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Capítulo I

-¡Estaría agradecida si no te movieras tanto! -Exclamó con molestia mi hermana menor, Tina, quien estaba usandome como maniquí para confeccionar ropa.

-¿Como esperas eso si andas pinchandome a cada rato con los alfileres? -Le pregunté sarcástico y, debido a eso, me gane otro pinchazo más.

Ya habían pasado tres semanas desde que reencarné.

Lamentablemente para mí, no reencarné en el personaje principal de la historia o en un noble de alto rango como le suele pasar a muchos de los protagonistas de isekais genéricos, sino que reencarné como un simple plebeyo, alguien que no tiene nada que ver con la historia principal, solo un personaje de fondo más.

Mis recuerdos de mi otra vida se habían fusionado con los recuerdos de mi cuerpo actual. Era algo raro. Era como si fuera dos personas diferentes, pero, la misma persona a la vez.

Vivía con mi madre y mi hermana menor, que tenía dieciséis años, en una casa en los barrios bajos de la ciudad, la zona en donde vivían los plebeyos. Era una gran casa, de tres pisos, y de los cuales el primero era usado como una tienda en donde vendíamos ropa, pues, mi madre era costurera y le había transmitido sus habilidades a mi hermana desde muy pequeña.

Yo por mi parte, me encargaba del trabajo pesado que se tuviera que hacer en la casa. Aunque realmente quería hacer más...

Y tenía varios objetivos en mente, pero, el más importante en ese momento era: ¡Salvar a las villanas!

Pero, ¿Como lo haría? Aún no había pensado en un buen plan.

-¡Admira mi nueva creación! -Exclamó Tina, orgullosa, haciéndome girar para quedar frente al espejo y sacándome de mis pensamientos.

Ahí me ví, vistiendo un traje super elegante, que casi parecía ser un smoking del siglo XXI, solo que con unas pequeñas diferencias.

-Sabes que nadie compra estos diseños tan elaborados -Le dije con un poco de pesadez.

Tina hizo un puchero y me miró enojada.

-¿Y que? -Fue lo que dijo-. Me gusta hacer ropa así. No me importa si a alguien más le gusta lo que hago o no... -Agregó, pero esta vez sus palabras y su expresión transmitieron cierta tristeza.

Ella tenía talento pero simplemente no nació con el estatus social adecuado para aprovechar ese talento, tampoco tenía el respaldo de alguien importante así que, seguramente, nadie compraría sus diseños.

Mientras mi hermana y yo hablábamos sobre el traje la puerta de la tienda se abrió dejando entrar a una mujer. Era nuestra madre. Una mujer de cuarenta y tres años, cabello negro muy largo, y una apariencia que la hacia parecer aún una joven chica de aproximadamente veinte años.

-Se realizará un baile en el palacio por el cumpleaños del emperador -Avisó, cerrando la puerta detrás de sí.

-¿Un baile en el palacio? -Pregunto Tina, emocionada. Un baile significaba clientes para nosotros pues habían nobles de bajo rango que frecuentaban tiendas de plebeyos.

Yo por mi parte comencé a reír en mi mente debido a la emoción que sentí en ese momento, ¡Por fin sabía en qué momento exacto de la novela me encontraba!

-¿Podrias dejar de reírte así? Me asustas -Escuche decir a Tina, y ahí me di cuenta que no me estaba riendo mentalmente como lo había pensado.

Retome la compostura como si nada hubiera pasado y volteé a ver a mi madre.

-¿Cuando será? -Le pregunté.

-Dentro de dos meses -Respondió, mientras guardaba algunos hilos y otros materiales en un gavetero.

Para este momento las tres villanas ya han interactuado, de mal manera, con la protagonista, especialmente Rossine, de la torre de magia, y Eleine la prometida del príncipe.

Aún faltaban varios eventos para que la primera de ellas muriese, pero, todavía no tenía alguna manera para ayudarlas.

Lo bueno era que aún habían muchos otros eventos que sin ocurrir.

Y uno de ellos era el descubrimiento de "la espada sagrada Fylia" por el protagonista principal, el príncipe, que sirvió como excusa para que él se igualará en poder con los otros personajes masculinos de manera sencilla.

"Aún hay muchas cosas que puedo aprovechar" Pensé. Y lo primero que aprovecharía sería aquella espada legendaria que aún seguía sin ser encontrada.

-Me gustaría ir al palacio al menos una vez... -Dijo Tina, suspirando con pesadez.

-Yo te llevaré -Le dije con emoción, poniendo mi mano en su hombro. Para salvar a las villanas de alguna manera debía lograr escalar en la sociedad, y ya había pensado en un plan para lograrlo-. Confía en tu hermano mayor.

-¿Confiar en un vago como tú? -Preguntó, con un tono sarcástico algo despreciable y molesto de oír.

-¡Tú! -Dije enojado, estrujando la cara de mi hermana.

[...]

Al caer la noche, y cuando me asegure que mi hermana y mi madre estaban dormidas, salí a escondidas de la casa por la ventana de mi habitación.

Comencé a caminar por las calles, saliendo de los barrios bajos y llegando a una zona donde todo lucia diferente: habían lámparas que iluminaban las calles, aún habían tiendas y gente por calles a pesar de ser de noche.

Lleve mi mano a mis bolsillos, asegurándome que aún tenía mi bolsa de monedas. Iba a necesitar el dinero para ir a dónde quería.

Estaba ahí para alquilar un carruaje que me llevase rápidamente a cierto lugar, así que espere varios minutos hasta que ví pasar uno vacío.

Tuve que dar todo el dinero que había traído para que el dueño del carruaje aceptará llevarme a donde quería, pues, era un lugar al que nunca nadie iría por voluntad propia.

[...]

Las horas fueron pasando y el viaje en carruaje se me hacía cada vez más difícil.

Estar sentado en un asiento de madera que vibraba debido al mar terreno por donde pasaba el carruaje era sencillamente algo doloroso e irritante.

Ya quería bajarme de ese transporte.

Y cuando me di cuenta el caballo que tiraba del carruaje se detuvo.

-Hasta aquí llegamos nosotros -Dijo el hombre que guiaba el carruaje-. Si seguimos avanzando más entraremos en ese lugar maldito.

Me baje del carruaje y miré al lugar al que quería llegar. Aún faltaban bastante metros por recorrer pero era obvio que una persona normal no aceptaría acercarse tanto a un lugar tan peligroso, así que le dije al chófer que regresara al reino.

Caminé la distancia faltante y finalmente llegué al lugar que quería.

El valle del olvido.

Según la novela original, el valle era un lugar habitado por peligrosas criaturas capaces de acabar con un pequeño ejército, y con una maldición que hacía que cualquiera que entrara en el bosque se perdiera para siempre.

Pero, en la novela, el protagonista masculino principal, el príncipe heredero, se perdía en ese lugar luego de ser emboscado por un gran número de asesinos y terminó encontrando a la espada sagrada Fylia.

Solo sabía que la espada estaba en una roca en medio de un lago con una enorme cascada que caía en él.

Desconocía la geografía del área así que mi única guía era el saber que tenía que encontrar una cascada, y para hacerlo sería suficiente con afinar mi oído para escuchar si estoy cerca de el lugar correcto o al menos de un río, así solo tendría que seguirlo y encontraría la cascada.

El mayor problema que podía llegar a tener en ese momento era encontrarme con alguna criatura monstruosa pero, por suerte, había venido preparado.

Cuando el príncipe estuvo perdido en el valle descubrió que las criaturas eran repelidas por ciertas plantas.

Y, antes de venir había conseguido dichas plantas y prepare un collar que puse en mi cuello y una crema el cual unte sobre la mayoría de mi cuerpo.

[...]

Luego de andar caminando un rato finalmente ví la cascada que estaba buscando. Solo que yo estaba justo en donde el agua comenzaba a caer, y el lago al que tenía que llegar estaba abajo.

Ahora, solo necesitaba bajar de alguna forma.

Utilice varias de las lianas más fuertes y gruesas que encontré como un cuerda para ayudarme a descender por la pendiente cuidadosamente. Y después de un par de minutos finalmente había llegado a donde quería, el lago.

Era magnífico ver cómo, sin importar la cantidad de agua que cayera de la cascada, el lago siempre permanecía del mismo tamaño.

-¡Ahí estás! -Exclamé, sonriendo muy emocionado al ver que la espada estaba allí. Era igual que en la novela- ¡Espada Sagrada Fylia!

Me lancé al lago y comencé a nadar a la pequeña isla que estaba en el centro del lago. Una vez ahí, tomé la empuñadura de la espada y, haciendo un poco de fuerza, la saqué de la piedra en donde estaba incrustada.

La espada comenzó a brillar con una luz azul muy clara y un aire frío me rodeó por completo. Poco a poco la luz que salía de la espada fue tomando forma, una forma humanoide, y luego de varios segundos vi a una mujer de cabello blanco, ojos azules y una mirada fría parada ante mí.

-¿Quien eres tú? -Preguntó la mujer, mirándome de forma amenazadora.

==== FIN DEL CAPITULO ====

Con esto damos inicio a esta nueva historia.

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Publicado: 20-7-2022.

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