El odio es un veneno que nos destruye desde adentro. No daña solamente a quién va dirigido, mata principalmente, a quien lo siente.

Una plaga que come todo lo que encuentra a su paso. El odio es uno de los peores males de la humanidad. Vivir con él, es estar sentenciado a la peor emoción interna corrosiva y dañina.

A veces, sin razón el odio se adueña de nuestras vidas produciendo  amargura que corroe en nuestros corazones y mentes.

No permitas que brote una "raíz de amargura" en tu corazón.
(Hebreos 12:15).

Aprende a perdonar, a vivir en paz contigo mismo.  Desecha aquellas emociones que te aniquilan y deja que sea Dios quien afronte tus batallas.