Capítulo: 12
CAPÍTULO: 12
DEREK.
Camino despacio por un pasillo estrecho y claramente conocido, recuerdo todas y cada una de las veces que he jugado en él a las carreras de coches teledirigidos con mi padre, quien siempre me dejaba ganar. Lo atravieso hasta el final, de donde una fina hilera de luz sale por debajo de la puerta del baño. No se escucha nada, nada salvo el leve sonido de mis pisadas sobre las tablas de madera que forman el suelo. Siento como mis manos comienzan a sudar y trato de limpiármelas en la tela de mis vaqueros, pero no sirve de nada. Trago saliva duramente y, con un giro de muñeca, abro la puerta del lavabo. Mi cuerpo se paraliza y la sangre se congela en mis venas. Eso es lo único que veo: sangre... Lena...Lena...Yo no...
Entonces me despierto, empapado en un sudor mucho más denso que el de aquella pesadilla. Mi mayor pesadilla. Alterado, miro a mi alrededor y tan solo encuentro a un jovencito pelirrojo cuya mirada desprende cierta preocupación. Sam continúa mirándome hasta que me incorporo sobre mi cama.
-¿Estás bien, Derek?- me pregunta.- ¿Qué soñabas?
Paso mi mano por mi frente, retirando los restos de sudor que puedan permanecer ahí. Mi pelo queda revuelto y cae enmarañado sobre mis ojos. "No era más que una pesadilla, Derek" intento pensar para calmarme pero, tanto mi subconsciente como yo, sabemos que eso no es del todo cierto.
-Nada, un mal sueño Sam, eso es todo. ¿Qué haces despierto a estas horas?
Sam mira su reloj de pulsera digital y crea una mueca en su rostro.
-Son las once y media de la mañana, el doctor dijo que fueses a verle a su consulta a las doce, ¿recuerdas?
¡Es cierto! Recuerdo que ayer, después de que Álex se marchase de mi habitación, el doctor Materson vino a hablar conmigo, pidiéndome que fuese a su consulta esta misma mañana. Lo he olvidado por completo...
-Sí...dame unos minutos.- me levanto torpemente de la cama, todavía aturdido por las imágenes de mi sueño. Abro mi maleta y saco de ella una sudadera gris sin capucha que se ciñe perfectamente a mis brazos. Decido ponérmela encima de la camiseta de mi pijama y dejarme puestos los mismos pantalones del día anterior. Me agacho para dejar las sábanas en un estado digamos, aceptable, hasta que de pronto, siento un agudo pinchazo en mi costado que me obliga a doblarme hacia delante.
-¡Derek!- me llama Sam alterado.- ¿Qué te ocurre?
Respiro profundamente por la boca a la vez que el repentino dolor se desvanece por el momento. Me vuelvo y veo como Sam permanece detrás de mí, estrujando sus manos la una con la otra mientras espera mi respuesta.
-No ha sido nada, colega.- le digo revolviéndole el pelo.- ¿Tú has hablado ya con el médico, verdad?
-Sí...mañana empiezo la quimioterapia...Dice que por ahora mi cáncer no se ha expandido, pero no es seguro que se mantenga así por mucho tiempo. Al menos, han sido sinceros conmigo.
-A veces¸ por desgracia, lo son...- digo en voz baja esperando a que Sam no me haya escuchado, no obstante, no las tengo todas conmigo.
-Me ha dicho que, con la quimio, se me va a caer el pelo- me informa haciendo un puchero y llevándose las manos a su pelo, masajeándolo.- Prefiero rapármelo yo antes, no quiero ver cómo me voy quedando calvo, como mi papá. ¿No tiene pelo, sabes?
Yo suelto una floja y, en parte, forzada risa.
-Tranquilo, colega.- le trato de animar pero, de nuevo, el dolor vuelve a mi costado subiendo hasta sentirlo en mis pulmones. Cierro los ojos con fuerza y noto como ahogo un gemido que se va haciendo pequeño en mi garganta.- Oye, Sam- trato de decir con la voz entrecortada.- es mejor que me vaya ya.
-Sí, yo me voy con mi nuevo amigo del hospital. ¡Le encanta jugar a los mismos juegos de mesa que yo!
-Perfecto...-trato de decir saliendo todo lo rápido que puedo de la habitación. Cierro la puerta de la misma tras de mí y apoyo mi espalda en la pared del pasillo. "Derek, aguanta" "Vamos, aguanta" Trato de animarme a mí mismo, no puedo dejar que el dolor me venza. No otra vez. Llevo mi mano derecha hacia mi cicatriz del abdomen y la adhiero ahí. El dolor es fuerte, pero no tan potente como la otra vez. No obstante, siento que me falta el aire. Los rápidos latidos de mi corazón se hacen sentir por todo mi cuerpo, palpitando en mis oídos. Abatido, me dejo caer sobre el suelo sin despegar mi espalda de la pared. "No duele, Derek. Piensa en cualquier otra cosa" "Algo que te distraiga hará que ese dolor disminuya" Y eso es lo que hago. Trato de repasar todos y cada uno de los jugadores de los Lakers en mi cabeza, toda la plantilla lleva guardada en mi memoria desde que fui un niño. Trato de concentrarme...
Dolor.
Noto como mis pulmones arden con cada bocanada de aire que trato de llevar a ellos. "Otra cosa Derek, vamos piensa..."
Álex. El rostro de la joven comienza a tomar forma en mi mente. Su aniñado rostro. Su larga cabello castaño cubriendo sus pequeñas orejas. Su nariz respingona bajo esos ojos marrones que, cuando estoy con ella, no puedo dejar de mirar. Sus finos labios rosados con una graciosa peca junto a su comisura derecha.
Dolor.
El sonido de su risa inunda mi mente como si se tratase de un huracán arrasando una ciudad, al igual que ese brillito especial que desprenden sus ojos cuando sonríe. Ojalá pudiese ver ese brillo mucho más a menudo. Ojalá pudiera...
-Derek- me llama una voz masculina. El doctor Materson aparece ante mí. Deprisa, me levanto del suelo y, casi sin darme cuenta, el dolor ha menguado lo suficiente como para que yo haya podido olvidarme de él.- No me digas que...
-Estoy bien, doctor. Iba a verle ahora.
-Acompáñame entonces.
Dejo que él se adelante unos pasos y le sigo hacia su consulta, todavía con la imagen de Alexia en mi cabeza. Tengo miedo de que, si sale de ahí, vuelva el dolor.
-Derek, toma asiento.- me pide el médico. Obedezco y me siento en una de las sillas forradas de tela verde rugosa.- Imagino que ya sabrás por qué te he llamado. Verás, Derek- cruza sus manos encima de la mesa blanca llena de papeles, seguramente, mi expediente médico.- cuando tuvimos que intervenir la última vez, debido a aquel dolor que sufriste, nos vimos obligados a llevar a cabo un biopsia que nos permitía saber el estado de, en este caso, tu...- titubea.
-Cáncer.- digo con firmeza.- ¿Y?
Se frota los ojos con una sola mano y, después, se la lleva a la boca soltando un grave resoplido.
-No voy a mentirte, Derek. No tiene buena pinta. Se extiende muy rápido, no obstante, voy a hacer lo posible para que tu situación mejore.- se levanta de su gran sillón para apoyar su cuerpo en el canto de la mesa. Su mirada trata de transmitirme cierta esperanza, o eso diría él. Yo lo llamo pena. No creo que sea de muy buen gusto decirle a un joven con toda su vida por delante que, esa misma vida, pende de un hilo. Un fino hilo.- Mañana mismo vas a comenzar tus dosis de quimioterapia, junto con Sam, tu compañero.
-Genial...- susurro levantándome de la silla.- ¿Algo más que quiera decirme?
-Vas a salir adelante Derek, estoy seguro. La quimioterapia puede resultar muy eficaz, junto con varias biopsias a las que te someteremos. Y tú eres fuerte.
-Créame doctor, si todo esto dependiese de mí, no estaría aquí.
En ese momento, cierro la puerta de la consulta para encontrarme con Sam al otro lado, esperándome inquieto, dando pequeños saltitos, deseoso por conocer la charla que el médico y yo hemos mantenido hasta hace un par de minutos.
-Creo que vamos a tener que raparnos el pelo juntos, colega.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro