Minatozaki Sana, una chica de apenas 20 años que se había convertido en alguien que apagó el amor y la compasión que le tenía al mundo por todo lo que le había sucedido, hace dos años la pérdida de sus padres la convirtió en huérfana y alguien que no sabía muy bien a dónde debía ir.

Se había criado con todo en bandeja de plata y en una cuna de oro inalcanzable que hasta se podría decir que tenía incrustaciones de diamante, nunca se preocupó por nada incluso era una de las personas más felices que existía en el mundo tanto por el amor de sus padres como por la comodidad en la que se había acostumbrado a vivir.

Todo era un mundo de ensueño como si se tratara de una de las princesas de Disney hasta que dos disparos fueron la sentencia de dos años de inmenso sufrimiento en el que no se quedó con más nada que el recuerdo de la gran familia a la que pertenecía y sobre todo con la sed más fría y espantosa de venganza que cualquier persona en el mundo ha sentido.

Debido a ello y a sus incesantes llantos durante más de 400 días que ideó un plan para destruir a todas aquellas personas que llevaron a su familia a la miseria sin saber que en medio de todo eso iba a encontrar tanto al amor como el volver a sentir miedo por morir y también el conocer como las grandes familias de Asia manejaban la vida de todo el mundo sin tener algún tipo de consecuencia.