Una palabra de nueve letras
Todo empezó en febrero
Nina hablaba con su grupo de amigas de que había encontrado una nota extraña en su casillero. Después de bromear sobre un admirador, les contestó que era bastante perturbador, pero no reveló el contenido de dicho hallazgo. El rumor se esparció por la clase, y antes de que pudiera pensar que alguien se me había adelantado en declararme, Nina dejó de ir a la escuela.
Sus padres también estaban preocupados por ella. Pasaron varias semanas y la dirección de la escuela decidió que ellos debían retirar las cosas de su casillero, pero al abrirlo no había nada.
Era raro para todos, porque no nos llevábamos todos los libros, era algo estúpido cargar todo ese peso. Tampoco había las típicas pegatinas, o alguna foto, algún rayón ni un calendario o su horario de clases. Como si jamás hubiera existido en la escuela.
En marzo, Thomas dijo que recibió una carta. Le había parecido tan estúpida que la había tirado, porque solo tenía una palabra, y no tenía remitente. Era un pedazo de papel sin importancia. Lo dejó pasar, y una semana después se unió a Nina.
Dicen que el miedo une a las personas. Los maestros nos aconsejaron ir juntos, siempre en grupo, y hasta los más solitarios se empezaron a juntar con sus vecinos por temor de que algo les pasara.
Luego fue Carrie, Jeff, Mina, Jean... Aquellos compañeros que esperaba ver en diciembre recibiendo junto a mí el diploma y no volverían jamás, pera la prensa local se habían vuelto solo casilleros vacíos.
Empezaron a sospechar, y mantuvieron este pequeño pueblo vigilado por días, pero a todos los anteriores se sumaron Louise y Alfred. Las medidas propias no tardaron en llegar: Los que caminábamos cada mañana empezamos a ser llevados por nuestros padres, dejábamos la puerta de nuestras habitaciones abiertas, y la de la calle con más de un candado. Estábamos bastante asustados.
Cuando en octubre desapareció Anna, su novio dijo que había encontrado un papel con una sola palabra en su casillero, ahora vacío. Aquella palabra era desconocida para todos, pero lo que, si era cierto, es que las únicas víctimas eran de mi clase. Los otros cursos empezaron a meter papeles a diario por las rejillas de los casilleros con cosas como "Tú sigues" o "Te toca". El susto inicial pasó cuando recordamos que la nota recurrente consistía en una sola palabra, y esa información se guardó entre los que quedábamos.
Los más paranoicos limpiaron sus casilleros y los entregaron antes de la graduación como una medida para evitar encontrarse una nota más.
Ayer me convencieron de despejar el mio, no por paranoia, sino para evitar sustos sin sentido. Gemma se ofreció a ayudarme, y a penas abrí el casillero, una hoja blanca con una sola palabra voló hasta el suelo
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Esta historia participa del mini consurso del mes de Julio de la editorial Crystal_Library
El reto era crear una historia corta de 500 palabras con la palabra base "Disappear"
Esta historia contiene 468 palabras según word :p
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