
14
Feliz San Valentín ♥
¿Qué os parece regalarme un poquito de vuestro amor con vuestros comentarios?
Amo leerlos, y me animáis a continuar escribiendo ♥
-¡Nos vemos en el infierno, hermana tramposa!- chilló Sean cuando el lobo consiguió adelantarlos.
Decir que no estaba emocionado, sería mentir, y eso le servía de incentivo al lobo para correr más rápido.
Eso y el beso que le había prometido.
Aisha aumentó la velocidad.
Ella había escuchado a Sean sobre el beso, y pensó en dejarlos ganar para que su amigo se viera beneficiado.
Pero ese pensamiento desapareció con rapidez ante el comentario de Sean.
Nadie llama a mi chica tramposa.
Pensó la loba mientras quedaba en primera posición, nuevamente.
-¡Nos vemos allí, bobo, si es que consigues llegar!- chilló Samira, siguiéndole el juego.
El entusiasmo en Sean volvió a decrecer ante el hecho de ser los segundos.
-¡Eres un chucho con complejo de tortuga!- chilló indignado- ¡Nos están ganando, Abel!
En realidad a Sean no le importaba ganar en lo absoluto.
Ni siquiera sabía el motivo por el cual había reaccionado con tanto entusiasmo a la pequeña competición que había formado su hermana.
Abel comenzó a reducir la velocidad considerablemente, dispuesto a dejar ese estúpido juego, como él lo había denomidado.
¿Quería ese beso? Sí.
Pero tampoco iba a permitir que Sean lo tratase de esa forma. Primero lo llama chucho, y no contento con eso, tortuga.
-¡Está bien, te doy un beso y un abrazo!- chilló Sean, aumentando la apuesta.
Abel resopló, completamente indignado.
Se la estaba poniendo realmente difícil, ya que ahora también tenía la oportunidad de dejar que lo abrazase.
Maldito manipulador.
Pensó Abel retomando la velocidad anterior, o incluso, un poco más.
Logró alcanzar a Aisha, pero ambos sabían que no lograría superarla, pues el lago que habían establecido como meta, estaba a nada de aparecer en su campo de visión.
Quedarían en empate como mucho.
Me dejo manipular para nada.
Pensó Abel con furia.
Aisha resopló con molestia, comenzando a reducir la velocidad gradualmente para que no se notase su intención de dejarlos ganar.
Lo que menos necesitaba es que Sean se diera cuenta de aquello y se negara a darle su recompensa a Abel solo por haber ganado con trampas.
Y ella no estaba dispuesta a perder en vano.
Abel, al percatarse de lo que la loba estaba haciendo, también comenzó a reducir la velocidad una vez consiguió adelantarla.
Si él seguía corriendo como alma que lleva el diablo y conseguía perderlas de vista en tan poco tiempo, debido al poco esfuerzo por parte de la loba, Sean acabaría dándose cuenta.
Gran error.
El omega lo adelantó en el último momento, declarándose ganador de aquella maravillosa competición.
¡He ganado, he ganado, he ganado!
Pensó el omega, dando pequeños brincos.
Estaba tan emocionado que acabó tirándose al agua.
La risa de la loba comenzó a resonar en la mente de Abel, burlándose de su pobre desgracia.
-¡Felicidades, Cai!- chilló Samira bajándose con algo de dificultad de la loba- ¡Eso ha sido genial!
Me cago en mi puta desgracia.
Pensó Abel, gruñendo salvajemente.
-¡Omega, mi hermana tiene razón!- chilló Sean, repitiendo el proceso de su hermana.
Cai salió del agua y, justo después de escurrir su pelaje, se abalanzó sobre Samira para lamer su mejilla.
Aisha aprovechó la distracción para transformarse, cogiendo su ropa de la mochila que Samira había dejado en el suelo, y corrió con extrema rapidez hacia uno de los árboles para ocultarse.
-Buena carrera, dulce omega- comentó Aisha, apareciendo totalmente vestida- Estoy muy orgullosa de tí.
Cogió la ropa de su hermano y se la dejó en el mismo árbol que había utilizado para ocultarse.
-Ve a cambiarte, omega- Cai asintió, desapareciendo de allí- Nos tomará cinco minutos caminando llegar a la manada- miró al lobo- ¿o deseas hacer otra carrera, Abel?
Éste le enseñó los dientes en un intento de hacerle saber lo furioso que se encontraba en ese momento.
-Eres un muy mal perdedor, chucho- se burló Sean- ¿Quieres un premio de consolación?
Anibal y Kasen aparecieron, sorteando unos cuantos árboles.
Shania, quien estaba encima de Kasen, no tenía buena cara.
-Creo que voy a vomitar- murmuró mientras se bajaba lentamente del lobo.
Kasen no pudo continuar con la carrera al ver el estado en el que se encontraba Shania.
Y Anibal había decidido regresar con ellos para disimular el hecho de que había ayudado al omega a ganar.
-¡Os lo habéis perdido!- chilló Cai apareciendo completamente vestido- ¡He ganado la carrera!- miró a Anibal, intentando ser discreto- ¡He sido el más rápido, Anibal!
Abel resopló una vez más, girándose para continuar con la marcha.
-¡Eh, espera!- chilló Sean al verlo alejarse- ¡Shania necesita un momento, está a punto de vomitar!
-Gracias, idiota- refunfuñó Shania- Ahora se habrá enterado todo el maldito bosque, incluso las plantas, de que quiero hacerlo.
Sean ignoró a la chica, comenzando a caminar tras el lobo.
-¡¿Es qué no me estás escuchando, lobo ignorante?!- gritó Sean- ¡Tienes que esperar a los demás!
-Aisha...- murmuró Samira entrelazando sus manos, comenzando a tirar suavemente de ella para que comenzasen a caminar también.
-Cuidará de él, bebé, no te preocupes- comentó la loba con dulzura, besando castamente su mano.
-¿Segura?- insistió la pelirroja con algo de miedo- Mi hermano puede llegar a ser muy irritante, ¿y si Abel se cansa de él y le hace daño?
-Tú lo que necesitas es aprender a observar lo que está pasando a tu alrededor- refunfuñó Cai, con buena intención- Y no lo digo solo por tu hermano, también aplica para tí misma.
Aisha le regaló una mirada de advertencia, y éste le dedicó una mirada de cachorrito herido.
-¿Quieres que me pare yo a observar qué está pasando a tu alrededor, omega tramposo?- inquirió Aisha con reproche.
-¡Pero cómo..!- chilló el omega- ¡Maldita sea!
-Pues eso, omega- gruñó Aisha- ¿Te encuentras mejor, Shania?- ésta asintió- Pues entonces sigamos.
No tardaron mucho en alcanzar a los dos desaparecidos.
Abel continuaba en su forma de lobo, soportando los berrinches del chico que caminaba a su lado, quien se sentía indignado por el comportamiento del lobo.
-Como te iba diciendo...- dijo Sean- No me gusta que me ignoren, y si yo te digo que Shania necesita un momento porque se encuentra mal, ¡entonces tú no puedes simplemente separarte del grupo, hombre!
-¡Sean!- chilló Samira con reproche- ¡Para ya!
-¡No, no paro!- chilló Sean de vuelta- ¡Podría haberse perdido, o aparecer un bicho de esos peligrosos que viven en el bosque y haberlo matado!
-Y tú lo has acompañado porque lo habrías protegido, ¿no?- espetó Cai con burla- ¡Si te dan miedo hasta los payasos!
-¡Eso es distinto!- chilló Sean, indignado- ¡Es un miedo que tengo desde pequeño, no mezcles las cosas!
-¡Vale, vale ya está!- gritó Aisha dando por finalizada la pelea- ¡Hemos llegado ya!
Samira lo confirmó cuando comenzaron a aparecer pequeñas casas frente a ella.
Estaban distribuidas de tal forma que, si se viera desde el cielo, se podría observar un gran llano libre de árboles y naturaleza, para dejar solo a la vista cientos de casas distribuidas por todo el llano.
Realmente hermoso.
Pensó la pelirroja con fascinación.
También se percató de las miradas curiosas de muchas personas. Podría decirse que estaban esperándolos, y es que así era.
Habían escuchado los gritos.
-¡Han regresado, avisad al alfa!- gritó uno de ellos al percatarse de quienes eran.
Los aullidos de pura emoción no se hicieron esperar, haciendo quedar a la pelirroja todavía más fascinada.
-¡Alfa, traes visita!- gritó otro hacia Aisha, acercándose a ellos- ¿Son humanos?- la loba asintió- ¡Qué bien, siempre he querido conocer a un humano!
Un par de curiosos y curiosas no tardaron en acercarse también, olfateándolo todo a su paso sin disimular mínimamente.
-¿Quieres tener se..- el alfa que se había atrevido a lanzar aquella pregunta a Samira se calló abruptamente- Tu olor...- gruñó con algo de enfado retrocediendo.
¿Mi olor? ¿Qué pasa con mi olor? ¿Es malo?
Pensó la pelirroja, aterrorizada ante aquella idea.
-Tú no hueles a nadie, ¿quieres tener sexo conmigo?- inquirió otra alfa hacia Sean- Siempre he querido saber que se siente.
-¿Y tú?- inquirió un omega complemente sonrojado hacia Shania- Ella no huele a nadie, ¿verdad? ¿Quieres?
Shania no pudo aguantarlo por mucho tiempo más, y acabó vomitando allí mismo, ante la mirada de todos aquellos curiosos.
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