Capitulo VI
—¿Quieres algo de beber? —Me preguntó madam Shell.
—Gracias pero no... —Respondí cortésmente.
—Esta bien, pero ¿Que te parece si nos sentamos en la terraza? —Me preguntó, caminando hacia una puerta de cristal que daba a la terraza—. No me gusta estar encerrada sin nada de aire.
La oficina de madam Shell estaba en lo más alto del edificio, en el quinto piso. Según me dijo; el primer piso era la pastelería en donde atendían a los clientes comunes, el segundo piso era para los clientes VIP, el tercero un almacén, el cuarto era un piso completo para sus empleadas, y el quinto era de ella; ahí estaba su oficina y la cocina en donde practicaba las recetas.
—Vamos entonces —Respondí, siguiéndola a la terraza.
Desde ahí se podía ver casi toda la ciudad, excepto algunas áreas que eran bloqueadas por otros edificios grandes.
Ella fue la primera en sentarse, en una pequeña mesa blanca.
—Tengo muchas preguntas —Dije, sentándome frente a ella—. Creí que había sido el único en reencarnar en este mundo.
—Tambien yo —Dijo ella, tomando un poco de té.
—Entonces, ¿Tú también leíste la historia en la que nos encontramos?
—¿Historia? —Dijo confundida.
La expresión de madam Shell me confundió, al igual que ella lo estaba luego de escuchar mi pregunta.
Realmente ella no parecía saber que estábamos dentro de una historia de fantasía romántica.
—Estamos dentro de una historia llamada "El final feliz de Jessie", ¿No la leíste?
Ella negó moviendo la cabeza. Luego continúe hablando:
—Yo la leí en mi vida pasada y pensé que por eso había reencarnando en este mundo, pero viéndote ahora me doy cuenta que no es así.
—¿Y qué te hizo creer eso?
—Pues simplemente pensé que me había ocurrido lo mismo que le ocurre a muchos de los protagonistas de historias de reencarnación... Que mueren y reencarnan en una historia que leyeron.
—¿Me estás diciendo que crees que solo por haber leído una historia podría reencarnar dentro de su mundo? —Cuestionó con un claro tono sarcástico—. Ojalá hubiera sabido eso en mi vida pasada —Dijo riendo un poco—. Hubiera elegido leer una historia donde existiera algún ser o un objeto capaz de cumplir cualquier deseo. Una vida con algo así sería muy facil -agrego, registrándose en su silla y mirando hacia el cielo.
Si...
Ahora que lo pensaba mejor haber creído eso era algo estúpido.
Si fuera así nadie le tendría miedo a la muerta por qué bastaría con que leyeran una historia donde pudieran tener una vida llena de lujos y comodidades para que, luego de morir, reencarnar dentro de esa historia.
—Que hayamos reencarnando debe depender de algo más que solo el hecho de leer una historia o no —Dijo madame Shell mirándome otra vez.
Si ella logró reencarnar en este mundo a pesar de no leer la novela "el final feliz de Jessie" significa que otras personas también pudieron hacerlo.
Pero entonces, ¿Por qué teníamos memorias de nuestra vida pasada?
Si la reencarnación fuera algo común todos tendrían intactas las memorias de sus vidas anteriores, pero, eso solo era con madame Shell, conmigo y quizá con algunas pocas personas más.
Pero...
¿Por qué nosotros sí recordabamos nuestras vidas anteriores?
¿Éramos especiales o quizá todo se debía a la existencia de un Dios caprichoso que nos eligió para entretenerse?
—¿Como reaccionaste cuando te diste cuenta que habías reencarnado?
La pregunta de madame Shell me sacó de mis pensamientos.
Ciertamente lo mejor era dejar todas esas preguntas imposibles de responder y enfocarme en las que si podía responder.
—Bueno... fue confuso al principio —Respondí, recordado mí primer día en este mundo—. Morí en un accidente automovilístico así que mi muerte fue casi instantánea y solo sentí como si estuviera dormido, cuando abrí los ojos me encontraba en un lugar que no conocía pero que a la vez sí. Sabía cuál era mi nombre, que tenía una madre y una hermana, cual era el lugar donde vivía..
—Espera —Dijo madame Shell interrumpiendo mi relato—. ¿Te refieres a que solo abriste los ojos como si estuvieras despertando y ya te encontrabas viviendo una vida diferente?
—Algo así... —Dije confundido ya que no entendí bien la pregunta.
Madame Shell cruzó sus brazos y puso una expresión pensativa por unos segundos, luego volvio a hablar.
—¿Tú no naciste en este mundo? —Me preguntó.
—No —Respondí— ¿Tu si?
—Sí, lo primero que ví al abrir mis ojos fue a mis padres y a las mujeres que ayudaron en el parto —Respondió con mucha sinceridad—. Tenía entendido que la reencarnación trataba sobre que al momento de morir volvías a nacer en otro cuerpo y a tener una nueva vida.
—Entonces tu reencarnación fue directa... —Dije pensativo.
Ella no sólo había reencarnado en este mundo sin haber leído la novela original, sino que además nació directamente en este mundo. A diferencia de mí, madame Shell ya había vivido toda una vida en este mundo.
—Yo diría que la mia fue del tipo "posesión" —Dije mirandola fijamente.
—¿Posesión? —Preguntó confusa.
—Es cuando tú alma o tus recuerdos entran en otro cuerpo y se apoderan completamente de él o se fusionan con los recuerdos y el alma de la otra persona.
—Entonces, ¿Tu alma poseyó el cuerpo de este chico?
—No... Más bien diría que nuestras almas o recuerdos se fusionaron. Soy Alan —Dije el nombre que tenía en mi vida pasada— pero también soy Ethan.
—Bueno, yo nací y crecí en este mundo así que sigo siendo la misma que en mi vida pasada solo que cambie un poco debido a las enseñanzas de este mundo.
Ahora entiendo, a diferencia de mí, que había cambiado al reencarnar y ahora era una combinación de mi vida pasada, Alan, y de mi vida actual, Ethan, madame Shell no había cambiado nada. Su alma y su mente eran las mismas que en su vida anterior.
—¿Y no extrañas tu antigua vida? —Le pregunté.
—Para nada —Respondió sin titubeos.
Su respuesta tan rápida me conmocionó un poco. Me pareció una respuesta fría. Yo sí que extrañaba en ocasiones mi antigua vida y todas las comodidades del mundo moderno.
—Mi anterior vida fue muy buena, no lo voy a negar, pero no me importa si tuve una o cien vidas pasadas, la única vida que me interesa es la que este viviendo en ese momento. Y ahora la única vida que mi importa es esta.
Sonreí al escuchar todo eso. Las respuesta de madame Shell eran muy peculiares...
...si les podía decir así.
Por lo que había visto, ella era una persona muy tenaz.
—Al inicio mi vida aquí fue muy difícil... Era una adulta atrapada en el cuerpo de una bebé en un mundo completamente diferente. Incluso darme la vuelta cuando estaba acostada me dejaba agotada —Comento riendo un poco—. Además, haber nacido como una plebeya no ayudaba; algunos nobles desprecian mucho a los plebeyos.
Eso era normal en cualquier lugar donde se dividieran las clases sociales.
—Pero como puedes ver... —Madame Shell continuó hablando—, ahora estoy muy bien. Ni en mi vida pasado había logrado tener tanto éxito como ahora.
—¿Como lograste todo esto?
—Todo se lo debo a una amiga... Mi patrocinadora.
"¿A una amiga?", Me pregunte.
Los ingredientes para preparar postres; como la azúcar, el cacao y la harina son muy caros y, si a eso se le suma el costo del edificio donde hicieron la pastelería, los gastos serían demasiados para una persona común.
Madame Shell tuvo que haber hecho un gran contacto para poder costear todo, pero, ¿Como una plebeya sería capaz de conocer a una noble con tanto dinero?
Ella no conocía los eventos de la historia como para poder sacarles provecho al igual que hice yo, así que era muy poco probable que hiciera algo que llamará la atención de alguien importante.
—¿Y puedo preguntar quién es?
Madame Shell pareció pensarlo un rato, e incluso creí que no me lo iba a decir pero si lo hizo:
—No le gusta que le hable a otras personas sobre ella pero te lo diré solo por qué ambos hemos reencarnado en este mundo. Mi amiga, mi patrocinadora se llama Eleine Meiladez.
¡Ese era el nombre de una de las villanas de la novela!
—¡La señorita Eleine! —Exclamé en voz alta sin querer—. ¿Enserio? ¿Como la conociste? —Pregunte sin poder salir de mi asombro.
Madame Shell de alguna manera conoció a una de las villas y se ganó su favoritismo a pesar de no conocer nada sobre la novela original.
Ahora estaba muy intrigado.
—Todo es por mi padre —Respondió—. Él trabajaba como cuidador de caballos en la mansión del marqués asi que naturalmente conoció a Eleine, incluso le enseño a montar a caballo.
—Vaya... —Dije recordando la novela.
A Eleine siempre se le describió como una bella dama con una aguda mente en los negocios, no hubiera imaginado que supiera hacer una actividad tan dura como montar a caballo.
Quería continuar hablando con madame Shell y preguntarle más cosas sobre Eleine, algo que me pudiera ayudar a acercarme a ella, pero entonces alguien tocó la puerta.
—Entra —Dijo madame Shell en voz alta.
La puerta se abrió dejando pasar a una joven chica de pelo negro, la cual se inclinó levemente al verme.
—La señorita Dimitrov está llamando a su caballero.
====== Fin Del Capítulo ======
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