, que parecía vacío.
— No tenemos nada que hablar y lo sabes. Además, no quiero problemas con Melanie, no más de los que tenemos por tu culpa — le espeté a la vez que me deshacía de su agarre.
— ¿Por qué siempre tienes que comportarte como una niña pequeña? — protestó — ¿Por qué no pudiste creerme cuando te dije que yo no lo empecé?
— ¿De verdad es por eso? Quizás no lo empezaras pero no te apartaste, ni mucho menos te acordaste de mí cuando os acostasteis — comenté, y no le dejé seguir cuando vi que abría la boca —. Deja de mentir, Axel. ¿Qué más te da lo que piense? Esto se acabó hace mucho. Ahora estás con ella y yo no te quiero en mi vida.
— Eso no es posible y lo sabes. Estoy en el equipo de fútbol con Conrad, voy a clase con Hunter y Bianca está en tu carrera. Recuerda que esto es un pueblo, es imposible que me mantengas fuera de tu vida para siempre — dijo acercándose a mí de una manera que hizo que yo retrocediera hasta tocar una pared —. Además, me niego a creer que una parte de ti no me echa de menos — comentó bajando el tono de su voz y alargando la mano para colocarme un mechón tras mi oreja.
Dejó caer el vaso de plástico vacío y apoyó la otra mano en la pared. No me gustaba aquella situación ni sentirme acorralada. Un escalofrío subió por mi espalda y una sensación de miedo se apoderó de mí. No entendía a qué venían aquellos sentimientos, pero tenía una necesidad muy grande de huir de allí.
Me planteé la idea de echarle mi bebida encima o algo por el estilo, pero en aquel momento me sentía más pequeña de lo que ya era.
— P-por favor, aléjate — le pedí intentándolo empujar con mi mano libre.
— ¿O qué? ¿Irás a contárselo a Melanie? Creo que es consciente de que estoy con ella solo por el sexo — dijo restándole importancia — ¿O saldrás corriendo como cuando me dejaste? La última vez no acabó muy bien, ¿no crees? La pobre Emma...
— Ni se te ocurra meter a mi madre en esto, Axel. Me importa una mierda que estés borracho, no vuelvas a mencionarla en tu asquerosa vida.
Me daba rabia recordar que él sabía mucho más de aquella noche que yo, pero lo que más me dolía era que la mencionara. Necesitaba salir de allí antes de que volviera a alterarme como siempre que pensaba en ella, pues ya notaba el acelerado latido de mi corazón. No quería estar mal, mucho menos delante de él.
Me preparé para huir de la mejor manera posible, asestándole una patada en la entrepierna. Esa estrategia nunca fallaba. Sin embargo, una voz hizo que me detuviera.
— Gray, déjala. Te ha dicho que no quiere hablar contigo.
Aproveché el momento en el que el rubio se giró para encontrar a Nathan apoyado en la barandilla para salir de aquel rincón en el que me había acorralado. Miré a mi vecino algo confundida a la vez que aliviada. ¿Cuánto tiempo llevaba allí?
Me alejé de Axel para quedar un poco por detrás de Nathan. No quería mostrarme vulnerable, pero estaba aterrorizada y por alguna razón ese miedo me paralizó.
— ¿Y tú por qué te metes, Reed? Piérdete por ahí y déjanos en paz.
— Va a ser que no. Me parece que el que sobra aquí eres tú — respondió con calma.
Los vi a ambos analizarse de una manera extraña y supe que aquello no acabaría bien. Mi instinto me decía que me fuera pitando a buscar a mi hermano o a Nora, pero estaba empezando a hiperventilar por los recuerdos que venían a mi mente.
Mientras ellos hablaban de algo que no logré distinguir, mis pensamientos se encontraban en el momento en el que me desperté en el hospital y Conrad me dijo que mamá no había despertado. A cada latido de mi corazón escuchaba el pitido del monitor del hospital.
Mis ojos empezaron a picar y tuve que agarrarme a la barandilla tras Nathan para que ninguno de los dos me viera. Debía controlarme o acabaría teniendo un ataque ahí mismo.
— ¿Se puede saber quién te crees que eres para entrometerte? Ambos sabemos que no eres precisamente un salvador, mucho menos por alguien que no conoces — dijo el rubio con asco y mirándolo con recelo.
Por un segundo sentí que me estaba perdiendo algo, pero eso se me fue de la mente en el momento en el que Nathan se giró hacia mí y me guiñó un ojo para después colocar un brazo sobre mi hombro.
Miré a mi ex intentando que mi expresión fuera neutra, para no mostrar lo confundida y sorprendida que estaba. No sabía qué pretendía Nathan, pero decidí que era mejor dejar que siguiera mientras yo intentaba tranquilizarme.
— En realidad conozco a Blair mejor de lo que piensas — respondió el castaño sin inmutarse —. Y ahora, si no te importa, me gustaría hablar con ella.
Axel intercaló la mirada entre ambos, incrédulo, antes de acercarse a mí de nuevo rápidamente para quitarme el vaso de las manos. Nathan lo apartó de un empujón sin soltarme y me hizo retroceder un paso.
— Bien. Nos veremos en clase, Reed — dijo Axel antes de darle un gran sorbo a mi vaso y caminar hacia la puerta. Sin embargo, antes de salir del porche se giró y se dirigió a mí —. Ten cuidado con quién te juntas, Adeline.
Suspiré profundamente en el momento en el que se fue e intenté separarme de Nathan, pero él no me dejó.
— Aún está mirando, espera un poco. Y tranquilízate o te dará un infarto. Intenta inspirar durante cuatro segundos, aguantar el aire por siete y exhalar durante ocho segundos. Eso te ayudará seguro.
Nos apoyamos en la barandilla, de espaldas a la ventana que daba al salón y nos quedamos unos minutos en aquella posición, en silencio. Seguí su consejo para ralentizar mi frecuencia cardíaca y, para mi suerte y asombro, funcionó.
Cuando lo logré me soltó y se alejó un poco, para después dejarse caer en la barandilla. Fijó su mirada en el horizonte y sacó lo que parecía ser un cigarrillo electrónico del bolsillo. Le observé darle una calada y suspirar.
— Lo siento si te ha incomodado mi comportamiento. Sé que no nos conocemos de nada y que no debería haberme metido, pero se te veía en apuros.
— No voy a mentir, lo último ha sido extraño, pero te lo agradezco y mucho. Lo único malo es que ahora va a pensar que estamos saliendo — me lamenté.
— Perdona, pero estoy algo confundido. ¿Por qué va detrás de ti si te dejó y ahora tiene novia? Aunque por lo que ha dicho no es que la quiera mucho.
— Él no me dejó — respondí, al entender que había escuchado los rumores.
Nathan me miró sin decir nada, como si esperara a que se lo contara.
«Vaya, lo de chismosos viene de familia»
— Me puso los cuernos con su actual novia, que en ese momento era mi mejor amiga — le conté —. Ambos extendieron el rumor de que él me había dejado por tóxica, lo que obviamente no era cierto. La verdad es que en cuanto me enteré de lo que habían hecho y se lo dije, él me puso excusas y me suplicó que no le dejara.
Ese era el último recuerdo nítido que tenía de aquella noche. Lo demás lo sabía por Conrad y por pequeños flashbacks que había tenido. La última imagen mental que tenía de mi madre era por un flashback, lo que lo hacía aún más doloroso.
— Y está claro que el tóxico en realidad es él — sentenció Nathan —. ¿Adeline?
— Blair es mi segundo nombre. Solo mi familia me llama Adeline.
— Y él ya no es familia, comprendido. ¿Te da miedo?
— ¿Por qué me interrogas? — le pregunté, intentando evadir su pregunta. Como él había dicho no nos conocíamos de nada, y aunque estaba en deuda con él, me parecía incómodo que hiciera tantas preguntas.
— Lo siento, es que esto de ser nuevo tiene sus desventajas. No me entero de nada. Pero te prometo que no va con mala intención. Si no quieres contestar no tienes por qué hacerlo — aseguró, mirándome a los ojos por primera vez.
Cuando lo analicé en la cafetería no me di cuenta de lo bonitos que eran sus ojos. Eran más oscuros que los de Camden y tenían pequeñas motas de color ámbar alrededor de la pupila. Me recordaban a un cielo nocturno estrellado. Sin duda eran preciosos.
— Si quieres podemos dejar que crea que estamos saliendo — comentó él, sorprendiéndome tanto que tuve que pestañear varias veces por incredulidad.
— ¿Qué? — fue lo único que pude decir.
— No soy estúpido, es obvio que por la razón que sea ese chico te aterra. Además, ya has visto que solo se ha ido cuando ha creído que estabas conmigo.
— P-pero, ¿por qué? ¿Qué ganas tú con eso? — le pregunté sin saber qué más decir — Además, nadie se lo creería. No hace ni una semana que estáis aquí.
— Digamos que tengo mis razones. Además, me cuesta socializar y aunque fuera por mantener esto — dijo señalándonos a ambos —, me obligaría a ello. Y sobre lo de que llegamos hace menos de una semana... no es del todo cierto. Yo llevo aquí todo el verano, solo que no en esa casa.
— No lo entiendo. Que yo sepa la única persona nueva en el pueblo este verano ha sido el nieto del señor Randolph, que es dueño de Greenlane y de un bar en el centro — dije mirándolo algo confundida. Me miró enarcando una ceja, lo que me hizo comprender —. Oh, ya entiendo. ¿Eres tú el que le ayuda en el bar?
— Así es. El señor Randolph, qué raro suena — comentó con una sonrisa — Es el padre de Ava, nuestra madre. Vine en verano a ayudarle con los preparativos del nuevo bar y para sacar un dinerillo, ya que estaba. Si te quedaste aquí en verano, podemos decir que nos conocimos en el bar de mi abuelo pero que esta falsa relación es reciente.
Me quedé en silencio un momento.
No me gustaba eso de mentir, sobre todo porque no quería ocultar nada a mis amigos, mucho menos a Conrad. Pero sabiendo que estaba en el equipo con Axel él también debería creerlo. Quería a mi hermano con locura, pero nunca había sabido guardar secretos. A Nora, por otro lado, no se lo ocultaría.
— Sigo sin entender qué ganas con esto, pero sí sería una gran ayuda — admití —. No pienso mentirle a Nora, no podría. Mi hermano es un bocazas, y Hunter también. Ellos no pueden saberlo, Nathan.
— A pesar de lo que puedas creer por mi apariencia no soy muy popular que digamos — dijo riéndose un poco —. No pensaba decírselo a nadie. Tampoco a mis hermanos. Camden es demasiado chismoso y podría escapársele y Theon... Theon es un poco capullo y es obvio que no le caes bien. No creo que sea muy inteligente de nuestra parte decirle nada con lo que pueda perjudicarte si le molestas.
— Que conste que si nos llevamos mal es por su culpa. Nos chocamos en un pasillo y fue de lo más borde y prepotente — me quejé.
— Sí, bueno, tiene sus defectos como cualquier persona. Pero creo que si alguien le diera la oportunidad de conocerlo bien, se daría cuenta de que es solo una fachada.
— ¿Cómo la tuya? — le pregunté, aunque enseguida me arrepentí.
Se puso tenso, apartó su mirada de la mía y se mantuvo unos segundos en silencio. Tras una calada más negó y se guardó el cigarrillo.
— Yo no tengo eso — aclaró antes de carraspear y erguirse —. Deberíamos volver a entrar. Conrad o Nora te estarán buscando y yo tengo que hablar con mis hermanos. Nos veremos luego, Blair. Que pases una buena noche.
Nada más terminar de hablar me guiñó un ojo y volvió a entrar.
Yo me quedé un minuto más procesando todo lo que había pasado y pensando en cómo se lo diría a Nora. Pensaría que estaba loca y no esperaba que lo entendiera, pero había pasado verdadero miedo con Axel.
Lo peor de todo era que me daba la sensación de que era una de las cosas que me había intentado explicar la doctora Relish. Me dijo una vez que era normal que después de un suceso traumático no recordara cosas pero que mi cerebro reaccionara de manera imprevisible a ciertos estímulos. A veces tenía flashbacks, otras veces sentía cosas que no entendía.
Eso solo me hacía pensar que había pasado algo más con Axel la noche de nuestra ruptura, algo de lo que no era capaz de acordarme.
Sacudí mi cabeza y volví a entrar en busca de mi prima.
La encontré justo donde la había dejado, en compañía de Demian, Jade y Conrad. Parecía irónico que hubiera ido en su busca para nada. Si me hubiera quedado quieta nada habría pasado. Pero como persona inquieta que era tenía que fastidiarla.
— Hey, has tardado mucho. ¿Todo bien? — me preguntó Nora.
— Sí, tranquila. Luego hablamos — respondí, a la vez que mi hermano se acercaba a mí para pasar un brazo por mis hombros y darme un beso en la cabeza.
— ¿Me has echado de menos, enana? — preguntó Conrad, a lo que yo asentí.
Amaba la relación que tenía con él. Nos cuidábamos en todo momento y no estaba acostumbrada a estar sin él. Llevaba todo el día sin verlo y me había parecido una tortura.
— No te imaginas cuanto. A ti también, Demian — le dije a mi amigo, que nos miraba divertido —. Vais un poco contentos, ¿no?
— ¿Tan obvio es? — preguntó Demian riendo — Bueno, la noche es joven Blair. Igual tú acabas así también y te pasa algo interesante en tu aburrida vida. ¿Quién sabe?
Sonreí, ya que no iba a decirle que ya estaba servida.
Levanté la mirada y capté la de Nathan, que me observaba desde el otro lado de la cocina. Desde luego que a partir de aquel momento no iba a estar aburrida.
◦ ⋆ ◦ ☯ ◦ ⋆ ◦
Buenas buenas
Tenía muchas ganas de subir este capítulo porque como comprenderéis, es muy importante. Si os vais fijando en los detalles que voy dejando, estoy segura de que tendréis dudas y preguntas por resolver.
¿Por qué odia tanto Axel a Nathan? ¿Por qué le tiene tanto miedo Blair?
Esas cosas las resolveremos más adelante... o no
Bueno eso es todo por ahora. Muchas gracias por seguir leyendo y comentando <333
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro