La fidelidad
Ser fiel en un mundo de infidelidad es algo difícil pero no imposible. A veces, pensamos que la fidelidad viene de ser leal a nuestra pareja pero olvidamos que este valor abarca más allá de ese simple hecho.
Ser fiel es un reconocimiento a nosotros mismos. Cuando somos lo contrario a quien engañamos es a nosotros pues la infidelidad va en contra nuestra. Somos los primeros afectados. Ser infiel a nuestras ideas, principios, hechos o creencias nos sitúa en lugar de poco amor a nosotros como seres espirituales y de luz.
Somos la sal de la tierra... Eso dice la palabra. Y la sal es la que da el sabor, la sustancia, la esencia...
Seamos pues fieles a Dios a su palabra a nosotros mismos y de allí partirá el ser fiel al otro ( cualquiera que sea)
La fidelidad de Dios es eterna.
El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán. Dice el Señor
Mateo: 24:35.
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