SEÑOR, hazme saber mi fin,

y cuál es la medida de mis días,

para que yo sepa cuán efímero soy.

Salmo 39:4

Nadie es imprescindible y la vida sólo es un soplo y nada más. Pasa apenas sin ser aprovechada.

Algunos piensan que la han disfrutado al máximo pero la mayoría se equivoca pues toma las banalidades del mundo como si fueran la razón de ser. Muchos son los que dicen: " la vida es una sola y hay que vivirla" y tienen razón. La vida en esta tierra es una sola y se debe "vivir" pero cómo o cuál es ese "vivir" la vida.

Nada  es imprescindible en tu, vida, por muy duro que suene. Todo pasa y al final nos encontramos en que nada de lo material hace tanta falta como aquellas cosas que tienen que ver con el espíritu, con el alma y con Dios.

Tampoco tu eres imprescindible en la vida de otro. La naturaleza misma parece seguir siempre su rumbo sin que nada haga realmente falta. Es tan rápida la existencia que siempre nos asombramos ante la muerte como si fuera un gran mal.

Todos llegan y se van por una razón.
Al cumplir tu misión o los otros contigo, llega la despedida. A veces parece cruel pero esa es la naturaleza. Nacer, crecer, morir...

Aún así la muerte es siempre dolorosa, triste pero sobre todo deja un vacío difícil de llenar. Nunca nos recuperamos de una pérdida. Quizás porque nos aferramos mucho a la vida y a lo material.

Pero así es este recorrido por el mundo: llegadas y despedidas, fiestas y funerales, alegrías y dolores y todo con una rapidez asombrosa.

Hoy en día, el tiempo parece correr. Las horas, los días, los meses y los años pasan de prisa. Nos sentamos a pensar y si no actuamos nos hacemos viejos rápido. Todo va de prisa y el paso y los acontecimientos " vuelan". Las profecías se hacen realidad.

A

lgo está por ocurrir, por acercarse en este tiempo...

Todo tiene un tiempo y cada cosa un espacio. Sólo debes aprender a vivir cada momento en paz contigo mismo y con el resto del mundo pero sobre todo con la fe y la esperanza en Dios.

No dejes nunca de dar gracias a Dios por lo que tienes. Por el tiempo que te ha permitido vivir. Cada día vívelo como el último. Perdona y ama, amate y ama a tu prójimo. Disfruta de la paz, la armonía y el provecho de vivir una vida conforme al corazón de Dios. Medita en las palabras de sabiduria no permitiendo que este mundo te engañe, más bien, escudriñandolo todo porque los dias son malos y los acontecimientos que vienen a este mundo son más terribles aún para el que los ignora.