06
—¿Te sientes mejor? —Preguntó tímida buscando a la menor por la habitación, su bebé se removió entre sueños, sin soltarse de la camiseta que portaba su mamá. Mientras que la mayor intentaba ver en la oscura habitación a su Omega, encontrando únicamente una bola de mantas sobre la cama, así que suspiró pasando despacito, encendiendo la luz de la lámpara y dejando a la bebé a un lado, algo alejada de ellas por cualquier cosa.
Buscó el inicio de ese laberinto de sábanas para ver a la triste Omega que descansaba entre ellas, únicamente vio sus ojitos marrones, éstos tristes desde hace dos días. Suspiró algo cansada, abriéndose paso entre la barrera de mantas para abrazar a la menor y llenarla de su aroma, sintiendo un fuerte dolor en el pecho cuando éste comenzó a llorar nuevamente.
—Sana... —Murmuró restregando su mejilla contra la cabecita castaña del Omega, buscando calmarle— Minju ya está bien, ya verás que dentro de nada la tendremos gordita y sana... —Sana negó rápidamente, acurrucándose contra su pecho, importándole poco que eso luego no lo tendría, ahora mismo le daba igual si después lloraba sola y no contaba con ningún apoyo, si podía, aprovecharía esta relación que estableció Tzuyu, permitiéndole a ella estar cerca, abrazarla y desahogarse.
Después de varios minutos en donde Sana se asemejaba más a una bebé consentida y a Tzuyu a un pañuelo para lo mocos de la bebé, un tercero y verdadero bebé comenzó a sollozar a su lado, llamando la atención de sus madres. Tzuyu tuvo que dejar un poco a Sana de lado para tomar a la pelinegra y dejarla entre ambas, sus ojitos curiosos viajaban de uno a otro, sintiéndose extraña al estar entre ellas juntas. Es decir, solo tenía un mes y medio cuando durmió por última vez con las dos así que ahora era raro pero no se sentía mal, la mezcla de aromas que proporcionaban exclusivamente para ella era lo mejor, además de que le daban calor y le acariciaban, podía decir que el servicio era bueno.
Pero Sana no podía quitarse de encima esa culpabilidad. Tzuyu ya le había dicho y recalcado que daría dinero, que cambiaría de guardería a Min o que incluso podrían contratar a una niñera para el cuidado de la pequeña, también podía aportar mensualmente en lo que la castaña quisiera pero la menor no respondía a ello, simplemente se soltaba a llorar.
Y sabía que llorando no arreglaría nada y que realmente estaría estancado en el mismo lugar pero necesitaba de alguna manera sentirse libre.
No era de ayuda tampoco hablar con su mejor amiga y que ésta le contara sus problemas, no se quejaba de ello pues era su mejor amiga y estaría para escucharle pero no tuvo coraje para decirle sus propios problemas, cuando Momo le preguntó por la pequeña pelinegra ella le contestó con mentiras, cuando le preguntó por su propia salud la castaña contestó más mentiras. No era por ocultar, lo hacía para que la otra Omega no se preocupara, ya suficiente tenía con pensar en lo que haría más adelante sola con sus cachorros.
Resopló abrazando a su bebé, sonriendo suave cuando sus pequeña manitas le tomaron del cabello, soltando balbuceos en su idioma.
—Minnie no quiere que estés triste, no es tu culpa, Sanake... —Escuchó a Tzuyu hablar mientras su mano acariciaba suavemente sus castaños cabellos, manteniendo cuidado con la bebe.
Solo esperaba que eso no volviera a ocurrir.
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