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Capítulo II

-¿Quien eres tú?

Me arrodille para demostrar mi respeto a la gran persona que estaba frente a mí: ¡La legendaria hechicera Fylia!

En la novela se le presentó como una de los cinco héroes legendarios que salvaron al reino de la destrucción.

-Me llamo Nathan Rosell -Dije, manteniendo la reverencia- ¡Quiero que me prestes tu poder!

-¿Por qué? -Me preguntó con el mismo tono frío y cortante que había usado anteriormente.

No sabía cómo responder a eso.

En la novela original el príncipe simplemente llegaba, sacaba la espada y Fylia lo ayudaba sin problemas.

¿O no...?

Recordando bien, Fylia aceptaba hacer un contrato con el príncipe heredero solo por que lo veía como alguien digno de portar la espada debido al poder escondido que él tenía.

Pero yo no tenía ningún poder. Ni siquiera pertenecía a este mundo.

Solo tenía el deseo de querer salvar a las "villanas".

-Hay personas a las que quiero proteger -Dije con sencillez, ese era el único motivo que tenía para estar en ese lugar.

-Me rehusó.

Esa rápida negación me causó cierta gracia.

En la mayoría de novelas ligeras de fantasía si el protagonista decía algo similar el resto de los personajes lo alababan, y siempre conseguía lo que quería. Entonces, ¿Por qué no me funcionó a mi?

Normalmente, en cualquier novela ligera, bastaría con que el protagonista dijera algo así.

Pero...

¿Acaso yo soy el protagonista de esta historia?

No, el protagonista masculino principal es el príncipe heredero. La espada estaba sellada en ese bosque esperando a ser encontrada por él, no por mí.

Yo no tenía ningún poder.

Por eso, solo me quedaba apelar a sus intereses y deseos.

-¿Y si hacemos un contrato? -Le pregunté, esperando captar su interés-. Tu me ayudas y yo te ayudo.

-¿Que podría desear yo de alguien como tú? -Preguntó ella con soberbia.

-Sé como liberarte de la espada -Respondí al instante.

Tras esas palabras, la expresión en el rostro de Fylia cambió. Sonreí un poco al verla. Había logrado apelar a su interés.

-¿Como podrías saber algo que yo no?

-Es algo muy simple... -Dije mientras me ponía de pie-, pero que ni siquiera tú sabes-. Es tan simple que hasta daría risa si te lo digiera ahora -Agregue con un tono presumido y soberbio.

Fylia guardo silencio y me miro fijamente. Y, espués de un rato, me dió su respuesta:

-Bien, haremos un contrato -Dijo extendiendo su mano hacia mí para que la tocara.

[...]

Tras hacer el contrato con Fylia regresé a la ciudad.

El camino de regreso fue muy agotador ya que no tenía un carruaje para viajar. Por suerte, llegue justo al amanecer.

Las luces de toda la casa aún estaban apagadas y la ventana de mi habitación seguía abierta. Comencé a trepar por las paredes hasta llegar a la ventana de mi habitación y una que entré cerré la ventana.

No quería hacer algún ruido que alertara a mi madre.

Por suerte, ella aún no se había despertado.

O eso creí...

-Vaya, vaya... -Escuche una voz tenebrosa venir desde una esquina oscura de mi habitación.

Volteé lentamente mientras sentía un viento muy helado recorrer todo mi cuerpo.

-Hola... madre -Dije temeroso al verla. Ella estaba sentada en una silla y me miraba con un aura siniestra.

Rápidamente mi madre se paró frente a mí y me sujeto con fuerza por la camisa.

-¡¿Donde estabas?! ¡¿Tienes idea de lo preocupada que estuve cuando vine a tu habitación y no te encontré?! ¡Casi no dormí esperándote! -Exclamaba mi madre moviéndome con brusquedad.

-Disculpa, disculpa... No quería preocuparte.

-¡Pues lo hiciste! -Dijo severamente, apartando la mirada a un lado. Luego volvió a verme y notó la espada-. ¿De donde la sacaste?

No pensé en que mi madre me iba a descubrir el mismo día en el que encontré la espada, así que no tenía una excusa buena, tenía que pensar en algo que fuera creíble.

-Quiero unirme a la orden de caballeros -Dije-. He estado entrenando con un viejo guardia durante un tiempo y pronto podré unirme a la academia de esgrima.

Al escuchar todo eso los ojos de mi madre cambiaron al instante, parecía muy emocionada.

-¡¿Enserio?! -Exclamó emocionada-.

En eso, me fijé que ya estaba amaneciendo.

-¿Que tal si te ayudo a hacer el desayuno? Tina despertara pronto.

Ella acepto mi propuesta con un suspiro y una leve sonrisa. Luego ambos bajamos hasta la cocina, donde comenzamos a preparar el desayuno mientras hablábamos de varias cosas insignificantes.

Era un momento simple con mi nueva madre pero realmente era muy gratificante. En mi anterior vida no había convivido mucho con mi madre y en esta nueva vida no quería repetir ese error. Quería tener muchos recuerdos con mi familia.

-Mmm... Esto está exquisito -Dijo Tina alagandome. Se estaba comiendo un pudding que le había preparado para que se lo comiera en la noche.

Lo bueno de haber vivido solo en mi vida pasada era que había aprendido a cocinar, y lo hacía muy bien.

-¡Deberías volverte un chef hermano! -Exclamó Tina cuando terminó de comer.

Algo curioso era que en este mundo habían ciertas cosas que eran comunes en el mío cómo los postres eran algo extraño, habían bastante tipos de postres, pero, seguían siendo menor a todos los poderes que existían en el siglo XXI.

Luego de la comida volví a subir a mi habitación para buscar la espada.

-Voy a salir -Le dije a mi madre, quien ya estaba en el primer piso esperando a que viniera algún cliente.

Ella me despidió con una sonrisa, y con eso volví a salir otra vez de la casa.

Había llegado el momento de reunirme con Zelphine Dimitrov, la fría "princesa de hielo".

[...]

El primer duque Dimitrov contribuyó enormemente en la formación del imperio. Por lo tanto, el emperador le dio un gran territorio e influencia.

Los miembros de la familia Dimitrov, en estatus, estaban solo por debajo del emperador. Y eso se había mantenido así hasta la era actual.

Y, actualmente, Zelphine era la única princesa del imperio.

Todos en el imperio se sorprendieron cuando se negó a comprometerse con el príncipe heredero.

Pero yo, quien conocía toda su historia, sabía por qué se negó.

Y la razón era por que ella sabía que iba a morir en pocos años.

-Entonces, ¿Para qué quieres mi ayuda exactamente? -Me preguntó Fylia.

Caminábamos por las calles contemplando la ciudad. Ella insistió en ver cómo había cambiado el mundo en todos los siglos que ella estuvo dentro de la espada.

"¿Puede salir cuando le de la gana? ¿Entonces por qué no lo hizo antes?" Me pregunté mentalmente. En la novela original Fylia solo aparecía corpóreamente cuando iba a hablar con el protagonista sobre algo importante, así que esas preguntas no eran algo que importara.

-Pronto estallará otra gran guerra contra las bestias demoníacas -Respondí, con una mirada seria.

Según la novela; el imperio se formó con la alianza de varias ciudades y pequeños países independientes entre sí, que se unieron para pelear contra un gran ejército de bestias que parecía ser interminable.

-Quiero que me des el poder suficiente para poder luchar en esa batalla. Sé que parte del poder sellado en la espada puede ser transferido a una persona.

Al escuchar eso Fylia me miró, aunque su expresión era seria y fría sus ojos mostraban algo de curiosidad.

-Sabes mucho sobre la espada sagrada...

"Es que estamos dentro de una historia y yo ya la leía hasta el final" Dije mentalmente. Claro que no podía decirle eso.

-Te dare el poder, pero, no me voy a involucrar en esa batalla -Dijo ella, con mucha seriedad y sin cuestionar nada.

-Y también quiero que me ayudes a salvar a la princesa Zelphine.

Cuando volteé a ver a Fylia, nuevamente me miraba con la misma expresión seria y fría, pero esta vez sus ojos eran como si me transmitieron sus pensamientos: "¿Acaso eres estúpido?"

-Nisiquiera se quién es ella -Dijo.

¡Cierto!

Fylia llevaba varios siglos sellada en la espada; desde antes que se formara el imperio y desde antes que el primer Duque Dimitrov fuera nombrado Duque.

-Es la hija del Duque más importante del imperio y la única princesa actualmente.

-¿Por qué quieres ayudar a esa chica si ni siquiera la conoces? -Me preguntó.

Seguramente ella estaba pensando que era imposible que un simple plebeyo como yo conociera a la unica princesa del imperio.

-Ella tiene la enfermedad de la reina de hielo -Respondí.

Al escuchar mi respuesta, Fylia se detuvo; quedando un par de pasos atrás de mí. Y, por primera vez, la ví con una expresión diferente, con una expresión que sí trasmitía varias emociones a la vez...

En el final de la novela, luego de que el príncipe liberó a Fylia de la espada sagrada, ella pasó frente a la tumba de Zelphine y vió congelado todo lo que había alrededor de la tumba.

Fue entonces que se supo que Fylia también padecía, o padeció, la misma enfermedad de Zelphine y que en realidad se trataba de la acumulación de un gran poder mágico que si no era condensado y liberado constantemente causaba la muerte de la persona.

"Si te hubiera conocido antes podría haberte ayudado" fueron las palabras que pronunció Fylia mientras miraba la tumba de cerca.

Todo eso sirvió para confortar a los lectores que simpatizarón con Zelphine, ya que con eso se demostraba que ella realmente no era una villana sino que solo era una persona incomprendida.

-Tú... eres extraño... -Me dijo y continuó caminando junto a mí.

Luego de un largo rato finalmente llegamos a la mansión del Duque.

[...]

-¿Segura que eso funcionará? -Le pregunté dudoso a Fylia.

Había venido a la mansión sin un plan para poder infiltrarme.

"Parezco un idiota" Me dije a mi mismo.

Pero, para mí sorpresa, Fylia ya tenía un plan.

-No hay muchas personas con maná en esa mansión, si esperamos hasta que ellos se duerman estaremos bien.

Estábamos ocultos en uno de los árboles que estaban afuera de la mansión, esperando la noche para poder infiltrarme. Y, cuando llegó el momento, Fylia creó un montón de niebla.

La niebla era tan densa que no se podía ver nada más allá de dos pasos.

-Esto... es increíble -Dije sorprendido.

Baje del árbol y caminé con sigilo hasta el muro que rodeaba la mansión. Tenía que tener cuidado o podría ser escuchado por un guardia.

-¿Y ahora que? -Le pregunté Fylia. Habíamos logrado acercarnos sin ser visto por un guardia pero aún teníamos que saltar el muro.

Sin darme una respuesta Fylia salió de la espada y me levanto en sus brazos. Luego saltó el muro.

"Esto es humillante".

Normalmente sería un príncipe quien cargaría de esa manera a una princesa. Pero, en mi caso yo era quien estaba siendo cargado por una hermosa mujer.

Fylia me bajo solo cuando llegamos al techo de la mansión, justo sobre la habitación de Zelphine, luego de eso volvió a la espada.

La novela describía a Zelphine como una mujer fría, sin emociones, que nunca reaccionaba a nada incluso si estaba en una situación peligrosa. Era alguien que nunca actuaría de forma precipitada, sino que permanecería calmada manteniendo su misma expresión seria y sin emociones.

Sabía eso muy bien.

Respire hondo y salte al balcón de la habitación de Zelphine.

Ahora lo único que me separaba de ella era una puerta de cristal.

"¿Enserio nunca pensaron lo fácil que sería para alguien infiltrarse y hacerle algo a Zelphine?"

Bueno, no es como hubiera alguien tan loco como para atacar a una de las familias más poderosas del imperio.

Abrí la puerta con cuidado y cuando entré a la habitación me acerque poco a poco a la cama.

Ahí estaba ella...

"La princesa de hielo".



Mirándola dormida sería fácil pensar que estaba muerta; dormía con tanta elegancia que parecía una muñeca de cerámica, su respiración era casi imperceptible, e incluso sus manos estaban frías como si fueran de hielo.

Ahora que la tenía frente a mí no sabía que hacer.

¿Como iba a despertarla sin asustarla?

Sin pensarlo más la tomé por uno de sus hombros y la moví con un poco de fuerza. Y, luego de unos pocos segundos, despertó.

Zelphine abrió lentamente sus ojos y movió la cabeza a un lado, y cuando me vio...

-¡¿Quien e...

Rápidamente le cubrí la boca con mi mano ya que estuvo a punto de hablar muy alto.

-Shhh... Tranquila. No voy a lastimarte, solo tengo algo que decirte. Así que... ¿Podrías, por favor, no gritar? -Intente sonar lo más calmado y sincero posible.

Ella me miró fijamente y asintió moviendo su cabeza. Y sin más, quite mi mano de su boca.

-¿Que quieres conmigo? -Preguntó fríamente.

Si no conociera la historia pensaría que ella me estaba mirando y hablando con odio, pero, seguramente estaba asustada por mi intromisión.

-Sé lo de tu enfermedad...

==== Fin Del Capítulo ====

¿Ya llegaron hasta aquí?

Vaya que son rápidos para acabar...

... De leer.

¿Que tal les está pareciendo la historia?

Publicado: 10-09-2022

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