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5. La actitud de Alex. ❄

"Las heridas no sanan, solo dejan de doler por un tiempo definido hasta que llega alguien, las remueve y vuelven a doler"

•••

La lluvia seguía callendo en toda la ciudad inundando las carreteras. Por la ventana de dicha mansión casi solitaria, al borde de ser abandonada por sus abitantes se reflejaba la fina lluvia dejando un ambiente erizante y agradable para el hombre de ojos pequeños que se mantenía en espera. De repende el grifo de la puerta se abrió lentamente. Un chico alto, de cabello negro se coló por la pequeña abertura dejando caer al suelo pequeñas gotas de agua que salían de su empapado cuerpo y la extremidad de su ropa. Parecía estar cuidando demasiado bien sus pasos, ese escuálido fantasma, que buscaba confundirse con la oscuridad y las sombras de la noche, pero duró poco
su camuflaje. "Con la luz de la luna los lobos se conocen, y él no era un Lobo"

Él era nada menos y nadie más que...

-Alex. ¿dónde estuviste todo este tiempo? -Cuestionó su padre desde la sala sentando en un sofá -En la secundaria no era. Ya es tarde en extremo.

Alex se detuvo en silencio sintiéndose descubierto por quién temía, y viéndose obligado a hablar. Agregó:

-En algún lugar, supongo. -Volvió a caminar. Quería mostrar la misma reacción alérgica que solía usar cuando se trataba de temas serios, todo para que su padre no le cuestionase nada de su vida personal.

-Detente ahí. -El padre se acercó hasta él encendió las luces inhalando un raro olor y a la vez conocido. Creyendo haber descifrado él enigma cuestionó: -¿Por qué traes los ojos así y ése olor desagradable? -Lo miró curioso. -Y no me mientas.

-Diablos... -Maldijo -¿Mentir? Nunca lo hago -Respondió lo que mejor le pareció.

-Pregunté sobre tus ojos; No pedí una justifición. -Atacó nuevamente el padre acercándose a él.

-Sólo fue la brisa, nada más. -Mintió sacándose la franela de encima.

-Te estabas drogando, ¿cierto? -El padre lo miró creyendo que ya era tiempo de instalar una seria conversación. Sin importar lo que pudiese ocurrir aquella noche.

-Lo aprendí de ti. -Soltó con descaro preparándose para lo mejor. Si una cosa tenía éste tipo era lo que a muchos les faltaba; descaro, quizás valor para decirle las cosas de frente a las personas sin importar quién sea. Y lo que le faltaba (sentimientos), era porque lo creía innecesario en su vida.

-¿Te estás burlando de mí? -Llenándose de cólera Archer, lo miró incrédulo. Le sorprendía cada vez más las acctitudes Innecesarias de Alex. No comprendía hasta que punto deseaba llegar con esa necedad. ¿A caso quería verlo caer delante sus pies muerto de un ataque al corazón? Sí, éso sin duda era lo que le daba a demostrar el chico. Pero su padre no comprendía que dentro de su corazón existían palabras clavadas de hace años que él no podía olvidar. Le era imposible olvidar las veces que vió a su padre llegar borracho y golpearlos a todos en la casa.

Éso necesitaba tiempo... Para sanar...

-Éso también lo aprendí de ti, papá. -Secamente dejó escapar sus palabras sin medir el peso que costaba cada una de ellas. Su padre guardó silencio unos instantes sintiéndose culpable de su parte, pero se atrevió a preguntar.

-¿Desde cuándo lo estás haciendo? -Archer lo miró apenado Porque aunque Alex Aera un rebelde lo amaba más que a nadie. Era el único capillito que le quedaba.

-Desde que te ví a ti. -Se estiró un poco -¿No estás orgulloso de que tu hijo siga tus hermosos pasos?

El padre creyó poco interesante e inagotable la conversación, que decidió dejar todo como estaba. No pretendía seguir perdiendo el tiempo con quién no entendía razón alguna.

Astiado ya de enojo solo dejó salir:

-Buenas noches, Alex. -Dándose la vuelta se marchó a su habitación.

•••••Brissa••••••
7: 35 AM

La noche pasada no pude pegar si quiera un ojo. Mi mente no encontró ningún descanso. Me preguntaba; ¿Por qué él me salvó si me odiaba? ¿Debía darle las gracias?

-Brissa, ya vámonos, no quiero llegar tarde para mi nueva entrevista de trabajo. O tendrás que irte caminando -Amenazó mi madre con las llaves de su auto en las manos esperandome en la sala. Yo la miré en silencio bajando las escaleras sin decirle nada. Estaba más que obvio que solo le importaba su trabajo.

Estando ya en la secundaria me uní a mis amigas que a Primera vista las encontré sentadas en un banco "quizás criticando" Lo que amaban hacer. Yo para varear el ambiente dejé perder la mirada a la entrada de la secundaria notando a lo lejos a alguien que empezaba a despertar mi curiosidad:

-Adiós, Alex. -Un hombre alto se despidió de él con una leve seña. Parecía su padre, pero... por qué él no le devolvió el saludo?

-Brissa, vamos al aula. -Maura, me invitó, pero yo quería quedarme observando la escena.

-Vamos. -La seguí con dolor del alma. Es que sentía la necesidad de agradecerle a Alex por su gratitud. Además quería devolverle el Paraguas que estaba dentro de mi mochila.

Llegamos al aula, pero no me atreví a sentarme en mmi antiguo asiento. No después de lo que pasó la última vez. Así que solo me senté en el último asiento. Acomodada ya, intenté ponerme cómoda, pero lo que apareció en mi visor lo impidió.

-Oye, ése es mi asiento. -Alex, señaló el asiento donde me encontraba. ¿Cómo fue que subió tan rápido? ¡¿A caso me estaba siguiendo!?

-Hey, te estoy hablando, chica frívola. -Volvió a hablar. Entonces recordé la frase que él me había dicho.

-¿Disculpa qué decías? -Lo miré con diversión y él rió recordando haber echo éso antes.

-Eres lista, pero si no eres atrevida como yo; más te vale no imitarme -Susurró tratando de verse coqueto.

-No quiero romper tu alma mortal, pero -Me levanté del asiento tomando sus pertenencias de la mochila -No pretendía imitarte; quería burlarme.

Dejé caer sus prendas sobre la mesa donde estube sentada.

-Ah, y gracias por tu amabilidad. -Dicho esto volví a mi antiguo lugar. No quise ser grosera con él, pero con ésa actitud de alguna manera lo arruinó todo.

La primera clase que nos tocó en el día fue Ciencias Sociales. Ésa materia no compartía mucho conmigo, pero tuve que aguantarmela hasta que se terminó.

-Juro que si hubiera durado más, iba a desmallarme. -Maura exageró un tanto más que yo.

-No crees que éstas exagerando Maura...

-¡No, es enserio me iba a-
-¡Hey, chicas terminé de regar las invitaciones para mi fiesta! -Castle, se unió a nosotras con gran diversión. -¡Estoy súper emocionada, dijeron que Irán todos!

-Vaya, no sabía que esto te haría tan feliz. -La miré incrédula.
¿Cómo solían ser tan... animadas?

-¿¡Qué tú no lo estás!? -Me miraron con asombro.

-Sí, claro que lo estoy. Pero es una fiesta... ¿No?

Ellas se miraron raramente por así decirlo.

-Creo que tendré que explicarte bien; niña. -Ambas me abrazaron. -Mira ese chico de allá.

-Veo -La miré seria.

-Bien, ¿vez ésa tipa a su lado? -Señaló Castle. -¿Qué piensas que quiere el tipo lograr con ella?

-Amor supongo. ¿No? -Me confundí con sus miradas.

-¡Noo! -Ambas hablaron. -Quieren algo más, pero mejor será que un día tú misma aprendas a identificar.

-Está bien, pero qué tiene que ver tu fiesta con ellos dos. -Me solté de sus agarre. -Explicame.

-¿Tú qué crees? ¡Voy a tener 17! ¿Qué piensas que quiere una adolescente de mi edad en éstos tiempos? -Maura la miró descifrando sus intenciones. -¡Quiero ±18!

-Sin censura -Maura le siguió la corriente y ambas rieron. En serio sentí que sobré.

-Chicas, escuchen. -Ellas me miraron. -Creo que tengo sed mejor iré a comprar un jugo.

-Ah, claro que sí.

Me alejé de ellas lentamente con miles de dudas en la cabeza. Compré un jugo natural, quería variar.

Al regresar a donde ellas estaban pensé haber visto mal:

-Oye, te gustaría ir a una fiesta éste viernes?

-El tiempo es muy corto para desperdiciarlo. -Alex respondió con orgullo.

-Pero te vas divertir. -Castle insistió extendiendo la mano con una tarjeta de invitación.

¿De verdad lo estaba invitando a la fiesta? ¡A ese arrogante!

Caminé hasta donde estaban ellas decidida a decir una adversidad, pero ya era tarde. Había tomado la invitación.

-¿¡Qué hicieron!? -Las miré molesta.

-Pues invitando gente a la fiesta, ¿Qué no es genial?

Iba a responderle algo, pero recordé que era su fiesta no la mía.

<¿Cómo era que ése tonto corría con tanta suerte de su lado? >

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