09
Dahmo
La azabache no se separó en ningún momento de la Omega, sosteniendo su manita y dejando que la menor tirara sin delicadeza alguna de sus cabellos y soportando los gritos, insultos y maldiciones que le lanzó sin filtro alguno la menor hacia su persona.
Y ahora, la Omega sostenía su camisa, totalmente dormida en su pecho y ella acariciaba sus cabellos, disfrutando a su vez del aroma de su Omega mezclado con el de leche. Pero además de estar feliz por el nacimiento de su nueva cachorrita, Dahyun estaba realmente asustada y angustiada por lo que pasaría ahora.
Es consciente de lo que dijo y aunque está algo arrepentida por algunas de sus palabras, quiere ser más realista, tener presente que con tantos cachorros en casa sería mucho más complicado tanto para ella como para Momo. Por su parte tendría que tirar de sus ahorros que hasta el momento estaban pensados para una pequeña boda con su novia. Y además de gastar eso, obviamente se plantearía la idea de otro trabajo en donde paguen más, aunque tenga que trabajar cuarenta horas más.
Y Momo, ella viviría rodeada de mucho estrés, pues conoce a sus bendiciones y no son cosa fácil, ya no son pequeños y por más que intenten mantenerlos tranquilos simplemente no se puede porque son niños.
Le sienta mal que por trabajar se esté perdiendo su maternidad, sus momentos en familia, el crecimiento de sus cachorros...
Suspiró restregando su mejilla contra la cabecita de su novia.
No le quería dejar, no soportaría alejarse tanto tiempo de la Omega, pero debía reconocer que falló muchas veces y por más arrepentida que se encuentre en esos momentos no puede remediar el dolor que causó en su menor y si ella misma le pedía dejar la relación, debía aceptar sin más. Pero dolía.
Unas cuantas lágrimas bajaron por sus mejillas, sin moverse mucho siguió abrazando a la Omega, podría ser la última vez que estuviera tanto tiempo junto a ella y quería grabar cada segundo con la menor, sabía que en un futuro iba a anhelar eso.
Lo peor del caso era eso; perder tiempo con la familia que a ella tanto le ha costado.
No decía que a Momo no le había costado, la Omega era quien cuidaba día a día a los cachorros, quien se levantaba temprano para tenerlos a todos listos, corriendo de un lado a otro para tener todo listo.
Por esa parte lo llevaban bien.
—Deja de llorar, me vas a hacer llorar... -Susurró la menor sin moverse, no queriendo que ese tiempo acabara, realmente no se quería separar jamás.
—Te amo mucho, Moguri, mucho, muchísimo... -Besó su cabeza enrollando sus manos por el cuerpo de la menor, deseando que en ese instante todo se paraba.
Un sollozo salió sin querer de sus labios, sin dejar de abrazar el cuerpo de la Omega. Quien ahora dejaba salir libremente sus saladas lágrimas en silencio, teniendo un nudo en su garganta que no le permitía hablar y es que no quería decir nada porque sabía que su voz se rompería a los segundos.
—Cuando comenzamos a salir me preguntaba muchas veces si de verdad estabas enamorada de alguien como yo, cuando me di cuenta de que yo estaba loca por ti, no dudé en hacer todo lo posible por mantenerte feliz. Cuando me dijiste lo de tu embarazo, la pase mal, Momo... no creas que fue porque no te quería o no quería a nuestra bebé, fue porque estaba angustiada, ser madre era... algo nuevo para ambas pero mi padre me exigía mucho, ¿recuerdas? Que si debía conseguir trabajo, que si debía cuidarte, buscar un departamento y todo eso... -Suspiró acariciando la cabeza de la menor- Cuando nuestro segundo bebé llegó... yo estaba emocionada Momo, yo quería abrazarte, disfrutar contigo pero únicamente recibí críticas por parte de mi familia, reclamos, insultos... No la pasé bien y la pagué contigo y con nuestro hijo. ¿Recuerdas cuando JinYoon aprendió a caminar? -Momo asintió sin retener sus lágrimas aún- Fui a contarle a los padres, y-yo estaba contento por Yoonie pero ellos dijeron que seguro y era un Omega por sus pocos esfuerzos...
Tomó un poco de aire antes de seguir hablando, podía escuchar a la Omega sollozar en su pecho, causándole un dolor en esos momentos insoportable.
—Creo que cuando JiHoon dio signos yo ya lo sabía, podía verte despertarte de madrugada e ir al baño, escucharte en la cocina y ver tele por las noches hasta tarde y no me extrañé mucho cuando hiciste una prueba, pero sí me molesté mucho y tampoco fue contigo, Momo... Yo sentía que estábamos haciendo las cosas bien, poder llegar a casa y verlos a ustedes era lo que me hacía seguir luchando. Nunca te he invitado a las cenas familiares porque sé que no va a salir nada bueno, posiblemente te juzguen hasta por la forma de caminar, van a estudiar a los cachorros de arriba abajo... La vez que llevé a Yeonhee era muy pequeña, mi madre dijo que era una cachorrita muy bien cuidada a pesar de ser prematura, cuando fue el turno de JinYoon no fue lo mismo, ellos aseguraron que era un Omega y no sabes el odio que recibí ese día...
—N-no me contaste eso... -Murmuró bajito la Omega, dejando que Dahyun dejara pequeños y sonoros besitos por sus mojadas mejillas.
—No te quería poner triste, no quería contarte las cosas malas que dijeron de mis cachorros, Momo... Y cuando JiHoon nació... ellos ni siquiera quisieron verle, así que no les conté que estabas embarazada, ni que acabas de dar a luz...
—¿Por eso te molestabas tanto por cada embarazo? -Dahyun le tomó del mentón suavemente, haciendo que sus miradas se conectaran, los ojos de ambas estaban repletos de lágrimas y ninguna se disponía a quitarlas.
—No me molesto contigo... Jamás podría molestarme contigo... Me molesta tener que aguantar regaños por hacer mi vida junto a mi pareja... —Acarició las mejillas regordetas y rojizas de la Omega, relamiendo sus labios parpadeó unas cuantas veces antes de volver a suspirar- EunBi necesita comer, Moguri...
🌚
KaYun
El Omega no acostumbraba a levantarse tan temprano un día domingo, ni siquiera para trabajar se levantaba a esas horas así que al encontrarse sentado en el baño le dejó un poco confundido. Y ni siquiera sabía porqué estaba sentando si podía hacer sus necesidades de pie.
Algo adormilado lavó su rostro y salió del baño portando únicamente una camiseta y sus calzoncillos, caminó por su dormitorio con los ojos entrecerrados para poder distinguir algo por la poca luz que había y que la proporcionaba una ventana medio abierta. Su Alfa aún estaba dormido, abrazando su peluche de Koya y bastante cansado como para imaginar que su novio estaba despierto a las siete de la mañana de ese domingo.
Pasó al salón con una tablet para revisar algo y no morir de aburrimiento pues no quería limpiar, ni cocinar el día de hoy, teniendo un cansancio anormal. No recuerda haber trabajado la semana pasada, ayer solo limpió lo superficial y estuvieron acostados viendo telenovelas con Yun, que conste que el Alfa estuvo obligado.
Pasó una hora y poco más cuando fue a la cocina, poniendo una cápsula de café en la cafetera y buscando por las despensas algo de comer que fuera dulce pero no empalagoso, encontrando como solución unas galletitas oreo de fresa, no era lo que solía desayunar todos los días, pero supuso que su Omega estaba goloso por su próximo celo que sería dentro de una semana.
Se sentó en la alfombra del salón encendiendo ahora la televisión.
A eso de las diez Yun salió disparado de la cama al no encontrar a su novio dormido como seria lo normal todos los domingos. Con el alma en el cielo se topó al castañito dormido en la alfombra, frente a él dos paquetes vacíos de galletas oreo de fresa y dos tazas vacías de café.
Se quedó largos segundos de pie observando la imagen de su novio, confundido por muchas cosas a la vez y al acabar de despertarse no sabía muy bien si era por el sueño, el cansancio o el susto a primera hora pero sentía a su Alfa entusiasmado, contento y mimando a su Omega.
Además de la inusual imagen mañanera, percibía un aroma a leche caliente proveniente de su pareja dormida en la alfombra. Que él recuerde su novio únicamente porta el aroma a frutas y el suyo propio al tener su marca, por lo tanto, el de leche no está registrado en su selección de aromas.
Sin darle más vueltas al asunto descartándolo como algo sin importancia, se dispuso a recoger lo tirado por su novio.
Y cuando terminaba de ordenar la cocina pues se encontró con lo utilizado para la cena aún sucio, los brazos del menor rodearon su cintura, escuchándole ronronear como un cachorrito en busca de atención.
—Buenos días, Ka... -Canturreó girándose para abrazarle, pasando su nariz por el cuello del castaño, justo donde se encontraba su marca, y un fuerte aroma a leche le dejó congelado en su sitio, deshaciendo la sonrisa que antes mantenía.
—Te iba a levantar, pero me disté penita y me dormí otra vez... -Confesó restregando su mejilla contra los cabellos azabaches de su novio mientras el mismo procesaba su existencia tres veces seguidas en diez segundos.
—¿Ka? -El menor asintió aún sin notar el cuerpo tenso y el aroma agrio que comenzó a soltar su novio, ignorando también el hecho de que esté pegado a su cuello sin moverse- H-Hueles a leche... -Katashi abrió sus ojos sin sorpresa, con un proveniente dolor en su pecho se separó un poco, lo suficiente como para ver el rostro pálido y asustado el azabache, ladeó su rostro un poco.
—¿Y? -Soltó con simpleza ya ideando a lo que se refería su Alfa por lo que demostraba únicamente su voz asustadiza y su rostro.
Pero en lugar de saltar abrumado o recriminarle algo, el Alfa se alzó de hombros, irguiéndose en su sitio se cruzó de brazos bajando la mirada al suelo, como si el que estuviera siendo regañado fuera el propio Alfa.
—D-Digo... —Tartamudeó ahora nervioso- ¿Eso no significa algo? -Concluyó viéndole a los ojos y Katashi relamió sus labios.
—¿El qué? -Yun bufó.
—N-No sé... ¿un cachorro? -Los ojitos de Katashi se abrieron desmesuradamente ante lo dicho por su Alfa, ambos se vieron por largos segundos y a la vez se fijaron en el vientre del Omega, como si no supieran que si hacían el amor sin preservativo eso sería lo más normal.
—Pues...
—Ay, me voy -Masculló el Alfa yéndose de la cocina dejando a Katashi asustado- Necesito leer sobre cuidados de un Omega embarazado, discúlpame...
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