A
Elegiste la opción A. Veamos qué sucedió.
En vez de cooperar con el ladrón, lo agrediste verbalmente. Provocaste al malviviente y este no dudó un segundo en llenar tu cuerpo de plomo, luego de haber recibido una palabra malsonante que enojaría hasta a un filántropo.
El delincuente perpetró el hecho de sangre y se llevó tus pertenencias. La policía precintó el lugar del hecho y se llevaron tu cuerpo al depósito de cadáveres.
Vuelve al caso 4.
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