t w e n t y
—Y yo lo b-besé —terminó de contar Milo.
Tanner sonrió con melancolía.
—Pues, eso es lo que querías, ¿no?
Milo asintió contento.
—Aunque fue extraño, y no empezamos a salir ni nada.
—Milo —le llamó Tanner—, ¿puedes hacerme un favor?
Milo asintió.
—Por favor, recházame.
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