Prólogo
Elías el rey hacía los preparativos para dar la bienvenida a su hija, como la heredera del trono del reino de Asael, todo el reino estaba feliz porque después de una trágica guerra librada podrían celebrar a lo grande el regreso de los bienaventurados en el tiempo. Ángeles, querubines y potestades estaban en el reino esperando la llegada de sus hermanos, los guardianes y la princesa.
En el salón central mayordomos y sirvientas de la corte estaba colocando luces flotantes en el techo para que diera un aspecto efímero al lugar, los chefs estaban ocupados preparando una infinidad de manjares para la gran noche y así mismo la corte imperial alistaba sus mejores trajes para la gran noche.
Elias se sentía muy feliz y emocionado dando los últimos retoques a su traje blanco con destellos que iluminaban místicamente el traje debido a la magia que poseía la vestimenta su mayordomo le estaba ayudando a colocarse su manto de coronación cuando sintió la presencia de un ayudante del Arcangel Gabriel.
Buenos días su majestad. Dijo aquel ángel al estar en la habitación del rey.
Elias muy curioso se dio la vuelta y al ver quien era sonrió alegremente y caminó hasta donde el ángel estaba con una carta en sus manos.
He venido de parte de Gabriel mi mentor expresó con confianza aquel ángel.
Dime qué buenas nuevas, traes de mi gran amigo Gabriel, expresó con alegría el rey.
Al ángel se le borró la sonrisa cuando escuchó las palabras del rey y el mismo rey sintió como un escalofrío recorrer por su cuerpo. Tomando una postura más seria invitó al ángel a tomar asiento mientras pedía que su mayordomo se retirara de la habitación.
Ya sentados en los muebles que decoraban la habitación, el ángel miraba a todos lados tratando de evitar el contacto directo con los ojos del rey. Sin más rodeos Elias habló: Se que estas aquí por algo y no son noticias buenas solo quiero que sepas que cualquier decisión del cielo siempre será acatada a cabalidad.
El ángel lo miró con más confianza y sonrió mientras le daba la carta que había mandado el cielo por un momento la sonrisa del ángel calmo un poco la preocupación del rey pero al comenzar a leer la carta toda sonrisa y esperanza desapareció de su rostro:
Del mensajero de Dios
Para Elias, el rey de Asasel.
Querido Elias, esperando que te encuentres muy bien con la gracia de Dios y siempre velando por el bienestar de tu reino te escribo esta carta para poder ponerte al tanto de las decisiones que se han tomado aquí en la corte celestial.
Como primera instancia hemos acordado que la llegada de la princesa al reino es inminente ya que su llegada significa grandes cambios para todos.
He de decirte que ella ha despertado un poder que nos da una luz de esperanza para poner fin a esta guerra pero ya sabes mi buen amigo que no todo son buenas noticias, la corte celestial ha tomado la decisión de que la princesa pierda la vida. No es fácil lo que te estoy contando pero ninguno de nosotros sabe el porqué de la decisión de nuestro padre, Metatron nos dio la noticia que a todos nos dejó sin palabras ordenando inmediatamente que te demos el aviso y se fue sin más.
Lamento todo esto querido amigo pero las decisiones acá son rotundas y se cumplen a cabalidad, me pongo en tu lugar comprendiendo el dolor que debes estar sintiendo justo ahora que ibas a ver a tu hija por segunda vez.
Solo te dire una cosa, no pierdas la esperanza que los designios de la vida son imprevistos, oro por ti todos los días para que tu reino este a salvo de las garras del demonio y tu como tu gente se encuentren a salvo.
Arcangel Gabriel.
Al acabar de leer la carta el ángel ya había desaparecido se podía sentir la tristeza en el lugar, cubrió su rostro con las manos mientras desahogaba un dolor tan profundo como el día que casi pierde a su amada reina.
Al escuchar los lamentos del rey, la guardia personal del monarca entró listos para el enfrentamiento pero solo vieron a un pobre padre llorando espesas lágrimas de dolor mientras que en sus manos sostenía una carta.
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