A
Elegiste la opción A. Veamos qué sucedió.
Empezaste a retroceder con mucha lentitud, pero los cocodrilos suelen correr a diez millas por hora, por lo que la velocidad empleada fue tu peor enemigo. El cocodrilo te dio una mordida y sus amigos, los caimanes, también se unieron al festín.
En poco tiempo, te fuiste convirtiendo en una osamenta, que dificultó el operativo de busqueda de la policía.
Vuelve al caso 16.
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