xii. remember
SALVATION
remember
Sun-Hee lloraba.
Las lágrimas cayendo por su rostro chocaban en las rocas del suelo, sus manos apoyadas en sus rodillas mientras se inclinaba hacia adelante porque no podía respirar.
Se sentía ahogada, mejor dicho, se estaba ahogando.
Pensar que ya no vería más a Seok-Woo la destrozaba, él era todo lo que quería y necesitaba, se arrepentía tanto de las discusiones de hace rato cuando pudo haber aprovechado ese tiempo para demostrarle su amor.
Ni hablar de Soo-An, aquella niña que era su cable al mundo, jamás creyó poder amar con tanta intensidad a una hija que no fuera propia pero ella le había demostrado lo contrario.
Simplemente no podía imaginarse una vida sin ellos porque Seok-Woo y Soo-An eran su familia, lo único que le quedaba.
―Maldito tren, maldito viaje, malditos zombies y sobre todo ¡maldita yo!
El grito que salió de su garganta le dolió, sus cuerdas vocales habían soltado todo lo que venía reteniendo desde hace tiempo.
Sun-Hee se culpaba, ella había insistido a Seok-Woo en hacer el viaje hasta Busan por el cumpleaños de Soo-An pero solo quería que la niña viera a su madre como tanto pedía desde hace meses.
Las separaciones no eran fáciles y mucho menos cuando una nueva persona llegaba a la vida de los pequeños, Sun-Hee recordaba siempre el cómo conoció a Soo-An y el rechazo de la niña a su persona.
Quería a sus padres juntos otra vez y en lugar de eso recibía una extraña en su casa. Pero fue solo cuestión de tiempo para que descubrieran las cosas que tenían en común y comenzaran a llevarse bien hasta el punto donde parecían madre e hija.
Aunque la intención de Sun-Hee jamás fue suplantar a la madre de Soo-An. Sabía lo que se sentía querer el cariño de una madre, estar con ella, que te amara y cuidara de ti.
Sun-Hee nunca tuvo eso con su madre, la relación de Soo-An y su madre era muy tensa debido a que casi nunca se veían. Pero Sun-Hee trataba a la niña como le gustaría haber sido tratada de pequeña.
Múltiples escenarios pasaron por su cabeza, imaginando que hubiera ocurrido si ellos no hubieran tomado ese tren ¿los zombies los habrían atrapado? ¿estarían a salvo en su casa? Pero principalmente ¿se hubiera dado cuenta de quién era verdaderamente Seok-Woo cuando se trataba de sobrevivir?
No tenía cabeza para pensar en eso, solo quería estar con él. El amor de su vida, con quien tenía miles de diferencias pero estaba segura que siempre querría volver a sus brazos sin importar que.
Ninguna relación era perfecta, mucho menos la de ellos, todos tenían altibajos, diferentes opiniones y personalidades.
Pero Seok-Woo la hacía sentir única y valiente.
Sun-Hee limpió sus lágrimas, se enderezó e hizo el esfuerzo por dejar de llorar que aunque lo intentó fue en vano, le aterraba pensar lo sola que estaba.
Esa posición haciéndose la valiente y pretendiendo ser fuerte le duró solo unos segundos, ya que cuando menos lo esperó su garganta ardió y aquel líquido desagradable subió hasta su boca.
Una vez más con las manos sobre sus rodillas flexionadas fue que vómito, maldiciendo mentalmente por las náuseas del embarazo.
Tosió un par de veces mientras limpiaba su boca, hasta que sintió su cabello siendo sujetado por algo. Rápidamente se apartó asustada.
―Te ayudo, mi querida Sun-Hee.
―¿Seok-Woo? ¡Seok-Woo!
No lo dudo un segundo antes de tirarse a los brazos del hombre, donde rompió otra vez en llanto. Ni siquiera se sentía real eso.
Seok-Woo atrapó la cintura de Sun-Hee entre sus brazos mientras reía por su reacción, él también pensaba que la había perdido.
―Pensé que te había perdido. ―susurro ella con la voz rota.
―Siempre volveré para estar contigo, no importa que suceda.
Por el hombro de éste pudo ver a Soo-An y Sung-Gyeong, la niña la miraba con una sonrisa y pronto corrió hasta los adultos para unirse a su abrazo.
Sun-Hee acarició su cabello y luego se arrodillo para llenarla de besos, dejando algunas de sus lágrimas en el rostro de Soo-An. Mientras la niña se aferraba su cuello con fuerza.
Sin embargo, toda muestra de afecto se vio interrumpida cuando un fuerte estruendo resonó en las vías y vieron como los zombies comenzaban a salir de un vagón.
―¡Soo-An!
Seok-Woo extendió sus brazos a la niña, indicándole que la iba a cargar, porque otra vez debían correr para salvar sus vidas.
―Sun-Hee. ―ahora extendió su mano a la mujer. ―no voy a dejarte atrás.
Sun-Hee lo miró, luego a los zombies y finalmente miró a Sung-Gyeong quien lucía bastante asustada y con una de sus manos sobre su barriga.
―Ve, corre. ―le dijo a Seok-Woo.
El tiempo se agotaba y los zombies estaban cada vez más cerca, Sun-Hee y Seok-Woo habían prometido cuidar a Sung-Gyeong y su bebé, no pensaba romper esa promesa.
Seok-Woo no la contradijo, por primera vez, y comenzó a correr con Soo-An en brazos. Mientras que Sun-Hee extendía su mano hacia Sung-Gyeong.
―Vámonos.
La mujer tomó su mano y juntas corrieron, con cuidado de no pisar mal y terminar en el suelo o peor aún caer por culpa de las vías del tren.
Tal y como dijo el conductor del KTX 101, del lado izquierdo se encontraba un vagón solitario andando por las vías y supieron que ese sería su salvación.
Sus pies tuvieron que aumentar la velocidad para poder alcanzarlo y una vez que lo hicieron Seok-Woo se aseguró de que las tres mujeres estuvieran arriba antes que él.
Y aunque el vagón estuviera en marcha, uno de los zombies logró sostenerse de un fierro y más zombies se sujetaron del primero creando una hilera de esas cosas que cada vez se acercaban más y estaban a nada de subirse al vagón.
Seok-Woo bajó unos escalones de la escalera metálica para lograr golpear las manos del causante de esa pequeña horda sujeta a ellos.
Y Sun-Hee no se quedó atrás, con sus pies comenzó a golpear las manos de otros zombies que trataba de acercarse.
―Sun-Hee, aléjate de la orilla.
―Estoy ayudando.
Fue seguido de esas palabras que un tirón en su tobillo hizo que pierda el equilibrio. Uno de los zombies se había sostenido de su pie como si fuera lo más importante, y no iba a tardar en hincarle el diente.
Sun-Hee luchó, pataleó y trato de quitárselo de encima pero parecía no tener la fuerza suficiente.
Hasta que Sung-Gyeong golpeó al zombie repetidas veces con su pequeño bolso, logrando que liberara a Sun-Hee.
―Gracias.
Sung-Gyeong le extendió su mano para ayudarla a pararse y Sun-Hee la aceptó. Un suspiro salió de ambas, estaban más tranquilas.
El sonido del viento en sus oídos, junto a la velocidad a la que iba el vagón solo lograban aumentar sus esperanzas en sobrevivir.
Quizás estaban a salvo.
author's note:
soooo... queda un capítulo para que termine el fic (más el epílogo)
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