Capítulo: 19
CAPÍTULO: 19
ÁLEX.
-¿Tu hermana?- mi voz se rompe por unos instantes al pronunciar aquella palabra. La mirada de Derek se mantiene fija en la nada, perdida mientras sus ojos se tornan vidriosos.
-No me odies por esto.- me pide cerrando los ojos con fuerza, haciendo que una lágrima rebelde y amarga se desborde hasta quedar colgando bajo su nariz. El chico sorbe de manera sonora a la vez que yo me veo tentada a mirarle, a decirle que confío en él más que en mí misma, que no le temo en ninguno de los sentidos. Que todo va a salir bien.
Sin embargo, no lo hago. Él mismo es quien continúa con su discurso mientras yo atiendo a todas y cada una de sus palabras.
-Nunca me dijo como se sentía, jamás me habló de cómo se veía ella misma. Nunca, Álex. Yo era, soy su hermano, podía confiar en mí y tuve que enterarme por mi propio pie. Le habría ayudado desde el principio...
-A veces no es ayuda lo que buscamos, yo me pongo es su piel, estoy en su misma situación, y entiendo que no te dijese nada. Si te soy sincera, yo tampoco lo habría hecho si no te hubiese conocido aquí, en el hospital.
-¿Y mi situación, Álex?- me mira con un destello en sus ojos que nunca antes había visto. Una mezcla de ira, decepción y una gran grado de tristeza se refleja en ellos tras la cristalina capa de lágrimas.- He sido culpado de su muerte desde aquella tarde, culpado por mis propios padres...
-Derek...
-Ellos no sabían nada de su enfermedad, me pidió que no se lo contase a nadie, que juntos, ella y yo, íbamos a sacarla de toda ese mundo. Pero ella misma decidió desaparecer, borrarse totalmente de mi mundo, del suyo...Y fueron mis padres los que me culparon de ello, por no contárselo, por no haber actuado anticipándome a aquella que pudiese pasar y...terminó pasando.
-Tú no lo sabías.- sujeto su rostro entre mis manos, colocándome delante de él.- No sabías las intenciones de tu hermana, ella te hizo entender que iba a dejar toda esta...mierda de vida a un lado, no es tu culpa. ¿Acaso tus padres habrían hecho que Lena saliese de todo eso? ¿Qué volviese a ser una adolescente normal? No, Derek. Nadie puede hacer eso si ella misma, su principal problema, se opone a ello. Sé de lo que hablo...
Ese sentimiento, esa característica angustia que recorre tu cuerpo en cada momento. No hay nada que logre distraerte completamente, siempre está persiguiéndote aunque creas no verlo o, mejor dicho, no sentirlo. Esa sensación de impotencia, de sentir que no vales nada. Que eres un alma cualquiera dentro de un cuerpo equivocado. Que ese reflejo que ves cada mañana al despertarte, no eres tú.
-Es el pasado nuestro peor enemigo- afirmo saliendo de mi trance.
Derek mueve lentamente la cabeza de un lado para otro.
-El tiempo es nuestro verdadero enemigo. Fue tiempo lo que me faltó para salvar a mi hermana.- susurra.- Y puede que sea el tiempo lo que me falte para salvarme a mí mismo.
De esta forma, con una frase tan corrosiva que escuece en mis entrañas al escucharla, Derek abandona la habitación, tambaleándose ligeramente al ponerse en pie y dejándome sola y aturdida por su reacción. No obstante, no le culpo por ello. Quién sabe cual habría sido la mía.
Es absolutamente increíble como nuestra vida, en milésimas de segundo, se torna del revés, dando un giro de trescientos sesenta grados tan perfecto en el tiempo y tan nefasto en una realidad que aterra en muchas ocasiones. Lena buscaba esa perfección que nadie entiende, la misma que yo anhelo. Aquella que nos mantiene vivas y que a la vez puede llegar a destruirnos. Todas las chicas en nuestra misma situación somos cómplices de esa perfección tan deseada, pero Lena se convirtió en una de sus víctimas. Es la ley de la selva, aquí gana la más fuerte, quien no se deja derrumbar, quien no se da por vencida en tener una figura que resulte casi etérea.
Quiero ser la que gane.
Quiero mirarme al espejo y sonreír por mí, por todas aquellas chicas que, como Lena, fueron víctimas de la anorexia.
No quiero dejarlo.
No puedo dejarlo.
A quien quiero engañar...Nadie puede ayudarme a salir de este mundo.
Nadie puede salvarme.
DEREK.
Me mantengo tumbado boca abajo sobre la camilla de mi habitación del hospital, abrazando la almohada y sintiendo como mi respiración cálida choca contra mi hombro. He dejado que Álex descubra mi pasado, me he abierto con ella, pero no me siento mejor. Al contrario. Temo por ella. Temo no llegar a tiempo esta vez, me aterra no aprovechar cada minuto con ella, exprimirlo al máximo y darme cuenta de cuando actuar, temo que sea el tiempo aquello que me falte.
-¡Derek!- grita desde el pasillo la aguda voz del pequeño Sam.- ¡Derek!
Me incorporo desganado sobre la cama y observo como mi compañero de habitación entra en el cuarto con las mejillas encendidas y pequeñas gotas de sudor recorriendo su blanca frente manchada de pecas.
-¿Qué es lo que pasa, Sam?- me voz se escucha cansada, como si recientemente me hubiese despertado de un largo sueño.
-¡Es Álex!- responde tratando de recomponer su aliento. Al escuchar su nombre, algo dentro de mí se activa de forma involuntaria, manteniéndome alerta de todo lo demás que Sam pueda decirme.- ¡Tienes que venir, vamos!
Rápidamente, me levanto de la cama y corro tras el jovencito por los pasillos del hospital. Son tantas las cosas que se me pasan por la cabeza que le pueden haber ocurrido que hacen que mi paso se acelere cada vez más, llegando al punto que siento resbalarme por los brillantes y encerados suelos de la planta. De pronto, Sam frena en seco, haciendo que yo mismo me tropiece con mis propios pies, impactando mi pecho contra la espalda del niño, quien me señala con el dedo índice la puerta del lavabo de chicas. El mismo baño donde conocí a Álex la primera vez...
"Alex, no" "Por favor, no"
Con un golpe seco, sintiendo como una mezcla entre miedo y nerviosismo me sacude provocándome fuertes temblores y escalofríos, abro la puerta sintiendo como mi corazón se acelera.
Sé que he tardado una eternidad, por culpa del curso y los exámenes, en subir este capítulo que no es que me convenza mucho...pero no quería dejaros sin capítulo por mucho más tiempo. Me gustaría que me dejaseis en los comentarios que os ha parecido y si debería cambiar algo ya que, lo dicho, no terminade gustarme del todo.
¡Gracias a todos los nuevos lectores por animaros a leer mi historia y gracias a todos los que desde un principio habñeis estado apoyándome en cada comentario y voto! ¡Sois los mejores!
Un beso enorme y no dejéis de soñar a través de las páginas:
María.
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