
24
Último capítulo del día y de éste pequeño maratón para vosotros, mis amores.
Espero que sea de vuestro agrado ♥
Contenido sexual x2
Sean.
-Creo que ya tengo una cuenta pendiente saldada, ahora me falta otra- murmuró Sean, limpiando sus lágrimas.
-¿Cuál es la otra?- inquirió el lobo con suavidad.
-Resulta que aquel día que hicimos aquella estúpida carrera, en la cual te prometí un beso y un abrazo, después no me pediste tu recompensa...- comentó sonrojado.
Abel frunció el ceño, un tanto confuso.
-Cai ganó por lo que no hay recompensa que reclamar- Sean negó, pasando con timidez los brazos sobre los hombros del lobo.
Se inclinó con lentitud, quedando recostado sobre él, mientras intentaba armarse de valor para lo que tenía planeado hacer.
-Resulta que Cai hizo trampas- murmuró dejándose abrazar por Abel- Samira me lo contó.
Ese maldito omega roba besos...
Pensó Abel con algo de rabia.
-Mataré a ese alfa gobernado...- gruñó- ¡Maldito Anibal!
Sean se echó a reír, incorporándose para poder quedar frente a él.
-Con esto mi otra deuda queda saldada- murmuró inclinándose lentamente hacia delante, cerrando sus ojos a la vez.
No se hacía una idea de cómo Abel consiguió darse cuenta de la falsa relación que llevaba con su amiga, pero se sentía feliz por ello.
Tenía mucho miedo de contarle a sus padres. Él no se consideraba, ni de lejos, tan fuerte como su hermana Samira.
Por lo que decidió buscar la solución más simple, la cual consistió fingir un noviazgo con su amiga.
Y él estaba perfectamente bien con ello hasta que cierto lobo apareció en su vida.
-Sabes delicioso- murmuró Sean soltando un pequeño gemido- La próxima vez que sea limón, por favor.
Abel gruñó fuertemente cuando Sean se atrevió a pasar su lengua por los labios de éste de una forma que le pareció increíblemente tímida pero caliente.
-Sean...- jadeó- Yo...acabo de...- éste asintió, comprendiendo lo que el lobo quería decirle.
Ahora agradecía la charla que Kasen tuvo con él para explicarle qué era lo que sucedía con la llegada de un celo justo después de dejar a su hermanita con esa aterradora loba.
-No pasa nada...- murmuró Sean con suavidad- Yo me siento cómodo y quiero ayudarte.
Abel no tardó en tumbarlo sobre la cama, rasgando su camiseta para evitar perder más tiempo.
-Todavía puedes salir de aquí si lo deseas- espetó Abel, evitando reprimir un gruñido de molestia ante la idea de dejarlo marchar.
Abel asintió, dejando que Sean le quitase su camiseta con algo de torpeza, debido al temblor de sus manos.
Había besado a dos chicos, tres con Abel, pero nunca había llegado a más.
-Soy...bueno...ya te lo imaginas, ¿no?- Abel asintió, rompiendo el pantalón del chico.
-Seré cuidadoso- gruñó, rompiendo también los suyos- Te lo juro, no te haré daño, amor- Sean asintió, sonriendo por el apodo- No olvides que no puedes inclinar tu cuello en ningún momento, ¿vale?
-Sí, claro-
Abel dio por finalizada toda conversación, lanzándose sin demora a besar el cuello del chico.
Su prioridad era excitarlo todo lo que pudiera. Aunque sabía que él nunca llegaría a lubricar como un omega lo haría, quería que tuviera la mejor primera vez posible pese al dolor.
Mierda.
Pensó Abel con la poca cordura que le quedaba.
-¿Estás bien?- inquirió Sean con preocupación- ¿Ya no quieres seguir?
-No es eso, amor...- gruñó Abel besando sus labios- Acabo de caer en la cuenta de algo, no te preocupes.
¿Eso debería tranquilizarme? ¿Y si está pensando en otro?
Pensó Sean, entrando brevemente en pánico.
-¿Y qué es?- preguntó con suavidad.
-No tengo lubricante, pero no pasa nada...- murmuró pegándose más a él- Eso puede solucionarse rápido.
-¿Cómo?- Abel lo miró con diversión, levantando una ceja, como si estuviera burlándose de él- Oh...- murmuró enrojecido.
Se dejó preparar, dócil.
Intentó no gemir muy fuerte, acallando sus propios gemidos con sus manos para que Kasen no pudiera escucharlo.
No consiguió acabar cuando Abel lo hizo, cosa que el propio lobo intuyó desde el principio.
Cuando el nudo lo mantuvo atrapado dentro de Sean, y le regresó un poco la cordura que poco a poco fue perdiendo por el camino, comenzó a masturbar al chico, quien tampoco consiguió aguantar mucho más, acabando poco tiempo después.
Y entonces, por un descuido de Sean, se olvidó de la única norma que debía seguir, inclinando la cabeza hacia un lado, dejando así, acceso a su cuello.
Una invitación para su alfa en toda regla, quien no consiguió resistir los impulsos de su lobo y acabó enterrando sus colmillos en él.
En definitiva, otra pequeña urgencia para la loba calenturienta.
Samira.
-No, aquí no- refunfuñó la pelirroja, emitiendo un pequeño gemido- Sean puede llegar en cualquier momento, Aisha.
La loba gruñó, un poco fastidiada, pero acabó cediendo.
Colocó sus manos en la cadera de la pelirroja, impulsándola para que ésta quedara con sus piernas rodeando su cintura.
-Mataré a tu hermano si llega a interrumpirnos- gruñó mientras subía las escaleras con rapidez.
Samira emitió una pequeña risita, depositando suaves besos sobre sus labios.
-No te dejaría, alfa- murmuró con diversión- Ahora haremos el amor, no es hora de matar, céntrate.
-Bien, tú ganas- refunfuñó la loba, depositándola con suavidad sobre su cama.
-¡No, espera!- volvió a chillar Samira al percatarse de sus intenciones- ¡No se te ocurra romper ninguna prenda más!
Aisha comenzó a refunfuñar.
-Quitarse la ropa puede ser divertido, alfa- comentó con suavidad- Túmbate, por favor.
La loba no lo dudó, obedeciendo al instante.
Samira aprovechó para colar sus inquietas manos por debajo de la camiseta de ésta, depositando suaves caricias a su abdomen.
Aisha gruñó, excitada por la anticipación que le provocaban las caricias de su pelirroja, quien poco a poco avanzaba a sus pechos.
Sin embargo, antes de llegar siquiera a acariciarlos, bajaba rápidamente hacia su abdomen otra vez.
-No me calientes de esa forma, bebé- se quejó la loba- Prefiero mi método, es más práctico.
Dejó a Samira nuevamente tumbada y, antes de que puediera hacer algo, rompió su vestido.
-Estás hermosa para nuestra cita, bebé- susurró Aisha en su oído- Es una lástima que no vayamos a tenerla hoy...- gruñó complacida cuando Samira levantó su cadera para poder frotarse contra una de sus piernas- Pienso mantenerte en la cama toda la maldita noche, ¿estás lista para mi nudo?
La pelirroja asintió, admitiendo mentalmente que había estado preparada desde la última vez que estuvieron en una situación con esa.
Porque sí, las alfas también poseían una especie de nudo que permitía mantenerse atada a su pareja durante un determinado tiempo.
Y por ende, también poseían la capacidad de dejar en estado.
Aisha se lo explicó a Samira justo antes de que todo sucediera por primera vez, no queriendo asustarla o hacer algo que no quisiera.
Pero ella lo tomó bastante bien, solo debía seguir dos reglas al pie de la letra.
No inclinar su cabeza hacia un lado cuando Aisha estaba anudada a ella, y tomar su pastilla para evitar quedar embarazada.
¡Mierda, la pastilla!
Pensó Samira.
Intentó parar a la loba, pero ya era demasiado tarde. Ella ya había alcanzado su propio orgasmo, anudándola en el proceso, y llevando a Samira al suyo de paso.
Aisha volvió a la realidad cuando escuchó su móvil sonar.
-¿Estás bien, bebé?- inquirió con preocupación- Estás pálida.
-Yo...-
-Un momento, amor- la cortó la loba mientras atendía la llamada- ¿Qué mierda quieres, Anibal?- escuchó atentamente, sin apartar la mirada de la chica debajo de ella, la cual se veía bastante distraída y aún más pálida que instantes atrás- ¿Que Abel ha hecho qué? ¡Lo voy a matar!
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